Después de pensarlo durante un rato, decidí que ser la “Duff” tenía muchos beneficios.
Beneficio número uno: no tiene sentido preocuparse por el pelo.
Beneficio número dos: ninguna presión para actuar de manera cool. Nadie se fija en ti...
Beneficio número tres: ningún drama con los chicos.
Me di cuenta del beneficio número tres mientras estábamos viendo Atonement en la habitación de Demi. En la película, la pobre Keira Knightley tiene que pasar por toda esa maldita tragedia con James McAvoy, pero si Keira no hubiera sido atractiva, el nunca se habría fijado en ella y no le habría roto el corazón. Al fin y al cabo todos sabemos eso de que “es mejor haber amado y perdido...”, todo ese rollo es una tontería.
Esta teoría se aplica a un montón de películas. Piensa en ello. Si Kate Winslet hubiese sido la “Duff”, Leonardo DiCaprio no se habría enamorado de ella en Titanic y nosotros nos habríamos ahorrado un montón de lágrimas. Si Nicole Kidman hubiese sido fea en Cold Mountain, no tendría que haberse preocupado por Jude Law cuando se fue a la guerra. La lista es interminable.
He visto a mis amigas pasarlo mal por un chico continuamente. Normalmente, las relaciones terminaban con ellas llorando (Demi) o gritando (Selena). A mi sólo me habían roto el corazón una vez, pero había sido más que suficiente. Así que, viendo Atonement con mis amigas, me di cuenta de lo agradecida que tenía que estar de ser la “Duff”. Bastante jodido ¿no?
Desafortunadamente, ser la “Duff” no me salvaba de experimentar dramas familiares.
Llegué a casa sobre la una y media de la tarde del día siguiente. Todavía me estaba recuperando de la fiesta de pijamas -donde ninguna habíamos dormido- y apenas podía mantener los ojos abiertos. Sin embargo, el ver mi casa en un estado de completa devastación, me espabiló al instante. Cristales rotos esparcidos por el suelo del salón, la mesita de café estaba boca abajo, como si le hubieran dado una patada y tardé más o menos un minuto en darme cuenta de que había botellas de cerveza dispersas por toda la habitación. Durante un segundo me quedé helada en la puerta pensando que nos habían robado. Entonces escuché los fuertes ronquidos de mi padre en su habitación a través del pasillo y supe que la verdad era aún peor.
No vivíamos en una casa museo por lo que se podía caminar con los zapatos puestos por la alfombra. Hoy era indispensable. Cristales, que suponía procedían de varios marcos de fotos rotos, crujían bajo mis pies mientras iba a la cocina a por una bolsa de basura. La necesitaría para limpiar todo este caos.
Me sentí extrañamente entumecida mientras me movía por la casa. Sabía que tenía que estar alucinando. Quiero decir, mi padre había estado sobrio al menos los últimos dieciocho años y las botellas de cerveza dejaban bastante claro que esa sobriedad estaba en peligro, pero yo no sentía nada, tal vez porque no sabía cómo debía sentirme. ¿Qué podría haber pasado que fuese tan grave como para que recayera después de tanto tiempo?
Encontré la respuesta en la mesa de la cocina, cuidadosamente disimulada en un sobre color manila.
—Papeles de divorcio —murmuré mientras examinaba el contenido del paquete abierto— ¿Qué demonios...? —me quedé mirando la firma de mi madre en estado de shock. Quiero decir, sí, ya me imaginaba que la cosa acabaría más o menos así. Cuando tu madre desaparece durante más de dos meses te lo acabas imaginando. Pero, ¿ahora?, ¿en serio? ¡Ni siquiera me había llamado para avisarme!, ni a papa— ¡Maldita sea! —susurré con los dedos temblorosos.
Papá no lo había visto venir. ¡Dios!, no era de extrañar que se emborrachara de repente. ¿Cómo podía hacerle esto? ¿Cómo podía hacernos eso a ninguno de los dos?
A la mierda. En serio.
Aparté el sobre hacia un lado y cayó contra el armario donde guardamos las cosas de limpieza luchando contra las lágrimas que me ardían en los ojos. Cogí una bolsa de basura y me dirigí a la devastada sala de estar.
Todo me vino de repente. Sentí un nudo en la garganta mientras cogía una de las botellas de cerveza vacías.
Mamá no iba a regresar, papá había vuelto a beber y yo estaba recogiendo literalmente los pedazos.
Reuní los fragmentos de vidrio más grandes y las botellas vacías y los tiré a la bolsa intentando no pensar en mi madre. Tratando de no pensar en que probablemente tendría un bronceado perfecto. Intentando no pensar en el atractivo latino de veintidós años al que probablemente se estaba tirando. Tratando de no pensar en la perfecta firma que había utilizado en los papeles del divorcio.
Estaba enfadada con ella. Tan, tan enfadada... ¿Cómo podía haberles hecho esto? ¿Cómo podía haber enviado los papeles del divorcio sin venir a casa, ni avisarnos? ¿Acaso no sabía lo que le haría a papá? ¿Y ni siquiera había pensado en mí?, dejando a un lado que ni me había llamado para prepararme.
Justo entonces, mientras daba una vuelta alrededor de la sala, me di cuenta de que odiaba a mi madre. La odiaba por haberse ido para siempre. La odiaba por habernos dejado en estado de shock con esos papeles. La odiaba por haberle hecho daño a papá.
Mientras llevaba la bolsa de basura llena de marcos de fotos destrozados a la cocina, me pregunté si mi padre había querido de verdad romper aquellos recuerdos, aquellos que las fotos habían capturado de mi padre y mi madre juntos. Seguramente no. Esa es la razón por la cual necesitó beber. Cuando incluso eso no consiguió borrar la cara de mi madre de su mente, debió de destrozar la habitación como un borracho loco.
Nunca había visto a mi padre beber, pero sé por qué lo había dejado. Alguna vez, cuando era pequeña, les había oído hablar sobre ello. Supuestamente tenía mal genio cuando estaba borracho. Tan malo que mi madre se había asustado y le había rogado que dejara de beber. Lo cual explicaba la mesa de café volcada. Pero la idea de mi padre borracho...simplemente no tenía lógica. Quiero decir, ni siquiera podía imaginarme a mi padre usando una palabra más fuerte que otra ¡maldita sea!, ¿mal genio?, no me lo podía ni creer.
Esperaba que no se hubiera cortado con ningún cristal. Quiero decir, que yo no le culpaba por esto, culpaba a mi madre. Ella era la que le había hecho esto. Yéndose, desapareciendo, no llamando, no avisando. Mi padre no hubiera recaído si no hubiera visto esos estúpidos papeles. Estaría bien, viendo la televisión por cable y leyendo el Hamilton Journal, no durmiendo la borrachera.
Me dije a mí misma que no llorara mientras ponía la mesita de café de nuevo en su sitio y aspiraba los restos de cristales de la alfombra. No podía llorar, si lloraba no tendría nada que ver con el hecho de que mis padres se estuvieran divorciando. No era una sorpresa.
No tendría nada que ver con el hecho de haber perdido a mi madre, se había ido hace mucho tiempo como para llorar. No me pondría de luto por la familia que una vez tuve.
Era feliz con mi vida tal y como era, sólo mi padre y yo. No, si lloraba, sería de rabia, de miedo o por algo totalmente egoísta. Podría haber llorado por lo que significaba para mí.
