martes, 10 de julio de 2012

The DUFF ; Cap 17.


— ¡Vamos Panteras! —gritó Selena y unos pocos miembros de la Brigada de Skinny hicieron volteretas a lo largo del margen.


A mi lado, Demi agitaba uno de los pompones de dos dólares azul y naranja, con el rostro radiante de entusiasmo. Lucas y Tiffany estaban cenando con los padres de Tiffany esa noche, lo que significaba que debía pasar un par de horas con ella, incluso si ese par de horas era en un estúpido evento deportivo. La verdad era que yo odiaba todo lo que requiriera espíritu escolar, porque, obviamente, no tenía ninguno. Odiaba Hamilton High. Odiaba el horrible brillo de los colores del colegio, la increíble mascota, y por lo menos, al noventa por ciento de los estudiantes. Eso era por lo que no podía esperar a dejar el colegio.



—Tú lo odias todo —me había dicho Selena temprano, el día que le expliqué que no tenía ningún deseo de asistir al partido de baloncesto.
—Eso no es verdad.
—Sí, lo es. Tú lo odias todo. Pero te quiero. Y Demi también. Es por eso que te voy a pedir, como tu mejor amiga, que vengas al partido.


Cuando Demi me había dicho que quería salir esa noche, mi primer instinto fue ir a mi casa y ver una película. Por eso la obligación de Selena como animadora del partido había interferido. Eso no podía ser un gran plan -Demi y yo podríamos haber visto una película- pero Selena tuvo que hacerlo muy complicado. Ella quería ver a Jessica, también. Y quería que la viéramos animar, incluso si iba en contra de todo lo que representaba.


—Vamos, Mi —dijo, sonando irritada— Sólo es un juego.


Ella había estado irritada estos días, especialmente conmigo. Y yo no estaba de humor para discutir con ella. Y así era como había acabado aquí, en una grada incómoda, aburriendo mi mente, con los vítores y gritos de la gente provocándome una migraña de mierda. Absolutamente maravilloso.


Había acabado de decidir que conduciría a la casa Nick después del partido cuando Jessica me dio un codazo en el costado. Por un segundo, creí que era un accidente, que había llegado un poco emocionado agitando su pom pom, pero entonces sentí un tirón en la muñeca.


—Mileu.
—¿Humm? —giré mi cabeza hacia su cara, pero ella no me estaba mirando. 


Su mirada estaba centrada en unas pocas personas en las gradas de abajo- tres alta y guapas chicas- junior, pensé, estaban sentada en primera fila, recostadas en sus asientos y con las piernas cruzadas. Tres perfectas colas de caballo. Tres vaqueros de talle bajo. Y luego, por el pasillo, se dirigía la cuarta. Era más pequeña y pálida, con el pelo corto y negro.


Era evidente que era estudiante de primer año. Llevaba varias botellas de agua y unos perritos calientes en las manos, como si acabara de volver del puesto de comida.


Vi como la sonriente estudiante de primer año pasaba las botellas y la comida. Vi como cada junior la tomaba. Vi como apreciaban menos su aspecto. Ella tomó asiento al final de la pequeña fila, y ninguna de las chicas mayores parecía hablar con ella, sólo con algunas de las de atrás. Vi como ella intentaba saltar en sus conversaciones, su pequeña boca abriéndose y cerrándose otra vez cuando alguna de las junior la interrumpía, ignorándola por completo. Hasta que, después de un momento, una la miró, habló rápidamente, y miró hacia atrás de sus amigas. La de primer año se puso de pie otra vez, y se fue, sin dejar de sonreír. Rehaciendo sus pasos, bajó las gradas y fue al puesto de comida.


Volviendo a obedecer sus órdenes.


Cuando miré a Demi de nuevo, sus ojos estaban oscuros y... tristes. O tal vez enfadados. Era difícil de decir de ella porque no mostraban ninguna de esas emociones muy a menudo. De cualquier manera, la entendía.


Demi había sido como esa estudiante de primer año una vez. 
Así es como Demi y yo la encontramos. Dos chicas mayores, animadoras como Selena con el "total estereotipo de porristas: perras, rubias y parecían tontas" habían estado alardeando sobre alguna tonta estudiante de segundo año que mantenían como una “mascota”, y más de una vez Selena las había visto hablarle con desdén.


—Vamos a hacer algo con eso, Miley —había dicho ella instantáneamente— No podemos dejar que la traten de esa manera.


Demi pensaba que tenía que salvar a todo el mundo. Al igual que me había salvado en el patio hacía tantos años. Yo estaba acostumbrada a eso. Sólo una vez, ella había necesitado de mi ayuda. Normalmente, yo habría estado de acuerdo porque Selena sólo estaba preguntando. Pero Demi Lovato era una chica a la que yo no deseaba conocer, que se salvara sola.


No es que no tuviera corazón. Yo sólo no quería conocer a la hermana de Lucas Lovato..


No después de lo que me había hecho. No después del drama que había atravesado el año antes. Y me las arreglé para mantenerme firme... hasta ese día en la cafetería.


—Dios, Demi, ¿tu cerebro está muerto o qué?


