Durante
los últimos días, Miley y Nick habían estado besándose a escondidas como dos
adolescentes. La joven no quería que Liam los pillara in fraganti y se
enterara, pero por alguna razón aquello lo hacía más excitante, y no podía
dejar de sonreír maliciosa cada vez que imaginaba la escena. ¿Qué podrían
decirle entonces?: «Lo sentimos, Liam, pero es que hasta que no pasáramos un
par de semanas juntos en la cama no podíamos decidir si esto es solo atracción
física o algo más, así que entretanto pensamos que era mejor no contarte nada».
Nunca había experimentado
un deseo semejante por nadie.
Solo con pensar en los veinte minutos que habían pasado en la oficina de Nick a la hora del almuerzo ese día, no podía dejar de sonreír de felicidad. Era maravilloso, era como ser dos adolescentes que estuvieran descubriendo el sexo. Nunca antes le había parecido que tocarse y besarse pudiera resultar tan delicioso. Pero, aun así, suerte que la puerta del despacho de Nick tenía seguro.
Solo con pensar en los veinte minutos que habían pasado en la oficina de Nick a la hora del almuerzo ese día, no podía dejar de sonreír de felicidad. Era maravilloso, era como ser dos adolescentes que estuvieran descubriendo el sexo. Nunca antes le había parecido que tocarse y besarse pudiera resultar tan delicioso. Pero, aun así, suerte que la puerta del despacho de Nick tenía seguro.
Mientras Miley recordaba
todo aquello con expresión soñadora, su amiga Demi llevaba un rato observándola
llena de curiosidad, hasta que ya no pudo aguantarse más:
—Pareces una niña con
zapatos nuevos. Lo hicieron, ¿verdad?
—¡Demi!
Su amiga puso los brazos
en jarras y enarcó una ceja.
—No soy tonta, Miley.
Conozco muy bien esa expresión, es la expresión de una mujer totalmente
satisfecha.
—No digas bobadas
—replicó Miley irritada mientras colocaba unos folletos sobre el mostrador.
—Es la verdad.
—No, no lo es —insistió
Miley.
Pero Demi no estaba
convencida.
—Entonces, ¿por qué no
haces más que sonreír?
—No sé, me gusta mi vida,
supongo —murmuró Miley esbozando otra sonrisa y ladeando la cabeza.
—Ya, seguro —respondió su
amiga frunciendo los labios—. ¿Y significa eso que las cosas van bien con Nick?
—No te rindes, ¿eh? —suspiró
Miley.
—No, soy tu amiga y me
importas. Solo quiero saber cómo te va, eso es todo.
Parecía dolida, y Miley
se sintió mal.
—De acuerdo, de acuerdo…
Las cosas van bastante bien con Nick, gracias.
Demi sonrió de oreja a
oreja.
—¡Ja! ¡Lo sabía!
—Pero no empieces a
enviar invitaciones de boda ni a encargar el pastel —advirtió Miley levantando
el índice—. Aún no sabemos hacia dónde va esto.
—Lo sé, lo sé, pero
entonces están juntos, ¿no?
Miley miró en derredor,
como para asegurarse de que no había espías en su propia tienda, y murmuró en
voz baja:
—Sí.
Demi también miró en
derredor y bajó también la voz, imitando a su amiga.
—¿Y por qué no quieres
que se entere nadie?
Miley arrugó la nariz.
—Um… bueno, es que es
algo… complicado de explicar.
Demi enarcó las cejas
sorprendida.
—¿En qué sentido? ¿No
tendrá Nick una esposa secreta escondida como el señor Rochester en Jane Eyre?
Miley apenas pudo
reprimir una sonrisilla.
—No, no es nada de eso.
—Pues deberías saber que
toda esta intriga no me conviene en absoluto, no, en absoluto. Acabaré teniendo
un parto prematuro, ya verás.
Miley se echó a reír.
—De acuerdo, es que… —se
aclaró la garganta—, bueno, no queremos que Liam lo sepa.
Demi se quedó mirándola confundida, y como desaprobadora, pero no dijo nada.
—¿Qué? —inquirió
finalmente Miley.
—Bueno, no irás a decirme
que estamos aquí cuchicheando como colegialas solo porque te da miedo que tu ex
se entere de que estás acostándote con su mejor amigo, ¿verdad?
Miley frunció el
entrecejo.
—No estoy acostándome con Nick.
—Aún —puntualizó Demi.
—Además, tal y como lo
has dicho suena de lo más idiota, y no es tan simple.