Tendría que ser la adulta ahora. Tendría que cuidar de papá. Por el momento mi madre vivía como una estrella en el condado de Orange, ya estaba actuando egoístamente por las dos, así que tendría que echar a un lado las lágrimas.
Justo cuando estaba guardando la aspiradora en el cuarto de la lavadora, empezó a sonar el teléfono inalámbrico.
—¿Hola? —dije.
—Buenas tardes Duffy.
¡Oh, demonios! Me había olvidado de que tenía que trabajar con Nick en el estúpido proyecto. De toda la gente que podría ver hoy, ¿por qué tenía que ser justamente él? ¿Por qué el día tenía que ir a peor?
—Son casi las tres —dijo— ya estoy listo para ir hasta tu casa. Me dijiste que te llamara antes de salir... Estoy siendo considerado.
—Ni siquiera sabes lo que significa eso. —eché un vistazo hacia el pasillo, de donde venían los ronquidos de mi padre. El salón, aunque ya no era una trampa mortal, todavía se veía desordenada y no había forma de saber de qué humor se levantaría mi padre, sólo sabía que no iba a ser bueno— Mira, pensándolo bien, mejor voy yo a la tuya. Te veo en veinte minutos.
En todos los pueblos había una casa de ese tipo. Ya sabes, la que es tan increíblemente bonita que no pega con el resto del pueblo. Esa casa que es tan fastuosa que parece como si los dueños estuviesen restregándote su dinero por la cara. Cualquier pueblo en el mundo tiene una casa como esa y en Hamilton, esa casa pertenecía a la familia Jonas.
No sé si técnicamente se le podría llamar una mansión, pero la casa tenía tres plantas y dos balcones.
¡Balcones!. Millones de veces me había quedado mirándola embobada mientras pasaba con el coche, pero nunca pensé que llegaría a entrar. Cualquier otro día habría estado un poco emocionada por ver el interior (por supuesto nunca le habría dicho esto a nadie), pero estaba tan ensimismada pensando en los papeles del divorcio que estaban en la mesa de la cocina que sólo podía sentirme ansiosa y miserable.
***
Nick se encontró conmigo en la puerta de la entrada, con un molesto gesto de confianza en su cara. Se apoyó contra el marco de la puerta, con los brazos cruzados sobre su ancho pecho. Llevaba puesta una camisa azul oscuro de botones con las mangas subidas hasta los codos, y por supuesto había dejado unos cuantos botones sin abrochar.
—Hola Duffy.
¿Sabía cuánto me molestaba aquel nombre? Eché un vistazo hacia el camino de entrada que estaba vacío con la excepción de mi Saturn y su Porsche.
—¿En dónde están tus padres? —pregunté.
—Se han ido. —contestó con un guiño— Parece que sólo estamos tú y yo.
Le empujé hacia dentro y pasé a un amplio recibidor poniendo los ojos en blanco del disgusto. Una vez puestos mis zapatos cuidadosamente en la esquina, me di la vuelta hacia Nick que me estaba mirando con vago interés.
—Vamos a acabar con esto de una vez.
—¿No quieres hacer un tour por la casa?
—En realidad no.
Nick se encogió de hombros.
—Tú te lo pierdes. Sígueme. —se dirigió hacia el enorme salón el cual, seguramente, era tan grande como la cafetería del Hamilton High.
Dos grandes pilares sostenían el techo y tres sofás de color beige junto a dos adorables butacas estaban colocados por la habitación. En una pared vi una enorme televisión de pantalla plana y en la otra una gigantesca chimenea. El sol de enero entraba por las ventanas que se extendían desde el techo hasta el suelo iluminando toda la sala de una manera cálida y natural, pero Nick giró y empezó a subir las escaleras alejándose de la confortable habitación.
—¿A dónde vas? —pregunté.
Me miró por encima del hombro suspirando exasperado.
—A mi habitación, por supuesto.
—¿No podemos hacer el trabajo abajo? —pregunté.
Los extremos de su boca se curvaron ligeramente hacia arriba mientras enganchaba un dedo en su cinturón.
—Podríamos Duffy, pero iremos mucho más rápido si escribo en el teclado y mi ordenador está arriba. Tú eres la que dijo que quería acabar con esto de una vez.
Gemí y subí pisando fuerte.
—De acuerdo.
La habitación de Nick estaba en el último piso, una de las habitaciones con balcón, y era más grande que mi sala de estar. Su cama gigante estaba sin hacer todavía y había caratulas de videojuegos tiradas por el suelo al lado de su PlayStation 3 la cual estaba enchufada a una tele grande. Sorprendentemente la habitación olía bien, a una mezcla entre su colonia Burberry y ropa recién lavada, como si hubiera dejado la colada por ahí o algo así. La estantería a la que Nick se dirigía estaba llena de libros de diferentes autores, desde James Patterson hasta Henry Fielding.
Nick se dobló por la cintura para mirar la estantería, aparté la mirada de sus pantalones Diésel mientras cogía La Letra Escarlata de la balda y se sentaba en su cama.
Me hizo un gesto para que me uniera a él y lo hice reacia.
—Bien —dijo ojeando distraídamente su libro de tapa dura— ¿Sobre qué escribimos el trabajo?, ¿alguna idea?
—No.
—Estaba pensando que podríamos hacer un análisis de Hester —sugirió—Suena a cliché, pero me refiero a un análisis más profundo del personaje. Principalmente, ¿por qué tiene el affaire? ¿Por qué se acuesta con Dimmesdale? ¿Le ama o simplemente es promiscua?
Puse los ojos en blanco.
—¡Oh Dios mío! ¿Siempre vas a por las respuestas más fáciles? Hester es mucho más complicada que eso. Ninguna de esas opciones demuestra algo de imaginación.
Nick me miró con una ceja levantada.
—De acuerdo —dijo lentamente —Si eres tan inteligente, ¿por qué lo hizo entonces? Iluminame.
—Por distracción.
Ok, tal vez era algo descabellado, pero yo seguía viendo ese maldito sobre manila.
Pensando en la egoísta de mi madre. Seguía preguntándome lo que significaba que mi padre estuviera borracho por primera vez en dieciocho años. Mi mente buscaba cualquier cosa, cualquiera, que me distrajera de esos pensamientos tan dolorosos, entonces, ¿era tan ridículo pensar que Hester se hubiera sentido de la misma manera?
Estaba sola, rodeada de puritanos hipócritas y casados con un chico inglés horrible y que estaba ausente.
—Sólo quería algo que la distrajera de toda la mierda que había en su vida— mascullé.— Una vía de escape...
—Si eso fue por eso, no funcionó muy bien. Le salió el tiro por la culata.
En realidad no le estaba escuchando. Mi mente había vuelto a una noche de no hace mucho cuando encontré una manera de apartar las preocupaciones de mi cabeza.
Recordé la manera en que mis pensamientos se habían vuelto silenciosos dejando a mi cuerpo que tomara el control. Recordé el éxtasis de la nada. Recordé cómo, antes de que acabara, estaba tan concentrada en lo que había hecho que mis preocupaciones apenas existían.
—...Supongo que tiene sentido. Definitivamente es un punto de vista diferente, y a Perkins le gusta la creatividad. Deberíamos sacar un sobresaliente —Nick se giró para mirarme y su expresión se volvió preocupada de repente— Duffy, ¿estás bien?, estás con la mirada perdida.
—No me llames Duffy.
