Durante las vacaciones de otoño, un e-mail fue enviado a todos los jugadores de futbol de la secundaria Hamilton, al igual que a sus novias. El mensaje daba instrucciones de colarse en la propiedad de la escuela el domingo por la tarde antes de que las clases comenzaran de nuevo el segundo domingo de octubre.
Se les dijo que se encontraran en el césped que había entre ambos campos de futbol, justo antes del atardecer, y que estacionaran sus autos en los caminos secundarios por la línea del bosque a medio km de la escuela.
Nick me ayudó a escribir el e-mail. Había sido su idea encontrarnos entre los campos.
Como un área segura para todos.
Como a las cinco y treinta la tarde del domingo, bajé las escaleras a esperar que me buscaran. La sala estaba llena de cajas que Trace había llenado con sus pertenecías.
Seguía empujándolas a los lados, preocupadas de que se entrometieran en el camino de papá cuando tratara de mover su silla por la sala. Mi hermano algunas veces no pensaba sobre estas cosas.
—Oye hermanita, ¿quieres ayudarme? —preguntó Trace cuando alcancé el último escalón. Estaba cargando una caja gigante que decía TROFEOS y asentía hacia la puerta principal.
—¿Por qué tu novia no está aquí ayudándote a mudarte? —pregunté, apresurándome para abrirle la puerta.
—Está trabajando, su último turno en la biblioteca —dijo Trace, llevando la caja hacia la camioneta— Estará libre mañana en la mañana y así podremos llenar el nuevo apartamento.
Nick y yo habíamos trabajado nuestro último turno bajo el mandato de Jenna el jueves. Actuó de la misma manera que siempre, mandando, diciéndonos como hacer nuestro dolorosamente simple trabajo como si fuésemos idiotas, hasta que cerramos.
—Sabes —había dicho mientras apagaba la computadora del escritorio principal— tendrás que tomar más turnos ahora que me voy.
—¿Por qué? —pregunté.
—Porque eres la otra y única persona que ama este lugar lo suficiente —había dicho, sonriéndome. Era la primera vez que Jenna me sonreía de esa forma. Como si fuera más que algo de lo que no podía deshacerse. Miró hacia los estantes, repletos de novelas, memorias y biografías. Tantas palabras, historias y hechos. Yo también miré.
—Si lo amo. —le dije.
—Bien. —Se alejó de la computadora, colocando sus manos en sus caderas, volviendo a su modo normal— Porque eres la única persona a la que le confiaría este lugar. Sin mí, podría caer… a menos que puedas mantenerlo en orden. —ella dudó— Le dije a la Sra. Coles que debería darte más horas. Confía en mi juicio, así que si necesitas un poco más de dinero…
—Pensaré en ello —dije, asombrada de que en realidad me había recomendado a la bibliotecaria encargada. Asombrada, realmente, de que ella pensara que yo era capaz de hacer tan buen trabajo como ella.
Porque por mucho que Jenna me enloqueciera, la verdad era, que ella mantenía en pie la Biblioteca Pública de Hamilton. El lugar sería un desastre sin ella. Y ahora que se iba, confiaba en mí.
Sin embargo no era su fan o nada así. No estaba feliz porque estuviera alejando a mi hermano de mí, que Trace estuviera saltando en esta relación tan pronto. Pero ella realmente lo hacía feliz, por lo que decidí mantener mi boca cerrada y aceptarlo. Justa de la misma manera en que él y papá aceptarían a Nick, a pesar de su rivalidad con el fútbol de campo y el americano que amaban tanto.
Aunque esperaba que esa rivalidad tuviera un fin oficial. En media hora de hecho.
—¿Tú y papá saldrán esta noche? —le pregunté a Trace, mientras colocaba la caja de trofeos en la parte trasera de la camioneta.
—Creo que sí —dijo— quiere ir a un bar deportivo en Oak Hill. Mirar un juego juntos y divertirnos antes de que me vaya. ¿Por qué?
