lunes, 30 de julio de 2012

A Solas Contigo ; Cap 11.


Había estado cerca, pensó Nick mientras encendía el ordenador y trataba de concentrarse en unos informes. 
Joe y Demi estaban preparándose para meterse en la cama. Si su hermano no le hubiera interrumpido habría besado a Miley. Hubiera sido muy fácil. Y Joe se hubiera emocionado después de haber hecho de casamentero.
Debía de haber sido la cerveza lo que lo había relajado. Dejaría de beber durante aquella semana. Había subestimado por completo su poder de atracción y provocación, fuera inconsciente o no, el poder de su sensualidad al moverse. Cuando estaba de pie junto al lago, con aquella silueta tan femenina recortada sobre las estrellas, había comenzado a desearla con tal fuerza que había dejado de lado toda consideración. Y cuando, más tarde, ella lo rodeó con sus brazos para bailar... cuando bajó la cabeza y miró sus excitantes labios...
De pronto el ordenador hizo un ruido y la pantalla desapareció. Nick se irguió sobre el banco y presionó unos cuantos botones, pero no consiguió recuperar el informe en el menú. En su torpeza, entre los dedos vendados y la mente incapaz de pensar en nada que no fuera Miley, lo había borrado.


-¡Maldita sea! -juró en voz alta apagando el ordenador.
-¿Qué ocurre? -preguntó Joe saliendo del baño con el cepillo de dientes en la mano.
-Nada que no pueda resolver un transplante de cerebro.


Joe se acercó y se sentó frente a él.


-Creo que he echado a perder algo muy especial entre Miley y tú.
-Hasta los casamenteros se equivocan algunas veces, gracias a Dios.
-¡Maldita sea! Demi y yo deberíamos de haber desaparecido sin hacer ruido. Pero todavía estás a tiempo, vuelve ahí fuera y pon la música. Miley es una chica magnífica, y a ti te haría mucho bien estar con ella.
-No creo. Si lo piensas bien te darás cuenta de que sería un error. Ella pertenece al salvaje oeste, y yo estoy atado a Chicago. Nuestra relación no llegaría a ninguna parte. Lo más que puede ocurrir es que tengamos un romance, y eso empeoraría las cosas en la familia.
-Bueno, Miley puede ir a vivir a Chicago. Demi y ella se echan mucho de menos, y con sus padres fuera se necesitan la una a la otra.
-Si Miley quisiera estar más cerca de Demi ya se habría mudado. No tiene un gran futuro en Nevada. Creo que simplemente le gusta el clima y el estilo de vida de aquí.
-Maldita sea, Nick. Ésta es una buena oportunidad para ti. Ni siquiera papá esperaría que vivieras como un monje.
-No, pero seguro que hubiera querido que me casara con alguien que trabajara en la empresa, y Miley no es de esas.
-Por desgracia en eso es posible que tengas razón.
-No voy a volver a la playa, ni esta noche ni ninguna.
-A pesar de todo sigo creyendo que haces demasiadas suposiciones. -añadió Joe poniéndose en pie para marcharse- Que duermas bien, hermanito.




                                                          ***


Joe entró en el baño y cerró la puerta. Seguía siendo el mismo de siempre, pensó Nick, seguía practicando su deporte favorito: vive el presente y olvídate del mañana. Se levantó y desplegó el sofá. Por primera vez notaba el silencio de la noche. No había ruidos de tráfico ni sirenas, podía escuchar el ruido de los grillos. Esperaba poder dormir.
Media hora más tarde yacía en la oscuridad y seguía escuchando los grillos. No eran grandes músicos.
Era el mismo monótono pitido todo el tiempo, pero no podía culparlos de su insomnio.
Pero entonces escuchó un ruido que no le resultó familiar. Se sentó. No era el canto de los grillos. Parecía más bien un borracho rebuznando a la luz de la luna. Y Miley estaba afuera, expuesta a cualquier peligro, a cualquier lunático que paseara por la playa.
Juró, se puso en pie, y agarró el tenedor de la barbacoa saliendo a cubierta.


-¿Miley?



Estaba sentada en la playa con las piernas cruzadas, mirando hacia los arbustos. Se dio la vuelta y le hizo callar. Por un momento se preguntó si era ella la que hacía ese ruido, pero luego comprendió que procedía de los arbustos; Miley quizá pensara que estaba a salvo si se mantenía en silencio, pero esconderse no era su estilo. Empuñó el tenedor y saltó a la arena.

-¿Quién está ahí? -gritó- ¡Sal ahora mismo!

Entonces se oyó un bufido y el ruido de cascos de caballo. ¿Cascos?, se preguntó. Los borrachos debían de ir a caballo.

-¡Eh! -protestó Miley- los vas a asustar.
-Eso era justo lo que pretendía -contestó Nick con el corazón en un puño- Será mejor que vengas aquí, no vaya a ser que vuelvan.
-No nos harán daño.
-¿Qué pasa, es la nueva era de la confianza en la raza humana? No creo que unos borrachos a caballo por la playa sean la mejor compañía. No estamos en el oeste, sabes, no tienes por qué invitarles a tomar café.
-Son burros -sonrió Miley.
-Está bien, borrachos montando en burros. Eso no les hace menos peligrosos. Ya has visto cómo han salido pitando. No creo que tuvieran buenas intenciones.
-Nadie iba montado en esos burros, eran burros salvajes. Estaban rebuznando.
-Yo creía que los burros hacían hee-haw.
-No es así, -dijo aclarándose la garganta- Es más bien eeagh-haugh.
-Lo imitas muy bien.
-Gracias. Estoy segura de que nunca los habías oído al natural.
-No.

Nick miró el tenedor. Hubiera sido imposible hacer un ridículo mayor.

-Has sido muy amable saliendo a defenderme.
-Bueno, soy un caballero solitario.
-Sí. Todas las responsabilidades de este mundo descansan sobre esos hombros tuyos vestidos con un traje de Armani. ¿No es verdad?

Nick se encogió de hombros. Tenía que mantener la calma Miley estaba peligrosamente cerca, y la adrenalina parecía mezclarse con otro tipo de excitación en su organismo. Sería mejor terminar cuanto antes aquella conversación. Antes de que se le fuera de las manos.

-Alguien tiene que cargar con la responsabilidad;
-¿Las veinticuatro horas del día? -preguntó Miley rozando con el pecho escasamente cubierto su torso desnudo.
-Bueno, no es tan fácil conectar y volver a desconectar.
-¿Es que no tienes por aquí un interruptor? -volvió a preguntar Miley deslizando una mano helada por su nuca.

Nick cerró los ojos. El contacto de su piel era como el del terciopelo. De pronto estaba ardiendo.
Miley estiró los dedos y comenzó a acariciarle el pelo.
Él contuvo el aliento. Entonces, ella tiró de su cabeza por detrás haciéndole inclinarse.

