—¿No
le importa que le robe un momento a Miley, verdad, señor Booth? —inquirió Nick interrumpiéndolos, y esforzándose por sonreír.
—Por supuesto que no, Jonas.
Ambos hombres sabían que
el otro mentía, pero Nick volvió a esbozar una sonrisa de cortesía.
—Gracias.
Douglas le dirigió una breve
mirada, y después dedicó la más galante de sus sonrisas a la joven.
—Nos vemos, luego, Miley,
y tal vez podríamos ir a darnos ese baño de medianoche en el lago, ¿eh?
Miley lo despidió con la
mano, riéndose como una colegiala, haciendo que Nick pusiera los ojos en blanco
incrédulo.
—¡Te tomo la palabra!
—exclamó Miley con el índice levantado, mientras lo veían alejarse caminando
hacia atrás.
Finalmente el donjuán se
dio la vuelta y se perdió entre la multitud, siendo abordado por la
omnipresente Delta.
—«¡Te tomo la palabra!»
—la remedó Nick, poniendo una voz chillona, y riéndose burlón mientras la
tomaba por la cintura y empezaban a bailar—. ¿Se puede saber a qué venía eso?
¿Y por qué diantres lo tuteas?
—¿Por qué no vas a
tirarte de algún puente, Jonas?
—¿No irás a decirme que
te gusta ese tipo?
—Déjame pensar… ¿Por qué
iba a gustarme? —dijo Miley alzando la mirada, como considerándolo—. Solo es
guapo, con clase, rico… Claro, ¿por qué iba a gustarme? —le espetó con ironía.
—¡Diablos!, ¿cómo no
habré caído en todas esas cualidades tan increíbles? —exclamó él dándose una
palmada en la frente—. Mi, no te tenía por una mujer materialista. Francamente, me has decepcionado —le dijo frunciendo el ceño y chasqueando con
la lengua desaprobador.
—¿Cómo te atreves a
acusarme de materialista? —masculló ella, sonrojándose y dándole un golpe en el
brazo—. No es lo único que he visto en él. Yo… —pero, al ver que él estaba conteniendo
la risa, se formó en sus labios una media sonrisa—. Eres un fastidio, Jonas. Ni siquiera sé por qué sigo viviendo contigo. ¿Puedes recordármelo?
Nick se inclinó hacia
ella y le susurró:
—Porque en el fondo, y
aunque nunca lo admitirías, estás locamente enamorada de mí.
Miley se echó a reír y
sacudió la cabeza, divertida.
—Bueno, si es eso lo que
piensas, no voy a ser tan cruel como para destrozar tus sueños.
Se quedaron callados un
buen rato, moviéndose al compás de la lenta melodía que estaban tocando. Nick alzó la vista hacia el cielo estrellado y
suspiró.
—Delta Goodrem dice que
sabe de buena tinta que Booth es un mujeriego.
—Como si ella no fuera
detrás de todo lo que lleva pantalones…
—Ya sé, ya sé, pero no
deberías tomártelo a la ligera, Mi. ¿Y si es verdad? Soy tu amigo, y no me
gustaría que te hicieran daño. A mí me lo presentaron al principio de la fiesta
y no me ha parecido muy de fiar.
—A lo mejor ha cambiado
—dijo la joven enarcando una ceja—. Tal vez se haya venido a vivir al campo
para sacudirse de encima esa mala reputación y conocer a alguien que merezca la
pena, ¿no crees?
—En cualquier caso no
sería difícil averiguar si es o no de fiar.
—Ya, ¿y cómo se supone
que pretendes averiguarlo? —inquirió ella entornando los ojos.
—Delta me ha dicho que
suele ir detrás de las mujeres comprometidas o casadas Y… em… según parece… —le
explicó Nick, incómodo—. Bueno, parece que todo el pueblo piensa que tú estás
con… em… alguien, así que, para empezar, es posible que esa sea la razón por la
que se ha acercado a ti.
Miley lo observó
suspicaz. ¿Por qué rehuía su mirada? ¿Y dónde pretendía llegar con todo
aquello?
—¿Y con quién creen que
estoy?
Nick carraspeó, y por
alguna razón sus ojos se fijaron en los labios de ella.
—Conmigo —respondió en un
murmullo apenas audible. Miley se echó a reír.
—¿Estás de broma? Es lo
más ridículo que había oído jamás. ¿Tú y yo? ¡Por favor!
