domingo, 4 de marzo de 2012

SHUT OUT; Cap 7

Liam y yo tuvimos nuestra primera gran pelea este pasado Junio, justo después que la escuela concluyera. Nosotros habíamos terminado, y estaba devastada.
Pero en un caliente noche de Julio, Mandy decidió sacarme de mi estado de depresión y arrastrarme a una fiesta en la casa de Vikki McPhee‘s.


—Vamos —ella había dicho, arrancándome de mi dormitorio esa noche—. Nunca superaras a Liam si no te muestras por ahí. Unos pocos enganches insignificantes es exactamente lo que necesitas justo ahora.


Cuando habíamos llegado a la fiesta, Mandy me examinó rápidamente y suspiró.


—Aún no puedo creer que estés usando eso. Tienes varias ropas sexy. ¿Por qué no estás usándolas?


Rodé mis ojos y me moví después de ella hacia la casa. El lugar ya olía como cerveza y droga, y las paredes estaban prácticamente estremeciéndose contra el golpeteo bajo del estéreo. Envolví mis brazos a mí alrededor y me moví por los adyacentes del cuarto, quedándome cerca de la pared. Quería caerme al suelo Ese tipo de problemas no era lo que necesitaba en ese entonces. O nunca.
Mandy se acercó corriendo por detrás de mí.


—Consigamos algo de beber.
—Sabes que no bebo —dije.
—Por una vez en tu vida, ¿no puedes sólo dejarte llevar? ¿Perder el control un poco? Tú realmente podrías disfrutar no angustiarte por cualquier cosa.


Sacudí mi cabeza.


—Haz lo que quieras —dijo, encogiéndose de hombros—.Pero por favor, ¿prométeme que irás a hablar con alguien? Ten un poco de diversión esta noche ¿Está bien?
—Bien.


Apretó mi hombro antes de salir corriendo hacia la cocina de Vikki. Presioné mi espalda contra la pared y miré alrededor. Más persones estaban llegando, y varias ya estaban bailando y gritando junto con la música. En la esquina, vi una mesa volcarse cuando un chico cayó de espaldas encima de la mesa. Me estremecí. Tenía que salir de allí. Manteniendo mi palabra a Mandy, dije rápido:


—Hey, ¿cómo estás? —a Selena mientras ella me pasaba, usando un vestido blanco que se veía caro. Ella me dio una mirada enojada, probablemente decidiendo que no quería hablar con alguien vestido tan mal como yo lo estaba, y avanzó. Justo como había esperado.


Con mi tarea completé, avance alrededor de la sala y me dirigí hacia la puerta trasera.
Dejar la fiesta no era una opción, dado que Mandy era mi aventón, como siempre, pero podía al menos salir de ese cuarto.
El sol acababa de ponerse cuando empuje para abrir la puerta hacia la terraza posterior de la casa. Pero en un lugar de encontrar el patio vacío, descubrí a Nick Jonas sentado en las escaleras.


—Oh, lo siento —murmuré, mi mano seguía en la puerta—.Me iré.


Él estaba sentado en el primer peldaño del porche de madera, una de sus piernas doblada a la altura de su pecho mientras la otra extendida hacia los peldaños debajo de él. Su barbilla había estado descansando pensativamente en su mano, cuando me escuchó, su cabeza volteó en mi dirección.


—Hey —dijo. Y creo ver que sus ojos se iluminaron un poco, aunque pudo haber sido sólo la luz centellante del porche haciendo trucos— No. Quédate. No me importa.


Aun cuando había querido estar a solas, decidí que Nick sería mejor compañía que la multitud adentro de la sala de Vikki. Cerré la puerta y pasé a sentarme al lado de él en las escaleras. La sonrisa que me dio fue tan dulce, tan cálida, que aún en mi mal humor, no puede evitar sonreírle de vuelta.
Realmente no conocía a Nick tan bien. Habíamos tenido unas pocas clases juntos, y de nuevo antes de que Demi y yo hubiéramos dejado de hablarnos solía verlo pasando el rato con Joe, su enamorado. Habíamos hablado dos veces tal vez, pero nunca habíamos estado sólo los dos juntos. Hasta ahora.


—¿Entonces qué estás haciendo aquí afuera? —pregunté— ¿Ya te cansaste de la fiesta?


Nick se rió.