-Bésame, Nick. Apaga ya ese interruptor.



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Hola chicas :D!
Aquí dejando un mini maratón[:
Ojala que les haya gustado, no olviden comentar please.
Un beso, Ale.

A Solas Contigo ; Cap 10.


Miley tenía tanta hambre que ni siquiera le importó que el filete estuviera medio carbonizado. Todos sostenían los platos sobre sus regazos. Después de haber intentado cortarlo con cuchillo y tenedor y haber estado a punto de tirar el plato por los aires por fin decidió agarrarlo con los dedos.

-Si mis antepasados comían con los dedos no veo por qué no voy a hacerlo yo -dijo dándole un mordisco.
-Bueno, eso los que tenéis la suerte de tener todos los dedos sanos. -contestó Nick, que había vuelto del barco con tres dedos vendados.
-Sin embargo sí sabes conducir con una sola mano, Nick. -intervino Joe-. Apuesto a que también puedes comer con una sola mano.
-¡Ah, sí! -exclamó Demi- La vieja técnica de conducir con una sola mano mientras con la otra se tomaban libertades con las chicas.
-Y siempre se creían que nosotros no nos dábamos cuenta -añadió Miley- Con la vista fija hacia adelante, como si no supieran que estábamos en el coche. Mientras tanto una mano iba deslizándose como si fuera la de la familia Adams.
-¿Es que acaso querías que te miraran mientras tanto? -preguntó Nick- No podíamos apartar la vista de la carretera y arriesgamos poniendo en peligro nuestro orgullo y chocando contra una farola.

Miley rió. Nick iba por la segunda cerveza, y eso estaba teniendo un buen efecto sobre él. Se estaba relajando. Si lograba evitar otro accidente, todo iría bien.

-Me voy al agua a lavarme las manos. ¿Viene alguien conmigo? -preguntó.
-Yo prefiero chuparme los dedos. -contestó Nick.
-Pues yo preferiría que fuera Demi quien chupara los míos. -bromeó Joe.
-Ni lo sueñes, Romeo. Miley, ¿podrías traerme una servilleta mojada? Creo que no puedo moverme de esta silla.
-Haría cualquier cosa por ti.
-¿Estás cansada, pequeña gordita? -preguntó Joe.
-Agotada. No olvides que en Chicago es dos horas más tarde. Ha sido un día muy largo para una mujer embarazada.
-Entonces me imagino que no querrás bailar descalza en la arena.
-Pídele a Miley que baile contigo. -contestó Demi mientras su hermana se dirigía hacia el lago.
-¿Y Nick?
-Bailen los tres. Déjenme descansar y digerir el filete carbonizado.

Miley no había pensado en bailar en la playa. ¿Abandonaría Nick su imagen de ejecutivo por fin, o dejaría que fuera Joe el alma de la fiesta, como siempre? La noche se iba a poner interesante, pensó.
Caminó hasta la orilla del lago sobre la arena fría y mojada y al llegar descubrió que la superficie del agua estaba llena de estrellas. Fascinada, metió los dedos y observó cómo las estrellas desaparecían en múltiples rayos de luz. Luego miró para arriba y vio que estaba bajo una bóveda de estrellas que cubría todo el horizonte, Se sintió embargada por la emoción y no pudo evitar levantar los brazos y gritar «aleluya».

-Amén, hermana. -contestó Joe.
-¿Se les ha ocurrido levantar la vista por un momento de sus platos para apreciar la belleza de las estrellas? -preguntó.
-Sí, es maravillosa. -contestó Demi.
-No es nada comparado contigo, mi querida Demetria.
-Calma Joseph, ya te he dicho que no voy a bailar.
-Vamos, Demi, sólo un par de vueltas en la arena.
-Olvídalo, Fred Astaire.

Joe giró rítmicamente hacia donde estaba sentado Nick.

-¿Me concede usted este baile? -preguntó sosteniendo aún en una mano una lata de cerveza. Para su sorpresa, Nick se levantó y comenzó a bailar un cha-cha-cha increíble con su hermano.
-¡Vaya! No digan que no tenemos estilo. -exclamó Joe- ¡Y ritmo!
-Como que han bebido demasiada cerveza -rió Demi.

Miley se quedó de pie mirando. Tenía miedo de romper el hechizo que poseía a Nick y de que se excusara y subiera al barco a terminar sus informes.

-¡Vamos, Miley! -la llamó Joe girando hacia ella- ¡A bailar!

Sonriendo, apenas sin aliento, comenzó a bailar tomando el puesto de Joe. Lo único que podía ver del rostro de Nick en medio de aquella semioscuridad era su sonrisa mientras acompasaba sus pasos con los de ella. No se tocaban, y sin embargo los dos parecían saber cuándo girar o cuándo volverse hacia el otro para hacerlo todo al mismo tiempo, como si llevaran años bailando juntos. Miley se olvidó de todo excepto de la melodía y de los sensuales movimientos del hombre que bailaba frente a ella. Aquella transformación de su carácter, por muy momentánea que fuera, motivaba su imaginación.

Y entonces la música se hizo más lenta. Escuchó vagamente que Joe le suplicaba a Demi que bailara una pieza, y ésta aceptó. Un baile. Durante aquel instante sus corazones se detuvieron y ninguno de los dos supo qué hacer, ni Nick ni Miley. Pero luego, él dio un paso adelante y la tomó en sus brazos como si fueran dos amantes. El aún sostenía la lata de cerveza.

Lo rodeó por el cuello y respiró la fragancia de su loción de afeitar mezclada con el olor de la bebida.
Sus cuerpos se movían lentamente, al ritmo de la música, pero podía sentir el trepidante latido del corazón de Nick contra su pecho. Su propio corazón también galopaba sin control. Era lógico, pensó. Al fin y al cabo acababan de bailar al ritmo del cha-cha-cha. Esa era la razón. Tenía que ser esa la razón.
Elevó la cabeza para mirarlo. Él miró para abajo.
Apenas podía ver sus ojos entre las sombras, pero sabía que la miraba a ella. Toda la energía que él ponía por lo general en su trabajo estaba en ese momento puesta sobre ella. Le costaba respirar. El estremecimiento del deseo comenzó a hacerse más fuera, aumentando según pasaban los segundos a su lado.
Entonces él bajó la cabeza y ella abrió los labios y cerró los ojos esperando que la besara. Pero de pronto otro par de brazos los rodearon a ambos. Era Joe.

-Sigan ustedes. Demi está muy cansada, nos vamos adentro.

La magia que se habla creado entre ellos dos desapareció como desaparecen las estrellas que se reflejan en el lago cuando alguien hunde una mano.

