Año Nuevo, dos años atrás
Pasaron
casi cuatro días enteros juntos, y Miley no recordaba haberlo pasado tan bien
en mucho tiempo, pero, a pesar de los repetidos ruegos de su familia y Nick,
finalmente decidió que era el momento de volver a Estados Unidos. Se había
hecho a la independencia que allí tenía, y la echaba de menos. Tal vez más
adelante sentiría nostalgia y querría volver por una temporada más larga a
Irlanda, pero de momento quería seguir saboreando la libertad que había
encontrado al otro lado del océano.
Nick se empeñó en
acompañarla al aeropuerto en Dublín, y se anunció un retraso del vuelo, con lo
que pudieron sentarse a charlar en una cafetería otro rato más antes de que
ella se marchara.
Nick no hacía más que
bromear y contarle chistes de turistas, pero Miley, aunque sonreía, por dentro
no se sentía tan dispuesta a irse como minutos atrás. Su amigo, conociéndola
tan bien como la conocía, lo advirtió al momento, y le dijo:
—Oh, venga, Cyrus, ¿por
qué no nos ahorras a todos y a ti misma el mal trago y te quedas?
—Nick… No empieces otra
vez.
—No puedo evitarlo
—respondió él, mirándola a los ojos. A Miley la sorprendió ver que sus mejillas
se habían teñido de un ligero rubor, y más aún la confesión que le hizo a
renglón seguido— Te echo tanto de menos cada vez que te vas…
La joven pestañeó, como
incrédula, y Nick se rió suavemente.
—¿Qué?, ¿acaso pensabas
que no te echaba de menos?
Miley se encogió de
hombros.
—Bueno, supongo que nunca
lo había pensado.
—Vaya, muchas gracias:
eso debe de ser porque tú no me echas de menos cuando estás en América.
—No seas tonto —farfulló
ella, sintiéndose mal— Claro que te echo de menos. Lo que pasa es que… bueno,
no sé, sé que estás aquí, no por ahí arriesgando tu vida, y eso me tranquiliza.
Nick esbozó una débil
sonrisa y la miró pensativo.
—No importa cuánto tiempo
estés fuera. Sé que un día regresarás para quedarte, y yo estaré aquí, Cyrus.
Recuérdalo.
En ese momento anunciaron
por los altavoces la llegada del avión de Miley, y los dos se levantaron en
silencio, tomando el equipaje y llevándolo a facturar. Cuando todo estuvo listo
para su embarque, la joven se volvió hacia su amigo para mirarlo, y se dio
cuenta de que no podía siquiera alzar la vista. Se le había hecho un nudo en la
garganta, tenía los ojos llenos de lágrimas y se notaba el pecho tirante.
Nick observó la cabeza
gacha de Miley, y con un profundo suspiro la tomó por la barbilla para que lo
mirara a los ojos.
La joven se echó en sus brazos
sin pensarlo, y lo abrazó con fuerza. Era como si las palabras se le hubiesen
quedado atascadas en la garganta, porque era incapaz de pronunciar una sola.
—No te vayas, Miley,
quédate —le suplicó Nick en un susurro.
—No puedo —musitó una
vocecita que no parecía la de su amiga—, tengo que irme.
—No sé cuánto más
aguantaré seguir teniendo que decirte adiós.
Miley sollozó.
—Todavía no ha llegado el
momento de quedarme aquí, Nick.
—¿Y cuándo llegará?
—murmuró él con la voz entrecortada por la emoción.
—Lo sabré —balbució
Miley—, cuando llegue el momento lo sabré, porque entonces no querré volver a
irme.
Y, diciendo eso, se
apartó de él y se dirigió a la puerta de embarque, sin mirar atrás, porque de
hacerlo no habría podido subir al avión.
***
Demi y Neave se la habían llevado después del trabajo a casa para peinarla y maquillarla, así que Nick no había podido ver a Miley con aquel vestido tan sexy hasta el momento en que salió al escenario que habían montado en uno de los enormes salones del hotel Riverside. La visión lo dejó sin aliento. Estaba realmente espectacular:
***
Demi y Neave se la habían llevado después del trabajo a casa para peinarla y maquillarla, así que Nick no había podido ver a Miley con aquel vestido tan sexy hasta el momento en que salió al escenario que habían montado en uno de los enormes salones del hotel Riverside. La visión lo dejó sin aliento. Estaba realmente espectacular:
Desde donde estaba, junto
a la barra del bar, no le llevó más de cinco segundos avistarla entre las demás
participantes. Los ojos verdes de la joven, delicadamente resaltados por el
maquillaje, lo buscaron también entre la multitud, sonriéndole cuando al fin lo
vio, y a Nick le dio la impresión de que el corazón iba a salírsele por la
garganta. «Estás preciosa», dijo vocalizando exageradamente para que Miley
pudiera leer sus labios. Ella sonrió aún más y se sonrojó ligeramente.
Cuando el alcalde le
tendió el micrófono para que se presentase al público, Miley habló sin dejar de
mirar a Nick:
—Hola, amigos. Soy Miley Cyrus, y como sabén he regresado a Irlanda, a casa, después de haber pasado
mucho tiempo fuera. Es maravilloso estar aquí otra vez —tuvo que hacer una
pausa para esperar a que cesaran los aplausos y silbidos. Buscó con la mirada a Demi—. Tengo que admitir que fue una amiga la que me inscribió en el concurso,
pero también que ha sido divertido dejar que me peinaran, me maquillaran y me
pusieran tan guapa. ¡Casi ni me reconozco! —exclamó, haciendo reír al público—.