—Supongo que podrías decir eso. En realidad no es lo mío. Algunos chicos del esquipo de futbol me pidieron que fuera el conductor designado, sin embargo. Así que accedí para sacarlos de un apuro. ¿Qué hay de ti?
—Mi mejor amiga me hizo venir.
—¿Por qué? Quiero decir, si no quieres estar aquí…
—Ella piensa que será bueno para mí —expliqué— Mi novio y yo… Bueno, acabamos de separarnos, y ella decidió que sería bueno para mí ser sociable.


Él apartó la mirada, y observé como su zapatilla dejaba marcas en el peldaño de madera algunos pies debajo de nosotros.


—¿Entonces tú y Liam ahora no están juntos?


Casi le pregunto cómo sabía quién era mi novio, pero me detuve. La respuesta era obvia. Liam era el mariscal de campo, uno de los chicos más populares de la escuela.
Todo el mundo sabía con quién estaba saliendo. Sin mencionar que, Hamilton sólo ostentaba aproximadamente unos 100 estudiantes por clase de graduación. Era casi difícil no ser consciente de quién salía con quién.


—Sí.
—¿Hace cuánto tiempo?
—Tres semanas.
—Lo siento.


Él no sonaba apenado, sin embargo. No pude entender su tono. Atrapado en algún lugar entre la indiferencia y la autosuficiencia. Casi me puse de pie y vuelvo a entrar.
Casi me alejé de su insensibilidad.
Pero antes que me pudiera mover, volteó para mirarme de nuevo, congelándome en el acto con sus grandiosos ojos.


—¿Alguna vez has jugado al Juego de la Estrella?


Sólo lo miré parpadeando.
Las mejillas de Nick se volvieron rojas sólo un instante antes de que diera detalles.


—Tú tienes que estar aquí a causa de tu amiga, y yo conduciré a casa a los muchachos quienes no querrán irse hasta que el barril este vacío. Vamos a estar aquí afuera un rato, entonces también podríamos encontrar alguna manera de entretenernos, ¿sabes?. ¿Entonces alguna vez has jugado al Juego de la Estrella?
—Bueno… técnicamente, es algo que vi a Russell Crowe hacer una vez en una película, pero en cierto modo simplemente lo volví una manera de pasar el rato. —Él levantó la mirada hacia el cielo, el cual ahora se había vuelto lo suficientemente oscuro para divisar el vasto número de estrella de verano.
—Está bien, elige una forma —él dijo.
—A… ¿Qué estamos haciendo?
—Estas escogiendo una forma —él dijo—.Cualquier cosa. Incluso podría ser un objeto. O un animal, pero algunas veces esos son más difíciles.
—Nick, yo no…
—Sólo elige una.
—Bien. Un triángulo.


Él suspiró.


—Esa es demasiado fácil. —Entonces sin previo aviso, él se acercó y agarró mi mano.


Estaba sorprendida, y casi retrocedo pero luego nuestras miradas se encontraron.
Y, por una vez, lo hice.
Sus dedos eran cálidos y callosos contra los míos. Desenrolló mi mano y gentilmente me obligó a extender mi dedo índice. Me hizo señalar al grupo de racimos sobre nuestras cabezas, y observé mientras él dibujaba un triángulo con mi dedo, usando tres estrellas como las puntas.


—¿Ves? Ese es el Juego de la Estrella.
—Oh —dije— Wow… Un triángulo era demasiado fácil.
—Tu turno —dijo—Te digo una forma y tienes que encontrarla en las estrellas.


Admito que, el juego era en cierto modo cursi, pero pensé que era dulce de parte de él tratar de entretenerme cuando estaba claramente teniendo una mala noche. Así que le seguí la corriente.


—Está bien ¿Qué forma?
—Un elefante.
—¿Estas bromeando? —me quejé— Dijiste que los animales eran los más difíciles. No me puedes dar un elefante.
—Eso es lo que lo hace un juego —bromeó, sonriendo y mirándome por el rabillo de su ojo— La primera persona incapaz de juntar la imagen pierde. Me gusta ganar. Entonces te di un elefante.
—Idiota.
—El reloj está corriendo.
—Hay un tiempo límite, ¿también? —pregunté, asustada.
—No —rió— En realidad sólo estoy molestándote.