—Bueno, es lo que tiene
compartir casa con uno de los solteros más cotizados de la ciudad —le respondió
él, alzando la barbilla indignado—. No todas las mujeres me ven como a un
hermano mayor, responsable y en el que se puede confiar.
—Oh, sí, «responsable y
en el que se puede confiar» —repitió Miley sin dejar de reírse.
A Nick sin embargo no le
hacía gracia.
—Tal vez si te molestaras
en ser un poco más objetiva te darías cuenta de que tengo muchas buenas
cualidades.
La joven abrió mucho los
ojos, sorprendida por el inusual tono irritado en su voz. ¿Estaba enfadado
porque ella le había dicho que la idea de que pudiera sentirse atraída por él
era ridícula? En un intento por destensar el ambiente, Miley esbozó una
sonrisa.
—Escucha, Jonas, Douglas Booth parece un tipo muy agradable, y no sé qué tienes en contra de él aparte
de las acusaciones de alguien como Delta.
—Con eso ya es bastante.
Ya te he dicho que no le permitiré que te utilice como si fueras un juguete,
para divertirse un poco y luego dejarte tirada y con el corazón roto.
—¿Y cómo puedes saber que
vaya a hacer eso? —insistió ella, frunciendo el entrecejo.
—¿Y cómo puedes saber tú
que no vaya a hacerlo?
Miley meneó la cabeza.
—Te estás comportando
como un idiota.
—¿De veras? ¿Qué te
apuestas a que tengo razón?
—Jonas, por favor,
déjalo ya.
—¿Por qué te molesta? Si
estás tan convencida de que verdaderamente es un buen tipo, deberías defender
tus convicciones.
—¿Y cómo se supone que
debería hacerlo? —inquirió ella con voz cansina.
Una sonrisa se dibujó
lentamente en los labios de Nick, y en sus ojos brilló el desafío:
—Demostrando que estoy
equivocado. Sal conmigo, finge durante unos meses que somos pareja… y veremos
qué ficha mueve el encantador señor Booth porque, si a pesar de dar a
entender públicamente que estás comprometida, sigue persiguiéndote, sabrás
cuáles son sus verdaderas intenciones.
—¿Te has vuelto loco de
repente? —exclamó Miley mirándolo de hito en hito.
Dejó de bailar, y lo
agarró del brazo, arrastrándolo fuera de la pista de baile, y tomando el camino
que llevaba al lago, deteniéndose a unos metros de la orilla, debajo de un
grupo de árboles.
—Cyrus, me cuesta
trabajo reconocerte. Nunca antes te habías acobardado ante una apuesta.
—No seas absurdo, no
tiene nada que ver con eso.
—Oh, ya veo, entonces es
solo que no eres capaz de admitir que, como de costumbre, yo tengo razón.
Miley estaba empezando a
perder la paciencia.
—Escúchame bien, Nicholas Jonas: a lo largo de tu vida has tenido algunas ideas disparatadas, pero
esta las supera con creces —le espetó. Nick se cruzó de brazos, esperando a que
terminara el chaparrón—. Es decir… ¿tú y yo?… ¿como pareja? Escúchate, es de
locos…
—Miley… —suspiró él.
—… absolutamente de
locos. ¿Quién se tragaría algo así?
—Si me dejaras…
—Por favor, si no
aguantaríamos ni diez minutos mirándonos a los ojos sin partirnos de la risa.
Por no hablar de tener que besarnos, porque las parejas de verdad se besan
—añadió azorada.
Nick estaba mirándola con
una sonrisa maliciosa.
—Me parece que la dama
protesta demasiado. ¿No será que te da miedo besarme?
Miley volvió a abrir los
ojos como platos, y resopló irritada.
—¿Miedo yo? ¿Por qué
diablos iba a tener miedo de besarte?
Nick se acercó a Miley hasta que sus cuerpos casi se tocaron, y se inclinó hacia ella.
—No lo sé, tal vez te da
miedo que pueda gustarte besarme.
—¿Quieres apostar?
—Creía que esa era la
idea.
Miley se quedó boquiabierta,
y se echó a reír.
—De verdad que no me lo
puedo creer. ¿Estás sugiriendo en serio que podría gustarme besarte… a ti de
todos los hombres sobre la faz de la tierra?, ¿que disfrutaría?, ¿que…?
Nick hizo lo único que se
le ocurrió para callarla: la tomó por la cintura, la atrajo hacia sí, y la
besó.