Así que gracias, Demi, pero… esta te la pienso guardar —añadió con una sonrisa
maliciosa.
Nick se rió y aplaudió de
nuevo con el público. No había duda de que Demi y Neave habían hecho un trabajo
de primera. Le habían hecho un recogido juvenil pero elegante, con los rizos
rojizos cayéndole en cascada, pero no era ni la mitad de sexy que el vestido:
era verde, como sus ojos, tenía tirantes de espagueti, un corpiño bordado que
realzaba los perfectos senos, y una falda… de lo más corta. Dios, aquella mujer
tenía las piernas más largas del mundo. Los ojos de Nick se oscurecieron con lujuria al recordar cómo lo habían rodeado cuando hicieron el amor. Sí, era un
fetichista de las piernas.
—Está increíble.
Nick despegó los ojos de
Miley al escuchar la voz de Liam detrás de él. Estudió su perfil, y asintió
en silencio.
—Sí, realmente increíble.
Nick se giró hacia la
barra, pidió dos cervezas, y tras entregar una a su amigo, fijó la vista otra
vez en el escenario, donde las participantes seguían presentándose.
—No estoy ciego, Nick —le
dijo Liam de repente—, así que no voy a andarme por las ramas: ¿cuánto tiempo
llevas acostándote con ella?
La mandíbula de Nick se
tensó, pero mantuvo la mirada fija en el escenario, en el rostro sonriente de
Miley, que estaba respondiendo una pregunta del público.
—No creo que eso sea
asunto tuyo.
Liam lo miró de lado.
—Pero estás acostándote
con ella, ¿no es verdad?
Ignorando la pregunta, Nick tomó un buen trago de su botella de cerveza. Por mucho que Miley se había
empeñado en no decirle nada, para él siempre había sido obvio que antes o
después Liam se daría cuenta, y había imaginado que iba a resultar bastante
incómodo.
—Escucha, Nick, no
pretendo inmiscuirme en tu vida privada, pero necesito saberlo —insistió Liam volviéndose hacia él— Los he estado observando todos estos días, y desde el
primer momento me pareció que había algo entre ustedes.
Nick lo miró con dureza.
—Como te he dicho, no es
asunto tuyo si me estoy acostando con ella o no.
—Tal vez sí.
Nick dejó escapar una
risa sarcástica.
—No hay «tal vez» que
valga en esto.
Liam tornó de nuevo la
mirada hacia el escenario. Pareció quedarse pensando un momento, y después giró
otra vez la cabeza hacia su amigo.
—¿Te ha dicho que tuve
una charla con ella?
La ira estaba empezando a
dispararse por las venas de Nick, y sus ojos buscaron automáticamente los de
Miley. La joven debía de haber visto llegar a Liam, y estaba mirando a uno y
a otro con preocupación.
—Sí, me lo dijo.
—Entonces sabrás que
quiero que vuelva conmigo.
Los ojos de Nick seguían
fijos en Miley, su preciosa Miley. No iba a entregarla sin luchar, llevaba toda
su vida enamorado de ella. Sin embargo, su conciencia volvió a tirarle de la
manga. Tanto Liam como Miley eran sus amigos, y… ¿Y si realmente estaban
hechos el uno para el otro, y si se merecían una segunda oportunidad?
¿Sería tan egoísta como
para interponerse entre ellos y negarles la felicidad que podían tener?
¡Diablos, sí!, quería gritar, pero nunca lo haría. A veces se detestaba por
pensar siempre antes en los demás que en sí mismo.
—Es con ella con quien
tienes que discutir eso, Liam, no conmigo —le contestó con aspereza. Bebió
otro trago de cerveza, y se inclinó hacia Liam, y le susurró en un tono
peligroso—: Pero te lo advierto, a menos que sea Miley quien me diga que quiere
dar otra oportunidad a lo suyo, no pienso retirarme. Y aun así, si por algún
milagro tienes la maldita suerte de recuperarla, yo seguiré ahí, entre
bambalinas, esperando a que cometas el más mínimo error, porque entonces
lucharé con todas mis fuerzas, ¿me has entendido?
Liam parecía muy
sorprendido.
—Perfectamente —murmuró—.
Comprendo que te hubieras hecho ilusiones, amigo, pero tengo que averiguar si
aún tengo una oportunidad de arreglar las cosas con ella. Dejarla ir fue el
mayor error de mi vida. Supongo que ahora tú, mejor que nadie, puedes
comprenderlo —añadió con una sonrisa que iba con segundas— Además, nunca podrás
estar seguro de si te ama o no hasta que no se haya aclarado con lo que siente
por mí. ¿No crees?
Nick tuvo que forzarse a
girar la cabeza hacia el escenario, porque el deseo de tumbar a Liam de un
puñetazo era demasiado fuerte. Sin embargo, la voz paranoide en su cerebro le
decía que su «amigo» tenía razón. Miley tenía que decidir si estaba dispuesta o
no a pasar página en su vida, y él solo quería que ella fuera feliz. Si lo que
quería era volver con Liam, él se haría a un lado.
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Hola! Les vengo a dejar los capis de esta nove(:
Besos!
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