La
casa nunca le había parecido tan vacía a Nick. Después de su desquite durante
la subasta, Miley había desaparecido literalmente. Debía de haberse pasado por
allí, porque faltaban varias de sus cosas, pero no le había dejado ninguna
nota, aunque se imaginaba muy bien adonde se había ido y con quién. Nick se
había pasado todo el día siguiente tirado en el sillón, mirando el techo,
detestándola a ella y a sí mismo por haberse engañado. Al cabo de una semana
tenía un aspecto terrible, y aquella mañana de sábado, cuando llamaron a la
puerta, ignoró el timbre hasta tres veces antes de levantarse. Cuando al fin se
rindió y fue a abrir, se encontró con Demi.
—Vaya, hola —murmuró
esforzándose por sonreír—. ¿Todavía no has salido de cuentas? —inquirió mirando
su hinchado vientre. Se hizo a un lado y la dejó pasar, ofreciéndole asiento en
el salón.
—No, todavía no, y no
creas que no tengo ganas… Estoy tan grande que casi me parece que cuando dé a
luz vaya a salir el niño con mochila y todo para irse al colegio —dijo Demi.
Nick se rió sin demasiadas ganas ante la ocurrencia.
—Iba a preguntarte cómo
estás, pero viéndote puedo decir que estás pasándolo fatal —le confió
socarrona—. Sé que no está bien que lo piense, pero, si quieres mi opinión, en
parte te mereces un poco de sufrimiento.
—Estupendo —gimió Nick,
hundiendo el rostro entre las manos—; un sermón, justo lo que necesitaba.
—Bueno, alguien tenía que
decírtelo —se excusó Demi, sin parecer arrepentida en absoluto.
—Ya, pues, ¿podrías
dejarlo para cuando esté un poco más deprimido? Así podrás aprovechar y
aplastarme como a una cucaracha —le espetó él con ironía. Demi suspiró.
—Nick, Miley te quiere.
—Sí, claro, bonita forma
de demostrarlo: primero la encuentro besándose con Liam, después la ofendo
por pagarle con la misma moneda, y a continuación sale corriendo, huyendo de mí
como de la peste y haciéndome sentir como un canalla —farfulló Nick, dejándose
caer en el sofá frente a ella.
—Nick Jonas, no
pienso permitir que le eches la culpa a ella. Tienen tanta culpa el uno como el
otro, por no haber afrontado este asunto como adultos.
—No es verdad —se
defendió él—, yo quería habérselo dicho desde un principio a Liam, fue ella
la que no quiso hacerlo. Todo para proteger al «pobre» y «sensible» Liam.
—De acuerdo, pero lo que
hiciste sobre ese escenario fue de lo más infantil —replicó Demi—. De todos
modos eso ya da igual. ¿Qué es lo que piensas hacer?
—¿Y qué es lo que quieres
que haga? —exclamó él, lanzando los brazos al aire— ¿Que vaya a Dublín a
machacar a Liam, cosa que estoy deseando hacer, y me la traiga a ella a
rastras? Mira, Demi, sé muy bien que me he portado como un imbécil, y me siento
tan mal que me pasaría el día dándome cabezazos contra la pared, ¿satisfecha?
—No.
—¿Y entonces qué diablos
quieres que diga? —bramó Nick fuera de sus casillas.
—Que admitas que estás
enamorado de ella.
Nick dejó escapar una
risa amarga.
—¿Eso es todo? Sí, Demi,
estoy tan loco por ella que es como si me faltara el aire cuando ella no está.
—¿Y por qué no pruebas a
decírselo?
—¿Que por qué…? Porque
llevo doce años tratando de decírselo y nunca me ha escuchado, ¿por qué iba a
hacerlo ahora que Liam ha vuelto a escena? Miley lo es todo para mí, Demi, no
puedo arriesgarme a perderla para siempre. Tal y como están las cosas, tal vez al
menos podamos seguir siendo amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡No olvides comentar!(:
Gracias por tomarte unos segundos de tu tiempo♥
Y más por leer mis noves, un beso!