Suspiré y levanté la mirada hacia las estrella. Al menos había un montón afuera esta noche. Eso hizo que encontrara las formas más rápido. ¿Pero un elefante? No había manera de que pudiera encontrar un elefante en el cielo. A medida que estaba pensando en eso, sin embargo, las líneas empezaron a formarse en mi cerebro, conectando una estrella a otra un tanto con forma de animal.
Cogí la mano de Nick y él extendió su dedo índice, queriendo que yo dibujara el elefante por medio de él. Lentamente, tracé el contorno de la figura clavada del elefante. Empecé con cada pata, después hice la parte trasera, pero cuando llegue a la cabeza, me detuve. Estas estrellas harían un mejor perro o gato, porque no podía hallar la trompa. Mis ojos escudriñaron las diminutas luces, esperando encontrar alguna manera de conectar las piezas finales, a la par que Nick empezó a tatarear ¡Jeopardy!
Canción temática en mi oído. Después su muñeca empezó a moverse sin mí guiándola, y Nick conectó algunas estrellas que destacaban en la parte de arriba, haciendo una trompa, señalando hacia el aire en lugar de los pies del elefante, como yo había estado imaginando. Él bajó su dedo de nuevo, completando al animal. Formado asimétrico e irregularmente pero completo.


—Buen trabajo —dijo, como si hubiera resuelto cómo terminar la constelación.
—Me dejaste ganar.


Se encogió de hombros y me dio una pequeña sonrisa.


—Era tu primera vez.
—Bueno, gracias por ser tierno.


Nick se partió de la risa, y cuando me di cuenta de lo que había dicho, mis mejillas llamearon.


—Yo… yo quiero decir…
—No hay problema. —Nick se ahogó entre risas— Cualquier chico bueno lo habría hecho especial para ti.


Enterré mi cara en mis manos.


—Oh Dios. —Pero yo también estaba riendo. Con alguien más, Mandy descartada, probablemente habría estado avergonzada. Pero en ese contexto, realmente era divertido.
—Está bien —dijo, agarrando mi mano de nuevo mientras su risa se moderaba. Se sintió tan natural, tan normal, que ni siquiera desconcertó el que estuviera agarrando mi mano—. ¿Entonces piensas que puedes ganarme por tu propia cuenta la próxima vez?
—Por supuesto que puedo.


Él sonrió y se apoyó en mi brazo sólo un poco, su dedos aún envueltos alrededor de los míos.


—Pruébalo —dijo.
—Lo haré —dije provocadoramente—. Pero tienes que ir primero. Y esta vez, tienes que hacer un…. Un pulpo.


Nick vaciló, después levantó la mirada al cielo antes se voltear de nuevo hacia mí.


—Que el juego comience.


                                                       ***


Nick y yo jugamos el Juego de la Estrella por horas, hablando entre cada desafío. Él me explico su posición en el futbol, aunque la explicación realmente pasó directo por encima de mi cabeza, y después de que me atrapara contando los segundos mientras esperaba que completara mi más nueva constelación asignada -Santa Claus. Había sido forzada a confesar mi neurosis controladora La cual, sorprendentemente, no lo hizo correr de vuelta a la fiesta.


—¿Así que cuando estas nerviosa, tú cuentas?
―No sólo cuando estoy nerviosa —dije—. Es… todo el tiempo. Cuento los segundos durante las pausas en las conversaciones. Algunas veces, cuando estoy un poco ansiosa o asustada, cuento mis latidos cardíacos. Algo acerca de contar me hace sentir como… como si tuviera el poder. Como si saber cuánto tiempo ha pasado o cuantos pasos he dado desde un lugar a otro de alguna manera me mantendrán en control de la situación. —Mis manos dobladas en mi regazo. No podía creer que estuviera diciéndole a Nick eso. No era algo que había compartido con alguien además de Mandy— Lo sé es loco.
—No pienso que estés loca —Nick dijo—. Pienso que eres…


Levanté la mirada hacia él mientras su voz se desvanecía. Estaba demasiado oscuro para asegurarlo, pero creo que él estaba ruborizado.


—¿Soy qué?


Él aclaro su garganta y pasó una mano sobre su pelo. Quería tocarlo, sentir los cabellos oscuros y cortos.


—Pienso que eres en cierto modo asombrosa.


