Había estado cerca, pensó Nick mientras encendía el ordenador y trataba de concentrarse en unos informes.
Joe y Demi estaban preparándose para meterse en la cama. Si su hermano no le hubiera interrumpido habría besado a Miley. Hubiera sido muy fácil. Y Joe se hubiera emocionado después de haber hecho de casamentero.
Debía de haber sido la cerveza lo que lo había relajado. Dejaría de beber durante aquella semana. Había subestimado por completo su poder de atracción y provocación, fuera inconsciente o no, el poder de su sensualidad al moverse. Cuando estaba de pie junto al lago, con aquella silueta tan femenina recortada sobre las estrellas, había comenzado a desearla con tal fuerza que había dejado de lado toda consideración. Y cuando, más tarde, ella lo rodeó con sus brazos para bailar... cuando bajó la cabeza y miró sus excitantes labios...
De pronto el ordenador hizo un ruido y la pantalla desapareció. Nick se irguió sobre el banco y presionó unos cuantos botones, pero no consiguió recuperar el informe en el menú. En su torpeza, entre los dedos vendados y la mente incapaz de pensar en nada que no fuera Miley, lo había borrado.
-¡Maldita sea! -juró en voz alta apagando el ordenador.
-¿Qué ocurre? -preguntó Joe saliendo del baño con el cepillo de dientes en la mano.
-Nada que no pueda resolver un transplante de cerebro.
Joe se acercó y se sentó frente a él.
-Creo que he echado a perder algo muy especial entre Miley y tú.
-Hasta los casamenteros se equivocan algunas veces, gracias a Dios.
-¡Maldita sea! Demi y yo deberíamos de haber desaparecido sin hacer ruido. Pero todavía estás a tiempo, vuelve ahí fuera y pon la música. Miley es una chica magnífica, y a ti te haría mucho bien estar con ella.
-No creo. Si lo piensas bien te darás cuenta de que sería un error. Ella pertenece al salvaje oeste, y yo estoy atado a Chicago. Nuestra relación no llegaría a ninguna parte. Lo más que puede ocurrir es que tengamos un romance, y eso empeoraría las cosas en la familia.
-Bueno, Miley puede ir a vivir a Chicago. Demi y ella se echan mucho de menos, y con sus padres fuera se necesitan la una a la otra.
-Si Miley quisiera estar más cerca de Demi ya se habría mudado. No tiene un gran futuro en Nevada. Creo que simplemente le gusta el clima y el estilo de vida de aquí.
-Maldita sea, Nick. Ésta es una buena oportunidad para ti. Ni siquiera papá esperaría que vivieras como un monje.
-No, pero seguro que hubiera querido que me casara con alguien que trabajara en la empresa, y Miley no es de esas.
-Por desgracia en eso es posible que tengas razón.
-No voy a volver a la playa, ni esta noche ni ninguna.
-A pesar de todo sigo creyendo que haces demasiadas suposiciones. -añadió Joe poniéndose en pie para marcharse- Que duermas bien, hermanito.
***
Joe entró en el baño y cerró la puerta. Seguía siendo el mismo de siempre, pensó Nick, seguía practicando su deporte favorito: vive el presente y olvídate del mañana. Se levantó y desplegó el sofá. Por primera vez notaba el silencio de la noche. No había ruidos de tráfico ni sirenas, podía escuchar el ruido de los grillos. Esperaba poder dormir.
Media hora más tarde yacía en la oscuridad y seguía escuchando los grillos. No eran grandes músicos.
Era el mismo monótono pitido todo el tiempo, pero no podía culparlos de su insomnio.
Pero entonces escuchó un ruido que no le resultó familiar. Se sentó. No era el canto de los grillos. Parecía más bien un borracho rebuznando a la luz de la luna. Y Miley estaba afuera, expuesta a cualquier peligro, a cualquier lunático que paseara por la playa.
Juró, se puso en pie, y agarró el tenedor de la barbacoa saliendo a cubierta.
-¿Miley?
Estaba sentada en la playa con las piernas cruzadas,
mirando hacia los arbustos. Se dio la vuelta y le hizo callar. Por un momento
se preguntó si era ella la que hacía ese ruido, pero luego comprendió que procedía
de los arbustos; Miley quizá pensara que estaba a salvo si se mantenía en
silencio, pero esconderse no era su estilo. Empuñó el tenedor y saltó a la
arena.
-¿Quién está ahí? -gritó- ¡Sal ahora mismo!
Entonces se oyó un bufido y el ruido de cascos de caballo.
¿Cascos?, se preguntó. Los borrachos debían de ir a caballo.
-¡Eh! -protestó Miley- los vas a asustar.
-Eso era justo lo que pretendía -contestó Nick con
el corazón en un puño- Será mejor que vengas aquí, no vaya a ser que vuelvan.
-No nos harán daño.
-¿Qué pasa, es la nueva era de la confianza en la raza
humana? No creo que unos borrachos a caballo por la playa sean la mejor compañía.
No estamos en el oeste, sabes, no tienes por qué invitarles a tomar café.
-Son burros -sonrió Miley.
-Está bien, borrachos montando en burros. Eso no les
hace menos peligrosos. Ya has visto cómo han salido pitando. No creo que
tuvieran buenas intenciones.
-Nadie iba montado en esos burros, eran burros salvajes.
Estaban rebuznando.
-Yo creía que los burros hacían hee-haw.
-No es así, -dijo aclarándose la garganta- Es más
bien eeagh-haugh.
-Lo imitas muy bien.
-Gracias. Estoy segura de que nunca los habías oído
al natural.
-No.
Nick miró el tenedor. Hubiera sido imposible hacer
un ridículo mayor.
-Has sido muy amable saliendo a defenderme.
-Bueno, soy un caballero solitario.
-Sí. Todas las responsabilidades de este mundo descansan
sobre esos hombros tuyos vestidos con un traje de Armani. ¿No es verdad?
Nick se encogió de hombros. Tenía que mantener la
calma Miley estaba peligrosamente cerca, y la adrenalina parecía mezclarse con
otro tipo de excitación en su organismo. Sería mejor terminar cuanto antes
aquella conversación. Antes de que se le fuera de las manos.
-Alguien tiene que cargar con la responsabilidad;
-¿Las veinticuatro horas del día? -preguntó Miley rozando con el pecho escasamente cubierto su torso desnudo.
-Bueno, no es tan fácil conectar y volver a
desconectar.
-¿Es que no tienes por aquí un interruptor? -volvió
a preguntar Miley deslizando una mano helada por su nuca.
Nick cerró los ojos. El contacto de su piel era como
el del terciopelo. De pronto estaba ardiendo.
Miley estiró los dedos y comenzó a acariciarle el
pelo.
Él contuvo el aliento. Entonces, ella tiró de su
cabeza por detrás haciéndole inclinarse.
-Bésame, Nick. Apaga ya ese interruptor.
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Hola chicas :D!
Aquí dejando un mini maratón[:
Ojala que les haya gustado, no olviden comentar please.
Un beso, Ale.