martes, 28 de febrero de 2012

Como odio amarte; Parte 9.

Miley había avanzado solo unos metros, cuando todo el campo de fútbol se le estaba nublando de la vista. Se detuvo en seco y se toco la frente... estaba hirviendo. Antes de darse cuenta, todo estaba en negro.
Alguien había corrido a ella, tomando su cuerpo para que no cayera al suelo.


                                                  *
—Entonces como esta? Selena estaba tomando la mano débilmente.
—No sé, creo que debería ir al medico...¿Qué paso exactamente?


Al momento en que Miley se desmayó, Nick había corrido a agarrarla antes de que su cuerpo chocara con el pasto. Selena había dado un grito tremendo. El entrenador de los chicos de fútbol, había escuchado semejante grito y había ido corriendo haber que pasaba.
El corazón de Nick se había encogido al ver a Miley tan vulnerable. No sabía porque se había desmayado, lo único que pudo hacer fue darle unas palmadas en su espalda. Había hecho que su cabeza se recargara en su pecho, envolviendo su cuerpo por la cintura. Miley no se había despertado. 
Los yemas de los dedos de Nick empezaron a recorrer la mejilla de Miley, hasta llegar a su frente. Estaba hirviendo. Antes de que pudiera hacer algo, el entrenador y Selena ya estaban a su lado. El entrenador había sacado algo de su bolsa, era alcohol... se lo había puesto en la punta de su nariz. Poco a poco Miley se despertó, sin protestar al ver a Nick a su lado y en sus brazos. Estaba bastante cómoda.. además de que no tenia las fuerzas de gritarle.


—Bueno, yo estaba aquí con Nick & de repente ella se desmayo! Solo Nick pudo alcanzarla para que no se lastimara... Por Dios, espero que no sea nada malo! —Selena seguía tomando la mano de Miley.
—¿Entrenador? ¿Qué paso? —Miley con todas las fuerzas que tuvo trató de levantarse pero el entrenador la  detuvo.
—Te desmayaste Miley... como te encuentras? —El entrenador le toco la frente, ella solo cerro un momento los ojos, estaba mareada.
—Supongo que bien, solo que estoy mareada... Hace cuanto que me desmayé?
—Como 10 minutos, cariño... solo estuviste inconsciente como por 3 minutos... —Selena tenia los ojos llenos de preocupación, Miley los vio y solo le sonrió débilmente.
—Estoy bien Sel... creo que solo es porque me siento un poco mal, nada más.
—Un poco mal? Miley has estado más estresada y ocupada que nada!
—Joven Nicholas, lleve a su compañera al medico... no creo que sirva mucho que la enfermera, la vea... —El entrenador veía a Nick serio. Miley por fin había subido su mirada a Nick... su mirada no era fría como siempre lo veía. Ahora tenia una chispa en sus ojos marrones. 
—Sí, claro entrenador... —Miley se paro con algo de dificultad con ayuda de Selena.
—Vamos ahora mismo al doctor, Miles... puede ser algo grave!
—Obvio no, Sel. Lo único que quiero hacer es dormir...


El entrenador volvió a lo suyo. Miley iba caminando apoyada con el hombro de Selena... Nick iba cargando ambas mochilas de las chicas & se estaban dirigiendo a la casa de Miley y Nick.
Durante el transcurso Selena le marcó a Demi y le contó todo. Demi dijo que estaría con ellas en unos minutos. Miley solo le decía a Selena que lo tomará  con calma.
Cuando llegaron a la enorme casa, Miley dudó si podía caminar semejante distancia & subir escalones. Selena no lo dudó y le dijo que ninguna manera iba a caminar sola. 


—Gracias Sel, pero no soy una abuela... Puedo hacer esto yo sola.
—Claro que no puedes! No tienes fuerzas... y de aquí a que subes, tardaras una eternidad. —Miley quiso matar con la mirada a su amiga... no iba a dejar de alguien la cargará hasta allá.
—Selena tiene razón. No podrás tu sola... —Nick por fin había hablado desde que ella se había desmayado, no tenia fría su mirada o algo parecido. Se había bastante comprensivo—Yo te subo... no hay problema con eso.
—No... pero que tal sí... —antes de que ella pudiera protestar, él ya la tenia en sus brazos. No fue difícil, estaba demasiado delgada para pesar.
—Que gentil de tu parte Nick...—le decia Selena con una sonrisa. Nick solo le sonrió.


Nick con mucho cuidado la subió hacia su habitación, Miley esquivo su mirada... no quería verlo. Estaba siendo bastante amable y no quería arruinarlo con una de esas peleas que siempre tenían, así que se mordió la lengua. Selena le abrió la puerta del cuarto a Nick, y entraron. Miley seguía mareada.


—Supongo, que gracias... —Miley le susurró a Nick cerca de en su oído. Eso a Nick le provoco un escalofrío que recorrió toda su espalda, nunca había tenido a Miley así de cerca.
—No hay cuidado... —Nick la dejo sobre la cama y Selena volvió a tocar su frente.


Miley sin poder evitarlo le sonrió a Nick sin mostrar sus dientes, tímidamente. Nick también le devolvió le gesto y salió de ahí... Justamente cuando el chico salio entro Demi corriendo.


—Vine lo más rápido posible! Por Dios que pasó?
—Calma Demi, estoy bien...—Demi se sentó a lado de ella, Selena y Demi estaban alrededor de ella— Solo me desmayé... nada grave.
—Pero, ¿como? —Selena le había contado todo a Demi, ella solo veía con preocupación a Miley.
—Miley, tienes que ir al doctor... tal vez sea un "simple desmayo" — había alzado sus manos para hacer la seña de las comillas— pero debes saber porque pasó exactamente.
— Tonterías Demi... —Miley les sonrió, tenia unas amigas maravillosas que se preocupaban por ella. ¿Que más podía pedir?
—Necesitas comer algo... —Miley ya había abierto la boca para protestar ...silencio! porque no estás comiendo nada en estos malditos días. Ahorita vengo.


Selena salió del cuarto de Miley, se iba a la cocina. Miley no dejaba de pensar lo bien que se sentía en los brazos de Nick... tan calurosos, cómodos, protectores... ¿Pero que rayos le estaba pasando? Ella pensando en Nick... así? Tenia que estar loca, era la fiebre. Hacia que delirara. Hizo una mueca y Demi se percato de ello.


—En quien piensas, Miley? —Demi tomaba su mano.
—Oh, en nadie Demi —soltó una risa amarga— quien, voy a estar pensando? 
—En Nick, tal vez...—Miley se quedó con la boca abierta. Después volteo a ver a otro lado— Me fije muy bien en tus ojos cuando Selena me contó lo que pasó... cuando mencionó que él fue quien te sostuvo, hubo algo en esos ojos...


Miley volteo a ver a Demi... su amiga le dedico una mirada muy suya, como diciéndole "confía en mi, te comprenderé". 
Miley suspiró, decirle o no? Ya había estaba con un sentimiento desde hace semanas... desde que vio a Nick besar a Selena, algo la molestaba... sabía que podía confiar en Demi. Jamás la había traicionado o nada parecido. Sabia que podría ayudarla, o por lo menos compadecerse de ella, pero... no
No podía decirle. Sintió pena de si misma. No podía empezar a gustarle Nick. Ni loca. No diría nada... solo hasta que estuviera lo suficientemente preparada para hablar y que alguien la comprendiera.


—No es nada, solo que me siento agradecida con él por el gesto que tuvo conmigo. Nada más.


Demi hizo una mueca y vio decepción en sus ojos... odiaba mentirle, pero debía mentirle. Antes de que Demi le respondiera llegó Selena con un plato de verduras cosidas, a un lado estaba Reina con preocupación.