-Buena idea -contestó Nick apartándose de ella
-Sí, ha sido un día agotador para todos -añadió Miley pensando que hubiera sido capaz de matar a Joe por interrumpirlos- Vayan ustedes delante, de todos modos hay que hacer turnos para el baño. Yo me quedaré a hacer unos cuantos ejercicios de yoga.
-¿Estás segura? -preguntó Nick.
-Sí, hay que estar a tono. Sobre todo cuando se es el modelo al que otros miran. -Nick la observó como si nunca hubiera pensado en ello. Se sintió insultada-. Tú no eres el único que tiene que pensar en el trabajo, ¿sabes?
-Supongo que no. Está bien, buenas noches, -dijo dándose la vuelta- Eh esperen, parejita. El tío Nick los ayudará.

Nick subió a cubierta con sólo un movimiento y levantó a Demi mientras Joe la empujaba desde abajo.

-¡Odio ser tan pesada! -se quejó.
-Joe y yo en cambio consideramos que es un privilegio poder ayudarte.
-Eres muy amable. ¿Por qué no vuelves a la playa a bailar con Miley? No era mi intención interrumpiros.

Miley contuvo el aliento. La música aún seguía sonando.

 -Bueno, ya es hora de que nos vayamos todos a la cama -contestó Nick.

Miley apagó el radiocassette.


A Solas Contigo ; Cap 9.

Nick sintió hambre. El aroma de los filetes a la parrilla era irresistible. Se puso en pie y olfateó. Cerró el ordenador y se inclinó para sacar la cabeza por la ventanilla. El sol brillaba desde detrás de unas nubes en el horizonte. Sería una puesta de sol espectacular.
Puesta de sol, filetes en la playa... y Miley. Podía escuchar las risas y la música tropical del radiocassette. 
Suspiró. Por primera vez después de muchos años no sabía qué debía hacer. Sabía muy bien qué era lo que quería: conocer mejor a la belleza del bañador rojo. Y sin embargo, a pesar de ser soltero, no se sentía libre de hacerlo. La Jefferson Sporting Goods le reclamaba toda su atención, y era una amante celosa.
A veces creía escuchar la voz de su padre: “Los accionistas esperan beneficios, hijo, pero también estabilidad. Asume riesgos, pero no riesgos tontos. Y cuida de Joe. Él no comprende la diferencia”. Se había sentido feliz de ser el elegido, el heredero del trono, pero la carga parecía pesarle más cada día. Nunca hubiera pensado que llegaría un día en el que sintiera envidia de su hermano. Pero se había equivocado.
«Cuida de Joe». Y no cabía duda de que aunque su padre nunca había conocido a Miley, si la hubiera conocido le habría dicho que cuidara de ella también. No podía seguir mostrándose reservado durante toda la semana sólo para evitar verse envuelto emocionalmente con Miley. Eso seria aburrido y de mala educación. Y además se estaba muriendo de hambre.
Salió y miró hacia la playa. Habían colocado cuatro sillas, y aquella cuarta silla le llegó al alma. Por la tarde le habían dejado solo para que pudiera trabajar, pero era evidente que lo esperaban para cenar.
Las sillas estaban colocadas en semicírculo alrededor de un fuego en el que estaban cocinando la carne. 
Miraban hacia la puesta de sol. El cielo comenzaba a ponerse rosa. Aún no se habían dado cuenta de su presencia. Parecían relajados y contentos. Su corazón se henchía de amor por ellos.
Sin embargo cuando vio a Miley con su bañador rojo y su falda le inundó una emoción más fuerte. Tenía cruzadas las piernas, y la falda estampada flotaba a su alrededor dejando ver sus muslos. Nick tragó. 
Bueno, no iba a ser fácil, pensó, pero de todas maneras tenía que bajar. Se quitó los zapatos, abrió la puerta de la barandilla de proa y se acercó a ellos por la arena.

-¡Ah del barco, compañero! -gritó Joe elevando la lata de cerveza-. La bebida no es mala en estas latitudes.
-Y la compañía tampoco es mala -añadió Demi.
-Sin embargo el pescado es un poco escaso- dijo Miley-, pero nos resarcimos con la cerveza.
-Ya me figuraba yo que no habia pescado mucho cuando olía a carne -contestó Nick acercándose a la silla justo al lado de la de Miley.

Joe sacó una cerveza de la nevera portátil y se la ofreció:

-Ha sido Miley quien ha comprado las bebidas, y déjame decirte, chico, que sabe de cerveza.
-Buena. -contestó Nick después de abrirla y probarla.

Luego se quedó observando a Miley. Se había sujetado el pelo en lo alto de la cabeza y de sus orejas colgaban unos pendientes que parecían anzuelos de pesca.

-¿Te has puesto tú esos pendientes o eres víctima de las destrezas de Joe en la pesca?
-¡Eh! -exclamó Joe-, sólo porque conseguí pescar a una mujer en una ocasión, cosa que en realidad no fue...
-¡Pero Joe, qué horror! La podías haber dejado ciega.
-No la pescó exactamente enganchándola de la cara -intervino Nick-, llevaba un bikini atado con cintas.
-¡Oh! -exclamó Demi-. Me asustas, Joe. Espero que tengas más cuidado cuando pesques.
-Ése es el problema, que no estaba pescando. Estábamos navegando con otros turistas, y todo el mundo llevaba pantalones cortos excepto esa Samantha Derek. Creo que buscaba peces más grandes que los que se encuentran en el mar. Yo estaba a lo mío, y de pronto se me acercó con un radiocassete. De repente, sin saber cómo, el anzuelo se enganchó en su bikini.
-¡Vaya!- intervino Demi-. ¿Y quién era ella?
-La chica de Nick.
-¡Vaya, vaya, vaya! -rió Miley echando la cabeza hacia atrás-. Pero luego volvió contigo, ¿no Nick? -añadió echándole una mirada que le calentó la sangre-. Es mejor no mezclarse con tipos como Joe.
-Buen consejo. -contestó Nick dando un largo sorbo de cerveza.

Aquel sorbo debía al menos conseguir aplacar su sed, si no su calor, pensó Nick. Recordaba a esa mujer, pero lo cierto era que nunca la había llegado a conocer muy bien. De hecho, pensó, ése era el problema con todas las mujeres. Conocer a alguien llevaba tiempo, y él no tenía tiempo que perder.

-Para contestar a tu pregunta sobre mis pendientes te diré que los ha hecho Joe. Mira; -dijo inclinándose hacia él y esparciendo su fragancia a aceite de coco solar. 


Hubiera preferido chupar y besar aquella oreja en lugar de examinar los pendientes.


-¿Es un anzuelo de verdad?
-¡Qué va! -exclamó Joe-, sólo son unas cuentas de collar. Me parecieron bonitas, pero como a Demi no le gustan se los di a Miley. A ella le encantan.
-Sí, me encantan. -confirmó reclinándose de nuevo sobre la silla y echando un trago- ¡Eh, atentos todos, la puesta de sol! El cielo está ardiendo.
-¡Vaya! -exclamó Demi- Había olvidado lo espectaculares que eran las puestas de sol desde el lago.

