martes, 19 de junio de 2012

The DUFF ; Cap 2.

No hay nada más pacífico que la calma del sábado por la noche, o el domingo por las 9 de la mañana muy temprano. Los ronquidos sordos de papá retumbaban desde el pasillo, pero el resto de la casa estaba en silencio cuando me deslicé en algún momento después de uno de ellos. O tal vez me había ensordecido por el ruido del bajo en la fiesta de Oak Hill.
Honestamente, la idea de la pérdida auditiva no me molestaba demasiado. Si eso significaba que nunca tendría que escuchar tecno de nuevo, lo era todo para mí.
Cerré la puerta detrás de mí y caminé a través del oscuro y vacío cuarto. Vi la postal sobre la mesa de café, enviada desde cualquier ciudad dónde estuviera mamá ahora, pero no me molesté en leerla. Todavía estaría allí por la mañana, y estaba demasiado cansada, así que me arrastré por las escaleras hasta mi cuarto.


Ahogando un bostezo, colgué mi abrigo en el respaldo de mi silla y me acerqué a la cama.
La migraña comenzó a disminuir cuando pateé mis Converse a través de la habitación.
Estaba exhausta, pero mi TOC -trastorno obsesivo compulsivo- estaba llamando por completo. El montón de ropa limpia en el suelo, al pie de mi cama tenía que ser doblada antes de que pudiera dormir.


Con cuidado, levanté cada pieza de ropa y la doblé con precisión vergonzosa. Entonces apilé las camisas, jeans y la ropa interior en secciones separadas en el suelo. De alguna manera, el acto de doblar la ropa arrugada me tranquilizaba. Como ya hice las pilas perfectas, mi mente se despejó, mi cuerpo se relajó, y mi irritación de la noche de música fuerte y desagradable y cerdos ricos, obsesionados con el sexo disminuyó. Con cada arruga incluso, volví a nacer.


Cuando toda la ropa estuvo doblada, me puse de pie, dejando las pilas en el suelo. Me quité el jersey y los pantalones vaqueros, que apestaban a las fiestas sofocantes, y los tiré en el cesto de la esquina de mi habitación. Podría ducharme por la mañana.
Estaba demasiado cansada para hacer frente a esta noche.
Antes de arrastrarme debajo de las sábanas, di un vistazo al espejo de cuerpo entero al otro lado del cuarto. Busqué mi reflejo con nuevos ojos, con nuevos conocimientos.


Incontrolable cabello castaño ondulado. Una nariz larga. Grandes muslos. Busto pequeño.


Sí.
Definitivamente material de Duff. ¿Cómo no lo había sabido?


Quiero decir, nunca me consideré particularmente atractiva y no era difícil ver que Selena y Demi, dos delgadas y castañas/rubias, eran magníficas, pero aún así. El hecho de que jugaba el papel de la fea en su dúo delicioso no se me había ocurrido. Gracias a Nick Jonas, pude verlo ahora.


A veces es mejor ser ignorante.


Tiré una manta hasta mi barbilla, ocultando mi cuerpo desnudo de la mirada al espejo.
Nick era la prueba viviente de que la belleza era sólo superficial, por lo que ¿por qué sus palabras me molestaban?
Yo era inteligente. Yo era una buena persona. Entonces, ¿a quién le importaba si era la Duff? Si fuera atractiva, tendría que hacer frente a tipos como Nick tropezando conmigo. ¡Uf! Así que ser la Duff tenía sus beneficios, ¿no? Ser poco atractiva no tenía que apestar.


¡Maldito Nick Jonas! no podía creer que me estuviera haciendo preocuparme por tal estúpida, mierda sin sentido y poco profunda.
Cerré los ojos. No lo pensaría por la mañana. No pensaría en Duffs nunca más.
                                                  ***


El domingo era fantástico, agradable, tranquilo, euforia sin interrupciones. Por supuesto, las cosas solían ser bastante tranquilas cuando mamá no estaba.
Cuando estaba en casa, la casa parecía ruidosa. Siempre había música o risa o algo alegre y caótico.
Pero parecía que no estaría en casa durante más de un par de meses, y en el momento en que ella se había ido, todo acabó por callarse. Al igual que yo, papá no era muy sociable.
Era enterrado por lo general en su trabajo o viendo la televisión. Lo que significaba que la casa Cyrus estaba casi en silencio.
Y, en una mañana después de que me había visto obligada a soportar todo el ruido de clubes y fiestas, una casa tranquila era el equivalente a la perfección.
Pero el lunes apestaba.
Todos los lunes apestan, por supuesto, pero este lunes realmente lo jodió todo. Todo comenzó a primera hora cuando Demi,o se dejó caer en español con las mejillas llenas de lágrimas y de rímel.


