Finales de verano, quince años atrás.
—Los
amigos no se besan —dijo Miley, como si fuera una experta a sus recién
cumplidos quince años.
—¿Ah, no? ¿Y los besos de
despedida?, ¿o cuando se desean un feliz cumpleaños? —inquirió Nick divertido.
Miley, sentada en el
amplio sillón cual sirenita de Copenhague, se quedó pensativa. Era la última
noche de sus vacaciones y, como cada año, ella y sus padres habían ido a
pasarlas en la casita que tenían sus amigos los Jonas junto al lago.
Aquella tarde habían hecho una barbacoa para despedir el verano, y después, mientras
los adultos tomaban una copa de vino en el porche y charlaban, los dos
adolescentes habían entrado a la casa y se habían puesto a ver una película en
la televisión, 'Cuando Harry encontró a Sally', y aquello había sido lo que había
dado pie al debate.
—Eso es distinto, idiota,
esos son besos «amistosos».
—¿De veras? ¿Y cuál es la
diferencia? —la provocó Nick.
Miley rehuyó su mirada,
volviendo la cabeza hacia la pantalla. Unos minutos antes su amigo la había
pillado sonrojándose durante la escena de la cafetería en la que Meg Ryan
demostraba su talento para fingir un orgasmo. Nick estuvo a punto de
desternillarse, pero se tragó sus risas. Después de todo, el haber
intercambiado unos cuantos besos y caricias con alguna que otra chica en la
oscuridad del cine o en el asiento trasero del coche de un amigo un sábado por
la noche no lo hacía más experto que Miley en ese terreno.
—Pues… ya sabes… es
distinto —contestó ella al fin, sonrojándose de nuevo.
—Ya sé que es distinto
—le dijo Nick, picándola de nuevo—. Pero, ¿sabes en qué se diferencian?
Miley frunció el
entrecejo, deseando no haber empezado aquella conversación.
—Pues claro que lo sé —le
respondió balbuceante.
—¿Y? —insistió Nick con
una sonrisa maliciosa.
—¡Oh, está bien!
—masculló Miley frustrada, girándose hacia él y lanzando los brazos al aire— Si lo que pretendes es arruinar nuestro último día de vacaciones. por mí de
acuerdo. No tengo ni idea de en qué se diferencian, y tú lo sabes. Nunca me ha
besado un chico, no de esa manera. ¿Satisfecho?
Nick se sintió mal por
haberla obligado a admitirlo.
—Perdóname, Miley, no
quería molestarte —le dijo poniéndole la mano en el hombro.
—Da igual —farfulló ella,
frunciendo los labios y recostándose en el asiento—. De todos modos no creo que
llegue a saber nunca cuál es la diferencia, porque los chicos no besan a las
chicas pecosas como yo, sino a las chicas bonitas.
Ryan esbozó una media
sonrisa.
—Cyrus, voy a hacer un
trato contigo —le dijo.
—¿Qué clase de trato?
—inquirió la chiquilla, enarcando una ceja desconfiada.
—Si para cuando cumplas los
dieciocho no te ha besado nadie —le susurró inclinándose hacia ella—, lo haré
yo.
***
Al
poco de regresar a Irlanda, Miley había abierto junto con su amiga Demi una
pequeña tienda de souvenirs y regalos cerca del parque nacional. Además, había
dedicado un rincón a exponer, también para su venta, muestras de la que era su
pasión: la fotografía. Demi era una de sus mejores amigas. Durante su
adolescencia había estado enamorada por Nick, aunque en la actualidad estaba
felizmente casada y en las últimas semanas de su primer embarazo.
Aquella mañana habían
terminado de despachar a un nutrido grupo de turistas, cuando Demi se apoyó en
el mostrador frente a ella, y le dijo en un tono aparentemente desinteresado:
—Esta mañana, cuando fui
a comprar la prensa, oí un rumor muy curioso.
Miley no la miró, y se
dio la vuelta para reordenar los folletos de una estantería. Sabía muy bien a
qué rumor se refería.
—¿Ah, sí? —inquirió, como
distraída.
—Vamos. Miley, no te
hagas la que no sabe —insistió Demi, inclinándose hacia delante.