—Ok. ¿Estás bien Mile...? —antes de que pudiera decir mi nombre, me acerqué a él. Rápidamente mis labios se acercaron a los suyos.
El vacío mental y emocional tomó el control al instante, pero físicamente estaba más alerta que nunca. La sorpresa de Nick no duró mucho y en cuestión de segundos ya tenía sus manos en mi cuerpo. Mis dedos se enredaron en su suave pelo y su lengua se introdujo en mi boca y se convirtió en una nueva arma de guerra.
Una vez más, mi cuerpo tomó el control completo de todo. Nada más existía en mi mente ningún pensamiento irritante que me agobiara. Incluso el sonido del estéreo de Nick, que estaba tocando algún rock suave que no reconocí, se desvanecía mientras mi sentido del tacto se agudizaba.
Era plenamente consciente de la mano de Nick que subía por mi torso para tocar mi pecho. Con esfuerzo le aparté de mí. Sus ojos se abrieron mientras se inclinaba de nuevo hacia mí.
—Por favor, no me pegues otra vez. —dijo.
—¡Cállate!
Podría haber parado en ese momento. Podría haberme levantado y marchado de la habitación. Podría haber terminado con ese beso, pero no lo hice. La sensación de entumecimiento de mi mente que conseguí al besarle era tan eufórica, como si estuviera drogada, que no pude soportar que terminara tan rápido. Odiaría a Nick, pero él tenía la llave para escapar y en ese momento le quería...le necesitaba.
Sin hablar, sin dudar, me quité la camiseta y la tiré al suelo. No tuvo oportunidad de decir nada antes de que pusiera mis manos en sus hombros y lo empujara sobre su espalda.
Un segundo más tarde estaba sentada a horcajadas sobre él y nos besábamos de nuevo. Sus dedos me desabrochaban el sujetador que se unió a mi camiseta en el suelo.
No me importaba. No era consciente ni me sentía tímida. Es decir, él ya sabía que yo era la Duff y no tenía que impresionarle.
Desabroché su camisa mientras él me quitaba el pasador de pelo con forma de lagarto y dejaba caer mis rizos caoba sobre nosotros.
Selena tenía razón, Nick tenía un gran cuerpo. La piel se estiraba sobre su pecho esculpido y mis manos bajaban por sus musculosos brazos con asombro.
Sus labios se movieron por mi cuello dándome un respiro. Sólo podía oler su colonia estando tan cerca de él. Mientras su boca bajaba por mi hombro un pensamiento me vino a la cabeza. Me preguntaba por qué no me había rechazado, a mi, Duffy.
Entonces me dí cuenta. Nick no era precisamente conocido por rechazar a ninguna chica y yo era la que debería estar disgustada.
Pero su boca presionó la mía otra vez y ese pequeño y breve pensamiento desapareció.
Actuando por instinto, tiré del labio de Nick con mis dientes, él gimió suavemente. Sus manos se movieron sobre mis costillas, dándome escalofríos en la espalda. Éxtasis. Puro y auténtico éxtasis.
Sólo una vez, mientras Nick me daba la vuelta sobre mi espalda, pensé seriamente en parar. Miró hacía mí mientras su mano experta alcanzaba la cremallera de mis vaqueros.
Mi cerebro aletargado se despertó y me pregunté a mi misma si las cosas no habrían ido demasiado lejos. Pensé en quitármelo de encima y terminar justo en ese momento. ¿Pero, por qué tendría que parar? ¿Qué tenía que perder? ¿Qué podía ganar? ¿Cómo me sentiría dentro de una hora... o menos?
Antes de que pudiera contestar a esas preguntas, Nick me había quitado los vaqueros y las bragas. Sacó un condón de su bolsillo (ok, ahora que lo pienso, ¿quien lleva condones en los bolsillos? En la cartera vale, pero ¿en el bolsillo? Bastante presuntuoso, ¿no?).
Sus pantalones ya estaban en el suelo también. De repente, estábamos practicando sexo y mis pensamientos estaban en silencio otra vez.
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Ja, ya va a empezar lo bueno apartir de este cap... jaja
Espero les haya gustado, y gracias por sus comentarios de felicitación!!
Las amo!!!
Ya por fin tengo 16!! jaja
Me la pasé genial, y aunque no pude conectarme el jueves, les agradezco sus felicitaciones(:
No olviden comentar, las amo!!
Aqui encontrarás varias novelas Niley, originales y adaptadas.
sábado, 30 de junio de 2012
The DUFF ; Cap 8.
Encontré a Selena y a Demi esperándome en la vieja máquina expendedora.
—No lo entiendo, Sel —estaba diciendo Demi. Insertó un dólar en la única máquina que funcionaba y esperó que su Sunkist cayera al fondo de la ranura.
—¿No tienes que animar el partido?
—Nop. Les dije a las chicas que no podía hacerlo esta noche, así que una de las suplentes, esa estudiante guapa de primer año, ha tomado mi lugar. Ha estado queriendo animar todo el año, pero no ha habido lugar para ella hasta ahora. Van a estar bien sin mí.
Yo estaba parada justo al lado de ella cuando Selena me vio.
—¡Hey, Miley! ¡Vamos fuera! ¡Woohhoo! ¡Noche de chicas!
Selena puso los ojos en blanco.
Demi abrió la puerta azul que conducía hacia el aparcamiento lleno, sonriendo de oreja a oreja.
—Ustedes son las mejores. Realmente, las mejores. No sé que haría sin ustedes.
—Llorar en tu almohada toda la noche—dijo Selena.
—Pensar que tus otras amigas son realmente las mejores —aconsejé, devolviéndole la sonrisa.
No había una jodida forma de que Nick me derrumbara. ¡De ninguna manera!¡ Esta era la noche de chicas! Y no me la iba a perder por ningún idiota como él.
—¿No olvidaste el helado prometido, no, Demi?
—Lo recuerdo. ¡Torbellino de chocolate!
Cruzamos el estacionamiento abarrotado y subimos a mi coche. Instantáneamente, Demi se envolvió en la vieja manta. Selena, temblando visiblemente, la fulminó con la mirada con envidia cuando se puso el cinturón de seguridad. Con una rápida pisada al acelerador, reducimos al lote de estudiantes de la carretera y con exceso de velocidad nos alejamos de Hamilton High, como prisioneros corriendo de sus celdas, que era una especie de lo que éramos.
—No puedo creer que no estés nominada a reina de la fiesta esta vez, Selena —dijo Demi en el asiento trasero— Estaba segura de que lo serías.
—Nah. Me votaron como reina de la fiesta del futbol. Hay una regla sobre la gente que gana más de una vez el mismo año. No puede ser nominado otra vez. Van a ser o Nicole o Emma, estoy segura.
—¿Crees que se pelearán si alguna gana? —Demi sonó preocupada.
—Lo dudo —dijo Selena—. A Emma no le importa nada esa clase de mierda. Nicole es más competitiva… realmente, tenía ganas de ver un drama esta noche. ¿Te dije que Nicole estaba pensando en Nick Jonas, también?
—¡No! —dijimos Demi y yo al unísono.
—Sip —dijo Selena, asintiendo—. Supongo que está intentando poner a su novio celoso. Ella afirma que lo engañó después de una fiesta recientemente (supongo que su novio aún no lo sabe) y está pensando en hacerlo de nuevo. Dijo que fue increíble.
—¿Él se acostó con ella? —jadeó Demi.