Nick bebió un trago y escuchó los tambores de la música del radiocassete. El cielo estaba rojizo y dorado, y los colores se extendían sobre las montañas y sobre el agua.

-Es como mirar a través de gafas de color rosa, ¿verdad? -comentó Miley en una voz tan baja que sólo él pudo oírla.

Nick miró hacia Joe y hacia Demi. Estaban sentados muy juntos y con las manos unidas, en su nido privado de amor.

-También podría parecer el cuadro que pinta un gigante con los dedos.
-Me gusta eso. -contestó Miley sonriendo- Me encantaba pintar con pintura de dedos.
-Y a mí- -respondió él.

Miley se quedó en silencio durante un rato mientras los colores iban desapareciendo y dejando a su paso una pared azul llena de estrellas. Luego por fin preguntó:

-¿Cuándo fue la última vez que pintaste con pintura de dedos?
-Hace veinticinco años.

Era gracioso que aún recordara el olor de la pintura y la sensación de tenerla entre los dedos. Solía usar las palmas de las manos, los nudillos, y hasta las muñecas para pintar.

-Me hubiera gustado traer pintura -añadió Miley.
-Bueno, nuestra sobrina es aún un poco joven para pintar, ¿no crees?

Había dicho aquello en broma, pero no pudo evitar sentir un hormigueo en el estómago. Se iba a convertir en el tío Nick, y ella en la tía Miley. Aquello los uniría, era inevitable.

-Yo estaba pensando en nosotros, -contestó Miley- Sería divertido.
-Si. Apuesto a que Joe y tú se la pasarían muy bien.
-Me refería a ti.
-Bueno, está bien. -contestó Nick sintiéndose violento.
-¿Pero por qué no?
-Por que yo ya soy mayorcito para esas cosas. -contestó haciendo una mueca y dándose cuenta de que su respuesta había sido un tanto fuerte- Lo siento, no era eso lo que quería decir. Quería decir que...
-Querías decir exactamente lo que has dicho, pero el problema es que yo no me siento insultada por ello. De hecho me da lástima de ti.
-¿Lástima de mí? -repitió Nick levantándose de la silla y mirándola-. ¿Y eso qué diablos quiere decir?
-Calma, Nick -contestó ella.
-¡Ah, la serenidad del crepúsculo! -los interrumpió Joe-, ¡el canto de los pájaros nocturnos!, ¡el grito indignado de mi hermano!
-¡Pero si es que le da lástima de mí porque no quiero pintar con pintura de dedos!
-Nick; no...- intervino Miley levantándose.

Al hacerlo la falda se le enganchó en el brazo de la silla, que se vino abajo haciéndola caer hacia él.
Nick se tambaleó hacia atrás e intentó sujetarla, pero tropezó con unas rocas. Fue un milagro, pero consiguieron mantener el equilibrio. Su suerte estaba cambiando, pensó Nick. La soltó y suspiró.

-Siente lástima por mi. -comentó mirando a Joe y a Demi- ¿Lo entienden?
-Claro. -contestó Joe- Yo siento lástima por todos nosotros. Acaban de tropezar con la parrilla. Nuestros filetes están sobre las brasas.
-¡Vaya! -exclamó Nick volviéndose hacia el fuego y agarrando instintivamente un tenedor largo de metal sin darse cuenta de que se iba a quemar- ¡Maldita sea! -exclamó de nuevo chupándose los dedos. Su suerte no había cambiado tanto como creía, pensó.
-Aquí tienes otro tenedor -dijo Miley alcanzándoselo quizá demasiado.
-¡Mantente a distancia! -la advirtió.
-¡Sólo pretendía avisarte para que no te quemaras! ¿Necesitas que te cure?
-Lo mejor es ponerse mostaza. Voy a...
-No Demi, yo iré -la interrumpió Joe- Después de dos cervezas necesitaría una grúa para ayudarte a subir y bajar del barco, cariño.
-¡Joseph Jefferson, retira eso de la grúa inmediatamente!
-Sí, Joe. Trágate tú una sandía y luego veremos cómo te sientes. -la apoyó Miley.
-Mis excusas, señoras. -contestó Joe haciendo una reverencia y acercándose a besar a su mujer en la mejilla- Nick, hermano, creo que deberíamos subir a curarte y volver con la ensalada mientras estas maravillosas y pequeñas mujeres sacan los filetes de entre las brasas. Quizá, con un poco de suerte, se apiaden de nosotros y nos dejen cenar cuando volvamos.
-¡No cuentes con ello! -gritó Demi antes de que desaparecieran.
-Oye, siento haber tirado los filetes, Joe. ¡Ah! ¡Maldita sea! -exclamó Nick.
-¿Qué ocurre?
-Me he tropezado con algo.
-Supongo que hace mucho tiempo que no vas descalzo por la playa, hermano, pero hay que ir mirando dónde pisas.
-Me siento como si estuviera atravesando un campo de minas.
-Relájate, chico, estás entre amigos.
-Sí, sólo que unos son más peligrosos que otros.

A Solas Contigo ; Cap 8.


Dos horas más tarde, Miley, Joe y Demi se sentaban en la cubierta de popa en sillas de plástico con las piernas sobre la barandilla sosteniendo cañas de pescar. La proa estaba firmemente encallada en la arena de una pequeña isla remota, y habían clavado estacas en la playa para sujetar las amarras y obtener con ello una mayor estabilidad.
Nick se había encargado de hacer encallar el barco y había ayudado a Joe a clavar las estacas y amarrar las cuerdas. Después había subido a bordo pretextando que tenía que escribir unos informes y había desaparecido mientras los demás se daban un baño.

-Deberíamos de haber comprado cebo vivo -dijo Miley, dando un trago de cerveza.
-Estoy de acuerdo. -dijo Demi- Estos cebos puede que sean los mejores de la Jefferson, pero no parecen impresionar a los peces del Lake Mead.
-Quiero probar algo -dijo Joe dándole su caña a Demi- Sujétame esto un momento, volveré enseguida.
-Muy bien. De todas formas no pican.

Miley se alegró de poder estar a solas con su hermana. Quería preguntarle su opinión sobre su proyecto de yoga, pero no quería que Joe ni Nick, especialmente Nick, se enteraran y lo echaran por tierra.