—Demz, ¿qué va mal? —le pregunté— ¿Ha pasado algo? ¿Está todo bien?


Lo admito, siempre me asustaba realmente en las raras ocasiones en que Demi llegaba a clase en luciendo algo menos que alegría. Quiero decir, ella estaba constantemente saltando y riendo.
Así que cuando llegó en un aspecto tan deprimido, me asustó hasta la mierda.
Demi sacudió la cabeza tristemente y se desplomó en su asiento.


—Todo está bien, pero... ¡no puedo ir al baile de bienvenida! —nuevas lágrimas cayeron de sus grandes ojos chocolate— ¡Mamá no me deja ir! —¿Eso era todo? ¿Me ha hecho asustarme por el baile de bienvenida?
—¿Por qué no? —pregunté, todavía tratando de ser simpática.
—Estoy castigada —Demi aspiró por la nariz− Vio mi boleta de calificaciones en mi cuarto esta mañana, descubrió que reprobé química, ¡y se enloqueció! ¡Es injusto! El baile de bienvenida de baloncesto es, como, mi baile favorito del año... después del de promoción y del de Sadie Hawkins y del de bienvenida de fútbol.


Incliné mi barbilla y la miré burlonamente.


—Wow, ¿cuántos favoritos tienes? —Ella no contestó. O se rió.
—Lo siento, Demi. Sé que tiene que apestar... pero yo tampoco voy. —no he mencionado que consideraba la total práctica de los bailes de la escuela degradantes o que no eran más que desechos gigantes de tiempo y de dinero. Demi ya sabía mi opinión sobre el asunto, y yo no creía que ayudara recordarle la situación. Pero yo estaba muy feliz, no sería la única chica que se lo saltaría— ¿Qué tal esto? Iré a tu casa y veremos 11 películas toda la noche. ¿Tu madre estará bien con eso?


Demi asintió con la cabeza y se secó los ojos con el puño de la manga. 
—Sí —dijo ella— Mamá te quiere. Piensa que eres una buena influencia para mí. Así que va a estar bien. Gracias, Miley. ¿Podemos ver Expiación otra vez? ¿O ya estás harta?


Sí, estaba muy enferma de los romances sentimentales con los que Demi se desmayaba, pero podía superarlo. Le sonreí.


—Nunca me canso de James McAvoy. Incluso podemos ver La joven Jane Austen si quieres. Será un programa doble.


Ella se echó a reír -por fin- justo cuando el maestro se dirigió a la parte delantera de la sala y comenzó a enderezar obsesivamente los lápices en su escritorio antes de pasar lista. Demi echó una mirada al escuálido maestro. Cuando me miró, sus ojos de color marrón oscuro brillaban con lágrimas frescas. 


—¿Sabes cuál es la peor parte, Miley? —susurró— Le iba a preguntar a Joe si quería ir conmigo. Ahora voy a tener que esperar hasta el baile de promoción para pedirle un baile.


Debido a su estado delicado, decidí no recordarle que a Joe no le interesaría porque tenía el busto grande. En lugar de eso acabé diciendo: 


—Lo sé. Lo siento, Demi.


Una vez que la pequeña crisis estuvo detrás de nosotras, español pasó sin problemas.
Las lágrimas de Demi se aclararon, y en el momento en que sonó el timbre, se reía vertiginosamente mientras Emma, una amiga nuestra, nos hablaba de su nuevo novio.
Me enteré de que había sacado una A en mi última Prueba de vocabulario. Además, entendiendo totalmente cómo conjugar los verbos regulares en presente subjuntivo.
Así que estaba malditamente de bastante buen humor cuando Demi, Emma, y yo salimos del aula.