Selena yo giramos las cabezas para ver a una de las flacas animadoras humillando a Demi, que era por lo menos una cabeza más baja que ella. O tal vez fue que Selena se había desplomado, acobardada.


—Te pedí que hicieras una cosa simple —escupió la animadora, golpeando con el dedo el plato que Demi llevaba— Una cosa estúpidamente simple. No echar mierda en mi ensalada. ¿Tan difícil es eso?
—Así es como viene la ensalada, Mía —masculló Demi, con las mejillas brillantemente rosas— Yo no hice…
—Tú eres una idiota. —la animadora se giró y se fue, moviendo la cola de caballo detrás de ella.


Demi sólo se quedó ahí, mirando al plato de ensalada con grandes ojos tristes.
Parecía muy pequeña entonces, muy débil y tímida. En ese momento, yo no pensé en ella como una chica guapa. O incluso linda. 
Sólo frágil y asustada. Igual que un ratón.


—Date prisa, Demi. —una de las otras animadoras la llamó desde la mesa, sonando irritada— No vamos a guardarte el sitio para siempre. Jesús.


Yo pude sentir a Selena mirándome, y supe lo que quería. Y, mirando a Demi, no podía pretender no saber exactamente por qué. Si alguien necesitaba una mano de Selena 'Salva el Día', era esta chica. Además, ella no se parecía en nada a su hermano. Eso hizo que mi decisión fuera un poco más fácil. Suspiré, y dije en voz alta:


—Oye, Demi.


Ella saltó y se giró para mirarme, y la expresión temerosa de su cara casi rompió mi corazón.


—Ven, siéntate con nosotras —no era una pregunta. Ni siquiera una oferta. Era mucho más que una orden. No quería darle elección. Incluso pensé, que si era sensata, nos elegiría a nosotras.


Entonces, Demi se apresuró hacia nosotras, las animadoras mayores se enfadaron y Selena estaba radiante. Y eso fue todo. Fin de la historia.


Aunque ahora no parecía tanto como en el pasado, vi el apuro de la de primer año en el puesto de comida. Podía ver que los vaqueros le quedaban mal -no tenía suficientes curvas para vaqueros de talle bajo- y sus hombros caídos le hacían parecer extrañamente desequilibrada. Todas esas cosas la separaban de sus mandonas amigas.


Era el eco andante de Demi mucho tiempo atrás. Sólo que ahora tenía una nueva palabra para eso. Para esa chica.


Duff.


No había forma de evitarlo. La estudiante de primer año era definitivamente Duff en comparación con las pequeñas zorras que la rodeaban. No es que fuera poco atractiva, y definitivamente no era gorda, pero de las cuatro ella era la última en la que alguien se fijaría. Y no podía dejar de preguntarme si esa era la cuestión, si ellas la usaban para algo más que la diligencia. ¿Estaba ahí para que ellas se vieran mejor?


Miré de nuevo a Demi, recordando lo pequeña y débil que parecía esa día. No parecía ni linda ni guapa. Sólo patética. Duff. Ahora, ella era guapa, voluptuosa y adorable y… bueno, sexy. Todos los chicos -excepto Joe, desafortunadamente- la querían.


Pero lo extraño era, que ella no veía la diferencia. No en la superficie, al menos. Había sido voluptuosa y rubia entonces. Así que, ¿qué había cambiado? ¿Cómo podía una de las chicas más hermosas que había conocido haber sido Duff? ¿Era lógico? Era como Nick llamándome Duffy y sexy al mismo tiempo. Simplemente, no tenía sentido.


¿Era posible no ser gorda o no ser fea y ser Duff? Creo que Nick lo había dicho esa noche en el Nest. Duff era una comparación. ¿Quería decir eso que incluso las chicas más atractivas podían ser Duffs?


¿Debíamos ayudarla? Me quedé sorprendida por un segundo, y un poco confusa. Me di cuenta de que Demi estaba mirando a la de primer año hacer su camino por la primera fila.


Y tuve un horrible pensamiento. Uno que me hizo oficialmente la zorra más grande que había existido jamás. Pensé en ir y tomar a la estudiante de primer año como una de las nuestras, de modo que tal vez, sólo tal vez, no sería más Duff.


Podía oír la voz de Nick en mi cabeza “la mayoría de la gente no hace nada por evitar ser Duff”. Me dije que yo no era la mayoría de la gente, pero, ¿qué era? ¿Era yo igual que esas animadoras, graduadas hacía ya tiempo, que habían maltratado a Demi, o como esas tres chicas de perfectas colas de caballo de las gradas?


Antes de que pudiera tomar una decisión, pensé en la de ayudar a la de primer año -ya fuera por razones correctas o incorrectas- el timbre sonó sobre nuestras cabezas. A nuestro alrededor, la multitud estaba de pie vitoreando, bloqueando mi punto de vista de la pequeña figura de pelo oscuro.


Ella se había ido y así fue como perdí mi oportunidad de salvarla o lo que pudiera haber hecho.


El partido había terminado.


Las Panteras habían ganado.


Y yo todavía era la Duff.



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Hey! ¿como han estado?(:
Aquí les vengo a dejar los capis, besos!

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