-Escucha. Antes de que vuelva Joe quiero hablar contigo sobre una idea que he tenido.
-Por favor dime que no se trata de la inseminación artificial.
-¿Qué?
-No lo hagas, Miley. He visto esa mirada anhelante en tus ojos y cuando pones esa cara significa que estás a punto de cometer una locura. Ya sé que eso de estar embarazada parece muy divertido, pero no tienes unos ingresos fijos y criar a un niño sola es bastante difícil... así que...
-¡Ya vale, Dem! ¡Si ni siquiera se me había ocurrido! Tengo que ordenar mi vida antes de pensar en traer otra a este mundo. Y además me gustarla encontrar primero a un hombre. Así que, -sonrió triunfante- ¿cuántos puntos me das por mi cordura?
-Bien hecho, soldado. -contestó Demi chupándose un dedo y dibujando tres palitos sobre la espalda de su hermana.
-¡Dios!, me acuerdo de papá haciendo ese mismo gesto. ¿Te acuerdas de cuando nos adjudicaba puntos?
-Sí, y tú lo adiabas porque yo siempre tenía más que tú.
-Creo que cuando él comenzó a darnos puntos yo decidí no hacerme nunca un soldado. Pero llega un momento en el que... No te rías pero... estoy pensando en profundizar en mis estudios de yoga y abrir una academia propia, Demi.
-No me estoy riendo. ¿Necesitarías un capital muy importante para empezar?
-No, no necesitaría un gran capital para empezar. Puedo comenzar desde abajo, utilizando ideas creativas y baratas para anunciarme. Me asusta, pero la verdad es que estoy comenzando a pensar en mi futuro, en tener una vocación honesta que me dé frutos.
-Mi primera impresión es que es una idea excelente. Definitivamente eres de ese tipo de personas que se dan empleo a sí mismas.
-Gracias, yo también opino así.
-Y mamá se sentirá aliviada de saber que no pretendes quedarte embarazada en un banco de semen.
-¿Es que mamá también pensaba que quería tener un niño?
-Cree que tienes la intención de meter tus narices en lo que yo estoy haciendo.
-Ya no me entrometo.
-¿Te acuerdas de aquellos pececillos del acuario?
-Pero eso no fue culpa mía.
-¿Quién metió esos peces hambrientos en la pecera cuando yo no estaba en casa? ¿Quién se comió a Myrtle, Harry, Genevieve y Bernie? Tú.
-Pensé que un pez ángel sería mucho más bonito que esos pececillos tuyos. Yo no sabía que se los comería.
-Ya están hablando de comer peces. Yo también quiero. -dijo Joe saliendo a cubierta y sentándose cerca de Demi- Y espero que pesquemos algo un poco más grande que un pececillo de acuario. ¿Quién de ustedes quiere ayudarme a probar este nuevo anzuelo? -preguntó enseñando dos sartas de abalorios y plumas iridiscentes.
-¡Pero Joe, no uses eso! Te prometí que me los pondría. Es sólo que me cuesta un poco acostumbrarme.
-¿Son pendientes? ¡Son preciosos! -exclamó Miley.
-Fue una idea que se me ocurrió, así que hice un par para Demi, pero la verdad es que a ella no le gustan. Prefiere las perlas y los diamantes.
-Yo no, yo creo que son perfectos. Y si quieres ponerlos en el anzuelo será pasando por encima de mi cadáver. Dámelos.
-Son tuyos. -contestó Joe alcanzándoselos por encima de Demi con una enorme sonrisa.

Miley se quitó los pendientes que llevaba y se puso los que su cuñado le ofrecía.

-¿Qué tal?
-Muy de tu estilo - afirmó Demi.
-¿Lo dices en el buen o en el mal sentido?
-En el buen sentido. -contestó Demi apretándole la rodilla- He viajado un largo camino para estar con mi Miles. El teléfono está bien, pero quería verte cara a cara.
-¿Echas de menos a papá y a mamá?

Demi asintió, y sus ojos se humedecieron ligeramente.

-¡Maldita sea, estamos todos tan lejos! Me gustaría que vivieran aquí.
-Yo podría vivir aquí sin problemas. -contestó Joe reclinándose sobre la silla.
-Me imagino que Nick en cambio sería incapaz -añadió Miley- ¿Está todavía delante del ordenador?
-Así es, triste pero cierto. -contestó Joe.
-No puedo comprenderlo. -comentó Miley dando otro trago- Trabajando con ese estúpido ordenador cuando aquí fuera se está de maravilla.
-Para ser sinceros yo también esperaba otra cosa. Antes le encantaba pescar -añadió Joe-Parece como si estuviera intentando evitarnos.
-¡Qué raro!- exclamó Miley.
-Sí -contestó Demi mirando suspicaz- a menos que...
-¿A menos que qué? ¿Por qué me miras de ese modo, Demi?
-Ese bañador rojo que llevas es dinamita.
-No cambies de tema.
-No, no estoy cambiando de tema. Te pusiste el bañador mientras ellos clavaban las estacas, ¿recuerdas?
-Bueno, ¿y qué? Era el momento más adecuado para desnudarme sin que nadie me viera, así que aproveché la oportunidad. No se puede decir que gocemos precisamente de mucha intimidad en el barco, por si no te habías dado cuenta.
-Sí, ya me he dado cuenta. Pero también me he dado cuenta de cuál ha sido la reacción de Nick al aparecer tú con ese bañador. Estaba babeando.
-No te creo. -dijo Miley ruborizándose ligeramente.
-Sólo tienes que hilvanar los hechos. -continuó Demi- Justo cuando apareciste con el bañador, él dijo que no le apetecía nadar y se fue adentro a escribir esos informes que de pronto eran muy urgentes.
-Seguro que para él sí eran urgentes. Es su modo de ser, -argumentó Miley sintiendo no obstante cierta excitación en su interior.
-Me gusta el cariz que está tomando este viaje -añadió Joe- Un solo día y ya hemos hecho progresos.

lunes, 23 de julio de 2012

The DUFF ; Cap 22.

Yo nunca había escuchado algo tan alto en mi vida. Sonó como una bomba que estaba pasando fuera justo al lado de mi oreja...una bomba que pulsaba al ritmo -Thriller- de Michael Jackson. Atontada me di la vuelta y tomé mi teléfono vibrando de arriba de la mesita de noche, mirando la hora antes de contestar. Las cinco de la mañana.


—¿Hola? —gemí.
—Siento que te despierte, cariño —dijo mamá a través del altavoz. No desperté a Selena también, ¿verdad?
—Mm-mm. 
Estás bien. ¿Qué pasa?
—Me fui de la casa hace aproximadamente dos horas —dijo— Tu papá y yo tuvimos una larga conversación, pero... no lo manejo muy bien, Miley. Sabía que no lo haría. De todas formas, he estado dando vueltas desde entonces, tratando de ver qué hacer a continuación. He decidido registrarme en un hotel en Oak Hill durante unos días para poder pasar mas tiempo contigo, y este fin de semana voy a comenzar a moverme para Tennessee. Tu abuelo necesita a alguien para cuidar de él. Sera un buen lugar para establecerse. No lo crees?
—Claro. —murmuré.
—Lo siento, —dijo mama— Debí haberte dicho esto mas tarde. Vuelve a dormir. Llámame cuando salgas de la escuela, y te digo en cual hotel estoy. ¿Tal vez podemos ir a ver una película esta noche?
—Suena bien. Adiós, mamá.
—Adiós, bebe.