—Solo me preguntaba —dije— pero… okey, él no tiene que comer ensalada. Puede comer toda la fritura que quiera. Pero dile que solo una cerveza. Lo digo enserio.
—Sí, mamá.
Nos miramos por un segundo, y luego ambos rompimos en risa. Si soné como ella. Mi madre era tan mandona como yo, igual de protectora. Me dije a mí misma que ella estaría orgullosa de Trace a pesar de todo. Que a ella le gustaría que se fuera. Y aunque me asustaba, dejarlo irse tan lejos de mí, donde no siempre podía saber si estaba bien, sabía que tenía que hacerlo.
Justo en ese momento el convertible de Mandy se estacionó frente a mi casa.
—¡Miley! —llamó. Hacia un poco de frio, pero sin embargo ella había bajado el techo. Podía ver a Selena y Demi sentadas en el asiento trasero, envueltas en abrigos— Vamos. Terminemos con esto.
—Diviértete —dijo Trace, despeinándome el cabello. Él no tenía idea de a dónde iba, que estaba a punto de poner final a una rivalidad que él había visto comenzar. Pensé en decirle, pero honestamente, pensé que ya no le importaba. Ese era su pasado. Él amaba el juego, había sido parte de la rivalidad, pero ahora era un adulto. Siguió con su vida, y el resto de los chicos, los de esta generación, estaban a punto de hacerlo.
—Ten cuidado esta noche —dije, ejerciendo mis últimas horas de control sobre él— No te emborraches demasiado. No quieres tener una resaca cuando te estés mudando mañana. Llámame si necesitas algo, y cuida a papá.
—Relájate —me dijo Trace— Somos chicos grandes. Estaremos bien. Ahora ve a pasarla bien con tus amigas. —sacudió mi hombro—. No las hagas esperar.
Asentí y luego me despedí antes de apresurarme al auto de Mandy, saltando por encima de la puerta para sentarme en el asiento delantero.
—¿Lista para partir? —preguntó Mandy, ajustando sus lentes de sol. Estaremos de frente al sol en nuestro camino a la secundaria.
—Sip.
—Genial.
—Me estoy congelando —gruñó Selena.
—Sobrevivirás.
—¿Por qué, en nombre de Dios, no colocas el techo?
—Oye, tú fuiste la que decidiste que fuera así. —dijo Mandy, mirando por sobre su hombro mientras retrocedía en el estacionamiento— Sin quejas, o puedes ir caminando.
Selena se calló.
Mandy rió y miró al frente de nuevo, encendiendo un cigarrillo con una mano mientras conducía.
Era casi como si se estuvieran volviendo amigas o algo. Era totalmente raro, pero también lindo.
—¿Estas entusiasmada porque todo esto termine? —preguntó Demi, moviendo su cuerpo al frente y así su cabeza queda entre mi asiento y el de Mandy— ¿Estás orgullosa de ti misma?
Sonreí.
—Un poquito.
—Deberías estarlo. —dijo, moviéndose hacia atrás— Y también deberías estar entusiasmada sobre tu cita con Nick esta noche. ¿A dónde irán?
—No estoy segura —dije— Cuando me llamó, dijo que quería que fuera una sorpresa. Nick y yo no nos hemos visto mucho durante las vacaciones de otoño. Nos hemos llamado y escrito mensajes de texto casi todos los días, y por supuesto, estaba el trabajo, pero quería posponer una verdadera cita hasta después de esta noche. Cuando la rivalidad estuviera finalizada y así podríamos empezar de cero. De esa manera me podría relajar y no preocuparme por el resto del mundo. —la promesa, la batalla que habíamos tenido. Nada. Esta vez sería solo Nick y yo.
Solo pensar en eso me hizo sonreír. No podía esperar a verlo, besarlo sin ningún remordimiento o preocupación. Había estado soñando con eso como loca.
Mandy estacionó su auto a un lado del camino detrás de la escuela y las cuatro caminamos a los campos. Un grupo ya estaba esperando allí, una mezcla de chicos y chicas, esparcidos en los alrededores hasta que nos vieron llegar.