—Él se acuesta con todo el mundo —dije, girando el coche en la calle 5—. Si tienes una vagina, él te la va a meter.
— ¡Ehh, Miley! —gritó Demi—. No digas la… la palabra con V.
—Vagina, vagina, vagina —dijo Selena, categóricamente—. Supéralo, Demz. Tienes una. Puedes llamarla como es.
Las mejillas de Demi se volvieron del color del tomate.
—No hay ninguna razón para hablar de ello. Es vulgar y… personal.
Selena la ignoró y me dijo:
—Puede ser futbolista, pero es malditamente sexy. Incluso tú lo admites, Mi. Apuesto a que es increíble besando. Quiero decir, lo hiciste con él. ¿Fue increíble? ¿Se puede culpar a Nicole por querer acostarse con él?
—¿Lo hiciste con Nick? —graznó Jessica, asfixiada en su propia emoción—. ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué no me lo dijiste?
Selena me lanzó una mirada.
—Está avergonzada —explicó Selena— Apuesto a que volaba por besarlo.
—No volé —dije.
—¿Era bueno besando? —Preguntó Demi—. ¡Dímelo, dímelo, dímelo! Quiero saberlo.
—Sí, debes saberlo. Era bueno. Pero eso no le hace menos desagradable.
—Pero —intervino Selena— con tu experiencia, responde a mi última pregunta. ¿Se puede culpar a Nicole de querer estar con él?
—No se puede —cambié mi señal de giro—. Ella se culpará a sí misma cuando contraiga alguna enfermedad venérea o cuando su novio se entere. Lo que ocurra primero.
—Y eso es exactamente por lo que quería ir a bailar —siseó Selena—. Podríamos haber sido testigos de primera mano. Como nuestro propio episodio de Gossip Girl de Hamilton. El novio de Nicole podría enfadarse y tratar de vengarse de su novia que se ha enrollado con el chico más caliente de la escuela, y Miley, ocultando su amor por Nick, se habría desanimado y lo odiaría, mientras suspira por su súper sexy y caliente beso de nuevo.
Mi mandíbula se abrió.
—No podría suspirar por nada de eso.
Demi soltó un bufido de risa desde el asiento trasero, tirando de su cola de caballo hacia delante de la boca para ocultar su sonrisa cuando fruncí el ceño por el retrovisor.
—Oh, bueno —siseó Selena—. Estoy segura de que oiremos todo sobre el drama el lunes.
—O mañana si la historia es suficientemente buena —dijo Demi— Emma y Jordan nunca guardan los cotilleos para sí mismas. Si se vuelven locos, ya sabes que van a llamarnos y a decirnos lo que nos perdimos. Estoy segura de que lo harán —sonrió— Espero que nos den muchos detalles. No puedo creer que me esté perdiendo mi última fiesta.
—Al menos no te la estás perdiendo sola, Demz.
Unos segundos después de entrar en Halbrook Lane, giré en la entrada de los Gaithers.
Tirando de las llaves del encendido, dije:
—La noche de chicas comienza oficialmente.
—¡Woohooo! —Demi saltó fuera del sillón trasero y prácticamente bailó en frente de su porche.
Empujó la puerta y Selena & yo la seguimos dentro, sacudiendo las cabezas con diversión. Me quité la chaqueta y la colgué en el gancho justo detrás de la puerta… tú sabes. Sus padres eran súper exigentes con el orden.
Selena hizo lo mismo.
—Quiero que mi mamá puede mantener una casa tan bien o que contrate una criada o lo que sea. Nuestra casa parece una pocilga —dijo.
La mía no parecía tan genial tampoco. Mi mamá nunca había sido un monstruo de la limpieza, y papá sólo creía en la limpieza una vez al año, durante la primavera.
Además de la colada, los platos y el trabajo ocasional del polvo (por lo general, mío) no había que hacer muchas tareas en la casa de los Cyrus.
— ¿A qué hora van a llegar tus padres, Demi? —pregunté.
—Mamá llega a casa a las cinco y media y papá debe llegar un poco después de las seis —nos estaba esperando al pie de las escaleras, preparada para correr a la habitación tan pronto como nos uniéramos a ella—. Papá comenzó a ver un nuevo paciente hoy, por lo que debe tardar un poco más.
El señor Lovato era terapeuta. Más de una vez, Selena ha amenazado con preguntarle si me aceptaba gratis como paciente, ver si tenía un rato para ayudar a mis “problemas”. No es que yo tuviera problemas, pero Selena me decía que mi cinismo era el resultado de algún tipo de conflicto interno. Yo le decía que sólo estaba siendo inteligente. Y Demi, bueno, Demi no decía nada. Incluso aunque sólo le había hablado una vez en broma, siempre se sentía un poco incómoda cuando surgía el tema. Con todas las psico-escuchas de su padre, probablemente pensaría que mi negatividad constante era parte de una lucha interna. Demi odiaba la negatividad. La odiaba tanto, de hecho, que nunca decía que la odiaba. Eso podría ser demasiado negativo.
—¡Deprisa, deprisa! ¿Están listas o qué?
—Que comience la fiesta —gritó Selena, corriendo detrás de Demi y subiendo las escaleras.
Demi parecía una maníaca cuando trataba de alcanzar a Selena, pero yo me quedé atrás, subiendo las escaleras a un ritmo regular. Una vez llegué, pude oír a mis amigas riendo al final de la habitación, pero no seguí sus voces. Otra cosa que me llamó la atención en primer lugar. La puerta de la primera habitación, una de las de la izquierda, estaba abierta de par en par. Mi cabeza me decía que pasara a la derecha, pero mis pies no estaban escuchando. Me quedé en la puerta abierta, dispuesta a mirar hacia otro lado. Mi cuerpo tampoco quería cooperar. La cama estaba perfectamente hecha, en azul marino, confortable. Posters de súper héroes cubrían cada centímetro de la pared. Oscuridad sobre la cabecera. La habitación estaba exactamente como la recordaba, sólo que no había ropa sucia en el suelo. El armario abierto parecía vacío, y el calendario de Spiderman, que solía colgarse sobre el ordenador, se había caído. Pero la habitación todavía parecía cálida, como si él todavía estuviera allí. Como si todavía tuviera catorce años...
—Lucas, no lo entiendo, ¿quién es esa chica?
—Nadie, no te preocupes por eso. Ella no significa nada para mí.
—Pero…
—Shhh. No es gran cosa.
—Yo te quiero, no me mientas, ¿de acuerdo?
—Yo no lo haría.
—¿Lo prometes?
—Por supuesto. ¿Realmente te habría herido, Mi…?
—¡Miley! ¿Dónde diablos has ido?
La voz de Selena me sobresaltó. Rápidamente, salí del dormitorio, cerré la puerta, sabiendo que no podía volver al pasado cada vez que necesitara hacer pis por la noche.
—¡Vamos!
Logré mantener mi tono de voz normal.
—¡Dios! Sé paciente por una vez en tu vida.
Luego, con una sonrisa forzada, fui a ver la película con mis amigas.
Amigos y Amantes; Cap 21.
—¿Qué
diablos crees que estás haciendo? —le gritó Miley a Liam cuando la soltó—.
¿Es que te has vuelto loco?
Liam al menos tuvo la
decencia de mostrarse avergonzado.
—El no te ama, Miley, no
del modo que tú quieres.
