sábado, 30 de junio de 2012

The DUFF ; Cap 8.



Encontré a Selena y a Demi esperándome en la vieja máquina expendedora.


—No lo entiendo, Sel —estaba diciendo Demi. Insertó un dólar en la única máquina que funcionaba y esperó que su Sunkist cayera al fondo de la ranura.
—¿No tienes que animar el partido?
—Nop. Les dije a las chicas que no podía hacerlo esta noche, así que una de las suplentes, esa estudiante guapa de primer año, ha tomado mi lugar. Ha estado queriendo animar todo el año, pero no ha habido lugar para ella hasta ahora. Van a estar bien sin mí.


Yo estaba parada justo al lado de ella cuando Selena me vio.


—¡Hey, Miley! ¡Vamos fuera! ¡Woohhoo! ¡Noche de chicas!


Selena puso los ojos en blanco.
Demi abrió la puerta azul que conducía hacia el aparcamiento lleno, sonriendo de oreja a oreja.


—Ustedes son las mejores. Realmente, las mejores. No sé que haría sin ustedes.
—Llorar en tu almohada toda la noche—dijo Selena.
—Pensar que tus otras amigas son realmente las mejores —aconsejé, devolviéndole la sonrisa.

No había una jodida forma de que Nick me derrumbara. ¡De ninguna manera!¡ Esta era la noche de chicas! Y no me la iba a perder por ningún idiota como él.


—¿No olvidaste el helado prometido, no, Demi?
—Lo recuerdo. ¡Torbellino de chocolate!


Cruzamos el estacionamiento abarrotado y subimos a mi coche. Instantáneamente, Demi se envolvió en la vieja manta. Selena, temblando visiblemente, la fulminó con la mirada con envidia cuando se puso el cinturón de seguridad. Con una rápida pisada al acelerador, reducimos al lote de estudiantes de la carretera y con exceso de velocidad nos alejamos de Hamilton High, como prisioneros corriendo de sus celdas, que era una especie de lo que éramos.


—No puedo creer que no estés nominada a reina de la fiesta esta vez, Selena —dijo Demi en el asiento trasero— Estaba segura de que lo serías.
—Nah. Me votaron como reina de la fiesta del futbol. Hay una regla sobre la gente que gana más de una vez el mismo año. No puede ser nominado otra vez. Van a ser o Nicole o Emma, estoy segura.
—¿Crees que se pelearán si alguna gana? —Demi sonó preocupada.
—Lo dudo —dijo Selena—. A Emma no le importa nada esa clase de mierda. Nicole es más competitiva… realmente, tenía ganas de ver un drama esta noche. ¿Te dije que Nicole estaba pensando en Nick Jonas, también?
—¡No! —dijimos Demi y yo al unísono.
—Sip —dijo Selena, asintiendo—. Supongo que está intentando poner a su novio celoso. Ella afirma que lo engañó después de una fiesta recientemente (supongo que su novio aún no lo sabe) y está pensando en hacerlo de nuevo. Dijo que fue increíble.
—¿Él se acostó con ella? —jadeó Demi.
—Él se acuesta con todo el mundo —dije, girando el coche en la calle 5—. Si tienes una vagina, él te la va a meter.
— ¡Ehh, Miley! —gritó Demi—. No digas la… la palabra con V.
—Vagina, vagina, vagina —dijo Selena, categóricamente—. Supéralo, Demz. Tienes una. Puedes llamarla como es.


Las mejillas de Demi se volvieron del color del tomate.


—No hay ninguna razón para hablar de ello. Es vulgar y… personal.


Selena la ignoró y me dijo:


—Puede ser futbolista, pero es malditamente sexy. Incluso tú lo admites, Mi. Apuesto a que es increíble besando. Quiero decir, lo hiciste con él. ¿Fue increíble? ¿Se puede culpar a Nicole por querer acostarse con él?
—¿Lo hiciste con Nick? —graznó Jessica, asfixiada en su propia emoción—. ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me lo dijiste?


Selena me lanzó una mirada.


—Está avergonzada —explicó Selena— Apuesto a que volaba por besarlo.
—No volé —dije.
—¿Era bueno besando? —Preguntó Demi—. ¡Dímelo, dímelo, dímelo! Quiero saberlo.
—Sí, debes saberlo. Era bueno. Pero eso no le hace menos desagradable.
—Pero —intervino Selena— con tu experiencia, responde a mi última pregunta. ¿Se puede culpar a Nicole de querer estar con él?
—No se puede —cambié mi señal de giro—. Ella se culpará a sí misma cuando contraiga alguna enfermedad venérea o cuando su novio se entere. Lo que ocurra primero.
—Y eso es exactamente por lo que quería ir a bailar —siseó Selena—. Podríamos haber sido testigos de primera mano. Como nuestro propio episodio de Gossip Girl de Hamilton. El novio de Nicole podría enfadarse y tratar de vengarse de su novia que se ha enrollado con el chico más caliente de la escuela, y Miley, ocultando su amor por Nick, se habría desanimado y lo odiaría, mientras suspira por su súper sexy y caliente beso de nuevo.