—¡Hola Miley! —Llamó Mary, saludando con entusiasmo. Estaba parada junto a Finn, tomando su mano gigante con sus pequeños y delicados dedos. La sonrisa que había en su rostro—en el rostro de ambos— hizo que mi corazón cantara.
Aunque nunca podría sacar de mi cabeza la imagen de Finn cantando NSync. Eso estaba marcado en mi memoria de por vida.
—Hola —dije saludando de vuelta.
Los chicos comenzaron a acercarse, más y más gente subía por la colina hasta nosotros. No pude evitar sonreír cuando vi a Nick acercarse. Estaba caminando con Joe y con David.
Detrás de ellos, en la distancia, también vi a Liam. Todavía dolía verlo, recordando cómo había roto mi confianza, pero no tanto como me había dolido unas semanas atrás. Y ese dolor no era suficiente como para dejar caer mi orgullo y entusiasmo esta noche.
Me volteé para ver a Mandy.
—¿Crees que ya estamos listos? —pregunté.
—Espero que sí, —dijo Mandy— mientras más rápido terminemos con esto, más rápido me puedo ir de aquí y hacer lo que quiera con David. —miró por sobre su hombro y me guiñó un ojo.
—Mandy, ¿él te gusta? —pregunté.
—¿Quién? ¿David? —ella se encogió de hombros— Como amigo, no estoy enamorada de él ni nada, pero… es como que, ambos sabemos lo que queremos. Ninguno de los dos quiere una relación, y ambos estamos bien con eso. Me gusta que él no me haga sentir como una cualquiera solo porque no quiero ser madre de sus hijos algún día.
Reí.
—Me parece justo.
Mandy no tenía todas las respuestas, tampoco. Sabía eso ahora. Pero ella todo este tiempo había sabido algo que yo no: que tener vergüenza de lo que quieres o cómo te sientes, no tiene sentido, y dejar que alguien más te haga sentir vergüenza es una pérdida. Todos queremos cosas diferentes, y eso está bien. Mandy quería sexo sin compromiso. Mary quería esperar a estar lista. Y no estaba segura de lo que quería, pero no quería tomar ninguna decisión antes de saberlo. Y estaba orgullosa de eso.
—Todos están aquí —dijo Nick, viniendo a sentarse a mi lado— ¿Estás lista?
—Bastante.
Miré a Mandy, quien asintió y silbó ruidosamente, atrayendo la atención de todos.
—¡Escuchen! —llamó— Mientras menos hablen, más pronto terminamos con esto y se pueden ir a casa a hacer lo que sea que estén planeando. Y estoy segura de que la mayoría de ustedes tiene planes interesantes. —sonrió y un par de chicos aullaron.
Pude ver una gran variedad de chicas virando sus ojos, incluso en la poca luz de sol que había.
—Muy bien —dije, quitándole la palabra a Mandy— Entonces, como saben, las chicas hicieron un juramento cuando la huelga comenzó. Nos dimos cuenta de que la única manera de que esto terminara, era que los chicos hicieran un juramento, concluyendo con la rivalidad. ¿Alguno de ustedes, uhm, tiene algo sobre lo cual se pueda hacer el juramente?
—Yo —dijo Joe. Estaba cargando con una mochila, me di cuenta y la lanzó al piso— Solo un momento. —buscó dentro del bolso y sacó una revista. La sostuvo, y luego las chicas se quejaron y los chicos vitorearon.
—¿"Sports Illustrated"? —le dije a Joe— ¿Enserio?
—Oye —dijo— Demi me dijo que ustedes hicieron el juramento sobre Cosmo, y esa es sobre sexo. Así que es nuestro derecho jurar sobre Sports Illustrated, por el hecho de que es una rivalidad sobre deportes.
—¿Pero la edición de trajes de baño era necesaria? —Demi preguntó.
—Si —dijo firmemente— Si lo era.
Mandy estalló en risas.