La joven cerró los ojos
con fuerza. Era increíble, se dijo, que los seres humanos, al estar dolidos,
fueran capaces de decir siempre lo que más daño podía hacer a los demás.
—Liam. por favor, no
sigas.
—No. tengo que decírtelo,
porque es necesario que abras los ojos a la realidad. ¿Crees que me habría
dicho que tenía el camino libre si te amara tanto como piensas? ¿Harías tú eso
si estuvieses en su lugar?, porque deja que te diga que yo no. No lo haría
jamás.
Miley volvió a abrir los
ojos, mirándolo espantada, y se apartó de él sacudiendo la cabeza. Ya había
escuchado bastante, pero Liam no parecía ser de la misma opinión.
—Si lo dejaras no iría
tras de ti, y lo sabes. Si le importaras de verdad, ¿no crees que me lo habría
dejado claro, que habría peleado por ti?
Miley no quería creerlo,
pero Nick se había comportado de un modo extraño momentos antes, cuando habían
estado bailando, diciéndole que tendría que saber que quería que fuera tras
ella.
—¿Y cuánto crees que
duraría lo suyo, Miley?, porque los dos sabemos que Nick no ha logrado tener
una relación de más de un mes en todos estos años. Sencillamente, es incapaz.
¡No!, gritaba el corazón
de la joven, ¡era mentira, todo mentira! Cuando a Nick le importaba algo, se
entregaba en cuerpo y alma, como había querido a sus padres, como hacía con
todas aquellas cruzadas en las que siempre andaba embarcado. Y ella necesitaba
que se entregara a ella del mismo modo, sin reservas, con toda la pasión que le
había demostrado.
—Acabarás haciéndote daño
y sola, Miley, y yo no quiero que eso ocurra.
La joven se volvió hacia
él con una mirada dura y fría, una mirada que Liam no había visto jamás en
sus ojos verdes.
—Cállate, no voy a
escuchar una palabra más. Lo que haga con mi vida ya no es asunto tuyo. Dejó de
serlo cuando traicionaste mi confianza. Yo superé aquello, y ahora tú tendrás
que aceptar que ya no siento nada por ti. Lo quieras o no. Y ruega por que
Neave no se entere de esto.
Miley dejó escapar un
suspiro tembloroso, y se quedó mirando a Liam. Probablemente no volvería a
verlo jamás. Una mezcla de rabia y lástima la invadió.
Había llegado el momento
de cerrar ese capítulo de su vida.
—Si yo fuera tú, iría
corriendo a su lado, y le mostraría todo el amor y atención que pudiera. No te
la mereces.
—Miley, escucha…
—No, escúchame tú, Liam —lo cortó ella, dando un paso más hacia él—. Ya has pasado bastante tiempo
compadeciéndote de ti mismo. Cualquiera daría lo que fuera por haber podido
tener las oportunidades que tú has tenido, pero para ti eso nunca ha tenido
ningún valor. Sal de mi vida, Liam, no quiero volver a verte. No va a haber
una segunda
oportunidad, y hazte a la idea de que nunca la habrá.
***
Nick estaba a punto de
ser «subastado» cuando Miley llegó a los escalones que subían al escenario. Le
dirigió una sonrisa de ánimo, pero él no se la devolvió. La joven se quedó
mirándolo confusa. Trató de leer en su rostro, pero era como si se hubiese
cerrado a ella.
—A por ellas, Jonas —le dijo el encargado del sonido, aún entre bastidores.
Nick frunció los labios y
se enderezó, caminando hacia el escenario sin volverse a mirar a Miley. Aquello
era lo último que le apetecía hacer después de lo que había presenciado, pero
estaba tan dolido que decidió dar a la joven un poco de su propia medicina.
—Señoras —saludó al
colocarse bajo el foco, esbozando su sonrisa más seductora—, me parece que las
presentaciones sobran. ¿A quién puedo tentar para pasar conmigo una cita en la
que disfrutará de toda mi atención?
En un gesto que casi
pareció ensayado, se quitó la chaqueta y se la colgó sobre un hombro,
desanudando a continuación el moño.
—¿A quién de ustedes,
damiselas, le gustaría pasar una noche conmigo?
Unas cuantas mujeres se
habían ido acercando al escenario, como hipnotizadas.
—¡Cincuenta libras!
—gritó Delta Goodrem.
Nick le dirigió una
sonrisa forzada.
—Delta, por favor, tú, de
entre todas las presentes, deberías saber que valgo mucho más que eso. Vamos,
señoras, ¿cuánto pagarían por mí?
Otra voz surgió de entre
el público:
—¡Setenta!
—¿Por tener toda mi
atención? —espetó Nick, desabrochándose los primeros botones de la camisa—. ¿No
les parece que valgo algo más que eso?
—¿Y cómo sabemos que
vales más que eso, Nick? —lo increpó Delta, alzando la barbilla y dirigiéndole
una sonrisa insolente.
Nick enarcó una ceja y
torció el gesto
.
—Bueno, si hay dudas, tal
vez debería demostrarles que valgo mucho más que setenta libras.
—¿Qué diablos estás
haciendo? —le siseó Miley entre bastidores. Pero Nick la ignoró.
—Nicole, ¿dónde estás? ¿No
está Nicole Anderson entre las asistentes?
Miley lo miró con los
ojos como platos.
—¡Jonas!
En ese mismo momento Nicole estaba siendo empujada por unas amigas hacia el escenario.
—¡Ah, ahí estás, Nicole!
—exclamó Nick, ayudándola a subir al escenario.
La joven se colocó a su
lado, roja como una amapola y sonriendo con timidez, sin saber qué se esperaba
de ella.
Miley no podía comprender
qué estaba tramando Nick, pero los celos hicieron presa de ella cuando vio que
tomaba a Nicole Anderson de la mano, mirándola a los ojos, y le decía con su voz
más dulce, hablando al micrófono en su otra mano:
—Nicole, debo decir que
estás preciosa esta noche. Te importaría ayudarme a demostrarle a estas
encantadoras damas cuál es mi verdadero valor?
Entre el público varias
féminas empezaron a jalearla: «¡Hazlo, Nicole!», «¡venga, Nicole!».
¿Hacer qué?, se preguntó
Miley angustiada. ¿No se atrevería a…?
Un silencio expectante se
apoderó del salón cuando Nick se inclinó hacia Nicole.
—¡Jonas, ni se te
ocurra hacerlo! —le gritó.
—¿Hacer qué? —le espetó
él con aspereza, girándose un instante hacia ella—. ¿Que no haga lo mismo que
has hecho tú?
Y, diciendo eso, Nick se
volvió de nuevo hacia Nicole Anderson, la tomó por la barbilla, y comenzó a
besarla como si le fuera la vida en ello. De pronto Miley comprendió de qué se
trataba todo aquello, por qué él estaba comportándose de aquel modo: había
visto a Liam besándola. Se sintió temblar de ira por dentro. ¿Había creído
que practicaba un doble juego? ¿Tan poco la conocía? Miley sintió una punzada
en el pecho. Nunca hubiera imaginado que Nick pudiera ser capaz de hacerle algo
así, pero allí estaba, sobre el escenario, besando a otra mujer delante de ella
y de más de cien personas.
—¡Cien libras! —pujó una
mujer al fondo de la sala, cuando los labios de Nick se hubieron despegado de
los de la sorprendida y azorada Nicole Anderson.
—¡Ciento veinte! —gritó
otra.
Miley no lo soportó más.