—Miley... la Srita. Selena me acaba de... 
—Por favor díganme 'Selena' nada más. —Selena le sonrió.
—De acuerdo. Selena me dijo que te desmayaste! Tenemos que ir al doctor inmediatamente. Eso de no comer nada te daña Miley.
—No estás comiendo nada? —Demi la vio preocupada y enojada— No puedes dejar de comer, solo porque sí!
—Tranquilas... Es que no me ha dado hambre, solo eso... —Selena movió su cabeza y fue a sentarse a lado de Miley, le dio el plato. Ella empezó a comer.
—Déjame terminar de dejarle la comida lista a Nick & nos vamos al medico... Sin peros.
—¿Será posible que yo las acompañara? —preguntó Demi— yo puedo llevarlas en mi auto...
—Claro... Vengo como en unos 20 minutos Miley. Alístate.


Y así Reina se fue y Miley termino de comer. Se había parado a cambiarse el uniforme de las animadoras, se puso unos shorts de mezclilla, una playera negra y sus tenis converse. Tuvo escalofríos así que saco una sudadera rosa... nunca la usaba. En Miami estaba inundado de aire caliente. Se hizo unas trenzas y tomo unos lentes, ya su dolor de cabeza se estaba calmando.
El celular de Selena empezó a sonar. Demi ayudaba a Miley con su bolsa.


—Hola? —Selena empezó a charlar, era su mamá. Solo decía 'si' & 'ok'— En serio, discúlpame Miley... tengo que ir con mi madre. Dice que debo enterarme de una gran noticia, según.
—Pues que esperas!? No te preocupes, gracias por preocuparte por mi... —Selena fue a abrazarla— Gracias Sel, te quiero.
—Yo más tonta... —Selena dejo de abrazarla— de todos modos, llámame. Dime que te fue. Nos vemos chicas.
— Adiós Sel! —dijeron Miley y Demi. Selena


                                                  ***


—Puedo pasar? —decía Reina, estaba tocando la puerta de la habitación de Nick.
—Claro, pasa. —Se levanto de su cama, estaba jugando con su iPhone.
—Me vas a tener que disculpar Nick, pero tengo que ir al medico con Miley. La comida ya esta lista...
—Claro, no te preocupes... —Nick poso su mano en el hombro de la señora y le susurró;—Solo un favor... dime que le pasa cuando regresen.
—Por supuesto...
—Tienen quien las lleve? —Nick regresaba de nuevo a su cama.
—Sí. Su amiga Demi se ofreció. 
—Oh, de acuerdo... —Reina se dio media vuelta y solo escucho de nuevo a Nick.— Me vienes a decir como esta Miley, por favor. —Eso le pareció como si Nick solo quería que ella lo escuchara, nadie más. La simpática señora sonrió.


                                                     ***


—Lista?
—No tengo nada Demi! —Miley le sonreía y entraba al consultorio con Reina, Demi esperaría en la sala de espera.


Miley entro junto con la nana de toda su vida. El médico era un señor de apenas 60 años aproximadamente, era bastante simpático. Saludo a Miley y su nana. Desde que tenía memoria él era su doctor de toda la vida.  Empezó a preguntarle cómo se sentía y que había pasado exactamente.
No estoy seguro de lo que realmente sea… obviamente tiene fiebre y dolor de cabeza porque esta enferma de la garganta pero, puede haber varias causas respecto al desmayo.
—¿Varias? —preguntó su nana.
Mire, cuando alguien se desmaya, se suele deber a cambios en el sistema nervioso y circulatorio que provoca un descenso temporal de la cantidad de sangre que llega al cerebro... en pocas palabras; cuando no llega suficientemente sangre a nuestro cerebro...
—Oh por Dios! Y eso tiene Miley!?
—No creo. Como le dije, varia. Aunque... —la mirada del doctor se había perdido y se había levantando de su silla y se dirigia a un cuarto escondido donde se encontraban todos los medicamentos— Mire, le tomaré una muestra de sangre a Miley...
—¿¡QUÉ!? No! de ninguna manera, me van a picar! —Miley abrió los ojos como platos, odiaba las agujas.
—Dices que no has tenido hambre en estas semanas. no? —Miley asintió— Con esta prueba podemos saber que tienes. Si fue algo simple o algo mas grave.


Miley dudó... tenia miedo. Pero su nana iba a hacer todo para que le sacaran sangre. Tomo la mano de su querida acompañante y el doctor preparó todo. Lo hizo lo más rápido posible. No sintió nada pero le dolia el brazo.


—Bueno, voy a llevar esto al laboratorio y le diré el resultado en 3 días máximo. Mientras... —el doctor saco dos cajas de medicamentos— tomate esto.


Hizo su receta medica y se la dio a Miley. Se despidió de ellas y se marcharon de ahí. Cuando salieron del consultorio Demi se levanto del sillón.


—¿Y? ¿Como te fue? —Demi miro que le habían sacado sangre y Miley le explico todo.
—Supongo que no irás a la escuela en varios días, cierto? 
—Sí. Odio eso... que haré en mi casa? Sin mencionar que me duele mi brazo y no podre estar con la escuadra como en 4 días!
—Pero piensa que será por tu bien! Además nosotras estaremos bien!


Demi le sonrió y Miley le devolvió la sonrisa.


                                                ***


Ya habían llegado a la casa y lo único que Miley quería era dormir, se despidió de Demi y se durmió.
Por otro lado, cuando Nick escucho que habían llegado fue a buscar a Reina.


—¿Como les fue? —La nana estaba preparando su cena, mientras él tomaba una manzana.
—Bueno, esta enferma de la garganta y tiene fiebre... pero el medico dice que estará bien.
—Oh, supongo que son buenas noticias... —se llevo la manzana a la boca.
—Hasta que no sepamos que tiene exactamente... —Nick la miró confundido— Sí. Miley no ha querido comer en semanas... 
—¿Qué? — había dejado de masticar— ¿Como esta eso?
—Como lo escuchas... a Miley no le gusta mentir. Además de que no sabe mentir. Así que no tuvo otro remedio que decirle al doctor que no ha comido mucho.
—Pero ella esta bi...
—Sí, supongo. Pero, le sacaron una muestra de sangre. Nos darán el resultado en 2 días.


Nick vio que la nana estaba nerviosa... a ella preocupaba mucho Miley. Ella sonrió.


—Para serte sincera Nick, nunca he entendido porque ambos son así...
—Ambos? Como que 'así'?
—Sí, como me escuchaste... No paran de pelear... o simplemente se ignoran. Miley y tú podrían llevarse muy bien... —Nick volvió a comer su manzana— Aunque no lo creas, Miley es una chica de buenos sentimientos. No es mala, es noble. Y tú Nick, de estos meses que te conozco... eres un buen muchacho. Te preocupas por los demás. Mírate, ahora estás preguntando sobre Miley y eso habla muy bien de ti.
—Bueno, lo hago por mi padre y por Tish... no van a querer que Miley este mal o sí? —lo dijo sin importancia. Pareciera que no había escuchado nada. Ella solo se rió.
— Y ambos son tercos como mulas. —Reina le sirvió la cena a Nick. Cuando él ya había terminado, ella le pidió un favor:— Puedes llevarle este té a Miley? oh, y estas galletas.
—Oh, claro.


Sin que él viera, ella le sonrió con un brillo en los ojos. Nick dudó, pero ya iba para su cuarto y de paso estaba el de Miley así que... que importaba pasar a darle la taza y galletas?. 
Nunca tocaba las puertas, pero... era Miley. Así que lo hizo. 1, nadie le contestó. 2, tampoco... 3, igual. Inseguro tomo el picaporte de la puerta. No tenia seguro así que se le hizo más fácil. 
Todo estaba oscuro, menos una pequeña lampara que tenia a lado de su cama. Miley le daba la espalda a la puerta, dormía. Solo estaba tapada con un cobertor. Nick dejo la taza y el pequeño plato a lado de Miley. Volteó a verla... se quedo mirándola un rato.


—Sí no tuvieras esa boca para decir tantas estupideces todo seria mejor... —Nick se inco enfrente de ella y volvió a mirarla.