Al principio Miley no
podía creer que Nick estuviera haciendo lo que estaba haciendo. El que la
estaba besando era su amigo, Nick Jonas, el Nick al que conocía de toda la
vida, el Nick que la había atormentado, animado y protegido a partes iguales
durante su infancia y adolescencia. Siempre había pensado que besarlo sería
como besar a un hermano, pero, extrañamente, no era así. Era como… bueno, no
era del todo desagradable, de hecho era… «Esto no puede estar bien», pensó.
Nick tampoco podía creer
que estuviese haciendo lo que estaba haciendo. «¿Hola?, Tierra llamando a Nick,
¿qué diablos estás haciendo? ¡Estás besando a Miley Cyrus, a tu mejor
amiga!», lo reprendió una vocecilla dentro de su cerebro. Sin embargo, dejó de
prestarle atención al sentir la suavidad y calidez de sus labios. Era una
sensación tan…
—Uy, perdón, señor Jonas; perdón, señorita Cyrus —dijo de pronto una vocecita infantil,
seguida de risitas—. No los habíamos visto.
Miley y Nick se separaron
al instante, y se quedaron de piedra, mirando a los hijos de los Collins. Nick fue el primero en recuperar el habla, aunque la voz que le salió de la
garganta, no le parecía la suya.
—No pasa nada, niños,
tranquilos.
Los chiquillos se
alejaron, cuchicheando y prorrumpiendo en más risitas.
—¿Lo ves? Mamá tenía
razón, están liados. ¡Verás cuando le digamos que es verdad! —le decía la niña
a su hermano.
Nick se quedó mirando en
la dirección en la que habían desaparecido, como si pudiera verlos aún en la
oscuridad, mientras Miley observaba su ancha espalda.
—Jonas…
—Bueno, parece que hemos
resultado bastante convincentes —farfulló—, ¿no crees? —añadió girándose para
mirarla.
—Serías capaz de
cualquier cosa con tal de demostrar que los demás se equivocan, ¿no es verdad?
—le espetó Miley riéndose.
Sin embargo, su risa no sonó verdadera. Por primera
vez en su vida se sentía incómoda con Nick, y se dio cuenta de que ni siquiera
era capaz de levantar la vista del suelo.
Nick tomó el rostro de la
joven entre sus manos para que lo mirara a la cara.
—Vamos, Cyrus, será
divertidísimo. Además, ya no puedes echarte atrás, porque esos niños nos han
visto, y ahora mismo estarán poniendo en marcha eso que se llama «radio
macuto». ¿O estás dispuesta a admitir que tengo razón sobre Booth solo porque
te da miedo esta apuesta?
Miley lo miró con los
labios fruncidos. Nunca se había negado a aceptar una apuesta de Nick, y no
podía creer que alguien tan encantador como Douglas Booth pudiera ser un
sinvergüenza. Le demostraría que estaba equivocado. Si la cuestión era
interpretar durante unas semanas la farsa que proponía, por ella no había
problema. Sería como quitarle un caramelo a un niño.
—De acuerdo, Jonas acepto el reto —le dijo, alzando desafiante la barbilla—. Esperemos, por tu
bien —le dijo acercándose a él y dándole unas palmaditas en el pecho—, que puedas soportar el calor —le dijo en un
tono peligrosamente seductor.
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Aquí estan :D!!
Espero que les este gustando xqe esta nove se va poner mucho mejor(; jaja
Gracias a las que comentan, las quiero!
besos, Ale.
la primera? wow me encantoo tan apostadores esos dos pero chan chan se enamoraran o bueno ya se daran cuenta q lo estaban sube pronto cuidate.
ResponderEliminaromg! omg! estuvo increible no solo me hicieron reirme sino enamorarme de esta novela es relinda me encanto me muero por mas caps.
ResponderEliminarparecen k va a estar super buenos
alex estuvieron geniales pero por favor no dejes de subir : "Malas Intenciones y Como Odio Amarte esas dos novelas me encantan las amo♥ son hermosas por favor no dejes de subirlas aleee* sino me voy a poner muy triste
gracias por todo tq♥ byee xoxxox SUBE PRONTO LO MAS PRONTO POSIBLE :)
me estoi enamorando de esta nove siguela prontoo
ResponderEliminarya qiero ver qe sucede!!!!
Woooow me encanto esta super increible
ResponderEliminarah ya quiero ver que pasara te quedo estupendo me fascino muy lindo
espero el siguiente pronto que esta interesante siii please
un besito cuidate :D