—Bien —dije, caminando y quitándole la revista a Joe— Esto funcionará, supongo. Okey, todos párense en un círculo, por favor. Esto lo hará más fácil.
Se movieron obedientemente, y me sentí como la cabecilla de un circo.
—Muy bien. Así es como funcionará el asunto. Voy a decir el juramento y luego pasaré la revista a uno de ustedes. Todo lo que tienen que decir es "Lo juro", y luego pasárselo a la siguiente persona hasta que haya pasado por todo el círculo. ¿Les parece?
Algunos chicos asintieron. Otros solo se encogieron de hombros. Nick me sonrió dándome ánimos.
—Joe, —dije, caminando hacia él— Es tu revista, así que, ¿te gustaría ir primero?
—Con gusto.
—Okey. —aclaré mi garganta, de repente deseando haber escrito un juramento para que lo hicieran los chicos en lugar de improvisar a último momento. Pero trataba de ser un poco más espontánea, aprendiendo a soltarme un poco. Ese era un paso de bebé— Uhm… Muy bien. ¿Juras solemnemente que la rivalidad de hace diez años entre los jugadores de fútbol de campo y los de fútbol Americano de la Secundaria Hamilton terminará aquí y ahora, que tú, no participaras más en las bromas, travesuras o peleas asociadas con la rivalidad, y que tú, al menos, serás cortés con los miembros del equipo contrario, para que la rivalidad muera de una vez por todas?
Joe tomó la revista y colocó su mano justo sobre el pecho de la modelo.
—Lo juro —dijo, sonriendo.
Luego pasó la revista.
Miré mientras cada chico aceptaba el juramento, muchos de ellos lo hicieron sonriéndole a sus novias y apenas miraron a la modelo casi desnuda en la portada.
Podía sentir los ojos de Liam sobre mí cuando llegó su turno, pero no podía mirar en su dirección.
—Lo juro —dijo.
Y así continuó.
—Lo juro.
—Lo juro.
—Yo, uh, lo juro.
Nick fue la última persona en el círculo en tomar la revista. Él me sonrió mientras aceptaba el juramento, y le devolví la sonrisa. Esto no habría ocurrido sin él, y lo sabía.
Había hecho bastante, ayudó mucho, incluso cuando no lo sabía. Incluso cuando seguía intentando odiarlo.
—Y guardaré esto —dijo Joe, llevando la revista de vuelta a su mochila. Se enderezó y se fue hacia Demi. Luego, sin advertencia la tomó en sus brazos, la levantó del piso y dio vueltas.
El sonido de su risa era como música.
Una por una, las chicas volvieron a sus novios. Algunas se lanzaron sobre los brazos de los chicos y comenzaron a besarse de una vez -un poco asqueroso- mientras otras caminaron hacia ellos más lentamente, claramente necesitando decir algo que estaba en sus mentes.
Como si hubiesen pensado en sus relaciones, sobre el sexo.
Como si todo esto las hubiese cambiado tanto como me cambió a mí.
—Miley.
Miré hacia mi izquierda y salté cuando me di cuenta de que Liam estaba a mi lado, una tonta sonrisa marcada en su rostro. Hace unas semanas pensaba que esa sonrisa era linda. Ahora, después de todo lo que ha ocurrido, se sentía vacía.
—¿Qué quieres? —pregunté, cruzando mis brazos sobre mi pecho.
—Quiero que hablemos —dijo.
—No tengo nada que hablar contigo.
Comencé a voltearme, pero tomó mi brazo.
—Miley, espera. Por favor.
—Amigo, —escuché a David decir a unos metros de allí— Liam, déjala tranquila. Ya la cagaste lo suficiente.
—Cállate David. —ladró Liam por sobre su hombro. Luego me miró de nuevo, con cara de cachorrito— Te extraño —dijo en voz baja— siento haber actuado como lo hice. Pero ya se acabó. La rivalidad y la huelga. Conseguiste lo que querías, entonces… ¿podemos volver a la normalidad? ¿A ser nosotros?