—Y tiene un trabajo en el campus —divagaba Emma cuando fuimos de camino por el pasillo lleno de gente.
—¿A qué escuela va? —le pregunté.
—A la comunidad universitaria de Oak Hill —ella sonaba un poco avergonzada, y se apresuró a añadir— Pero es sólo para conseguir su título de asociado antes de ir a una universidad. Y Oak Hill Community College no es una mala escuela ni nada.
—Ahí es donde iré yo —dijo Demi— No quiero ir demasiado lejos de casa.


Demi y yo éramos como polos opuestos, era una especie de gracia a veces. Siempre se puede predecir lo que una de nosotras va a querer hacer justamente escogiendo lo inverso de la otra. Personalmente, yo quería salir del infierno de Hamilton, tan pronto como fuera posible. La graduación no podría llegar suficientemente pronto, y entonces yo estaría en Nueva York para la universidad.
Pero la idea de estar tan lejos de Demi, -no verla despidiéndose de mí todos los días o escuchar su parloteo acerca de bailes y chicos gays- de repente me asustó.
No estaba del todo segura de cómo iba a manejar la situación. Ella y Selena eran un tipo de equilibrio para mí. No estaba segura de si alguien estaría dispuesto a aguantar mi cinismo una vez que me fuera de la ciudad.


—Debemos llegar a química, Demz —dijo Emma mientras sacudía su largo flequillo negro de sus ojos— Ya sabes cómo se pone el Sr. Rollins cuando llegamos tarde.


Salieron corriendo al departamento de ciencia, y comencé a caminar por el pasillo en dirección al régimen del programa de AP -Advanced Placement; colocación avanzada-. Mi mente se dirigió a otros lugares, a un futuro sin mis mejores amigas para mantenerme sana. Nunca lo había considerado antes, y ahora que estaba pensando en ello, me hizo ponerme muy nerviosa. Sabía que ellas se burlarían de mí por ello, pero tendría que encontrar una manera de mantenerme en contacto constante.


Creo que mis ojos perdieron el contacto con mi cerebro, porque lo siguiente que supe, fue que me encontré de golpe con Nick Jonas.
Ese fue el final de mi buen humor.
Tropecé hacia atrás, y todos mis libros de texto se deslizaron de mis brazos y se estrellaron contra el suelo. Nick me agarró por los hombros, sus manos grandes me capturaron antes de que tuviera la oportunidad de tropezar con mis propios pies y golpear el suelo.


—Whoa —dijo, estabilizándome.


Estábamos demasiado cerca el uno del otro. Me sentí como si hubiera insectos arrastrándose por debajo de mi piel, extendiéndose por los lugares donde sus manos me habían tocado. Me estremecí de asco, pero él lo malinterpretó.


—Wow, Duffy... —dijo, mirándome con una sonrisa arrogante. Él era alto. Lo había olvidado, sentado junto a él en el Nest la otra noche. Era uno de los poco chicos en nuestra escuela que era más alto que Selena- por lo menos 1.80 centímetros de altura. 20 centímetros mas alto que yo. 
—¿Hago que tus rodillas tiemblen?
—Si como no —me torcí fuera de su alcance, plenamente consciente de que sonaba como Alicia Silverstone en Clueless, pero simplemente no importaba. Me arrodillé y empecé a recoger mis libros, y para mi intenso desagrado, Nick se unió a mí.


Estaba jugando el papel de buen samaritano, por supuesto. Apuesto a que estaba esperando a que una porrista linda, como Selena, pasara y pensara que estaba siendo un caballero. Que cerdo. Siempre en buscando darse a notar.


—Español, ¿eh? —dijo, echando un vistazo a los papeles dispersos, cuando los tomo— ¿Puedes decir algo interesante?
El tono de tu voz hace que quiera estrangularme —me levanté y esperé a que me entregara mis papeles.
—Eso suena sexy —dijo, poniéndose de pie y dándome la pila del trabajo en español que habíamos recogido juntos— ¿Qué significa?
—El tono de tu voz hace que quiera estrangularme.
—Excéntrica.