Sacó el monedero de su bolso y salió al escenario
.
—Cincuenta peniques.
Nick se volvió en
redondo.
—¿Qué has dicho?
—Cincuenta peniques
—repitió Miley esforzándose por contener las lágrimas—. Eso es todo lo que
vales ahora mismo —le dijo arrojando la moneda a sus pies.
Se giró sobre los
talones, y echó a correr sin parar hasta que estuvo fuera del hotel.
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Solo les aviso que esta nove ya casi se termina, espero que les haya gustado tanto como a mí :D
Besos!
No olviden comentar(:
Amigos y Amantes; Cap 20.
Nick se sentía realmente estúpido, y no precisamente porque los organizadores le
hubieran hecho ponerse un esmoquin y moño, sino porque acababa de decirle a Liam que iba a dejarle el camino libre y a esperar entre bastidores. «Genial,
simplemente genial, Jonas», se dijo con una mueca de disgusto.
Cinco minutos antes de
que diera comienzo la subasta tomó una decisión: iba a buscar a Miley y a
decirle lo que sentía por ella, de una vez por todas. Sabía que sería incapaz
de mantener la palabra que le había dado a Liam. No podía dejar que se la
llevara sin hacer nada, no podía. Y con la sonrisa en los labios del que al fin
ha visto claro lo que tiene que hacer, se abrió paso por entre las personas que
estaban en el pasillo detrás del escenario.
***
—¿Cómo
te atreves? ¿Que vas a perdonarme? —exclamó la joven indignada.
—Miley, por favor…
La voz de Liam se vio
ahogada por la música de rock que salió de los altavoces para anunciar el
comienzo de la subasta. Bajaron un poco las luces del salón, y se encendió un
foco en el centro del escenario para iluminar al primero de los solteros que se
«subastaban».
—Hola, soy Tom, y les
aseguro, señoras, que valgo cada penique de los que piensen ofrecer.
Algunas mujeres entre el
público lo jalearon, y hubo un estallido de risas.
Liam alzó la voz.
—Miley, por favor,
piénsalo.
Otro soltero subió al
escenario.
—Hola, soy Gerard y estoy
buscando a una chica con ganas de pasarlo bien.
Liam volvió a apretarle
la mano a la joven.
—Quiero decírselo a Neave
esta noche, Miley. No creo que sea justo seguir dándole esperanzas.
A Miley le hervía la
sangre. ¿Cómo podía estar diciendo aquellas cosas? Ella no se había arrojado en
brazos de Nick como sugería por una especie de curiosidad cuasi incestuosa, ni
el sentirse sola, ni el echar de menos los viejos tiempos. ¡Y tener la caradura
de decir que la perdonaría!
—Olvídate de mí, Liam.
Estoy enamorada de él.
Liam se quedó de una
pieza, boqueando como un pez.
—¿Qué?
Un tercer soltero subió
al escenario.
—Hola, me llamo Patrick
y…
Miley alzó los ojos hacia Liam y repitió lo que había dicho con voz clara y firme:
—Estoy enamorada de Nick.
—No, Miley —dijo Liam negando con la cabeza y tomándola de la otra mano—. Claro que lo quieres, pero
como a un amigo, como a un hermano… vamos, Miley, estamos hablando de Nick, por
amor de Dios… No puedes estar enamorada de él.
—¡Pues lo amo, Liam, lo
amo! Lo amo precisamente porque es Nick, mi mejor amigo, y la persona que ha
estado siempre a mi lado, y… —esbozó una sonrisa— y mi amante —le dijo
soltándose y dando un paso atrás—. Y si voy a ser honesta contigo y conmigo
misma, te diré que probablemente llevo toda mi vida enamorada de él, solo que
había estado tan ciega que no me había dado cuenta hasta ahora.
Liam seguía mirándola,
inmóvil, como si se hubiera convertido en piedra.
—Eso no es verdad, Miley,
tú lo sabes…
Pero la joven sacudió la
cabeza.
—Es la verdad, Liam.
Cada vez que venía de visita y volvía a marcharme, sentía que era como dejar
atrás una parte de mí, y finalmente, aún sin saberlo, he vuelto para quedarme,
porque ya no soportaba seguir separándome una y otra vez de él.
—Entonces ya hace años
que querías acostarte con él, ¿es eso? —masculló él con puro veneno en la voz—.
Quizá incluso antes de que cortáramos.
Miley lo miró dolida. No
había sido así, no era algo premeditado como él pretendía sugerir, no había
sido algo orquestado entre ellos para traicionarlo. No, Nick había entrado en
su corazón de puntillas, sin que ella se percatara de su presencia.
—Te equivocas. Ha sido
algo gradual, algo involuntario, pero ahora sé que lo amo. Lo amo con toda mi
alma, y, al contrario que tú, no pienso cometer un error tan grande como para
perder la felicidad ahora que la he encontrado.
—¿Por qué tratas de
engañarme, Miley? ¿Y por qué tratas de engañarte a ti misma? —replicó él,
sacudiendo la cabeza—. ¿Es que no lo ves? ¿Por qué habrías estado ocultándome
lo que hay entre ustedes si no fuera porque aún te importo?
—Claro que todavía me
importas, Liam. No puedo borrar de mi corazón lo que fuimos el uno para el
otro, y me duele ver que no has logrado superar nuestra ruptura —le dijo dando
un paso hacia él—, pero si no te he dicho nada, ha sido porque no quería
hacerte daño. Lo nuestro no tenía razón de ser, Liam, sencillamente no
estábamos hechos el uno para el otro como al principio creímos.
Los ojos de Liam relampaguearon de furia.
—Oh, ¿y Nick y tú sí? —le
espetó. Miley dejó escapar un profundo suspiro.
—Sí, Liam, aunque te
duela, estoy convencida de que sí.
***
—Jonas,
te toca —lo llamó uno de los organizadores, tirándole de la manga.
Nick se había quedado
paralizado, la mirada fija en el final del pasillo, donde Liam estaba besando
a Miley. Sentía como si el corazón se le hubiese astillado en mil pedazos y estuviese
sangrando. ¿Es que nunca aprendería? Tiempo le había faltado a Miley para
volver a los brazos de Liam sin pensarlo dos veces, después de todo lo que
habían compartido.
Así acababa todo.
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Hey! Vengo a dejarles unos capis(:
martes, 26 de junio de 2012
The DUFF ; Cap 7.
Cuando el viernes, la noche de chicas estuvo alrededor, yo estaba más que preparada para una buena y relajada tarde con mis mejores amigas y el maravilloso escocés James McVoy, por supuesto. Había metido la copia de Jane Austen que Demi me había regalado por navidad, un par de pijamas que apenas utilizaba -sí, duermo desnuda en casa, ¿y qué?- y mi cepillo de dientes en la mochila.
Selena trajo las palomitas y Demi nos prometió grande cuencos de helado de chocolate.
Como si mi trasero no fuera lo suficientemente grande.
Pero, naturalmente, el día no podía ser del todo bueno. La señora Perkins, mi profesora de inglés, se aseguró de ello durante el cuarto bloque.
—Así que esto es La Letra Escarlata —dijo ella, cerrando el libro—. ¿Les divirtió la clase?
Hubo quejas por lo bajo, en negativo, pero la señora Perkins no pareció darse cuenta.