Uno, dos…
Estaba aguantando la respiración, mi cuerpo entero tenso mientras esperaba por sus próximas palabras. Después me di cuenta, con un poquito de sorpresa, que era la primera vez que había estado ansiosa en algunas horas.
Él me tenía tan relajada, muy a gusto, hasta ahora.
Tres, cuatro…
¿Qué iba a decir? ¿Qué quería que dijera?


—Quiero decir —él agregó—. Eres sorprendentemente Buena en el Juego de la Estrella. Hasta esta noche, nunca había encontrado a alguien que pudiera competir conmigo.
—¿Tú, um, juegas con muchas otras personas?
—Bueno… no. Honestamente, era la única otra persona con la que he jugado además de mi mamá. Jugábamos cuando solíamos ir de campamento cuando era un niño, pero hace años. Normalmente sólo hago esto por mi cuenta. Así que… eres la primera persona en ser capaz de competir conmigo. No miento.
—¿Entonces… tú mamá realmente apestaba en el juego, huh?


Nick rió.


—Ni siquiera podía hacer un triángulo. Pero tenía nueve así que ella podría haberme dejado ganar.
—¿De la manera en que me estas dejando ganar justo ahora?
—Sí… simplemente mucho más sutil. Nunca habría adivinado en ese entonces que ella me estaba ayudando.


Pero antes de que pudiera responder, sentí la mano de Nick envolverse alrededor de la mía. Él empujo mi dedo índice y señaló hacia el cielo.


—¿Qué estás haciendo? —pregunté— Todavía no te he desafiado.
—No —dijo— Pero acabo de ver una propia. Mira esta. —Y observé mientras Nick trazaba con mi dedo una línea de estrella, seguido de algunas más en una curva y después otra, hasta que una larga línea las conecto del todo en un punto.
—Un corazón —murmuré.


Y el mío saltó en un latido.


—Sabes, eso es, um, un poco cursi.
—Sí, tal vez.


Volteé hacia Nick justo cuando él volteó hacia mí. Cerré mi mano sobre la suya, y después él estaba inclinándose y yo estaba inclinándome y se sentía como una fuerza gravitacional. Como si moverse hacia Nick fuera la cosa más natural en el mundo. Y esa es la manera en que el beso se sintió, también. Natural. Como si lo hubiera besado siempre. Como si debíamos besarnos el uno al otro en ese momento, tal vez por cada instante. 
Mi celular vibró en mi bolsillo trasero justo cuando la mano libre de Nick ascendió para ahuecar mi mejilla.


—Lo siento —murmuré dentro de su boca mientras me alejaba—. Podría ser una emergencia o algo.


Él asintió y se apartó, pasando una mano por su pelo nuevamente.
Cuando volteé mi teléfono, encontré un mensaje de Mandy.
"Volviendo a lo de David. ¿Puedes conseguir otro aventón o quieres que te lleve de vuelta ahora?"
Pase los ojos por Nick y sentí a las mariposas batiendo sus alas contra mi caja torácica.
Cuatro horas atrás, habría dado cualquier cosa para dejar este lugar. Pero ahora, mientras se acercaba la medianoche, no quería nada más que quedarme aquí. O estar dondequiera que Nick estuviera, de cualquier forma.


—Um, hey —dije, descaradamente—. ¿Tú… tú crees que puedes darme un aventón a casa cuando lleves a tus amigos?


Él volteó para mirarme.


—Claro, por supuesto. Habrá espacio en mi auto.
—Genial. Gracias. Mi aventón se está yendo y… bueno, déjame enviarle un mensaje.


Le contesté a Mandy y empujé mi teléfono dentro de mi bolsillo. Volteé de vuelta hacia Nick, y él sonrió.


Le dirigí a Nick a mi casa después de que él condujera a sus amigos borrachos a sus casas aproximadamente una hora más tarde. Con algo de tristeza vi mi casa más cerca.
No quería que la noche terminara. No quería estar lejos de Nick.
Todo acerca de Nick me hacía derretir. El olor de su colonia. La manera en que decía mi nombre. La constante chispa en sus ojos marrones. Y saber que ninguna chica había llegado así de lejos con él, saber que había besado al Señor Inalcanzable y que él me había llamado asombrosa, me hacía sentir especial, auténtica y mareada. Habíamos pasado sólo algunas horas juntos, pero ya me sentía tan conectada a Nick. Ser yo misma con él, relajarme alrededor de él, venía tan fácilmente. Más fácil que con alguien más.
Nos besamos en su carro por algunos minutos después de que llegamos a mi calzada.
Lento y fácil. Él no me empujo más lejos de lo que quería, y yo estaba agradecida. Aún estaba superando a Liam, después de todo. No quería apresurar nada nuevo. Pero después él estaba apartándose de mí. Su pulgar trazó mi labio inferior mientras decía.