Mi mandíbula se abrió.


—No podría suspirar por nada de eso.


Demi soltó un bufido de risa desde el asiento trasero, tirando de su cola de caballo hacia delante de la boca para ocultar su sonrisa cuando fruncí el ceño por el retrovisor.


—Oh, bueno —siseó Selena—. Estoy segura de que oiremos todo sobre el drama el lunes.
—O mañana si la historia es suficientemente buena —dijo Demi— Emma y Jordan nunca guardan los cotilleos para sí mismas. Si se vuelven locos, ya sabes que van a llamarnos y a decirnos lo que nos perdimos. Estoy segura de que lo harán —sonrió— Espero que nos den muchos detalles. No puedo creer que me esté perdiendo mi última fiesta.
—Al menos no te la estás perdiendo sola, Demz.


Unos segundos después de entrar en Halbrook Lane, giré en la entrada de los Gaithers.
Tirando de las llaves del encendido, dije:


—La noche de chicas comienza oficialmente.
—¡Woohooo! —Demi saltó fuera del sillón trasero y prácticamente bailó en frente de su porche. 


Empujó la puerta y Selena & yo la seguimos dentro, sacudiendo las cabezas con diversión. Me quité la chaqueta y la colgué en el gancho justo detrás de la puerta… tú sabes. Sus padres eran súper exigentes con el orden.
Selena hizo lo mismo.


—Quiero que mi mamá puede mantener una casa tan bien o que contrate una criada o lo que sea. Nuestra casa parece una pocilga —dijo.


La mía no parecía tan genial tampoco. Mi mamá nunca había sido un monstruo de la limpieza, y papá sólo creía en la limpieza una vez al año, durante la primavera.
Además de la colada, los platos y el trabajo ocasional del polvo (por lo general, mío) no había que hacer muchas tareas en la casa de los Cyrus.


— ¿A qué hora van a llegar tus padres, Demi? —pregunté.
—Mamá llega a casa a las cinco y media y papá debe llegar un poco después de las seis —nos estaba esperando al pie de las escaleras, preparada para correr a la habitación tan pronto como nos uniéramos a ella—. Papá comenzó a ver un nuevo paciente hoy, por lo que debe tardar un poco más.


El señor Lovato era terapeuta. Más de una vez, Selena ha amenazado con preguntarle si me aceptaba gratis como paciente, ver si tenía un rato para ayudar a mis “problemas”. No es que yo tuviera problemas, pero Selena me decía que mi cinismo era el resultado de algún tipo de conflicto interno. Yo le decía que sólo estaba siendo inteligente. Y Demi, bueno, Demi no decía nada. Incluso aunque sólo le había hablado una vez en broma, siempre se sentía un poco incómoda cuando surgía el tema. Con todas las psico-escuchas de su padre, probablemente pensaría que mi negatividad constante era parte de una lucha interna. Demi odiaba la negatividad. La odiaba tanto, de hecho, que nunca decía que la odiaba. Eso podría ser demasiado negativo.


—¡Deprisa, deprisa! ¿Están listas o qué?
Que comience la fiesta —gritó Selena, corriendo detrás de Demi y subiendo las escaleras.


Demi parecía una maníaca cuando trataba de alcanzar a Selena, pero yo me quedé atrás, subiendo las escaleras a un ritmo regular. Una vez llegué, pude oír a mis amigas riendo al final de la habitación, pero no seguí sus voces. Otra cosa que me llamó la atención en primer lugar. La puerta de la primera habitación, una de las de la izquierda, estaba abierta de par en par. Mi cabeza me decía que pasara a la derecha, pero mis pies no estaban escuchando. Me quedé en la puerta abierta, dispuesta a mirar hacia otro lado. Mi cuerpo tampoco quería cooperar. La cama estaba perfectamente hecha, en azul marino, confortable. Posters de súper héroes cubrían cada centímetro de la pared. Oscuridad sobre la cabecera. La habitación estaba exactamente como la recordaba, sólo que no había ropa sucia en el suelo. El armario abierto parecía vacío, y el calendario de Spiderman, que solía colgarse sobre el ordenador, se había caído. Pero la habitación todavía parecía cálida, como si él todavía estuviera allí. Como si todavía tuviera catorce años...


—Lucas, no lo entiendo, ¿quién es esa chica?
—Nadie, no te preocupes por eso. Ella no significa nada para mí.
—Pero…
—Shhh. No es gran cosa.
—Yo te quiero, no me mientas, ¿de acuerdo?
—Yo no lo haría.
—¿Lo prometes?
—Por supuesto. ¿Realmente te habría herido, Mi…?
—¡Miley! ¿Dónde diablos has ido?


La voz de Selena me sobresaltó. Rápidamente, salí del dormitorio, cerré la puerta, sabiendo que no podía volver al pasado cada vez que necesitara hacer pis por la noche.


—¡Vamos!


Logré mantener mi tono de voz normal.


—¡Dios! Sé paciente por una vez en tu vida.


Luego, con una sonrisa forzada, fui a ver la película con mis amigas.

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