Miley dormía con tanta tranquilidad que ese sensación embriago a todo el cuarto... y a Nick también. 
La mano se Nick subió lentamente a su mejilla, empezó a acariciarla. No pudo controlarlo, se veía tan... perfecta. Ahí sin hacer nada, solo con su respiración. Se levantó y sin hacer ruido se sentó a lado de ella en la cama. Por alguna extraña razón no quería irse de ahí... quería verla dormir. El peso de Nick en la cama, hizo que Miley se moviera un poco. Se había dado toda la vuelta. Nick sin miedo se acomodo a lado de ella, para quedar a la altura de su rostro. Miley no daba señales de que se estaba despertando y Nick lo agradeció.
La estuvo mirando y acariciando su mejilla como por 15 minutos más, ni siquiera se había aburrido.
De repente ella comenzó a moverse de nuevo, él no se movió. Su mano aún yacía en la mejilla de la chica. Miley empezó a moverse más, abrió solo un poco los ojos... no veía nada. Solo sintió que algo suave estaba sobre su rostro. No se molestó en ver quien era... su mano se poso en la de Nick, sin saber que era él claro.
Tenia aun mucho sueño así que solo con las fuerzas que tenia se acercó mas a eso que tenia en enfrente... enredó los dedos del extraño y se paso la mano a su espalda. 
Nick desconocía sus actitudes pero no la detuvo. Él se acomodo para estar mas cerca.
Miley hundió su cabeza en el pecho de él... lo que sea que tuviera enfrente de ella olía bastante bien.
Él recargo su barbilla en la cabeza de ella... encajaban tan bien. Como si estuvieran hechos el uno para el otro. Miley se volvió a dormir, seguía cansada. Nick soltó su mano para abrazarla por la cintura... y acomado la mano de Miley en su cadera. Nick, con la yema de sus dedos, empezó a hacer pequeños círculos en aquella cintura... hasta que se quedó dormido.


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Hooolaaaaa a toodaaas :D 
Aquí esta otro(: 
Siento no haberlo subido antes, es que me bloqueé un poquito :S Por eso el principio del cap es taaan aburrido, sorry.
Perdónenme si no describí bien la situación. Por las que no entendieron mi mala descripción en la ultima parte... así estaban acostados:
<<<----- Solo que Miley esta abajo & Nick arriba(?
jaja bueno, espero que lo hayan disfrutado.


Les tengo varias sorpresas :B jaja... una es que quiero hacer un "mini-maratón" de esta nove!! :D
Pero para eso necesito que lean la otra nove [Shut Out] y me den algo de tiempo XD oh y necesito más comentarios! ): lol.
Well,
Gracias por leer! y más por molestarse en comentar :')
Las quiero! Besos.
Ale.

jueves, 16 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 6

Esa tarde, mientras Mandy y yo salíamos al parqueadero de estudiantes, después del último bloque, Liam corría detrás de nosotras.


—Oye, Miley espera un momento.


Nos detuvimos, y me giré para enfrentarlo.


—¿Sí?


Se detuvo a unos metros de mí, mirando momentáneamente confundido.


—¿Algo está mal? —preguntó—. Te ves molesta.
—No es nad… ¡Auch! —Mandy me acababa de dar un fuerte codazo en el costado, y luego me dirigió una mirada severa. Suspiré— De acuerdo, sí, está bien, estoy algo molesta, Liam.
—Mierda, ¿qué hice?
—Bueno, mi trabajo aquí está hecho, les daré a ambos algo de privacidad. —Mandy pasó a mi lado y se dirigió hacia su convertible, la vi subir a la cubierta y empujar sus largas piernas hasta su pecho.
—Así que, ¿cuál es el problema? —preguntó, ya tenía puesta su ropa de entrenamiento para la práctica de fútbol.


Pateé un pedacito de pavimento suelto, un poco más fuerte de lo que lo había previsto, se deslizó por todo el estacionamiento, chocándose con un bote de basura, a algunos metros más allá, con un ruido sordo.


—¿No te enseñó tu madre a usar tus palabras? —bromeó. Le dirigí una mirada severa.
—Lo… siento —dijo—. Sé que no te gusta hablar sobre… lo siento. —Suspiró y dirigió una mano hacia su cabello—¿Cuál es el problema? ¿Qué hice? Dime.
—Mira —dije, obligando a las palabras salir de mi boca. Mandy estaba en lo correcto. Necesitaba abrirme y decirle a Liam cómo me sentía— Es sólo que… no me siento bien siendo tu… —Mis ojos quedaron fijos en mis manos, donde ellas se enrollaban y desenrollaban en un estable ritmo cerca de mi cintura— Consuelo sexual.
—¿Consuelo sexual?
—La noche anterior —le recordé—, mi cuarto, me sobornaste con una flores antes de abandonarme. Tú estabas ahí, estoy segura que lo recuerdas.


De repente, la bombilla se prendió sobre su cabeza.


—¿Qué? ¿Eso? Eso no fue consuelo sexual, nena, solo lo es sino estás con la chica. Pero estamos enamorados, así que está bien.
—No para mí —murmuré— Dolió, me sentí usada. Estoy cansada de ti, abandonándome por esa estúpida pelea, Liam. Eso en realidad me molestó anoche. Ha estado molestándome por un tiempo realmente.


Miré a mis pies y metí mis manos en mis bolsillos, así pararía de retorcerlas.


—Miley.


Lo miré.
Liam arrastró los pies y frotó la parte trasera de su cuello con una mano.


—Está bien, lo siento. No quería que te sintieras de esa manera. ¿Puedo hacer algo para compensarte?
—¿Cómo?
—Permíteme sacarte el viernes. Como, en una agradable cita.
—Liam…
—En serio, Miley, lo digo en serio. Déjame intentarlo de nuevo, ¿Por favor?


Suspiré y cambié mi peso de un pie al otro.


—Bueno, está bien.
—Genial —dijo, inclinándose y besándome en la mejilla—. Te recogeré a las siete, ¿Si? Te arreglas. Iremos a algún lugar agradable. Mamá irá a alguna clase de retiro de trabajo, así que tendremos la casa para nosotros por si quieres ir a mi casa luego.
—Suena bien.
—Genial, bueno, tengo que llegar a una práctica. Te veré luego.


Lo dejé darme un beso rápido en los labios antes de que regresara corriendo hacia las puertas dobles que dirigían al gimnasio.
Cuando se había ido, me giré y caminé hacia el auto de Mandy.


—Vámonos —dije, golpeando el capó del convertible negro—. No puedo llegar tarde al trabajo.


Mandy bajó del capó mientras yo me subía al asiento del pasajero.


—Ahora, Miley ¿Fue muy complicado?
—Sí, pero estoy agradecida de haberlo hecho. Estabas en lo correcto. Es mejor para mí sólo ser honesta con él.
—¿Cuando me he equivocado?
—Bueno, está esa ves el año pasado cuando trataste de convencerme de que Harrison Carlyle era heterosexual dirigiéndote hacia él en la cueva y tratando de…
—Oye, oye. —Mandy alzó una mano para callarme— No hablamos de esa noche. —Suspiró— Debí haberlo sabido cuando me dijo qué clase de shampoo me ayudaría con mi frizz.
—Entonces, si puedes equivocarte.
—Raramente —dijo—. Y no estaba equivocada en esta situación, así que... —Me guiñó y rió—Es bueno saber que mis distintivos momentos temidos valen la pena.


Puse los ojos en blanco.
Encendió el motor y salimos del estacionamiento, dirigiéndonos hacia la librería pública Hamilton, donde archivaba libros cada martes y jueves. Como no podía permitirme un auto y Liam tenía práctica de fútbol, Mandy, por lo general, me daba un aventón.
Así es como Mandy y yo hemos empezado a salir, realmente.
Me escuchó hablar sobre necesitar un aventón en la mesa del almuerzo el año anterior y se ofreció a llevarme. Al principio estaba algo nerviosa. Conocía los rumores acerca de Mandy, y estaba segura de que estar con ella a solas sería totalmente incómodo.
Como, si su auto estuviera lleno de envolturas de condones o extraños juguetes sexuales o algo por el estilo. No es exactamente la clase de chica con la que suelo salir.
Pero la juzgué mal, Mandy era muy normal. Escuchaba el top 40 de la radio, quería ver las mismas películas que yo y, aparte de unas cuantas botellas de Coca-Cola dietéticas en el piso, mantenía su auto bastante limpio. Nada la diferenciaba de cualquiera de las otras chicas en cuyos autos me había montado. Y, honestamente, luego de hablar con ella durante ése primer aventón, me di cuenta de cuanto me agradaba.
Mandy empezó a llevarme a casa o al trabajo cada tarde, y en pocas semanas, era mi nueva mejor amiga.


