Miley tenía tanta hambre que ni siquiera le importó
que el filete estuviera medio carbonizado. Todos sostenían los platos sobre sus
regazos. Después de haber intentado cortarlo con cuchillo y tenedor y haber
estado a punto de tirar el plato por los aires por fin decidió agarrarlo con
los dedos.
-Si mis antepasados comían con los dedos no veo por
qué no voy a hacerlo yo -dijo dándole un mordisco.
-Bueno, eso los que tenéis la suerte de tener todos
los dedos sanos. -contestó Nick, que había vuelto del barco con tres dedos
vendados.
-Sin embargo sí sabes conducir con una sola mano, Nick. -intervino Joe-. Apuesto a que también puedes comer con una sola mano.
-¡Ah, sí! -exclamó Demi- La vieja técnica de
conducir con una sola mano mientras con la otra se tomaban libertades con las chicas.
-Y siempre se creían que nosotros no nos dábamos
cuenta -añadió Miley- Con la vista fija hacia adelante, como si no supieran que
estábamos en el coche. Mientras tanto una mano iba deslizándose como si fuera
la de la familia Adams.
-¿Es que acaso querías que te miraran mientras
tanto? -preguntó Nick- No podíamos apartar la vista de la carretera y
arriesgamos poniendo en peligro nuestro orgullo y chocando contra una farola.
Miley rió. Nick iba por la segunda cerveza, y eso estaba
teniendo un buen efecto sobre él. Se estaba relajando. Si lograba evitar otro
accidente, todo iría bien.
-Me voy al agua a lavarme las manos. ¿Viene alguien
conmigo? -preguntó.
-Yo prefiero chuparme los dedos. -contestó Nick.
-Pues yo preferiría que fuera Demi quien chupara
los míos. -bromeó Joe.
-Ni lo sueñes, Romeo. Miley, ¿podrías traerme una
servilleta mojada? Creo que no puedo moverme de esta silla.
-Haría cualquier cosa por ti.
-¿Estás cansada, pequeña gordita? -preguntó Joe.
-Agotada. No olvides que en Chicago es dos horas
más tarde. Ha sido un día muy largo para una mujer embarazada.
-Entonces me imagino que no querrás bailar descalza
en la arena.
-Pídele a Miley que baile contigo. -contestó Demi mientras su hermana se dirigía hacia el lago.
-¿Y Nick?
-Bailen los tres. Déjenme descansar y digerir el filete
carbonizado.
Miley no había pensado en bailar en la playa.
¿Abandonaría Nick su imagen de ejecutivo por fin, o dejaría que fuera Joe el alma de la fiesta, como siempre? La noche se iba a poner interesante, pensó.
Caminó hasta la orilla del lago sobre la arena fría
y mojada y al llegar descubrió que la superficie del agua estaba llena de
estrellas. Fascinada, metió los dedos y observó cómo las estrellas desaparecían
en múltiples rayos de luz. Luego miró para arriba y vio que estaba bajo una
bóveda de estrellas que cubría todo el horizonte, Se sintió embargada por la emoción
y no pudo evitar levantar los brazos y gritar «aleluya».
-Amén, hermana. -contestó Joe.
-¿Se les ha ocurrido levantar la vista por un
momento de sus platos para apreciar la belleza de las estrellas? -preguntó.
-Sí, es maravillosa. -contestó Demi.
-No es nada comparado contigo, mi querida Demetria.
-Calma Joseph, ya te he dicho que no voy a bailar.
-Vamos, Demi, sólo un par de vueltas en la arena.
-Olvídalo, Fred Astaire.
Joe giró rítmicamente hacia donde estaba sentado Nick.
-¿Me concede usted este baile? -preguntó sosteniendo
aún en una mano una lata de cerveza. Para su sorpresa, Nick se levantó y
comenzó a bailar un cha-cha-cha increíble con su hermano.
-¡Vaya! No digan que no tenemos estilo. -exclamó Joe- ¡Y ritmo!
