Al fin los cuatro estuvieron juntos en lo que se
podía llamar la tona de estar del barco. Joe y Demi pusieron sus sacos de
dormir en una cama doble al fondo, y Nick eligió una cama plegable del salón. Miley dormiría en medio del barco, en la litera de arriba.
-Bueno, ya está todo. Ahora levad el ancla.
-Inmediatamente- contestó Bowie agarrando el manual
de instrucciones de un estante al lado de la silla del capitán.
Chance le quitó el manual antes de que tuviera tiempo
ni de abrirlo. Frunció el ceño y comenzó a pasar las páginas mientras Bowie
miraba el libro por encima de su hombro.
Andi vio lo ocurrido y se impacientó.
-¿Cuál de los dos entonces nos va a sacar de aquí?-
pregunté al fin.
-Él- dijeron ambos al unísono señalándose el uno al
otro.
-¡Ah, bien!- contestó ella cruzando los brazos.
Bowie hizo un gesto hacia Chance y añadió:
-Me inclino ante tu experiencia y tus años,
hermanito.
Chance le echó una larga mirada en respuesta y
finalmente se encaminó despacio hacia la silla del piloto para sentarse ante
los mandos.
—Bien. —dijo flexionando los hombros y estudiando el
panel.
—¿Están seguros de que saben manejar este barco? —preguntó Miley.
—¿Están seguros de que saben manejar este barco? —preguntó Miley.
Ambos respondieron con gestos y afirmaciones tan exageradas
que Miley no pudo sino seguir dudando.
Nick rozó con los dedos unos cuantos botones y luego
volvió a ponerse en pie.
—Voy a popa a echar un vistazo a los motores y a ver
la trayectoria para dar marcha atrás.
—Buena idea. Yo iré contigo. —contestó Joe siguiendo
a su hermano— La popa es la parte posterior del barco —añadió al pasar por
delante de Miley.
—Gracias por la explicación, capitán Ahab. ¿Qué crees
tú, hermanita? ¿Crees que saben lo que están haciendo?
—No estoy muy segura de Joe, pero tengo la impresión
de que Nick siempre sabe lo que se hace.
—Está muy seguro de sí mismo. ¿No te molesta la forma
en que ignora siempre las sugerencias de Joe?
—Me pone enferma, pero según tengo entendido su
padre trataba a Joe igual. Esperaba que quizá en este viaje las cosas
pudieran... bueno, ya veremos.
—Eso si alguna vez salimos de puerto
—Sí, saldremos, no te preocupes. La gente sale a navegar
en barco sin tener experiencia alguna de navegación. Estos chicos al menos
tienen cierta idea, estoy segura de que podría manejarlo. Además necesito unas
vacaciones, Miley. No sabía que llevar en el seno al primogénito de los Jefferson
pudiera ser tan agotador.
—¿Es que tu suegra te lo está
haciendo pasar mal?
—¿Conoces esos cassettes que venden para aprender
idiomas?
—¿Es que te ha regalado uno?
—No, ha contratado los servicios de una profesora de
francés para que venga tres veces por semana a hablarle a mi barriga. De ese
modo la niña será bilingüe.
—¡No! —exclamó Miley echándose a reír—. ¿Y qué opina Joe de eso?
—No lo sabe. Se supone que es una sorpresa.
—¿Y cuándo se desvelará esa sorpresa? ¿Cuándo el
bebé salga de la sala de operaciones gritando bonjour?
—No tengo ni idea.
—¿Y qué cosas le dice esa profesora a tu barriga?
—Yo qué sé, no sé francés.
—Ni yo, pero voy a intentarlo. —contestó Miley riendo
y arrodillándose delante de Demi— ; ¿Parle
vouz francais? ¡Eh; ha dado una patada! Eso significa que me ha entendido.
—Seguro.
—Cariño, je
vous aime béaucoup. Vamos a ver... ¿qué más? ¡Ah, ya sé! El nombre del
canalla ese de los dibujos animados, —añadió inclinándose más hacia el vientre
de Demi—. Pepe le Peu.
—Venga, sigue. —la alentó Demi riendo.
—Ese es todo el francés que sé. No, espera. Sé
nombres de comidas francesas, —rió— Filet mignon, paté
de foie gras, croissants.
Vamos, Dem, tú cocinas mejor que yo. Ayúdame a comunicarme con esta niña.
—Coq au vin. —rió Demi.
—Coq au vin, —repitió Miley—. Chateau...
briand, vichyssoise. Oui,
oui, oui, mi pequeña.
—Ven a ver esto, Nick. —comentó Joe entrando en
ese momento—. Las dejamos cinco minutos solas y se ponen a desvariar. ¿Qué
ocurre aquí, Demetria?
Demi fue incapaz de responder, no podía dejar de reír.
Sólo sacudió la cabeza.
—Es una sorpresa. —contestó Miley poniéndose en pie—.
Pero te daré una pista. Ya puedes empezar a practicar Frere Jacques en la ducha.
—¿Tú entiendes algo? —preguntó Joe volviéndose
hacia su hermano.
Nick se quedó mirando a Miley con una expresión de confusión. Parecía completamente absorto en la escena que él y Joe habían interrumpido, absorto mirando a Miley, para ser exactos. Miley lo miró a los ojos y vio en él algo que jamás habría podido asociar con su persona: el sentimiento de placer. Eso la alentó.