Sin otra palabra, cogí los papeles de sus manos, los guardé dentro de uno de mis libros, y troté camino a clase. Tenía que poner la mayor distancia entre yo y el mujeriego, hijo de puta, como fuera posible. 
¿Duffy? ¿En serio? ¡Él sabía mi nombre! El imbécil egoísta no podía dejarme en paz. Por no hablar de que mi piel todavía picaba donde me había tocado.


La clase AP del Sr. Chaucer consistía sólo de nueve estudiantes, y siete de ellos ya estaban en la clase en el momento en que entré por la puerta. El Sr. Chaucer me lanzó una mirada sucia a través de sus ojos entrecerrados, presionándome porque la campana sonaría en cualquier momento. Llegar tarde era un delito grave en opinión del Sr. Chaucer, y casi tarde constituía un delito menor. No fui la última en aparecer, sin embargo. Eso ayudó un poco.
Me senté en el fondo de la clase y comencé a abrir mi cuaderno, pidiéndole a Dios que el Sr. Chaucer no me llamara por mi tardanza. Con mi estado de ánimo actual, no había garantía de que no empezaría a maldecirlo. No lo hizo y los dos nos ahorramos el drama.
El último estudiante entró justo cuando sonó la campana. 


—Lo siento, Sr. Chaucer. Estaba poniendo carteles promoviendo la ceremonia de inauguración de la próxima semana. No ha empezado aún, ¿verdad?


Mi corazón dio un vuelco cuando levanté la vista al chico que acababa de entrar.
Muy bien, así que no estoy tranquila por el hecho de que odio a los adolescentes que salen en la escuela secundaria y que constantemente deliran y hablan de lo mucho que "quieren" a su novio o novia. Admito que odio a las chicas que dicen que aman a alguien antes de que estén saliendo. No oculto el hecho de que, en mi opinión, el amor toma años -cinco o diez por lo menos- para desarrollarse, y las relaciones de la escuela secundaria parecen sin sentido para mí. Todo el mundo sabía esto de mí... pero nadie sabía que yo era casi un hipócrita.
Bueno, okey, Selena y Demi lo sabían, pero no contaban.


Douglas Booth. Aparte de la trágica aliteración*, era perfecto en todos los sentidos. No era un jugador de fútbol cargado de testosterona. No era un sensible hippie que tocaba la guitarra. No escribía poesía o usaba delineador de ojos. Así que probablemente no habría sido clasificado como el chico típico caliente, pero eso trabajaba a mi favor, ¿verdad? Los deportistas, chicos de bandas, y chicos Emo no miraban dos veces -como Nick redactó con tanta delicadeza- a la Duff. Probablemente tenía una mejor oportunidad con el inteligente, políticamente activo, con algún chico socialmente torpe como Douglas. ¿No?


Mal, mal, mal.
Douglas Booth era mi pareja perfecta. Desafortunadamente, él no tenía conocimiento de este hecho. Eso era todo, porque perdí mi capacidad para formar frases coherentes cada vez que se acercaba a mí. Probablemente pensó que era muda o algo así. Nunca me miró ni me habló o incluso no pareció notarme en el fondo de la sala. Para una chica con un trasero gordo, me sentí bastante invisible.
Me daba cuenta de Douglas, sin embargo. Me daba cuenta de su anticuado pero adorable corte rubio tazón y su piel de marfil pastosa. Me daba cuenta de sus ojos verdes debajo de sus gafas con lentes ovalados. Me daba cuenta de que llevaba una chaqueta y la usaba con todo, y me daba cuenta de la manera adorable en que se mordía el labio inferior cuando estaba pensando en algo muy difícil. Yo estaba en... bueno, no era amor, pero definitivamente me gustaba. Me gustaba profundamente Douglas Booth.


—Bien −murmuró el Sr. Chaucer— Pero mantén un ojo en el reloj mañana, Sr. Booth.
—Claro que sí, señor. —Douglas se sentó en primera fila junto a Jordan Pruitt.


Como una acosadora, escuché su conversación mientras el Sr. Chaucer comenzó a escribir los apuntes de clase en la pizarra.
Normalmente no soy una canalla, pero he aquí, como hace la gente cosas locas. Al menos esa es la excusa popular.