—Bueno, porque el trabajo de Hawthorne’s es tan extraordinario y aplicable a la sociedad contemporánea, que quiero que cada uno escriba un ensayo relacionado con la novela —ignoró los ruidosos suspiros— El ensayo puede ser sobre alguna parte del libro, un personaje, una escena, un tema. Pero quiero que esté muy bien pensado. También se les permite trabajar en pareja —la clase zumbó con excitación— que yo voy a asignar —le excitación desapareció.
Yo sabía que estaba en problemas cuando la señora Perkins sacó su hoja. Eso significaba que podía asignar parejas en orden alfabético, y desde que no había chicos cuyos nombres empezaran por la 'M' en la clase, mi pareja obligada era…
—Miley Cyrus trabajará con Nick Jonas.
Mierda.
Había conseguido mantenerme al margen por una semana y media -desde el día en que me había acosado después de la escuela- pero la señora Perkins tenía que ir y decir eso.
Recitó los últimos nombres de la lista, antes de decir:
—Espero que los informes sean de no menos de cinco páginas de largo. La fuente es de doce puntos, a doble espacio, Nicole, no use ese truco de nuevo.
Ella sonrió de buen humor.
—Ahora, quiero que las parejas trabajen juntas. Ambos deben contribuir al reportaje. ¡Y sean creativos, gente! ¡Diviértanse!
—No es probable —susurré a Demi, que estaba sentada en el siguiente pupitre al mío.
—Oh, yo creo que tienes suerte, Miley —dijo ella— Yo estaría encantada si Nick fuera mi pareja. Pero mi corazón pertenece a Joe. Es tan injusto que Selena tenga que trabajar con él… —miró hacia el sitio asignado a Selena, al final de la clase— Probablemente, verá su casa, su habitación, todo. ¿Crees que le dirá algo bueno sobre mí si le pregunta? Tal vez ella va a ser mi cupido.
No me molesté en responder.
—El ensayo tiene que durar exactamente una semana —anunció la señora Perkins por encima de las charlas— Así que, por favor, trabajen en ello este fin de semana.
La campana sonó y todos nos levantamos al mismo tiempo. Lástima que la señora Perkins se escurriera a un lado para evitar ser pisoteada por la estampida hacia la puerta. Demi y yo nos unimos a la multitud, y Selena nos atrapó cuando acabábamos de salir al pasillo.
—Esto es una porqueria —siseó—. ¿Un ensayo sobre la nada? No quiero elegir un tema. ¡Es su maldito trabajo! ¿Cuál es la cuestión de esta maldita asignación que ni siquiera nos puede dar algo para escribir? Es ridículo.
—Pero tú vas a trabajar con Joe y…
—Por favor, Demi. No empieces con eso otra vez —Selena pestañeó—. Él. Es Gay. No va a suceder, ¿de acuerdo?
—Nunca se sabe. Así que, ¿no vas a jugar a cupido para mí?
—Te presentaré chicos en la cafetería.
—Ahora vuelvo —le dije, volviéndome en dirección a mi casillero— Necesito tomar unas cosas primero.
—Genial —Selena agarró a Demi por la muñeca y tiró de ella hacia el otro pasillo— Nos encontraremos en la maquina de los snocks, ¿vale? Vamos, Demz.
Y me dejaron sola en el pasillo lleno de gente. Vale, no realmente lleno. Hamilton High tenía alrededor de cuatrocientos estudiantes o algo así, pero considerando el bajo número, los pasillos parecían bastante más llenos esa tarde. O quizá yo estaba estresada y volviéndome claustrofóbica. De todas maneras, mis amigas se fueron, y yo me quedé entre las bestias.
Me abrí paso entre los atletas fuertes y las parejas besándose -son tan desagradables- y me dirigí al pasillo de ciencias. Sólo me tomé un minuto en mi locker que, como el resto del colegio, estaba pintada de azul y naranja. Giré mi combinación y abrí la puerta de un tirón. Detrás de mí, un grupo de animadora corría a través de los gritos.
— ¡Vamos, Panteras! ¡Panteras! ¡Panteras!
Acababa de coger mi abrigo y mi mochila y cerrado la puerta cuando él apareció.
Honestamente, lo había esperado más pronto.
—Parece ser que somos socios, Duffy.
Di una patada a la taquilla con un poco de excesiva fuerza.
—Desafortunadamente, sí.
Nick sonrió, pasando los dedos por sus rizos oscuros mientras se apoyaba en la siguiente taquilla a la mía.
—Bueno, ¿en tu casa o en la mía?
—¿Qué?
—Para hacer la asignación este fin de semana —dijo él, estrechando los ojos— No es ninguna de tus ideas, Duffy. No te estoy persiguiendo. Sólo estoy siendo un buen estudiante. Nick Jonas no persigue a las chicas, ellas…
—Te persiguen a ti. Sí, lo sé —me puse el abrigo sobre la camiseta.
—Si tenemos que hacer esto, he estado pensando…
—¡Nick! —una flaca morena que no reconocí (parecía estudiante de primer año) se arrojó sobre él. Lo miró fijamente, con sus grandes ojos sensibleros— ¿Bailarás conmigo en la fiesta esta noche?
—Por supuesto, Meghan —dijo, pasando la mano por su espalda. Era alto como para mirar su escote sin ningún problema. Pervertido bastardo— Reservaré un baila para ti, ¿vale?
—¿De verdad?
—¿Podría mentir?
—¡Oh, gracias, Nick! —él se agachó y ella le dio un rápido beso en la mejilla antes de irse corriendo, sin mirarme ninguna vez.
Nick volvió su atención hacia mí.
—¿Qué estabas diciendo?
—Creo que tenemos que quedar en mi casa —gruñí, apretando los dientes.
—¿Qué problema hay con mi casa? —preguntó—. ¿Tienes miedo de que te persiga, Duffy?
—Por supuesto que no. Sólo que prefiero trabajar en mi casa. Dios sabe qué tipos de enfermedades podría coger poniendo un pie en tu dormitorio —sacudí la cabeza—. Así que en mi casa, ¿de acuerdo? Mañana por la tarde, como a las tres. Llama antes de venir.
No le di oportunidad de que respondiera. Si tenía algún problema con eso, me escribiría una nota. Así que, olvidando decirle adiós a propósito, me fui, lanzándome entre los grupos de chicas cotilleando, apresuradamente hacia la cafetería.
Bueno, hasta aquí :D
Como siempre, ojala les haya gustado los capis(:
En serio, no dejen de leer esta nove! Conforme pasen los capis se pone más buena :B jaja
Ven que estaba triste? XD Pues esa tristeza desapareció esta semana porque el jueves es mi cumple!! :D
Sí, el 28 de Junio cumplo mis 16 añitos!! jaja
Nunca me ha gustado festejar mi cumpleaños (créanme, los odio) pero esta vez sí quiero porque me encanta el numero "16" (? jaja
Además, de que ya podre buscar trabajo :B
Y este viernes se estrena La Era de Hielo 4 :') y me encantan esas peliculas :D lol
Veré si puedo subir capis este jueves para festejar mi cumple con ustedes(:!!
Gracias por sus comentarios, las amo chicas!!
Muchos besos, Ale.
Selena trajo las palomitas y Demi nos prometió grande cuencos de helado de chocolate.
Como si mi trasero no fuera lo suficientemente grande.
Pero, naturalmente, el día no podía ser del todo bueno. La señora Perkins, mi profesora de inglés, se aseguró de ello durante el cuarto bloque.