Sólo lo miré fijamente, asombrada, incapaz de creer que él pensaba que una cara triste y media disculpa eran suficientes para hacerme querer que volvamos.
Al final del verano, habría sido suficiente.
Pero ya no.
—Jamás. —le dije— Nunca volveremos a ser los mismos, Liam. Porque tú eres la misma persona que eras hace dos meses. Yo no. No soy la misma chica que permitía que me hicieras sentir culpable por no hacer lo que querías que hiciera. Ya me cansé de eso, y de ti. —sacudí mi brazo de su agarre y sintiéndome un poco malvada, le sonreí— Y también, estoy feliz de nunca haber tenido sexo contigo.
Liam vaciló, luciendo herido, pero no lo suficiente como para satisfacerme por completo.
—¿No podemos ir a otro sitio? —susurró— ¿No podemos hablar sobre esto? Miley, te amo. Me debes una oportunidad.
—No te debo absolutamente nada.
—Miley, por favor.
—Oye.
Liam se volteó a mirar sobre su hombro mientras alguien se acercaba a nosotros. Mi corazón comenzó a acelerarse cuando me di cuenta de que era Nick. Por un segundo, estaba preocupada de que el malinterpretara la situación, que verme con Liam le hiciera pensar que cambiaba de parecer, que pensara que volveríamos a estar juntos de nuevo.
—¿Te importaría? —preguntó Liam— Estoy tratando de tener una conversación aquí.
—Si —dijo Nick— Si me importa.
Sentí una corriente de felicidad cuando Nick pasó al lado de Liam y se detuvo a mi lado. Buscó mi mano, y se la tomé. Luego, justo frente a Liam, Nick me llevó a sus brazos y me besó.
No un vulgar, asqueroso, beso de reconciliación,-esos que nadie quiere ver en público-.
No era como eso. Pero era cálido, apasionado, un beso dulce que, a pesar de durar segundos, me dejo sin respiración.
—¿Lista para salir de aquí? —preguntó Nick, alejando lentamente su boca de la mía, pero dejándome envuelta en sus brazos.
Solo asentí y él sonrió.
—Discúlpanos —dijo Nick, pasando a un lado del impactado Liam y sosteniendo mi mano mientras me guiaba hacia el camino donde estaba su auto.
—Eres muy gentil. —le dije mientras abría la puerta del auto para mí.
—Estoy aprendiendo.
Unos segundos más tarde, cuando se sentaba en el asiento a mi lado y giraba la llave en el contacto, pregunté:
—¿Así que me dirás a dónde vamos?
—Estaba pensando en mantenerlo como una sorpresa —dijo Nick— ¿Eso te volverá loca? Sé que te gusta conocer el plan, para que así lo puedas criticar. Así que te diré si eso hará que te sientas más cómoda.
Suspiré y busque por donde estaba la palanca para tomar su mano derecha mientras el usaba su izquierda para conducir.
—No me digas —dije— Eso me volverá loca, pero… también estoy aprendiendo.
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Hola! Hasta aquí llego esta nove... (?)
lol, ojala les haya gustado como a mi, yo me enamore de Nick en esta nove *-*
Siempre fue un caballero :') jaja
Comenten & digan si sí les gusto esta nove, ok?
Las quiero, Ale.
:') LLORO DE FELICIDAD, ME ENCANTO ME ENCANTO ME ENCANTOOOOOOOOOOOO AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!! ES LA NOVE POR LA CUAL EMPECE A LEER TU BLOG Y NO ME ARREPIENTO!! BUENO GRACIAS POR HABER SUBIDO Y SEGUIDO ESTA NOVE, BESITOS AHORA VOY A LEER THE DUFF :D BYEEEE ♥
ResponderEliminaraww!! ke lindo es nick con miley!!!! son un amor!!! jaja me dio risa de como llego nick y le da un beso a miley enfrente de liam jajaja!!! esta nove se merece casi casi un oscar!!! es una hermosa nove me encanto y lloror de felicidad!!!! ahora a leer THE DUFF!! besos!!!
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