—¿Cómo fue tu fin de semana, Douglas? —Jordan le preguntó a través de su nariz constantemente congestionada— ¿Hiciste algo emocionante?
—Fue muy bueno —dijo Douglas— Papá nos llevó a Nina y a mí fuera del estado. Recorrimos la Universidad de Southern Illinois juntos. Fue divertido.
—¿Nina es tu hermana? —Jordan le preguntó.
—No. Nina es mi novia. Ella va al instituto Oak Hill. ¿No te hablé de ella? De todos modos, ambos fuimos aceptados, por lo que queríamos comprobarlo. Estoy buscando otras escuelas, pero hemos estado juntos durante un año y medio, y tenemos la necesidad de asistir a la misma escuela para evitar el problema de larga distancia.
—¡Eso es dulce! —exclamó Jordan— Yo estoy considerando sólo hacer algunas clases en la OHCC antes de decidir a qué universidad voy a ir.


Mi piel había dejado de hormiguear, pero ahora mi estómago estaba haciendo repugnantes volteretas. Pensé que iba a vomitar, y tuve que luchar contra el impulso de salir corriendo de la clase con una mano ahuecada sobre mi boca. Al final, gané la batalla para mantener mi desayuno, pero todavía me sentía bastante mal.
¿Douglas tenía novia? ¿Desde hacía un año y medio? ¡Oh, Dios mío!
¿Cómo me perdí eso? ¿Y qué iban a ir a la universidad juntos? ¿Significa eso que era uno de esos estúpidos blandos románticos, de los que me burlaba a diario? Yo esperaba mucho más de Douglas Booth. Esperaba que fuera tan escéptico acerca de la naturaleza del amor adolescente como yo. Esperaba que viera la universidad como una decisión muy importante, no uno que debía ser influida por el lugar donde tu novio/novia fuera aceptada. Esperaba que fuera... bueno, ¡Inteligente!


No saldrá contigo, de todos modos, me susurró una voz en mi cabeza. Sonaba misteriosamente como el desconcertante susurro de Nick Jonas. Tú eres la Duff, ¿recuerdas? Su novia es, probablemente, más delgada, con un busto grande.
Ni siquiera era la hora del almuerzo, y sin embargo, ya quería saltar de un acantilado.
Bueno, está bien, eso era dramatizar un poco. Definitivamente, quería volver a casa e irme a la cama, sin embargo. Quería olvidar que Douglas tenía novia seria. Quería lavar la sensación de las manos de Nick en mí. Mayormente, sin embargo, quería borrar la palabra Duff de mi memoria.


Oh, sí, y las cosas se pusieron peor ese día, también.


Alrededor de las seis de la tarde, el hombre en las noticias empezó a hablar sobre alguna tormenta de nieve que aparecería a “tempranas horas de la mañana”. Supongo que el consejo escolar se apiadó de nosotros ya que no habíamos tenido un solo día de nieve hasta ahora, porque se adelantó y suspendió las clases antes de estar afectados por la tormenta. Así que Selena llamó a las 7:30 e insistió en que fuéramos a Nest, ya que no teníamos que levantarnos temprano a la mañana siguiente.


—No sé, Selena —le dije— ¿Qué pasa si las carreteras están mal?


Lo admito. Estaba buscando alguna razón para no ir. Mi día fue bastante malo por su cuenta. No sabía si podría soportar la tortura de ese infierno, también.


—Miley, la tormenta no se supone que comenzará hasta, como, las tres de la mañana o algo. Mientras estemos en casa para entonces todo va a estar bien.
—Tengo un montón de deberes.
—No debes entregarlos hasta el miércoles. Puedes hacerlos mañana todo el día si quieres.


Suspiré.


—¿Pueden Demi y tú encontrar a otra que las lleve e ir sin mí? Simplemente no me siento bien para hacerlo. Ha sido un mal día, Sel.


Yo siempre podía contar con que Selena actuaría a la menor señal de problemas.


—¿Qué ha pasado? —preguntó— ¿Estás bien? No parecías muy contenta en el almuerzo. ¿Se trata de tu madre?
—Selena...
—Dime lo que pasa.
—Nada —le aseguré— Hoy sólo apesta, ¿de acuerdo? Nada importante ni nada. No estoy de humor para ir de fiesta con ustedes esta noche.