—Así que esto es La Letra Escarlata —dijo ella, cerrando el libro—. ¿Les divirtió la clase?
Hubo quejas por lo bajo, en negativo, pero la señora Perkins no pareció darse cuenta.
—Bueno, porque el trabajo de Hawthorne’s es tan extraordinario y aplicable a la sociedad contemporánea, que quiero que cada uno escriba un ensayo relacionado con la novela —ignoró los ruidosos suspiros— El ensayo puede ser sobre alguna parte del libro, un personaje, una escena, un tema. Pero quiero que esté muy bien pensado. También se les permite trabajar en pareja —la clase zumbó con excitación— que yo voy a asignar —le excitación desapareció.
Yo sabía que estaba en problemas cuando la señora Perkins sacó su hoja. Eso significaba que podía asignar parejas en orden alfabético, y desde que no había chicos cuyos nombres empezaran por la 'M' en la clase, mi pareja obligada era…
—Miley Cyrus trabajará con Nick Jonas.
Mierda.
Había conseguido mantenerme al margen por una semana y media -desde el día en que me había acosado después de la escuela- pero la señora Perkins tenía que ir y decir eso.
Recitó los últimos nombres de la lista, antes de decir:
—Espero que los informes sean de no menos de cinco páginas de largo. La fuente es de doce puntos, a doble espacio, Nicole, no use ese truco de nuevo.
Ella sonrió de buen humor.
—Ahora, quiero que las parejas trabajen juntas. Ambos deben contribuir al reportaje. ¡Y sean creativos, gente! ¡Diviértanse!
—No es probable —susurré a Demi, que estaba sentada en el siguiente pupitre al mío.
—Oh, yo creo que tienes suerte, Miley —dijo ella— Yo estaría encantada si Nick fuera mi pareja. Pero mi corazón pertenece a Joe. Es tan injusto que Selena tenga que trabajar con él… —miró hacia el sitio asignado a Selena, al final de la clase— Probablemente, verá su casa, su habitación, todo. ¿Crees que le dirá algo bueno sobre mí si le pregunta? Tal vez ella va a ser mi cupido.
No me molesté en responder.
—El ensayo tiene que durar exactamente una semana —anunció la señora Perkins por encima de las charlas— Así que, por favor, trabajen en ello este fin de semana.
La campana sonó y todos nos levantamos al mismo tiempo. Lástima que la señora Perkins se escurriera a un lado para evitar ser pisoteada por la estampida hacia la puerta. Demi y yo nos unimos a la multitud, y Selena nos atrapó cuando acabábamos de salir al pasillo.
—Esto es una porqueria —siseó—. ¿Un ensayo sobre la nada? No quiero elegir un tema. ¡Es su maldito trabajo! ¿Cuál es la cuestión de esta maldita asignación que ni siquiera nos puede dar algo para escribir? Es ridículo.
—Pero tú vas a trabajar con Joe y…
—Por favor, Demi. No empieces con eso otra vez —Selena pestañeó—. Él. Es Gay. No va a suceder, ¿de acuerdo?
—Nunca se sabe. Así que, ¿no vas a jugar a cupido para mí?
—Te presentaré chicos en la cafetería.
—Ahora vuelvo —le dije, volviéndome en dirección a mi casillero— Necesito tomar unas cosas primero.
—Genial —Selena agarró a Demi por la muñeca y tiró de ella hacia el otro pasillo— Nos encontraremos en la maquina de los snocks, ¿vale? Vamos, Demz.
Y me dejaron sola en el pasillo lleno de gente. Vale, no realmente lleno. Hamilton High tenía alrededor de cuatrocientos estudiantes o algo así, pero considerando el bajo número, los pasillos parecían bastante más llenos esa tarde. O quizá yo estaba estresada y volviéndome claustrofóbica. De todas maneras, mis amigas se fueron, y yo me quedé entre las bestias.
Me abrí paso entre los atletas fuertes y las parejas besándose -son tan desagradables- y me dirigí al pasillo de ciencias. Sólo me tomé un minuto en mi locker que, como el resto del colegio, estaba pintada de azul y naranja. Giré mi combinación y abrí la puerta de un tirón. Detrás de mí, un grupo de animadora corría a través de los gritos.
— ¡Vamos, Panteras! ¡Panteras! ¡Panteras!
Acababa de coger mi abrigo y mi mochila y cerrado la puerta cuando él apareció.
Honestamente, lo había esperado más pronto.
—Parece ser que somos socios, Duffy.
Di una patada a la taquilla con un poco de excesiva fuerza.
—Desafortunadamente, sí.
Nick sonrió, pasando los dedos por sus rizos oscuros mientras se apoyaba en la siguiente taquilla a la mía.
—Bueno, ¿en tu casa o en la mía?
—¿Qué?
—Para hacer la asignación este fin de semana —dijo él, estrechando los ojos— No es ninguna de tus ideas, Duffy. No te estoy persiguiendo. Sólo estoy siendo un buen estudiante. Nick Jonas no persigue a las chicas, ellas…
—Te persiguen a ti. Sí, lo sé —me puse el abrigo sobre la camiseta.
—Si tenemos que hacer esto, he estado pensando…
—¡Nick! —una flaca morena que no reconocí (parecía estudiante de primer año) se arrojó sobre él. Lo miró fijamente, con sus grandes ojos sensibleros— ¿Bailarás conmigo en la fiesta esta noche?
—Por supuesto, Meghan —dijo, pasando la mano por su espalda. Era alto como para mirar su escote sin ningún problema. Pervertido bastardo— Reservaré un baila para ti, ¿vale?
—¿De verdad?
—¿Podría mentir?
—¡Oh, gracias, Nick! —él se agachó y ella le dio un rápido beso en la mejilla antes de irse corriendo, sin mirarme ninguna vez.
Nick volvió su atención hacia mí.
—¿Qué estabas diciendo?
—Creo que tenemos que quedar en mi casa —gruñí, apretando los dientes.
—¿Qué problema hay con mi casa? —preguntó—. ¿Tienes miedo de que te persiga, Duffy?
—Por supuesto que no. Sólo que prefiero trabajar en mi casa. Dios sabe qué tipos de enfermedades podría coger poniendo un pie en tu dormitorio —sacudí la cabeza—. Así que en mi casa, ¿de acuerdo? Mañana por la tarde, como a las tres. Llama antes de venir.
No le di oportunidad de que respondiera. Si tenía algún problema con eso, me escribiría una nota. Así que, olvidando decirle adiós a propósito, me fui, lanzándome entre los grupos de chicas cotilleando, apresuradamente hacia la cafetería.
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Hey :DBueno, hasta aquí :D
Como siempre, ojala les haya gustado los capis(:
En serio, no dejen de leer esta nove! Conforme pasen los capis se pone más buena :B jaja
Ven que estaba triste? XD Pues esa tristeza desapareció esta semana porque el jueves es mi cumple!! :D
Sí, el 28 de Junio cumplo mis 16 añitos!! jaja
Nunca me ha gustado festejar mi cumpleaños (créanme, los odio) pero esta vez sí quiero porque me encanta el numero "16" (? jaja
Además, de que ya podre buscar trabajo :B
Y este viernes se estrena La Era de Hielo 4 :') y me encantan esas peliculas :D lol
Veré si puedo subir capis este jueves para festejar mi cumple con ustedes(:!!
Gracias por sus comentarios, las amo chicas!!
Muchos besos, Ale.
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