Puse mi teléfono en la mesita de noche y estire mis brazos sobre mi cabeza, ahogando un bostezo.
Esta cama, con su cómodo colchón y sus costosas sabanas, era demasiado cómoda.
Nunca había tenido tanta dificultad para levantarme en la mañana, pero eventualmente logre plantar mis pies sobre la alfombra.


—¿Adonde vas? —pregunto Nick con una voz semidormida.
—A casa —jale de mis pantalones— Tengo que tomar una ducha y alistarme para la escuela.


Se levantó en un codo para mirarme. Su cabello era un desastre, rizos oscuros cayendo en sus ojos y sobresaliendo en la parte de atrás. 


—Puedes ducharte aquí, —ofreció— Incluso podría unirme si tienes suerte.
—No, gracias. —tomé mi chaqueta del piso y la colgué sobre mi hombro. — ¿Despertaré a tus padres si salgo por la puerta de enfrente?
—Eso será difícil considerando que ellos no están aquí.
—¿No regresaron a casa anoche?
—Ellos no estarán en casa en una semana, —dijo Nick— Y Dios sabe cuanto tiempo se quedaran. Un día. Tal vez dos.


Ahora que lo pienso, nunca he visto otro coche en la entrada de la casi-mansión. Nick parece ser el único aquí cuando vengo. Que es malditamente a menudo estos días.


—¿Donde están?
—No lo recuerdo... —se encogió de hombros y rodó sobre su espalda de nuevo— Viaje de negocios. Vacaciones en el Caribe, nunca puedo mantenerme al tanto con ellos.
—¿Que hay sobre tu hermana?
—Ari se queda con nuestra abuela cuando mis padres están fuera, —dijo—Que es esencialmente todo el tiempo.


Lentamente me moví de regreso a la cama. 


—Así que, —dije en voz baja, sentándome en la orilla del colchón— ¿Porque no te quedas ahí, también? Apuesto a que a tu hermana le gustará tenerte cerca.
—Podría ser... —asintió Nick— Sin embargo, mi abuela, es una historia diferente. Ella me detesta. No aprueba mí —hizo comillas en el aire— estilo de vida. Aparentemente soy una desgracia para el apellido Jonas, y mi padre debería de estar avergonzado de mí. —su risa era hueca y vacía— Porque él y mi madre son el ejemplo de perfección, sabes.
—¿Como sabe tu abuela sobre tu, eh, estilo de vida?
—Oye los rumores de sus amigas. Viejas brujas escuchan a sus nietas desmayándose por mí ¿y quien las puede culpar? Y luego le dicen a mi abuela todo. En realidad yo podría gustarle si saliera seriamente con una chica por un tiempo, pero una parte de mi no quiere darle la satisfacción. No debería de cambiar mi vida para que se adapte a la de ella o a la de cualquier otra persona.
—Entiendo lo que quieres decir. —y lo hacia. 


Porque yo tenia el mismo pensamiento un millón de veces a lo largo de los años. Recientemente incluso me refería a él. Seria fácil cambiar la opinión de Nick sobre mí, pasar el rato con personas diferentes o traer a otra chica a mi círculo de amigos -como la de primer año del juego de baloncesto- para evitar ser la Duff.
Pero ¿por qué debería de hacer algo solo para arreglar lo que él o alguien más piensa sobre mí? No debería de hacerlo. Ni tampoco él. Sin embargo, de alguna manera, su situación se sentía diferente. Eché un vistazo alrededor de la habitación, sintiéndome estúpida incluso por compararlo con la cuestión de Duff. Entonces, sin querer, me encontré a mi misma preguntando: 


—¿Pero no te sientes solo? En esta casa tan grande solo tu... 


Oh Dios mío. Estaba realmente sintiendo pena por Nick? 
¿Nick el mujeriego? 
¿El ricachón Nick Jonas?
¿El idiota de Nick? 
De todas las emociones que sentía por él, la simpatía nunca había llegado. ¿Que demonios estaba pasando? Pero si había algo que nos podía relacionar, seria el drama familiar. Por lo que parecía Nick y yo teníamos algunas cosas en común. Ugh.


—Te olvidas que raramente estoy solo. —se sentó y me miro con una sonrisa. Sin embargo no llego a sus ojos— Tú no eres la única que me encuentra irresistible, Duffy. Usualmente tengo un flujo sin fin de invitadas atractivas.


Me mordí el labio, no estando segura si debería de decir lo que tenia en mente.
Finalmente, decidí decirlo y ya. No haría ningún daño, después de todo. 


—Escucha, Nick, esto podría sonar extraño viniendo de mi, ya que te odio y eso, pero me puedes decir cosas si quieres. —sonaba como algo salido de una cursi película de adolescentes. Fantástico.— Quiero decir, ventilé toda la mierda sobre Lucas a ti, así que si tú quieres hacer lo mismo,... bueno, estoy bien con eso.


La sonrisa se deslizó por un segundo. 


—Tendré eso en mente —entonces se aclaró la garganta y agregó secamente—¿No dijiste que necesitabas ir a tu casa? No querrás llegar tarde a la escuela.
—Bien. —me empecé a poner de pie, pero su cálida mano se cerró alrededor de mi muñeca. Me di la vuelta y lo encontré mirándome. Se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los míos. Antes de que me diera cuenta de lo que estaba ocurriendo, se alejó y me susurro;— Gracias, Miley.
—Um....no hay problema.


No sabia que hacer con eso. Todas las otras veces que Nick y yo nos habíamos besado, había sido un feroz guerrero haciéndolo. Una introducción al sexo. El nunca me había besado de una manera tan suave, sin avaricia, y como que me asustó. Pero no tenía tiempo de pensar en eso mientras corría por las escaleras y por el vestíbulo.



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Hola chicas!! :D ¿como han estado?
Bueno, aquí están los dos capis :D
Si les gusto, comenten XD haha
gracias por su comentarios, las amo♥

The DUFF ; Cap 21.

—¿Me estás tomando el pelo?


Yo miré boquiabierta el espejo retrovisor y vi mi cara enrojecida.
¿Otra vez? ¿En serio? Eran las diez, una hora antes de la que me había dicho Nick que estaría desocupado...


No me extrañaría encontrarlo con alguna rubia de piernas largas a escondidas en su dormitorio cuando subiera las escaleras, pero la escena me pareció que era muy diferente. 
Nick estaba jugando al Soul Calibur IV. 
Y porque soy una masoquista, lo desafié.
Dios mío, yo tenía que encontrar la manera de ganarle.
Algo más astuto que la mierda de un personaje animado que realmente me hacia sentir mejor. Antes de saberlo, ya no estaba preocupada siquiera por mamá o papá. Las cosas estarían bien. Tenían estarlo. Tenía que ser paciente y dejar que las cosas sucedieran. Y mientras tanto, tuve que patear el trasero de Nick... o tratar de conseguirlo, por lo menos.