Hubo una pausa en el otro extremo de la línea. Por último, Selena dijo: 


—Miley, sabes que me lo puedes contar, ¿verdad? Sabes que puedes hablar conmigo, si es necesario. No mantengas las cosas embotelladas. No es bueno para ti.
—Selena, estoy bi...
—Estás bien —me interrumpió ella— Sí, lo sé. Sólo estoy diciendo que si tienes un problema, estoy aquí para ti.
—Ya lo sé—, murmuré. 


Me sentía culpable por haberla puesto nerviosa por algo tan estúpido. Tenía la mala costumbre de esconder todas mis emociones, y Selena lo sabía muy bien. Ella siempre estaba tratando de tener un ojo en mí. Siempre persuadiéndome para compartir lo que no terminaría explotando más tarde. Podía ser molesto, pero saber que alguien se preocupaba... bueno, se sentía bien. Así que no podía enfadarme al respecto.


—Lo sé, Selena. Sin embargo, estoy bien. Es sólo que... hoy me enteré de que Douglas tiene novia, y estoy un poco desanimada. Eso es todo.
—Oh, My, —suspiró ella— Eso es una mierda. Lo siento. Tal vez si sales esta noche, Demi y yo podemos animarte. Dos bolas de helado y todo.


Dejé escapar una risita. 


—Gracias, pero no. Creo que me quedaré en casa esta noche.


                                             ***


Colgué el teléfono y bajé las escaleras, donde encontré a mi padre con el teléfono inalámbrico en la cocina. Lo oí antes de verlo. Estaba gritándole al receptor. Me paré en la puerta, suponiendo que me vería y de inmediato bajaría la voz. Pensé que algún agente teleoperador estaba recibiendo un bronca de Billy Cyrus, pero entonces apareció mi nombre.


—¡Piensa en lo que le estás haciendo a Miley! —la voz alta de papá, que tomé fruto de ira, sonaba más como una súplica— Esto no es bueno para una chica de diecisiete años y su madre. Ella te necesita aquí en casa, Tish. Te necesitamos aquí.


Me deslicé de nuevo a la sala de estar, sorprendida al darme cuenta de que estaba hablando con mi madre. A decir verdad, no sabía realmente cómo me sentía al respecto.


Acerca de las cosas que estaba diciendo. Quiero decir, sí, perdí a mi mamá. Tenerla en casa hubiera sido bueno, pero no era como si no estuviéramos acostumbrados a estar sin ella.


Mi madre era una oradora motivacional. Cuando yo era una niña, había escrito algún tipo de estimulante, inspirador libro acerca de cómo mejorar la autoestima. No lo había vendido bien, pero todavía seguía ofreciéndose para hablar en universidades, grupos de apoyo, y graduaciones en todo el país. Dado que el libro había fracasado, ella se vendía muy barato.


Durante un tiempo, había tomado sólo puestos de trabajo locales. En los que podía conducir a casa después de que terminara diciéndole a la gente que se amaran a ellos mismos. Pero después de que mi abuela muriera, cuando tenía 12 años, mamá estaba un poco deprimida. Papá le sugirió que se tomara unas vacaciones. Sólo salir por un par de semanas.


Cuando regresó, habló de todos los lugares que había visto y la gente que había conocido.


Supongo que tal vez eso fue lo que provocó su adicción a viajar. Porque después de las vacaciones, mamá comenzó a reservar eventos por todas partes.
En Colorado y Nuevo Hampshire. Había hecho tours enteros.


Sólo esta gira, en la que estaba ahora, había sido la más larga. No había estado en casa en casi 2 meses, y esta vez ni siquiera estaba segura desde donde ella estaba hablando.
Obviamente por eso papá estaba enfadado. Debido a que había estado ausente durante tanto tiempo.


—Maldita sea, Tish. ¿Cuándo vas a dejar de ser una niña y volver a casa? ¿Cuándo vendrás a casa con nosotros... para quedarte? —la forma en la voz de mi padre se quebró cuando pronunció la frase que casi me hizo llorar— Tish — murmuró— Tish, te amamos. Miley y yo te echamos de menos, y queremos que vuelvas a casa.