—Viernes, ¿eh? —dijo, mientras acelerábamos pasando el alquiler de películas de la calle quinta, con la capota bajada y la radio explotando con una canción vieja de los Backstreet boys.


Estaba como a 32º afuera, normal para finales de agosto, y ya estaba temiendo los días fríos otoño que vendrían muy pronto.


—¿Estabas escuchando? —pregunté, inconscientemente, abriendo la guantera de la manera en la que siempre lo hacía cuando iba en el auto de Mandy.
—Por supuesto, que estaba… ¿y saldrás de ahí?
—Sólo estoy buscando un CD.
—No, no lo estás, los estás alfabetizando. —Se acercó y me dio un manotazo en la mano y, con un suspiro, cerré el compartimiento—. Así que si el paro empieza lo más pronto posible, parece que tu cita va a ser interesante. Pobre Liam, ha conseguido esa casa sola y todo.
—Aún iremos a su casa —dije—. Veremos una película o algo así.
—Estoy segura de que esa será una alternativa con la que estará emocionado.


Rió y sacó un cigarrillo de un paquete del tablero.


—David quiere que vaya a su casa el viernes también —dijo, encendiendo y fumando un poco—. Le dije que me encantaría, pero el idiota no sabrá qué lo golpeo hasta que yo me canse.
—Pudiste sólo haber dicho que no —le dije—. No tenías que decirle que lo harías.
—¿Qué hay de divertido en eso? —Fumó otro poco de su cigarrillo y sopló el humo a través de sus labios color rosa brillante.
—No se trata de burlarse, ¿lo recuerdas?
—No me burlare de él… bueno no mucho. —Le dio otro soplo a su cigarrillo— ¿Qué hay de ti?, ¿estás segura de que puedes manejar esto, Miley? ¿Estar a solas con Liam y no saltar hacia él? O sea, es bastante lindo, ¿serás realmente capaz de decir no?
—Créeme, estaré bien —dije— Liam es candente pero no es que él fuera un adonis.


Se veía escéptica.


—Lo que tú digas, puede que no sea un Dios del sexo, pero sé qué te gusta.


Me sonrojé. “Dios, Mandy. ¿Podemos no hablar de esto?”


—¿Qué? —preguntó—. Vamos, si eres lo suficiente madura para tener sexo, deberías ser lo suficientemente madura para bromear sobre ello con tu súper fabulosa mejor amiga.


No dije nada sobre eso.
Paramos en el estacionamiento de la librería y, rápidamente, solté mi cinturón de seguridad.


—Diviértete en el trabajo —dijo Mandy.


La miré mientras ella apagaba su cigarrillo y dejaba la colilla en su cenicero.


—¿Tu madre no ve esos y se molesta? —tuve que preguntar.


—Pff, nah, ella me compró el paquete. —Se encogió de hombros y dirigió un ademán a la guantera— Ella juraba que lo había dejado la última vez. Pero luego del divorcio, me pidió que saliera y le comprara un paquete. Le dije que podía tener uno si me compraba uno a mí también. Pensé que estaría como: "de ninguna manera" o algo, pero me lanzó uno de 20 y dijo que estaba bien.
—Mi padre me mataría —dije.
—Eh. Tengo 18 ahora. Incluso si no le hubiese gustado, no hay mucho que ella pueda hacer—Mandy empezó a molestar con la emisora y salió del convertible.
—Gracias por el aventón.
—Sabes que no hay problema. Te veo mañana.


Cerré la puerta del coche mientras me despedía con la mano por encima del hombro mientras me dirigía a las escaleras de la entrada del frente.


—Ya era hora. —Jenna chasqueó cuando me dirigía al escritorio de en frente.


—Estoy cinco minutos temprano —le dije.


Escogió ignorar esto, por supuesto, y señalo con un dedo el carrito de libros para niños junto a ella.


—Todos esos necesitan ser archivados de inmediato —me informó ella, agitando su cabello cereza-rojo encima de sus hombros—. Apresúrate. Hay algunos niños arriba ahora. ¿Qué si alguien está buscando alguno de esos libros y no los puede encontrar en el estante? ¡Date prisa! ¡Date prisa!


Jenna era locamente compulsiva por tener el control. Era mi pareja, una estudiante en la Universidad de la Comunidad de Oak Hill, y un real dolor en el trasero. Parecía agradable por, como, la primera semana que trabajé en la librería, pero había aprendido rápidamente que ella tenía serios problemas. Trabajar con Jenna era la única parte de este trabajo que yo odiaba.
Agarré un par de libros de ficción de adultos que habían, accidentalmente, sido puestos en el estante de niños —¡Ja! ¡Jenna podía cometer errores, también!— y los puse en los estantes correctos antes de caminar de regreso a la recepción para agarrar la carretilla, la cual tenía que arrastrar por las escaleras. Juzgando su actitud, Jenna no iba ayudarme a arrastrar la bestia al segundo piso: genial.


—Oh, por cierto—Jenna dijo, volteándose lejos de su computador y encontrado sus ojos— tienes un nuevo compañero de trabajo.
—¿Quién? —pregunté.
—Algún chico de secundaria. —Jenna suspiró. No se estaba molestando por ocultar su agitación. Estoy segura de que ella lo veía como otro idiota con el que tenía que tratar.


Gracioso, realmente. Tanto como ella amaba mandar, pensarías que ella estaría emocionada por tener a alguien nuevo bajo su comando.


—¿Nombre? —insistí.


—No recuerdo. Pero es sexy. No dejes que eso te distraiga de trabajar, sin embargo. No quiero que se vuelva un problema.


Puse los ojos en blanco cuando no estaba viendo.


—Está retrasado —dijo Jenna—. Por dos minutos y medio. No es una buena forma de comenzar un trabajo, ¿verdad?


Estaba a punto de responder cuando las puertas de la librería se abrieron detrás de mí.


—Perdón por llegar tarde. Tenía que hablar con mi entrenador de fútbol sobre reponer la práctica.


Todo mi cuerpo se puso rígido. Conocía esa voz.


—Ahí estás —dijo Jenna, moviendo rápidamente su pelo sobre sus hombros de la manera más atrevida posible—. De acuerdo. Perdonaré tu falta de puntualidad hay, pero no hagas de ello un hábito, por favor.


¿Lo perdonaría? Jenna no era nuestra jefa. No podía castigarnos o algo así solamente porque trabajaba un par de días más a la semana. Ella debía llamarse a sí misma "asistente bibliotecaria", pero no era más que otra archivadora. Necesitas un diploma para ser bibliotecaria (lo busqué en Google por curiosidad una vez), y ella seguía siendo una estudiante. En verdad, la Sra. Coles, la bibliotecaria, era la única con el poder para contratar, despedir y castigar.


—Lo siento —Jenna dijo—. No puedo recordar tu nombre. ¿Cuál es, de nuevo?
—Nick.
—Claro. Bien. Nick, esta es Miley. Estarán trabajando juntos para mantener este lugar en máximo orden.


Tuve que evitar ruborizarme mientras me volteaba para enfrentarlo por primera vez desde que había caminado en la librería. Estaba molesta por encontrarlo sonriéndome.
No una astuta sonrisa o una sonrisa de conocimiento, sólo una sonrisa casual. Como si él estuviera vagamente feliz de verme.


—Hola —dijo él.


—Hola.


—Ustedes dos dejen de mirarse fijamente y pónganse a trabajar. Tomen esos libros y archívenlos en la sección de niños —ordenó Jenna, señalando a la carretilla de nuevo—. Arriba.


—Sé dónde está la sección de niños —le dije.


—Sin embargo, Nick no. Ahora apúrense. ¿Qué si algún pobre niño pequeño está buscando El Conejo de Peluche y no lo puede encontrar porque ustedes chicos se tomaron tanto tiempo poniendo esos libros en los estantes?