Miley se giró para
mirarla. Por un lado llevaba todo el fin de semana queriendo desahogarse con
ella, pero por otro no le apetecía revivirlo.
—La verdad es que es algo
de lo que preferiría no hablar —murmuró sonrojándose.
Demi la miró
boquiabierta.
—Entonces… ¿es cierto?
Vamos, Miley, ¿somos amigas, o no? Anda, cuéntamelo, y no te dejes ni un solo
detalle.
Miley suspiró,
claudicando finalmente.
—¿Qué quieres saber?
—inquirió, cruzándose de brazos incómoda.
—¿Qué crees que quiero
saber? —le espetó Demi—. ¿Es verdad que Nick te besó la otra noche, en la
barbacoa?
—Sí, me besó —musitó
Miley sonrojándose otra vez.
—¿Y?
—¿Y qué?
—Pues qué tal fue, ¿qué
va a ser? —exclamó Demi exasperada—. ¿Y cómo es que te ha besado ahora, cuando
os conocéis desde hace siglos? Bueno, yo siempre he creído ver una cierta
química entre vosotros, pero…
—¿Qué? Demi, por favor,
estamos hablando de Nick Jonas —exclamó Miley, mirándola atónita—, de Nick. mi amigo de toda la vida.
—El que tú nunca te hayas
fijado en él de ese modo no significa que no tenga ningún atractivo. Jamás he
podido entender que seas incapaz de ver lo maravilloso e increíblemente guapo
que es.
—Pues, mira, no lo sé
—contestó Miley, dejando escapar una risa exasperada—. Para mí es simplemente Nick.
—En serio, Miley, ¿cuándo
fue la última vez que miraste a Nick?
—No me hace falta
mirarlo. Ya lo tengo muy visto.
—¿Ah, sí? ¿Sabes de qué
color son sus ojos?
—Por supuesto que sé de
qué color son sus ojos… Son castaños.
—Castaños —repitió Demi entre dientes, enarcando una ceja.
—Bueno, castaños oscuros
—precisó Miley. Y. de pronto, sin que se diera cuenta, se formó una leve
sonrisa en sus labios—. Son como… chocolate fundido.
—Caray, Cyrus, no sabía
que tuvieras madera de poeta.
La voz de Nick la
sobresaltó. No lo había oído entrar en la tienda, aunque por la sonrisa
socarrona de Demi, parecía que ella sí, y aun así la había dejado seguir
hablando sin advertirla. Miley se puso roja como una amapola.
—Continúa por favor —la
instó su amigo—. De los halagos nunca se cansa uno.
—Eres un… un… —masculló
Miley furiosa—, ¿Cuanto hace que estas ahí?
—El tiempo suficiente
—contestó él con una sonrisa maliciosa—. Venía a invitarte a nadar esta tarde
en el lago. Podríamos quedar sobre las siete, y hacer un picnic, y darnos un
baño después —se volvió hacia Demi— ¿No te parece; Demi, hoy va a hacer una
tarde perfecta, y que Miley debería venir a nadar conmigo? —inquirió Nick, Demi sonrió maliciosa.
—Oh, si, si, desde luego,
han dicho que el cielo estaría despejado todo el día, y la temperatura es muy
agradable.
—¿Lo ves?— dijo Nick satisfecho, girándose hacia Miley y mirándola a los ojos de un modo seductor—. Demi está de acuerdo.
Miley tuvo que apartar la
vista, porque estaba volviendo a sonrojarse, y finalmente claudicó, más por
lograr que se fuera que porque estuviera decidida.
—Está bien, iré.
—Estupendo — contestó él
con una amplia sonrisa—. Entonces nos vemos allí. Hasta luego, señoras, un
placer verlas —se despidió con una graciosa reverencia y salio de la tienda.
En cuanto se hubo
marchado, Demi se volvió hacia su amiga, abanicándose el rostro con la mano.
—Soy yo… o de repente
hace mucho calor aquí dentro? —inquirió con picardía.
-----------------
Espero que les este gustando la nove(:
-----------------
Espero que les este gustando la nove(:
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡No olvides comentar!(:
Gracias por tomarte unos segundos de tu tiempo♥
Y más por leer mis noves, un beso!