Me apreté contra la pared que me separaba de papá, mordiéndome los labios. Dios, esto solo era patético. Quiero decir, ¿por qué no solo pedían un divorcio de mierda y ya? ¿Era yo la única que podía ver que las cosas no iban bien aquí? ¿Cuál era el punto de estar casados si mamá se iba siempre?


—Tish... —dijo mi padre, y pensé que sonaba como si estuviera a punto de llorar.


Entonces le oí poner el teléfono en el mostrador. La conversación había terminado. Le di un par de minutos antes de entrar en la cocina. 


—Oye papá, ¿Está todo bien?
—Sí, —dijo. Dios, era un mal mentiroso— Oh, está bien abejorro. Acabo de tener una charla con tu madre... y te envía su amor.
—¿Desde dónde esta vez?
—Um... del Condado de Orange −dijo— Ella está visitando a tu tía, mientras habla en una escuela secundaria de allí. Genial, ¿eh? Puedes decirles a tus amigos que tu madre está en OC ahora. Te gusta ese programa, ¿no?
—Sí —dije— Me gustaba... pero fue cancelado hace unos años.
—Ah, bueno... Creo que estoy atrasado, abejorro —vi sus ojos ir a la deriva hacia el mostrador, donde había dejado las llaves de su coche, y los seguí. Se dio cuenta de esto y desvió la mirada rápidamente, antes de que pudiera decir nada— ¿Tienes planes para esta noche? —me preguntó.
—Bueno, podría hacer algo, pero... — Me aclaré la garganta, sin saber cómo decir la frase siguiente. Papá y yo realmente no teníamos la costumbre de hablar el uno con el otro. 


Podría quedarme en casa, también. ¿Quieres que me quede aquí y, vea la televisión contigo o algo así?
—Oh, no, abejorro... —dijo con una risa poco convincente— Ve a divertirte con tus amigos. Probablemente me vaya a dormir temprano esta noche, de todos modos.


Le miré a los ojos, esperando que cambiara de opinión.
Papá siempre se ponía muy deprimido después de sus peleas con mamá. Estaba preocupada por él, pero no estaba muy segura de cómo abordar el tema.
Y en el fondo de mi mente, había un pequeño temor. Era una estupidez, de verdad, pero no lo podía dejar. 
Mi padre era un alcohólico en recuperación. 
Quiero decir, lo dejó antes de que yo naciera, y no había tocado una gota desde... pero a veces, cuando recibía todos los pucheros de mamá, me asustaba. Tenía miedo a que pudiera coger las llaves del coche e ir a la tienda de licor o algo así. Como he dicho, era ridículo, pero el miedo no puede ser vencido.
Papá rompió nuestro contacto ocular y se movió incómodo. Dio media vuelta y se dirigió hacia el fregadero, lavando el plato de espaguetis que se había comido. Quería caminar hacia allí coger el plato -su patética excusa para distraerse- y tirarlo al suelo.
Quería decirle como de estúpido era todo esto con mamá. Quería que se diera cuenta de la pérdida de tiempo que eran estas tontas depresiones y peleas y sólo admitir que las cosas no iban bien.
Pero, por supuesto, no podía. Lo único que pude decir fue: 


—Papá...


Él me enfrentó, sacudiendo la cabeza, con un trapo húmedo colgando de su mano.


—Sal y diviértete. —dijo— En serio, quiero que lo hagas. Eres niña sólo una vez.


No hubo discusión. Esa fue su manera sutil de decirme que quería estar solo.


—De acuerdo —dije—Si estás seguro... Voy a llamar a Selena.


Caminé arriba hacia mi dormitorio. Tomé mi teléfono móvil de encima de la cómoda y marqué el número de Selena. Dos tonos y respondió.


—Hey, Selena. He cambiado de opinión sobre Nest... y, eh, ¿crees que estaría bien si me quedo esta noche contigo? Te contaré sobre esto más adelante, pero... no me quiero quedar en casa.


Volví a doblar la ropa limpia del suelo en los pies de mi cama antes de irme, pero no me ayudó tanto como lo solía hacer.


*Es la repetición de sonidos consonantes al principio de palabras o de sílabas acentuadas. La repetición de sonidos vocálicos también es conocida como aliteración.

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