Demi dejó escapar un
dramático suspiro.
—Bueno, entonces trata de
explicármelo.
Demi volvió a asegurarse
de que no había moros en la costa: bien, solo un par de turistas curioseando.
—Es que preferiría que Liam no se enterara todavía. Además, ¿quién nos asegura que esto no es más
que una mera atracción física? Quizá se esfume en un par de semanas. Si Liam se entera podríamos acabar como el rosario de la aurora. No sé cómo
reaccionaría si supiera que hay algo entre Nick y yo.
Demi se quedó mirándola
un momento.
—Pero, ¿por qué estás tan
segura de que lo suyo no funcionará?
—¿Quieres decir en el
sentido de «fueron felices y comieron perdices»?
—Sí.
Miley suspiró.
—Pues porque… No sé,
piénsalo: ¿por qué precisamente ahora? Nos conocemos desde hace años. Entonces,
¿por qué nos está pasando esto precisamente ahora? ¿Por qué no nos habíamos
sentido atraídos nunca el uno por el otro?
Demi se encogió de hombros.
—Bueno, tal vez este sea
el momento preciso. Tal vez hasta ahora no hayan estado preparados para esto.
—¿Estás sugiriendo que
esto es cosa del destino?
—Algo así, sí.
Miley resopló y sacudió
la cabeza.
—Bah, yo al principio
también creía en todo eso del amor verdadero y todas esas chorradas, pero
después de lo de Liam… No sé, Demi, no todo el mundo tiene finales felices
como lo tuyo con Joe. Eres muy afortunada.
—Miley Cyrus, nunca te
hubiera tenido por cínica. A Nick le importas más que ninguna otra persona. ¿No
crees que eso debe significar algo?
—A mí el también me
importa, Demi, pero nunca pensé que pudiera… bueno, que pudiera llegar a
sentirme atraída por él en un sentido… físico —concluyó sonrojándose
ligeramente.
Demi pareció sorprenderse
ante aquella afirmación.
—¿Nunca?
—No, nunca.
—¿Estás de broma?
—Oh, vamos, Demi, solo
porque tú estuvieras enamorada por él en el instituto no significa que a mí vaya a
pasarme igual.
—No es eso. Tú nunca
miraste a Nick de ese modo porque lo tenías delante de tus narices todo el
tiempo. No te atraía porque no había ningún misterio en él, ni implicaba un
reto, porque siempre estaba a tu lado, te era incondicional. En cambio Liam te parecía inalcanzable, y querías que te hiciera caso a toda costa cuando
tenía chicas alrededor todo el tiempo.
Miley se había quedado de
piedra. ¿Podía tener razón su amiga? La sola idea le daba vértigo. Si era
cierto, tendría que reconsiderar por completo sus sentimientos, todo lo que
había tenido por auténtico de repente tal vez no lo había sido. ¿Su amor por Liam solo había sido fascinación? ¿se había dejado deslumbrar por él y no se
había dado cuenta de que era a Nick a quien…?
—Eh, Miley… ¿estás bien?
—murmuró Demi apretándole suavemente el brazo y sacándola de sus pensamientos.
Miley parpadeó y esbozó
una pequeña sonrisa.
—Sí. Es solo que… me temo
que el hablar de ello no me está ayudando demasiado.
—Lo siento, Miley, no
quería hacerte daño, yo…
—No, no pasa nada
—replicó Milry sacudiendo la cabeza—. Es que hasta ahora Nick había sido la
única constante en mi vida, y estaba tan convencida de que éramos solo amigos,
que la idea de que esto pudiera estar destinado a ocurrir desde hace tiempo y
yo haya estado dándole la espalda…
—Lo entiendo, estás
asustada.
—Sí, lo estoy, pero lo peor
es que no puedo detener esto que hemos comenzado, así que no me queda más
remedio que dejar que las cosas sigan su curso y esperar a ver en qué dirección
sopla el viento.
—Y preferirías que las
cosas no se complicaran más evitando que Liam se entere —comprendió Demi al
fin, asintiendo con la cabeza.
—Si Liam lo supiera se
convertiría en la voz de la duda: me diría que no tiene sentido, que estoy
confusa y por eso me estoy dejando llevar… No querría que él me influenciara.
Además, podría herirlo vernos juntos, aun después de todo el tiempo que ha
pasado, y Nick se sentiría tan culpable como yo.
Demi negó con la cabeza.
—Liam nunca te mereció.
Incluso después de lo que te hizo, sigues preocupándote por él.
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