viernes, 20 de julio de 2012

A Solas Contigo ; Cap 5.



Miley se sentía capaz de ir al infierno por su hermana, y precisamente aquella semana se iba a convertir en eso, un infierno. Conducía la furgoneta camino de Lake Mead. Todos habían comprado visores y ropa interior de la tienda accidentada, y todos llevaban colgado el visor excepto Nick, que lo había guardado en el maletín. Seguramente no le pegaba con el traje, pensó Miley.
Antes del accidente, Demi le estaba explicando que Nick necesitaba unas vacaciones con desesperación. Además él y Joe necesitaban estar juntos de nuevo. Decía que era Joe quien no había querido advertirla de la presencia de Nick en el viaje. Y fue entonces cuando se les vino el carrito encima. 
Era de suponer que iban a tener que acostumbrarse a ese tipo de accidentes, porque ocurrían invariablemente cuando estaba con Nick.

Por el momento, pensó Miley, lo mejor que podía hacer era concentrarse en la carretera. No era fácil teniendo en cuenta que Nick estaba a su lado, en el asiento del copiloto. Era lógico que él se hubiera sentado delante, Joe y Demi querían ir juntos. 
El resto de la furgoneta iba cargada con los equipajes y el equipo que ella misma había comprado. Joe llevaba un saco de dormir y una caña de pescar extra para Nick. 
Mientras pudieran pescar, la comida comprada seguramente sería suficiente para cuatro. En términos logísticos la presencia de Nick no iba a resultar un problema. 
En términos emocionales, sin embargo, se dijo Miley, tendría que tratar de ignorarlo.
¿Pero qué mujer de sangre caliente podría ignorar a un hombre como Nick?, se preguntó. Era una lástima que al final él no hubiera resultado ser el chico del strip-tease. Por el momento sólo se había quitado el abrigo y la corbata, y eso que estaban en agosto, en mitad del caluroso verano de Las Vegas. Eso era todo.
Una sutil fragancia a colonia masculina cara llenó el aire cuando Nick se volvió para hablar con Joe.
En mitad de la conversación sonó un teléfono. Miley miró a su alrededor. El ruido procedía del maletín de Nick, a sus pies.

Está sonando tu maletín. le dijo.
Sí, disculpanme un momento. contestó él poniéndolo sobre su regazo y sacando de él un teléfono móvil.

Demi le iba señalando rasgos particulares del paisaje a Joe, y mientras tanto Nick seguía hablando largo y tendido por teléfono y tomando natas en un pequeño bloc. Parecía que estuviera sentado en su oficina de la Michigan Avenue. Si seguía así no iba a tener mucho tiempo para estar con su hermano;

Mira el lago, Demi dijo Joe al tomar Miley una carretera secundaria que les llevaba hacia el centro de deportes náutico. Parece un espejo.
Sí, me muero por meterme en el agua y refrescarme.
Yo también. intervino Miley.
Calma. recomendó Joe, ya sé les gusta meterse al agua en cuanto lleguemos.
A veces es más divertido tirar a alguien... respondió Miley pensando en tirarlo a él por haber llevado a su hermano.


Nick colgó por fin el teléfono pero siguió tomando notas en el bloc.

¿Quién era? preguntó Joe.
Eikelhom. contestó Nick sin dejar de escribir.
Sabes, añadió Joe me pregunto si está llevando bien el asunto de lo de la agencia de publicidad. He visto un par de anuncios y no me han gustado nada.
Mmm contestó Nick con la atención puesta en su bloc de notas.
Hay un par de agencias que creo que podrían hacernos el trabajo mejor. Si quieres puedo encargarme yo mismo.
Eikelhom lo tiene todo controlado. respondió Nick tapando la pluma.

Era evidente que Nick no estaba escuchando en serio la propuesta de su hermano.

Sí, lo sé, era sólo una sugerencia. añadió Joe decepcionado y resignado.

Miley miró por el retrovisor y vio que Demi ponía una mano reconfortante sobre la rodilla de su marido.
Luego miró a Nick, aún absorto en sus notas e inconsciente, según parecía, del sentimiento de frustración de su hermano. Sintió que la sangre hervía en su interior. 
Joe era un chico estupendo y no merecía en absoluto que lo trataran así. Nick podía ser guapo, podía ser hábil y eficiente en el trabajo, pero no tenía ni idea de cómo tratar a Joe.
De pronto aquel hombre dejó de intimidarla. Nick Jefferson, después de todo, no era perfecto. De hecho necesitaba que alguien le diera un par de lecciones. Según parecía, Demi no había sido capaz de hacer gran cosa al respecto. No era de extrañar, siempre se había mostrado muy tímida en lo relativo a ese tipo de problemas. Había llegado el momento de que atacara un tercero.