—¿Nick? —lo llamó Joe.
Entonces Nick salió de su estado de ensimismamiento
y apartó la mirada de Miley.
—Ah, lo siento. ¿Qué ocurre?
—No importa. ¿Listo para poner en marcha los
motores?- preguntó Joe intercambiando una mirada con Demi.
—Sí, claro, los motores. —contestó él apresurándose
a sentarse en la silla de capitán.
Estuvo mirando el panel de mandos durante unos segundos
más y luego pulsó varios botones. Enseguida los motores comenzaron a funcionar.
La responsabilidad recaía de nuevo sobre sus hombros, pensó Andi. La tensión se
marcaba en los músculos de su mandíbula y en las arrugas de su frente. El niño
que había en él había desaparecido de nuevo. Al menos por el momento. ¿Sería
ella capaz de revivirlo?, se preguntó... si es que se atrevía a acercarse a él
lo suficiente como para intentarlo.
No debía dejar que Miley volviera a distraerlo, se
dijo Nick. Mientras escuchaba el ruido irregular de los motores pensó en la
facilidad con la que Miley hacía el payaso. Su libertad de espíritu le hipnotizaba.
Por un momento se había olvidado de todo menos de ella,
y habla sido divertido. Aunque también había resultado violento que Joe lo
viera Y era la segunda vez que lo pillaba. Debía estar alerta.
—Será mejor que vayas a popa, Joe, y me digas qué
tal voy. Cuando me des la señal daré marcha atrás.
—Pero Nick...
—¿Qué? —preguntó él impaciente.
—Aún estamos atados al muelle. Suelta las amarras. —añadió dirigiéndose hacia la cubierta.
Otra lección, pensó Nick. Estaba tan absorto pensando
en Miley que había estado a punto de arrancar medio muelle. Y desde luego Dios
sabía que el barco tenía fuerza para hacerlo.
—Te ayudaré. —dijo Miley siguiendo a Joe hacia la
cubierta.
Nock la observó balancearse por el barco. La luz jugaba
con su pelo dorado mientras ayudaba a Joe a desatar las cuerdas. Sólo de
mirarla se sentía renacer. Pero también le fundía las neuronas.
—Es asombrosa, —dijo entonces Demi casi como si
lo estuviera leyendo el pensamiento— Es imposible sentirse deprimido cuando
ella está cerca. Siempre le busca el lado divertido a la vida.
—Yo pensaba que eran siempre los hermanos pequeños
los que eran unos locos e irresponsables.
—Díselo a ella. —contestó Demi riendo.
Nick volvió a mirar hacia afuera. Nick agarraba una
amarra como si fuera un lazo de vaquero e intentaba cazar a Joe, que
pataleaba en la cubierta y se ponía los dedos en la frente como si fueran
cuernos.
—No la subestimes por el hecho de que esté siempre
haciendo el payaso, —añadió Demi— Sería capaz de hacer cualquier cosa por las
personas a las que ama.
—Como Joe.
—Sí. —sonrió Demi-, en eso se parecen. Estoy segura
de que eso es lo que primero me gustó de él.
—Desearía que Joe disfrutara más del trabajo en
la Jefferson.
—Bueno, quizá si tú te mostrases más...
Demi dejó de hablar al ver entrar a Miley y a Joe riendo. Nick entonces sintió un irresistible deseo de tomar a Milet en
sus brazos y besar aquella boca que no dejaba de reír. Pero sería un tremendo
error.
—¿Todo listo? —preguntó.
—Todo listo, mi capitán. —contestó Joe haciendo un
saludo con la mano.
—Entonces ve a popa, Joseph.
—Sí, capitán.
—Iré contigo. —dijo Demi.
—Lo que tú pretendes es quedarte a solas conmigo para
hacer todo lo que quieras, ¿no es eso?
—Por supuesto.
—¡Mente calenturienta! —contestó Joe guiando a Demi hacia la popa— Estaremos allí por si nos necesitas, capitán.
—Cuida de la familia. —gritó Nick antes de que
desaparecieran.
Hubiera deseado que hubiera sido Miley en lugar de Demi la que se hubiera ofrecido como voluntaria para ir con Joe. Aquello
significaba que sería ella el testigo del desastre si él erraba en sus
cálculos. Y probablemente él nunca lo olvidaría. Se secó las manos del sudor y
suspiró.
—Tranquilo, lo harás bien. —dijo Miley.
Nick la miró sorprendido. Fuera lo que fuera lo que
esperaba de ella desde luego no era apoyo moral.
—Es decir, ¿qué sería lo peor que podría ocurrir?
Podrías hundir el barco, que debe valer algo así como un millón de dólares, podrías
chocar marcha atrás con otro barco, que a su vez puede costar otro millón de dólares,
y ambos podrían hundirse en el puerto colapsando la circulación. Tendríamos que
nadar a puerto mientras una multitud de gente nos tiraba huevos podridos.
—Muchas gracias por esas palabras tan alentadoras.
—Cuando me necesites, ya sabes. —sonrió.
Nick alcanzó las gafas de sol y se las puso sintiéndose en parte como si fuera Tom Cruise en Top Gun. Por Dios que tenía que conseguirlo, pensó. Joe vociferó y él giró. Era gracioso, pero las manos ya no le sudaban.
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