Suspiré y agarré uno de los bordes de la carretilla.


—Elevador —dijo Nick mientras empujaba la carretilla hacia las escaleras.
—¿Qué? —Lo miré por encima de mi hombro.
—El elevador —repitió, haciendo ademán hacia la izquierda—. Sabes que hay uno aquí, ¿verdad?
—Um, sí —dije lentamente. Por supuesto que sabía. Yo estaba aquí todo el tiempo. Conocía este lugar como la palma de mi mano— Pero es terrible. Se toma por siempre para llegar al segundo piso.
—Tal vez —dijo Nick—. Pero esa carretilla va a ser una pesadilla de subir por las escaleras. Luce bastante pesada. Usemos el ascensor solamente.


Tanto como odiaba admitirlo, y pasar cualquier cantidad de tiempo atrapada en un espacio encerrado con Nick, en verdad sería más fácil mover los libros hacia arriba en el elevador.
¿Y quién sabe? Tal vez lo habían arreglado. No había usado la cosa en meses.


—Bien —estuve de acuerdo.


Nick me ayudó a rodar la carretilla al antiguo y microscópico elevador. Ahora que estaba dentro de nuevo, con las puertas cerradas, recordé por qué lo había odiado la primera vez. Aparte de ser lento, era tan bien un poco aterrador.
Mis dedos se tensaron alrededor del asidero de la carretilla mientras el elevador temblaba, haciendo horribles sonidos de raspado mientras se deslizaba hacia arriba, a paso de tortuga. Por supuesto, mi ansiedad no estaba ayudada por el hecho de que Nick estaba parado sólo a unos centímetros lejos de mí, la habitación limitada forzándonos incómodamente cerca el uno del otro.


—¿Entonces… tú y Jenna tienen mucho en común, huh?


Miré arriba de la carretilla, estrechándole los ojos.


—¿Qué?
—Jenna —repitió Nick, como si lo hubiera malinterpretado la primera vez—. Me recuerda a ti.
—¿Cómo?
—No lo sé. Solamente me recuerda a ti. Ambas son como maníacas del control, no de una mala manera o algo así, pero… ¿no lo has notado?
—No.
—Huh. —Se encogió de hombros—. Tal vez soy solamente yo, entonces. Pero ella en verdad me recuerda a ti. Simplemente recordé cuando estábamos hablando en esa fiesta en el verano, que dijiste que tenías algo por el orden y… —se detuvo. Podía sentir el calor alzándose en mi rostro cuando mencionó esa noche— De todos modos...—continuó— Ella se parece mucho a ti.


Me concentré fuertemente en mantener mi replica suave, libre de cualquier emoción.


—Acabas de conocerla —le recordé—. Y en verdad, no me conoces así de bien, así que no puedes hacer comparaciones. Especialmente no entre Jenna y yo. No soy nada como Jenna.
—¿Estás segura de eso? —se burló, dándome un codazo a modo de juego.


Coqueteando, de la forma como lo hacía con todas las chicas.
A pesar de su nombre merecedor de un romance de novela, Nick Jonas, no era nada más que un hombre destacado. Habíamos ido a la misma escuela desde el jardín de infancia, y en todos estos años, nunca había tenido una vez novia. Demonios, hasta donde yo sabía, él ni siquiera se había besado nunca con una chica. Pero era un coqueto. Mandy lo llamaba "el último coqueto", porque era apuesto, amigable, y encantador, y calentaba a todas las chicas pero nunca perseguía a ninguna de ellas.
No entendía por qué estaba bien para Nick coquetear con cada chica que conocía y nunca se comprometía con ninguna de ellas cuando, si una chica hiciera lo mismo, los chicos la llamarían calienta huev*s. Los chicos eran tan patanes.


—Estoy segura —respondí, probablemente con más de un poco de mi voz de lo que era justo, pero me molestó que él me estuviera comparando con mi peor enemiga, y me molestaba incluso más que él tuviera las agallas para coquetear conmigo.


El elevador ya no parecía estar moviéndose, pero las puertas no se habían abierto tampoco. Pinché el botón de nuevo, y se lanzó hacia arriba, como si el artefacto se hubiera parado entre los pisos, olvidando moverse. Esto no podía ser seguro.


—¿Estás bien? —Nick preguntó.
—Sí. Solamente quiero salir de esta cosa.


De repente, su mano estaba encima de la mía, y me di cuenta que había estado golpeando mis nudillos contra la carretilla de libros.


—No estés nerviosa —dijo, apretando suavemente.


Lo miré, sorprendida de que encontrara preocupación en sus ojos.


—Debería haberte preguntado si eras claustrofóbica.
—Yo… ¿qué?
—¿No es por eso que eres una bola de estrés en este momento y no quieres usar el elevador? Mi primo es igual.
—Um… sí. Claro. Eso es.
—Perdón. No debería haberte hablado para hacer esto.
—Estaré bien —dije, y a pesar de todo, no pude evitar soltar una pequeña risita.
—Bueno, casi listo —dijo Nick— Parece como si las puertas estuvieran a punto de abrirse.


Y seguro, lo hicieron. El ruidoso elevador chilló mientras finalmente se detenía en el segundo piso y las puertas de metal se deslizaban hacia los lados. Nick quitó su mano de la mía, se sintió como un pequeño pinchazo en el corazón, y empujamos la carretilla hacia afuera, hacia el piso.


—Bueno, comienza a archivar —dije, tratando de recomponer mi compostura— Alguien debe estar buscando uno de esos.
—¿Cómo Conejito de Peluche? —Nick sonrió y recogió uno de los libros de dibujos.




Abrí mi boca para discutir que yo no era como Jenna, pero Nick volteó esos ojos chocolate hacia mí y sentí que me empezaba a derretir un poco. Negué con la cabeza, riéndome contra mi mejor juicio.


—Touché —dije.


Agarró un par de libros y caminó hacia uno de los estantes, sonriéndome mientras pasaba. Sonreí de vuelta, luego me reprendí por ello. Me había tomado casi un año relajarme alrededor de Liam, y algunas veces todavía seguía siendo un reto. No debería haber sido tan fácil con Nick.
Tan rápido como había aparecido, mi sonrisa se fue.


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Les gustó? El próximo capitulo es Niley! Esta súper lindo *-*
Y explica porque la actitud de Miley con Nick... XD


Siento no haberlo subido hace dos días, es que tuve un problema :P
Para el anon; la leí en una de esas paginas de Google, no recuerdo muy bien el nombre ):
Mi otra nove, la subo en esta semana(: 


Espero que esta nove les este gustando :D Todos los comentarios han sido buenos & en verdad se lo agradezco :D
Bueno, espero que comenten... Gracias por leer! Besos.
Ale.

martes, 14 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 5

La mañana siguiente, once de las estudiantes femeninas de Hamilton High recibieron un e-mail, pidiéndoles que se reunieran en la biblioteca durante su período de almuerzo. Nueve de las chicas estaban saliendo con jugadores de fútbol. Una se había acostado con la mayoría del equipo. Y la onceava chica, una joven llamada Demi Lovato, era la novia de toda la vida del capitán del equipo de fútbol... y también era mi ex mejor amiga.
El e-mail dirigía a cada una de las chicas a que tomaran asiento en la mesa redonda, en la esquina trasera de la biblioteca, donde se les daría más detalles sobre un plan para poner fin a la rivalidad deportiva que había plagado a Hamilton High durante demasiado tiempo.
¿Y sabes quién envió el e-mail?
Yo.


—No veo por qué me tuviste que enviar un e-mail —dijo Mandy, echándose hacia atrás en su asiento y apoyando sus pies sobre la mesa. Llevaba unas sandalias blancas realmente lindas, y sus uñas de los pies pintadas de rojo brillante—. Podrías simplemente haberme llamado.


Puse una mano en el respaldo de la silla y la empujé hacia adelante.
Sus pies se deslizaron fuera de la mesa mientras que las patas delanteras de la silla caían al suelo de nuevo.