Bueno, ya hemos llegado. dijo Miley aparcando la furgoneta cerca del centro náutico. Yo me ocuparé del papeleo, ustedes descarguen el equipo y pónganlo en esos carritos de ahí.

Miley recogió unos papeles, bajó de la furgoneta y se dirigió a la oficina de registro. Nick se quedó observando el hipnotizante movimiento de su trasero, y Joe lo pilló mirando.

Bueno, ¿a qué estamos esperando? preguntó ignorando la mirada de Joe.

El ruido de los fuerabordas era estruendoso, y el olor a fuel oil le hacía recordar los veranos en Wisconsin con la barca de su tío. En aquel entonces, él estaba impaciente por crecer. No se daba cuenta de lo preciosos que eran aquellos días libres de toda responsabilidad.

—Demi, tú relájate. Nick y yo, que somos unos caballeros, sacaremos el equipo.
¡Ah, vacaciones! exclamó Demi.
A cambio, por supuesto, esperamos que ustedes las mujeres preparen la comida añadió Joe.
Estoy deseando cocinar lo que pesquen. rió pero será mejor que Miley no te oiga ese comentario. Te pondría a tostar en la barbacoa.

Nick no dudó ni por un segundo de la veracidad de aquella afirmación. De hecho durante el banquete de bodas, antes de que ocurriera el desastre de la fuente, había estado bailando con Miley, tal y como obligaba la cortesía por ser el uno padrino y la otra dama de honor. Y mientras bailaban habían estado discutiendo sobre la decisión de Miley de contratar los servicios de un chico para que hiciera strip-tease en la despedida de soltera de Demi. Nick había sacado el tema a relucir, dándose cuenta de que su proximidad física le perturbaba, y ella había seguido la discusión atacando y recordándole que los hombres habían alquilado los servicios de mujeres en las despedidas de solteros durante años. Además, le dijo, sabía que en la de Joe había habido una. Gracias a Dios no sabía quién la había contratado.

Iré a por los carros. dijo Nick dirigiéndose hacia el muelle.

Había gente en bañador y en pantalones cortos, y el agua estaba azul como el cielo. Nick sintió deseos de tirarse, de llevar pantalones cortos, de hacerlo todo. Pero eso sería típico de una persona como Miley Lombard, no de una persona como Nick Jefferson, se dijo.
Se refrenó a sí mismo y recogió los dos carros.
Se preguntaba cómo se las habría arreglado su padre para conseguir hacer de los viajes de cumpleaños una tradición. Llevó los carritos hasta la parte posterior de la furgoneta, donde le esperaba Joe.

Esto me trae recuerdos a la memoria. ¿A ti no, hermanito? preguntó Joe.
Sí, es cierto.

Sólo había visto a Joe así de excitado dos veces más durante aquel año. La primera el día de su boda, y la segunda cuando le dijo que su mujer estaba embarazada. Joe dejó uno de los sacos de dormir sobre el carrito y añadió:

Espero que no te cuelgues del teléfono esta semana.
—Es que no puedo abandonarlo todo, así, por las buenas. contestó Nick sacando los bultos de la furgoneta.
Papá lo hacía.
Bueno, yo no soy papá.
Espero que no, morir a los cincuenta y seis años es un poco pronto.
Pero él nunca hacía ejercicio. contestó Nick. La camisa se le estaba pegando a la espalda a causa del sudor. Yo voy al gimnasio tres veces a la semana.
Lo dices como si fuera un trabajo. Sé sincero, ¿qué haces para divertirte?
—Ir en barco con mi hermano. sonrió.
¡Ah! ¿Y crees que ya nos estamos divirtiendo mucho?
Chicos, dijo Miley que llegaba con un montón de papeles en la mano ya he firmado. Ahora somos la tripulación de un barco de diez plazas que está atado al muelle número diez, A.
¿Has dicho de diez plazas? parpadeó Nick.
Sí, te lo dije, ¿recuerdas? contestó Joe Lo único disponible cuando llegas sin avisar son los barcos cancelados por otros, y suelen ser de grupos grandes.
¿Y cómo es exactamente de grande un barco de diez plazas?
—Aquí tengo las dimensiones, en alguno de estos papeles. ¡Aha! Cuarenta y siete por catorce.
¿Metros de eslora?
¿Y qué pasa si es grande? preguntó Joe ¡Más espacio para la juerga!
¿Qué ocurre aquí? preguntó Demi saliendo de la furgoneta y acercándose a la parte de atrás.
Parece ser que Nick piensa que el barco es demasiado grande. contestó Miley
No, no lo piensa. intervino Joe.
Si, sí lo pienso. respondió Nick.
Escucha, explicó Miley— cuesta lo mismo alquilar un barco pequeño que uno grande. Ahora sólo tienen éste, y nos han dado un trato especial. Así que si lo que te preocupa es el dinero...
No, no es el dinero. Es que es demasiado grande.
¿Y qué? preguntó Miley.
Pues que probablemente tiene más de un motor.
Por supuesto que tiene más de un motor, contestó Miley Tiene... dos hélices gemelas, según pone aquí. Supongo que eso significa que tiene dos motores. Cuando firmé me ofrecieron un seguro, pero les dije que no nos hacía falta porque teníamos dos navegantes expertos.
Hélices gemelas. ¿No tenia el barco del tío Trevor una sola hélice? preguntó Nick rascándose la nuca y mirando a su hermano.
Dos hélices, una hélice, ¿qué diferencia hay? contestó Joe. Un barco es un barco, y un motor es un motor. Venga, vámonos ya.