—Ya te dije, soy genial en todo, —bromeó, poniendo el mando de la PS3 en el suelo entre nosotros— Eso incluye videojuegos.


Vi como el personaje de Nick se movió por la pantalla, haciendo una especie de extraña danza de victoria.


—No es justo. —murmuré— Su espada era más grande que la mía.
—Mi espada es la más grande de todo el mundo.


Le lance el mando a la cabeza, pero, por supuesto, se agachó y no le di. Maldita sea. 


Pervertido.
—Oh, vamos, —se rió— Duffy tú lo sabes bien.


Yo le fruncí el ceño un momento, pero yo podía sentir como se disipaba mi enfado. Por último, negué con la cabeza y sonreí.


—Bueno, tienes razón. Pero sabes que los chicos que presumen de ello casi siempre no dicen la verdad.


Nick frunció el ceño. 


—Los dos sabemos que eso no es cierto. Lo has comprobado un montón de veces. —él sonrió, se inclinó hacia mí, besando mi oreja— Te lo puedo desmostar de nuevo si tú quieres... y sabes que quieres.
—Yo... yo no creo que sea necesario, —logré decir. Sus labios se movían por el cuello, enviando una corriente eléctrica hasta mi espina dorsal.
—Oh, —gruñó él juguetón— Te lo demuestro.


Me reí cuando me empujó al suelo, una de sus manos capturo perfectamente el espacio por encima de mi cadera izquierda donde estaba lo más delicado. Lo había descubierto hace un par de semanas, y yo estaba furiosa conmigo misma por dejar que él usara eso contra mía. Ahora podía hacerme que me retorciera y me riera sin control cada vez que quisiera, y me di cuenta que estaba totalmente bajó el patán.


Sus dedos sondearon el punto sensible sobre mi cadera como su boca se mudó de la clavícula a mi oído. Me estaba riendo tan fuerte que apenas podía respirar. No es justo.


Así no es justo. Hice un intento para darle una patada, pero él atrapo la pierna y empezó a hacerme cosquillas otra vez.


Justo cuando pensé que podría morir por falta de oxígeno, sentí vibrar algo en mi bolsillo trasero. 


¡Para, para! —rogué, empujando a Nick. Él se separo, y me senté, tratando de recuperar el aliento, y cogí el teléfono de mi bolsillo. Yo esperaba que fuera mamá, para contarme como iban las cosas, pero cuando mire la pantalla, me sobresalte.
—Oh, mierda. Selena—miré hacia Nick, permanecía tendido sobre el suelo, con las manos metidas detrás de la cabeza. Su camiseta se había subido un poco, y sólo podía ver los huesos de la cadera, asomando por debajo de la tela verde— No digas nada —le dije— Ella no puede saber que estoy aquí. Se dio la vuelta y contesté al teléfono, entonces dije, tan suavemente como pude— ¿Hola?
—Hola. Pareces enfadada. ¿Qué diablos te pasó esta noche? Demz dijo que las tres quedaríamos en el Día de San Valentín, pero nunca apareciste.
—Lo siento. —le dije— Tuve un imprevisto.
—Miley, has estado diciendo eso mucho últimamente. Siempre te surge algo o...


De repente, sentí el aliento de Nick en la parte trasera de mi cuello.


Se había levantado del suelo y se deslizó detrás de mí sin que me diera cuenta. Sus brazos se deslizaron por la cintura, sus dedos abrieron el botón de mis vaqueros antes de que pudiera darme cuenta. 


—... Y Demi tenía esperanzas de que haríamos algo divertido...


No podía concentrarse en las palabras que Selena estaba diciendo cuando Nick deslizó su mano por debajo de mis pantalones, los dedos moviéndose más y más.
Yo no podía decir una palabra. No podía decirle que lo dejara, ni mostrar ninguna reacción. Si lo hiciera, Selena sabría que no estaba sola. Sin embargo, Dios, pude sentir como mi cuerpo se convertía en una bola de fuego.
Nick estaba riendo en mi cuello, sabiendo que me estaba volviendo loca.


—... Yo no entiendo lo que te pasa. —me mordí los labios para no jadear cuando los dedos de Nick llegaron al lugar de mi excitación, me hizo temblar las rodillas. Podía sentir la sonrisa en los labios mientras se movía por mi oído. Imbécil. Él estaba tratando de torturarme. Yo no podía manejar esto mucho tiempo— Miley, ¿estás ahí?


Nick mordió el lóbulo de mi oreja y siguió hurgando dentro de mis vaqueros.


—Selena, tengo que dejarte.
— ¿Qué? Mi...


Colgué el teléfono y lo deje caer al suelo. Empuje a Nick lejos de mí y me di la vuelta para enfrentarme a él. Efectivamente, él sonreía.


—Eres un hijo de...
—Oye, dijo, levantando las manos en señal de rendición. —me has dicho que no era capaz.


Tome el mando de la consola para reiniciar el videojuego, decidida a darle una lección por jugar conmigo así. Yo ya le había metido en unos cuantos golpes buenos antes de que Nick fuera capaz de recuperar su propio mando y luchara.


—Y tú me acusas de ser un tramposo —dijo, bloqueando el puñetazo a mi chica gladiador.
—Bueno, te lo mereces —le espeté, golpeando con furia los botones.


No importaba. Incluso con mi ventaja espectacular, todavía me golpeaba. Maldita sea.


—Feliz Día de San Valentín, Duffy. —Nick volvió a sonreír mirándome con sus ojos marrones brillantes llenos con el triunfo engreído.


¿Por qué tienen que hacer eso? .Me pregunté por qué mis pensamientos giraron hacia mis padres. Mamá le había dado la noticia, Sin embargo, papá... ¿Estaría gritando o llorando?


—Miley.


Me di cuenta de que había estado mordiendo el labio un poco fuerte, entonces sentí el sabor metálico de la sangre cuando tocó la punta de mi lengua. Parpadeé y vi a Nick, que me observaba de cerca. Me miró un buen rato, pero en vez de preguntarme si algo iba mal o si estaba bien. Pulsó de nuevo los botones del mando. 


—Vamos —dijo— Me lo voy a tomar con calma esta vez.


Forcé una sonrisa.


—No seas estúpido. —le dije a Nick— Voy a patearte el culo en este momento. Te he dado ventaja. 


Se echó a reír, sabiendo que era mentira. 


—Ya lo veremos —y empezamos otra vez a jugar.



sábado, 21 de julio de 2012

A Solas Contigo ; Cap 7.

Lo había conseguido, pensó Miley sentándose en el banco desde el que podía ver a Nick al mando del timón. Había conseguido que él viera el lado positivo de la situación y que relajara en parte la tensión. Y había signos, aunque fueran muy débiles, de que él empezaba a liberarse y a desinhibirse. Sin embargo, había sido incapaz de reconocer que Joe le había salvado de arrastrar consigo el muelle. Lentamente el barco fue deslizándose y cuando por fin estuvieron en aguas despejadas, Nick lo llevó hacia la izquierda guiándose de las instrucciones que le daba Joe desde la popa.