—Pensé que un e-mail en grupo parecía más oficial —dije—. Y es mucho más ordenado.
—Eres tan malditamente neurótica. —Mandy se pasó los dedos por sus tirabuzones castaños. 


Sabía que ella los odiaba, eran, al parecer, un dolor en el trasero para manejar.
Pero se veían tan adorables en ella—. Y no entiendo por qué no me vas a contar nada sobre este plan tuyo.


—Lo averiguarás pronto —dije, golpeteando mis dedos sobre la mesa delante de mí y mirando el reloj—. ¿Dónde están todas? El almuerzo comenzó hace dos minutos. No podemos ser sólo nosotras.
—¿De verdad esperas que todo el mundo venga?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque todas las demás tienen que odiar esto tanto como yo —dije, cruzándome de brazos—. No puedo ser la única harta de esta pelea estúpida.
—Estoy segura de que no lo eres —dijo Mandy—. Pero tú eres la única loca y lo suficiente controladora como para pensar que puedes hacer algo al respecto.


En ese momento, las puertas de la biblioteca se abrieron y un grupo de tres chicas entraron, todas llevando sus paquetes de almuerzo. Les tomó sólo un segundo localizar la mesa que había especificado en el e-mail, y se sentaron frente a Mandy y yo.


—Hola, Miley —dijo cada una de ellos.


Asentí con la cabeza en señal de bienvenida. Ignoraron por completo a Mandy. Ella no les hizo caso tampoco.


—Entonces, ¿qué es lo que pasa? —preguntó Selena Gomez, haciendo girar un mechón de pelo negro alrededor de un dedo con la manicura hecha.
—Tengo un plan para poner fin a la rivalidad —dije.
—Sí, claro. Eso es adorable. —Era su modo para sonar increíblemente hipócrita.
—Um, ¿gracias?


Las puertas se abrieron de nuevo y unas cuantas chicas más entraron con sus almuerzos, ocupando los sitios libres en la mesa. Le sonreí a Mandy, dándome cuenta de que mi plan podría funcionar. Sólo cuatro chicas más tenían que presentarse antes de que tuviera a todo el mundo en la lista de correo electrónico. Ella simplemente puso sus ojos en blanco hacia mí.
Una por una, el último grupo de chicas atravesaron las puertas de la biblioteca.
Demi fue la última en entrar, y lo admito, me sorprendió que hubiera decidido venir.
La había añadido a la lista de correo electrónico más por capricho que con la fe real de que se fuera a presentar. No habíamos hablado en un año y, sin embargo, allí estaba ella, tomando el asiento a mi lado y dándome una sonrisa como si nada hubiera cambiado. Sin embargo, Demi siempre había sido una persona mejor y más tolerante que yo.


—Oye —dije nerviosamente—. Um, es bueno verte.
—A ti, también.


Al otro lado de la mesa, Selena le estaba dando una mirada menos que acogedora, reservada especialmente para las novias de los jugadores de fútbol. No pude evitar encogerme. Las tensiones de la pelea se habían filtrado en las vidas de las chicas, también. Eso había sido lo nos separara a Demi y a mí, el año pasado.
La mesa estaba llena de charla. Me aclaré la garganta un par de veces, tratando de llamar su atención, pero nadie parecía escucharme.


—Oigan, perras, cállense y dejen que Miley hable —gritó Mandy, y todas se callaron.


Hombre, a veces me infundía coraje. Al menos, así me sentí hasta que me di cuenta de que la Sra. Hillman, la bibliotecaria, nos lanzaba una mirada de desaprobación. Oops.
Me aclaré la garganta otra vez.


—Hola a todas —comencé—. Sólo quería hablar con ustedes acerca de toda esta pelea deportiva de los chicos. Creo que se ha salido de las manos. La gente está haciéndose daño, y ha estado causando problemas en mi relación. Estoy segura de que se encuentran en situaciones similares.


—Sí —resopló Susan Jenner—. Después de que los neumáticos de Luther se pincharan la semana pasada, se olvidó por completo de nuestra cita por mi cumpleaños para poder ir a arreglar a su "bebé".


—Por lo menos tu novio no tenía un labio partido y el ojo negro en las fotos de tu bienvenida el año pasado —se quejó Selena.


Un murmullo general de acuerdo burbujeó alrededor de la mesa.


—Exactamente —dije—. Estamos abandonadas durante el otoño debido a la rivalidad. Así que, naturalmente, hay que tratar de poner fin a esa situación, ¿verdad? ¿No es eso lo que todas quieren?


Otro murmullo de aprobación.


—Eso sería agradable —dijo Selena—. En teoría. Pero en realidad, ¿qué podemos hacer realmente para acabar con ella? Nada. Esos zoquetes no permitirán que otros clubes lideren hasta que se gradúen o consigan una muerte cerebral tan grave que olviden a qué golpear.


—Cállate, Selena, y simplemente dale a Miley una oportunidad —espetó Mandy.


Selena se burló con sorpresa.


—Oh, Dios mío, ¿Mandy puede hablar? Pensé que su boca sólo trabajaba para chup*r ****. Es un milagro.


—Te voy a mostrar un milagro, pequeña…


Agarré a Mandy por su camiseta y tiré de ella hacia abajo para sentarla.


—Ustedes dos, por favor sean civilizadas —aconsejé.


Selena volvió a sentarse, gruñendo para sí misma.


—De todos modos —dije—, no estoy de acuerdo con Selena. Creo que por fin he descubierto lo que podemos hacer para acabar esto de una vez por todas.


—¿Destruir con armas nucleares el vestuario?


—¿En serio?


—¿Podemos conseguir simplemente cancelar el calendario de fútbol?


—¿Cómo haríamos eso?


—Dale una oportunidad de explicarse —dijo Mandy en voz alta cuando una ola de ansiedad se apoderó de mí. Demasiadas voces hablando una sobre la otra. Ella guiñó el ojo y asintió con la cabeza para que continuara. Me conocía demasiado bien.
—Así que todos queremos detener la lucha —dije—. Eso está bien. Me alegro de que estemos en el mismo lado. El hecho es que todas hemos intentado todo lo que podíamos pensar por nuestra cuenta. Hemos rogado, suplicado, y luchado, y no ha servido de nada. No podemos controlarlos. Así que aquí lo importante es conseguir el control de la situación, necesitamos el poder. Y claro, no hemos sido capaces de conseguirlo por nuestra cuenta. Es por eso que solicité esta reunión. Porque juntas, creo que podemos conseguir el poder sobre, al menos, uno de los lados. Y con ése poder, podemos manipular esta guerra para conseguir lo que queremos.


—¿Cuántas veces ensayaste este discurso? —preguntó Selena.


La ignoré, tomando un bolígrafo y apretando la tapa de un lado a otro debajo de la mesa. De ninguna manera iba a decirle que había practicado esto en frente del espejo... dos veces.


—Muy bien, así que el asunto es conseguir el control de nuestros chicos, y de hacerlo todas juntas, como una fuerza unificada —continué—. Porque cuando era sólo fútbol americano contra fútbol, era un callejón sin salida y un ciclo de nunca acabar. Sin embargo, añadamos como extra a las chicas, y es posible voltear completamente la balanza. Encontrar nuestra influencia es la parte difícil, y como ustedes, yo no creía que fuera posible. Pensé que todas estábamos jodidas. Pero ayer por la noche, lo averigüé. Sé exactamente cómo podemos conseguir el control de los chicos y poner fin a esta guerra para siempre.


—Dilo ya —instó Mandy. Sonreí.


—Es la única cosa a la que nunca podría decir que no. La única cosa por la que rogarían y suplicarían e intentarían persuadir. Hasta ahora, no me di cuenta de que podíamos usarlo a nuestro favor. Pero ayer por la noche, me di cuenta de que es nuestra mejor oportunidad. —Hice una pausa, tomé una respiración—. ¡Hagamos…. una huelga de sexo!


Y... silencio.
Un silencio de muerte.
Por lo menos cuarenta y tres segundos.
Como podría haber predicho, Mandy fue la primera en compartir su opinión, y al estilo de Mandy, ella la compartió en voz alta.


—¿Has perdido la cabeza?