Miley miró primero a Nick y luego a Joe, y de nuevo por último a Nick.

Están empezando a parecerse a Laurel y Hardy. Me están poniendo nerviosa. Saben lo que están haciendo, ¿verdad? Todavía puedo volver y hacer el seguro. Tienen ahí un trozo de barco destrozado de exposición, para que todo el mundo sepa lo que puede pasar si a alguno de ustedes, señores Cousteaus, se les ocurre encallar en las rocas.
No va a pasarnos nada. intervino Demi Ellos navegaron mucho en el barco de su tío.
Exacto. —intervino Bowie— Nick y yo no vamos a dejar que el barco encalle en las rocas, ¿verdad, hermanito? Un seguro para el motor, ¡vaya una tontería!
Está bien, nos las apañaremos. contestó Nick poco convencido. Hubiera deseado hacer ese seguro, pero no tenía ganas de discutir.
Creo que eso mismo fue lo que dijo el capitán del Titanic. bromeó Miley.

Ese comentario estuvo a punto de sacarlo de sus casillas. No estaba acostumbrado a que nadie pusiera en duda sus habilidades de ningún tipo.

Bueno vámonos, hace calor. dijo al fin.

Nick empujaba un carrito y Joe el otro. Miley y Demi caminaban delante.

Supongo que el capitán Trevor te dejaba conducir el barco, ¿no? preguntó Nick bajando la voz para que ellas no pudieran oírlo.
—¿Estás bromeando? El tío Trev pensaba que yo era un golfo y no me dejaba siquiera tocar los mandos, pero me imagino que con tu experiencia nos valdrá.
¿Y qué te hace pensar que a mí sí me dejaba?
Bueno, a ti siempre te han considerado una persona responsable...-contestó Joe parando el carrito ¿Quieres decir que a ti tampoco te dejaba? —Nick negó con la cabeza ¡Por Dios! ¿Y ahora qué hacemos?
Mantener la calma. respondió Nick volviendo a empujar el carro En el anuncio del alquiler de barcos nadie mencionaba que hiciera falta ser un experto navegante, ¿no?
Cierto.
No hemos manejado barcos grandes, pero sí fuerabordas.
Sí. contestó Joe con menos confianza que él.
Y tiene que haber a bordo algún manual sobre el manejo, ¿no crees?
¡Y los dos sabemos leer! ¡Hey! Somos inteligentes. Conseguiremos manejarlo.
Sólo espero que no sea demasiado grande.
Quizá cuarenta y siete por catorce no sea tan grande como tú te habías imaginado. Quizá...

Miley giró para mirarlos e hizo un gesto señalando a su izquierda.

¡Ya hemos llegado! ¡Hogar, dulce hogar!
¡Dios mío! exclamó Joe tragando, ¡es un portaaviones!

Nick se quedó sin habla mirando al monstruo atado al muelle número diez. Había visto casas flotantes en Chicago de menor tamaño. Miley y Demi parecían tan entusiasmadas con el barco como él asustado.
Abrieron la puerta de la barandilla y se apresuraron a subir a bordo charlando contentas sobre lo espacioso que era.

¡Dios! ¡Con esto se puede cruzar el océano Atlántico! exclamó Nick.
Tengo una idea dijo Joe rascándose la nuca. Nos quedaremos aquí. Hay gente que vive en casas flotantes permanentemente atadas al muelle. No se preocupan de salir a navegar a ninguna parte. Podemos...
No. Vamos a sacar a este gigante de aquí, Joe. Nuestra hombría está en juego.
¡Eh, ustedes, chicos, vamos! los llamó Demi desde la cubierta. Si no se dan prisa, Miles es capaz de desesperarse y poner en marcha ella misma los motores.
¡Ya vamos! gritaron Nick & Joe al unísono chocando el uno contra el otro en su esfuerzo por subir a bordo.

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