Todo despejado, ¡adelante! gritó Joe.

Los motores sonaban con fuerza. El barco se alejaba despacio del centro de deportes náutico.

¿Lo ves? dijo Miley Fácil.
¿Quieres conducirlo tú? preguntó Nick mirándola.
¿Lo dices en serio?
Claro, ¿por qué no? Salir del muelle era lo más difícil. Sólo tienes que mantener el rumbo siguiendo la línea de la costa. Probablemente no es más complicado que conducir una furgoneta.

Miley se acercó a la silla del capitán. Mientras Nick le explicaba para qué servía cada mando del panel, ella olió la fragancia de su colonia y sintió de nuevo esa extraña sensación en el estómago. Tenía que enfrentarse a la verdad, se dijo. Se sentía atraída hacia él. Siempre se había sentido ávida de hombres con labios bien esculpidos y mentones fuertes.

¿Has entendido?
Entendido. contestó a pesar de no haber escuchado ni una sola palabra.
Entonces es todo tuyo. dijo él bajando de la silla y cediéndole el timón.

Miley se sentó y puso ambas manos sobre el volante. El lago estaba radiante y la línea de costa rocosa se extendía a su derecha.

No te vayas.
No me iré. contestó Nick a su lado Vira un poco a la izquierda. Esas rocas que sobresalen por la derecha tienen todo el aspecto de extenderse por debajo del agua. Seguro que esa es la razón por la que el agua está tan clara, debe haber poco fondo. Se ven todos los obstáculos.
Es una lástima que la vida no sea igual de sencilla, ¿no te parece?
Sí. suspiró.

Aquel suspiro le rasgó el corazón. Estaba comenzando a imaginar cómo sería la vida para el primogénito de un hombre de negocios muerto y de una mujer que era capaz de mandar a una profesora de francés a una nieta que aún no había nacido. Joe había reaccionado aceptando el papel de imprudente que le habían asignado, pero en el fondo nadie esperaba nada de él. En cambio, Nick se veía obligado a tener coraje y a cargar con la responsabilidad que todos dejaban que pesara sobre él.

¿Qué tal lo hago?
Muy bien. ¿Crees que podrías llevarlo tú sola?
Supongo que sí. ¿Es que tienes acaso alguna reunión importante?
En cierto sentido. Quiero cambiarme de ropa, y además quiero hacer unas cuantas llamadas ahora que mis clientes están todavía en sus oficinas en Nueva York. Y quiero echarle un vistazo a los valores de la bolsa de hoy.
¿No podrías dejarlo por hoy? Hace una tarde magnífica.
No.
¿Qué es lo peor que podría suceder? Apuesto a que los clientes seguirán en la oficina mañana, y si la bolsa ha quebrado estás arruinado hagas lo que hagas. Puedes disfrutar de una tarde en el lago.
Para empezar, los clientes puede que mañana ya no estén. Pueden interpretar mi ausencia como una falta de interés y hacer sus negocios con otras empresas. Y los índices de la bolsa de hoy afectan a las órdenes que de mañana a primera hora de la mañana. Tengo toda la noche para reconsiderar mi próximo movimiento.
¡Qué agotador! ¿No te gustaría nadar y despreocuparte de todo por una vez?
¿He oído algo sobre nadar? preguntó Joe entrando—, Demi se está poniendo el bañador y lamentándose de su figura. ¡Pero bueno! ¿Quién está capitaneando el barco? Oye, Nick, ¿quieres que suba a poner una bandera avisando al resto de navegantes para que se alejen?
—Miley lo está haciendo bien. contestó Nick.
Cuida tu lengua, marinero, si no quieres que ordene que te tiren por la borda.
¡Tranquila, Su Majestad!- contestó Joe.

Nick rió.

¡Escucha! Un extraño sonido irrumpe en el silencio. ¿Podría ser? ¿Es acaso el Gran Hombre de la Jefferson Sporting Goods que se ríe a carcajadas, o será mi corazón?
Nunca en la vida me he reído a carcajadas. respondió Nick aún riendo.
Oh, sí, riendo a carcajadas. De hecho recuerdo las Grandes Carcajadas de 1995, cuando echamos a los turcos de...
Demi ha salido del baño, lo interrumpió Nick Voy a cambiarme y a hacer esas llamadas.
Lo que pasa es que no quieres que Joe cuente esa historia de los turcos y que eche a perder tu imagen de ejecutivo agresivo. lo acusó Miley.
Eso fue hace mucho tiempo. Lo siento pero vais a tener que excusarme, tengo cosas que hacer.

Miley esperó a que Nick se marchara para hablar.


Escucha, Joe. Sé que has organizado este viaje en parte para que él se relaje, pero es posible que no lo consigas. ¿Cómo te vas a sentir entonces?
Me aguantaré. contestó Joe mirando el reflejo de las luces en el agua Pero Miley, si es incapaz de relajarse incluso en un lugar como éste, entonces es que está peor de lo que había imaginado.
Los bañadores para embarazadas son todos horribles. se quejó Demi entrando y poniéndose delante de Miley para que la viera.
Bah, tonterías, Dem. Estás preciosa. Te sienta bien la maternidad.

Demi parecía un globo sostenido sobre zancos, pero a pesar de todo su aspecto era encantador. Pronto iba a tener una niña. La vanidad no parecía un precio demasiado alto a cambio.

Estoy absolutamente de acuerdo. añadió Joe galante.
Y dentro de dos meses tendrás tu recompensa. añadió Demi.
Tienes razón. Nunca me he quejado, pero ahora estaría dispuesta a matar a quien hiciera falta con tal de poder meterme en el agua.
Tus deseos son órdenes para mí, amor mío. respondió Joe. ¡A tierra!
¡Que desembarque todo el que vaya a tierra! exclamó Miley decidiendo que habla llegado el momento de encargarse de la diversión a bordo. Marinero, dígale a su Tripulante trajeado que le necesitamos en el puente. Puede venirse con su ordenador portátil mientras nosotros nos bañamos. ¡Ha llegado la hora de divertirse!



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Hola chicas!! Bueno, aquí están los capis :D
Como en esta semana no he subido nada (porque estoy bastante ocupada :3) les subí tres(:
Espero que les haya gustado :D

Bueno, no sé si se acuerden mi nove 'Como Odio Amarte' y la de 'Malas Intenciones' pero hablaré que de ellas XD
Como sabrán, no he subido los capis desde hace un poco más de un mes....y lo lamento mucho U.U
Pero... es que, de nuevo, me he quedado en blanco :3 
No he estado inspirada, y pienso que sí escribo así porque sí, no estarán buenos los capis... por eso, no he subido nada.
Solo les pido paciencia, en cuanto me vuelva la inspiración escribiré las noves...

Un beso, las quiero!♥
Ale.