La mesa retumbó con una desaprobación incómoda, provocada por la protesta de Mandy. Tomé una respiración profunda, apretando la tapa del bolígrafo cada vez más rápido. Tenía que hacerlas entender. Tenía que conseguir que estuvieran de mi parte, para demostrar que esta era la mejor opción.


—Piensa en ello —presioné, mi voz más alta— Los chicos sólo quieren una cosa. Son todos unos salidos. Si hay algo que podemos utilizar para conseguir el poder, es el sexo. Específicamente, negarlo.


—Puede que tengas razón —dijo Mandy—. Pero te estás olvidando un factor clave aquí. ¿Nos lo estaremos negando a nosotras mismas, también?


Selena puso los ojos en blanco.


—Jesús, Mandy. Eres una zorra.


—Que te jodan —estalló Mandy—. Sé que es un hecho que te tiraste a Justin en tu primera cita. No actúes tan alta y poderosa.


—Chicas —dije, un poco atemorizada—. La lucha entre nosotras no va a solucionar nada. Estamos aquí para crear paz, ¿recuerdan?


Selena le disparó a Mandy una mirada más malvada antes de reclinarse hacia atrás en su asiento y cruzar los brazos sobre su pecho, su labio inferior sobresalía como el puchero de una niña de cinco años de edad.


—Miren —dije—. Todas ustedes estuvieron de acuerdo en que querían era poner fin a esta estupidez, ¿verdad? Y esta es la manera de hacerlo. Los tenemos donde queremos, entonces nos negamos a darles lo que quieren. Cuando se dan cuenta de que no vamos a ceder, serán como masilla en nuestras manos. Y es cuando les damos el ultimátum.


Tienen que suspender la rivalidad antes de que los toquemos. Yo apuesto a que ellos entrarán en razón máximo en dos semanas.


De alguna manera, podía sentir los ojos de Demi en mí. Sonreí, tratando de no parecer incómoda.


—¿Es eso, ya sabes, ético? —preguntó Susan—. Quiero que la rivalidad acabe del todo, pero el sexo como un arma se siente un poco incompleto. Creo que ha habido todo un conjunto de episodios de Dr. Phil al respecto.


—Oh, vamos —dijo Mandy—. Cada chica tiene la prerrogativa de decir no. No hay ninguna razón para no ejercer ese derecho... incluso en grandes grupos. Además, el Dr. Phil es un charlatán.


—Susan, pagaste a una chica de primer año para hacer tus ensayos de Inglés —dijo Selena—. ¿Realmente consideras la cuestión ética?


—Oye, estoy ocupada. Tengo entrenamiento de baloncesto. No hay tiempo para leer El gran Gatsby o lo que sea. Además, yo la pago. Eso hace que sea ético.


—Esto es ético —dije, con la esperanza de volver al asunto—. En realidad no estamos usando el sexo como un arma, sólo estamos eligiendo no participar hasta que la rivalidad termine. No vamos a manipular ni nada. Estamos… boicoteando.


—Bueno, es un buen plan —dijo Susan—. Quiero decir, es probable que funcione.


—No sé. —La voz de Mary Grisham fue apenas lo suficientemente fuerte que la escuchara, por el bullicio de los susurros sobre la mesa. Ella era una pequeña estudiante de primero, con enormes ojos azules y cabello oscuro de color chocolate. La miré, sonriendo, instándola a continuar. Ella se movió nerviosamente en su asiento y dijo un poco más fuerte—. Yo, umm... No puedo realmente hacer nada —dijo—. Finn y yo no estamos acostándonos juntos, así que no…


—¿En serio? —dijo Mandy, embobada—. Tú y Finn han estado juntos, como, nueve meses, ¿verdad? ¿Y ni siquiera lo ha, hecho una sola vez?


Mary negó con la cabeza.


—¿Él es, como, gay? —preguntó Mandy.


—El hecho de que no se hayan acostado juntos aún no lo convierte en gay. —Sonó más duro de que lo que quería. Volví a mirar a Mary, después me dirigí al resto de la mesa—. Estoy segura de que algunas de los demás están en el mismo barco, ¿verdad?


Más silencio.
Tuve que dejar de contar después de diez segundos. No lo entendía.
Estas eran las mismas chicas que llamaban a Mandy puta por tener demasiado sexo. Pude ver sus ojos en Mary. Ver las burlas o las expresiones de desaprobación. Como si su virginidad fuera una cosa mala.


—Bueno, gracias por ser honesta —le dije a Mary cuando sus mejillas se volvían cada vez más rojas—. Es agradable que estés esperando. Conozco a un montón de chicas que mienten sobre ello, así que respeto tu honestidad.


—Eres agradable —murmuró María.


—Oh, cariño —suspiró Mandy—. Eso es lindo, pero no sabes lo que te pierdes.


Le di a Mandy un codazo en las costillas y dije en voz alta a Mary:


—Pero puedes participar todavía. Simplemente no hagas otras cosas. No, umm... No te pongas sobre él o toques su... —Me sentía como si mi cara estuviera en llamas. Respiré hondo y me obligué a seguir adelante—. Nada de nada. Ni cualquier cosa con la que él pueda disfrutar mucho. Si besarse es todo lo que hacen, no lo hagas. Encontrarás una manera. No tienes que tener relaciones sexuales para que funcione. Confía en mí.
—¿Pero no se enojarán? —preguntó una de las chicas.
—Sí, lo harán. ¿Y entonces no nos engañarán?
—No quiero eso.
—Ni yo. Entonces tal vez finalmente estaré libre para besar a ese chico de Oak Hill.
—Alto, alto, deténganse —dijo Mandy sobre la creciente ola de voces de pánico— Miren, tal vez no soy una experta, ya que no tengo una relación o lo que sea pero, ¿es algo que te preocupa realmente? Si es así, eso está muy jodido.
—Las chicas como tú son la razón por la que tenemos que preocuparnos —murmuró Selena.


Mandy se volvió para echarle una mirada de hielo.


—A pesar de lo que pienses de mí, nunca me he acostado con el novio de otra chica. Y yo nunca me acostaría con Justin; los lameculos quejicas no son mi tipo. —Miró al resto de las chicas otra vez—. En serio, si los bastardos las engañan, entonces no las merecen de todos modos. Si eso es un miedo genuino, entonces probablemente no deberían estar con ellos, para empezar.
—Miley —dijo Susan—, ¿y tú? ¿No tienes miedo de que Liam te engañe si haces esto?
No —dije. Aunque creo que soné un poco más segura de lo que me sentía—. No lo tengo. Él me ama. Algo como esto no va a cambiar eso. Además, esto ayudará a los chicos a largo plazo, también. Son víctimas aquí. Pero si no hacemos algo, algo para obligarlos a salir de la guerra, nunca van a terminar con ella. Esta es nuestra mejor opción, y un buen novio no utilizará el asunto de nada de sexo contra ti.
—En serio —dijo Mandy—. Quiero decir, me gusta el sexo probablemente tanto como a cualquier chico, e incluso sé que un poco de abstinencia no es algo para poner fin a una relación. Eso sería muy jodido.
—Para ti es fácil de decir —espetó Selena—. ¿Alguna vez, incluso, has tenido una relación, Mandy? Una de verdad. Una que continúa incluso después de ponerse la ropa de nuevo.


—¿Sabes qué? Que te jodan, Selena. No tengo que estar en una relación para saber que un hombre es un idiota si te deja tirada porque no abres las piernas. Y no importa lo que pienses de mí, no seré aquella a la cual los chicos acuden cuando quieren conseguir algo. Porque... porque voy a hacerlo. Lo que dijo Miley. Voy a seguir el juego. Nada de sexo.


Me quedé mirando boquiabierta a Mandy, asombrada.


—¿En serio?
—Sí. Estoy dentro.
—Yo también.


Me volví hacia mi derecha y vi a Demi observándome con sus ojos color avellana. Algo en ellos parecía escéptico, y me pregunté si la había entendido mal. Luego meneó la cabeza y el parpadeo de incredulidad se había ido.