—Deberías entrar. No quieres preocupar a tus padres.
—Sólo a mi papá —murmuré, queriendo continuar besándolo pero sabiendo que estaba en lo correcto. Si papá despertaba y encontraba la puerta aún sin llave, esperándome, estaría enojado. Me había pasado una hora del toque de queda, confiando en el hecho que se iría a la cama más temprano y nunca notaría la diferencia.
—Dame tu teléfono —dije


Nick me paso su teléfono, un Nokia de la vieja escuela como los que tenían cuando yo estaba en sexto grado. No pude evitar sonreír mientras programaba mi número para él. Él me sonrió cuando se lo pasé de vuelta, y me besó una última vez. Rápido. Suave.
Dejándome anhelando más.


—Encenderé las luces delanteras así puedes ver para entrar —dijo.
—Gracias.


Las luces se encendieron, iluminando la entrada y brillando cerca de la parte trasera de la van de papá.


—¿Fans del fútbol Americano, huh? —Nick dijo.
—Oh, sí —dije—. Bueno, tú sabes. Mi hermano solía jugar y ellos apoyaban a Liam, por supuesto.


No estaba pensando en la rivalidad entonces, No estaba pensando en deportes en absoluto. Era verano. Era libre de todo. O eso pensaba. Pero la cara de Nick se oscureció sólo un poco a la mención del fútbol americano y rápidamente me di cuenta de mi error.


—Llámame —dije, estirándome para alcanzar la manija—. La pasé bien esta noche. En verdad.


Él volteó para verme, y pensé que sus ojos aún se veían un poco cautelosos. O tal vez sólo estaba cansado. O tal vez yo lo estaba y mi visión no era como es usualmente.
Porque su voz sonaba normal.


—La pasé bien, también —dijo—. Buenas noches, Miley.
—Buenas noches.


Salí de su carro y me acerque corriendo a la vereda. Me detuve en el porche y observé mientras el carro de Nick desapareció alrededor de la esquina. Cuando el último resplandor de sus luces delanteras se había ido, entré.
Pero la felicidad de esa noche se desvaneció bastante rápido.
Aún después de todo lo que pensé que compartimos, Nick nunca me llamó. Esperé tres semanas, y ni una ojeada. Ni siquiera un mensaje de texto. Era como si esa noche nunca hubiese pasado, y algunas veces me preguntaba si tal vez no lo había hecho. Si la había imaginado. Imaginarlo como una manera de superar a Liam. Como una idiota, no había conseguido el número de Nick.
No es que hubiese importado. Él me rechazó. Tanto que era obvio.
A largo plazo, sin embargo, fue lo mejor. A principios de agosto, Liam estrelló su Cougar. A pesar de esa noche con Nick, aún estaba enamorada de Liam, y simplemente estaba tan feliz de que no hubiese salido herido que cuando me llamó para disculparse por nuestra pelea, corrí de regreso a él.
Y era afortunada, también. Porque los dos nos habíamos dado cuenta que romper fue el más grande error. Así que volvimos esa noche, y decidí poner a Nick por detrás de mí.
Es más fácil decir que hacer.
¿No es así como siempre funciona?


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3 comentarios:

  1. AWWWWWWWWW se me hace que Nick nunca la llamo por lo de futbol americano u.u pero bueno, HOMBRES ¬ JJAAJA me encanto, de verdad :D seguila pronto, besitos ♥

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  2. me encantoo!! aish me da bronca lo de nick!! Peroo buenoo esperoo el siiguentee sii?? Beshos!!

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  3. ME ENCANTOOOOOOOOOOOO EL CAPI!!! AWWWWWWW NICK ES TAN TIERNO JAJA , SEGUILAAA PORFISSSS MUERO POR LEER EL SIGUIENTE CAPI!!! (SOBRE TODO DE LA OTRA NOVE QUE ME ENCANTAAA MUCHISIMO JAJA) , BESOTESSSS

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