-Como que han bebido demasiada cerveza -rió Demi.
Miley se quedó de pie mirando. Tenía miedo de romper
el hechizo que poseía a Nick y de que se excusara y subiera al barco a
terminar sus informes.
-¡Vamos, Miley! -la llamó Joe girando hacia ella- ¡A bailar!
Sonriendo, apenas sin aliento, comenzó a bailar
tomando el puesto de Joe. Lo único que podía ver del rostro de Nick en
medio de aquella semioscuridad era su sonrisa mientras acompasaba sus pasos con
los de ella. No se tocaban, y sin embargo los dos parecían saber cuándo girar o
cuándo volverse hacia el otro para hacerlo todo al mismo tiempo, como si
llevaran años bailando juntos. Miley se olvidó de todo excepto de la melodía y
de los sensuales movimientos del hombre que bailaba frente a ella. Aquella
transformación de su carácter, por muy momentánea que fuera, motivaba su
imaginación.
Y entonces la música se hizo más lenta. Escuchó
vagamente que Joe le suplicaba a Demi que bailara una pieza, y ésta aceptó.
Un baile. Durante aquel instante sus corazones se detuvieron y ninguno de los
dos supo qué hacer, ni Nick ni Miley. Pero luego, él dio un paso adelante y la
tomó en sus brazos como si fueran dos amantes. El aún sostenía la lata de
cerveza.
Lo rodeó por el cuello y respiró la fragancia de su
loción de afeitar mezclada con el olor de la bebida.
Sus cuerpos se movían lentamente, al ritmo de la música,
pero podía sentir el trepidante latido del corazón de Nick contra su pecho.
Su propio corazón también galopaba sin control. Era lógico, pensó. Al fin y al
cabo acababan de bailar al ritmo del cha-cha-cha. Esa era la razón. Tenía que
ser esa la razón.
Elevó la cabeza para mirarlo. Él miró para abajo.
Apenas podía ver sus ojos entre las sombras, pero
sabía que la miraba a ella. Toda la energía que él ponía por lo general en su
trabajo estaba en ese momento puesta sobre ella. Le costaba respirar. El
estremecimiento del deseo comenzó a hacerse más fuera, aumentando según pasaban
los segundos a su lado.
Entonces él bajó la cabeza y ella abrió los labios
y cerró los ojos esperando que la besara. Pero de pronto otro par de brazos los
rodearon a ambos. Era Joe.
-Sigan ustedes. Demi está muy cansada, nos vamos
adentro.
La magia que se habla creado entre ellos dos desapareció
como desaparecen las estrellas que se reflejan en el lago cuando alguien hunde
una mano.
-Buena idea -contestó Nick apartándose de ella
-Sí, ha sido un día agotador para todos -añadió Miley pensando que hubiera sido capaz de matar a Joe por interrumpirlos- Vayan ustedes delante, de todos modos hay que hacer turnos para el baño. Yo me quedaré a
hacer unos cuantos ejercicios de yoga.
-¿Estás segura? -preguntó Nick.
-Sí, hay que estar a tono. Sobre todo cuando se es
el modelo al que otros miran. -Nick la observó como si nunca hubiera pensado
en ello. Se sintió insultada-. Tú no eres el único que tiene que pensar en el
trabajo, ¿sabes?
-Supongo que no. Está bien, buenas noches, -dijo
dándose la vuelta- Eh esperen, parejita. El tío Nick los ayudará.
Nick subió a cubierta con sólo un movimiento y levantó
a Demi mientras Joe la empujaba desde abajo.
-¡Odio ser tan pesada! -se quejó.
-Joe y yo en cambio consideramos que es un privilegio
poder ayudarte.
-Eres muy amable. ¿Por qué no vuelves a la playa a
bailar con Miley? No era mi intención interrumpiros.
Miley contuvo el aliento. La música aún seguía
sonando.
-Bueno, ya es hora de que nos vayamos todos a la
cama -contestó Nick.
Miley apagó el radiocassette.
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