—Estoy harta de esta lucha. Definitivamente, cruzó la línea. —Ella me dirigió una mirada significativa antes de añadir— Creo que una huelga de sexo es una gran idea, y puedo tratar de conseguir que algunas de las novias de los futbolistas estén dentro. Apuesto a que van a ayudar. Todas estamos hartas.
—¿En se… serio? —Le sonreí, medio en estado de shock—. Demi, muchas gracias.


Después de eso, un montón de gente parecía subirse al carro.


—Lo haré —dijo Susan—. Maldita sea, Miley, tienes algo de cerebro. Yo nunca habría pensado en esto.
—Estoy dentro. Hará de esta temporada más entretenida al menos.
—Creo que lo haré. Tal vez el sexo de final de la rivalidad será incluso mejor que la reconciliación sexual.


Agaché la cabeza para ocultar el rubor que estaba arrasando mi cara.
¿Cómo podían estas jóvenes ser tan abiertas sobre su vida sexual? Yo apenas hablaba de la mía con Mandy. Al infierno, ni siquiera podía decir las palabras de las cosas que estaba haciendo con Liam, sin encogerme.


—Tenemos que hacer un pacto o algo así —dijo Mandy—. Al igual que un juramento. Tenemos que jurar abstenernos de toda actividad sexual.


—¿Sobre qué vamos a jurar? —preguntó Susan—. ¿La Biblia?


—Eso es un poco inapropiado —argumenté como broma.


—Considerando que lo estamos jurando y todo.


—Aquí. —Demi colocó su mochila sobre la mesa y abrió la cremallera. Después de unos segundos de rebuscar, sacó una nueva edición de Cosmo y la arrojó sobre la mesa—. Trata el tema de consejos sexuales. Incluye una buena lista de todas las cosas que no podemos hacer. Podemos jurar sobre ella.


Mandy recogió la revista.


—Dulce —dijo ella, hojeando las páginas. Hizo una pausa y se estremeció visiblemente—. Ugh. No, no intenten eso. Confíen en mí, no es tan genial como parece.


Agarré la revista de Mandy, medio sorprendida y un poco temerosa al ver de lo que estaba hablando. La levanté para que todas la vieran.


—Bueno —dije—, por tanto todas vamos a hacer un voto. Expondré las reglas, y si están de acuerdo, ponen su mano sobre la revista y dicen, "conforme" ¿Lo tienen?


La mayoría de las chicas asintieron.
Puse la revista sobre la mesa, poniendo mi mano sobre la cara de la modelo en la portada.


—Por la presente juro que abstenerme de toda forma de actividad sexual. Esto incluye, pero no se limita, a cualquier cosa que involucre partes del cuerpo por debajo del cinturón. Eso incluye también la parte del cinturón. Ah, y la segunda base es ilegal, también. Nada, umm, debajo de la camisa. —Me obligué a continuar, a pesar de la forma en que este discurso hacía que mi rostro enrojeciera—. Me mantendré firme, incluso en los momentos más difíciles, y resistiré a la tentación hasta que la rivalidad llegue a su fin.


Deslicé la revista a Demi, todavía sintiéndome un poco ansiosa cuando nuestros ojos se encontraron. Pero no podía dejar que mi compostura flaqueara justo ahora. No con todas estas muchachas observando.
Me aclaré la garganta, como, por millonésima vez esa tarde.


—¿Estás de acuerdo? —pregunté.
—Conforme —dijo Demi solemnemente. Ella se la pasó a Susan.
—Conforme. Susan se la pasó a la chica de su derecha.
—Conforme.
—Conforme.
—Conforme.


Cuando se acercó a Mary, la vi dudar por un minuto. Me miró, respiró profundamente, y puso su mano sobre la revista.


—Conforme.


Luego se la pasó a Selena.


—Simplemente pásala si eres demasiado cobarde —se burló Mandy—. Me llamas zorra, pero eres más que reticente a abandonar el sexo que yo.


—Cállate —susurró Selena— Dame eso. —Tiró la revista hacia ella y puso la mano en el centro mismo de la portada. Sus ojos se encontraron con Mandy cuando dijo:


—Conforme.


Chloe sonrió.
Para mi sorpresa, después de tanto desacuerdo, las once chicas en la mesa, aparte de mí, terminaron haciendo el juramento. Mandy fue la última, y ella me sonrió mientras juraba ser célibe. Sabía que sería un desafío para ella, más que nadie.
Pero al mirar a las demás, yo sabía que Mandy no podía ser sido la única chica a la que le gustaba el sexo. Otras tantas habían estado renuentes a aceptar de inmediato. Sin duda, algunas de las chicas tenían la misma razón que Mandy, aunque las demás se estuvieran mostrando reacias por miedo a perder a sus novios. Me preguntaba qué porcentaje era, cuántas de las chicas simplemente no querían renunciar al sexo en comparación con aquellas que tenían miedo de ser engañadas.
Y me preguntaba por qué Mandy era la única chica dispuesta a salir y decir que le gustaba el sexo. Tal vez, ¿porque las demás sabían que era llamada "puta" o una "prostituta" por gustarle tanto? Pero yo tampoco entendía eso. Al igual que Mandy, dijo, no era como si ella se acostara con novios de otras muchachas.
También quería saber por qué Mary había sido la única dispuesta a confesar lo contrario: su virginidad. Porque yo no creía, ni por un segundo, que ella fuera la única en la mesa que aún no había dado ese salto.
Cuando todas habían jurado sobre la revista, se la devolví a Demi.


—Puedes usarla para que las chicas de fútbol hagan el mismo juramento —dije.
—Claro. —Ella metió la revista en su mochila otra vez.
—Muy bien —dije—. Así que, aquí vamos. Estoy pensando en que todas deberíamos estar en contacto vía e-mail. Vamos a necesitar un grupo de apoyo para salir de esta, y mantenernos organizadas. Pero sin duda creo que estamos haciendo algo. Podemos ganar esta guerra.
—Por tu bien —dijo Selena, se puso de pie justo cuando la campana sonó durante el tercer período— espero que sí. Esto tiene que funcionar, Miley.
—Lo hará —le aseguré—. Sé que así será.


Las chicas empezaron a moverse en manada hacia la puerta. Comencé a girarme hacia Mandy, que seguía sentada en la mesa conmigo, entonces noté a Demi permaneciendo cerca de la puerta de la biblioteca.


—Oye —dije, caminando hacia ella. Tome mi bolígrafo de nuevo y ya estaba girando la tapa— Gracias por venir. Sé que todo esto es muy extraño. Las novias de fútbol y el estar alrededor mío y... lo que sea.
—Siempre vendré si quieres que lo haga, Mi. —Lanzó otra sonrisa y puso una mano en mi hombro, apretando brevemente. Luego se volvió y salió de la biblioteca.


Pensé que había perdido a Demi para siempre a causa de esta pelea.
Debido a que nuestros novios se odiaban mutuamente. Pero tal vez, me di cuenta, yo podía poner fin a la guerra y recuperar a una amiga al mismo tiempo. El pensamiento me hizo sonreír.
Mandy se relajó junto a mí.


—¿Estás lista para Biología Avanzada?
—Claro —dije, dando vuelta para enfrentarla—. Gracias, por cierto. Por haber estado de acuerdo con esto.
—Sí. Me debes una.
—Bueno, al menos la estúpida lucha terminará pronto —dije.
—¿Eso lo compensará?


Mandy puso en blanco los ojos.


—Miley, me importa un bledo los problemas entre los equipos. Sé que es estúpido, y sé que te afecta, pero realmente no tiene un impacto en mí, ya que no estoy realmente comprometida con ninguno de los chicos. —Se encogió de hombros—. No hice esto para poner fin a las peleas. Lo hice porque sé que es importante para ti. Y tú eres importante para mí.


Sonreí.


—Gracias, Mandy.


—Sí, sí —dijo, recogiendo su mochila bandolera—. También lo hice para herir a Selena, por lo que no fue totalmente desinteresado. Odio a esa perra.


Me eché a reír.


—Vamos —dijo— El Sr. Hall hará cargar con su mierda si llegamos tarde.


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Por cierto, Feliz Día del Amor y la Amistad