martes, 6 de marzo de 2012

SHUT OUT; Cap 9

Hey, Miley!


Estaba de camino a mi clase de Historia de los Estados Unidos, el siguiente martes por la tarde, cuando Susan Port, la novia de Luther, agarró mi brazo. Antes de que pudiera alejarme, me arrastró al baño de chicas más cercano.


—Tú —ella empezó, dejando ir mi brazo y girándome para encararme. Me estremecí, pensando que estaba en problemas. Como si quizás estuviera molesta conmigo por alguna razón, y aquello no hubiera resultado bien para mí. Susan estaba en el equipo de baloncesto femenino. Ella era, como, 5-11 y robusta. Si quería, podría realmente hacerme daño.


—Tú, Miley Cyrus, eres una jodida genio.


Suspiré de alivio y Susan se rió.


—De verdad —ella dijo— Luther y yo salimos el sábado en la noche. Fuimos a The Nest, y yo tenía un buen look. Significa, look Beyoncé. Él quería llevarme al Lyndway Hill para un poco de diversión después, pero en cambio le hice llevarme a mi casa. Él estaba tan confundido. Podría haber hecho algo.
—Me alegro que esté funcionando —dije, tirando un botón de mi camisa. Yo también estaba alegre de que sus reservas acerca de la ética de usar el sexo parecían haberse desvanecido— Sabía que eso podría funcionar, por supuesto, pero es bueno oír a otra gente que está, uh, teniendo éxito.
—Sé a lo que te refieres.


Se movió para verse en el espejo, buscando inexistentes defectos sobre su tez perfecta. Estaba segura que estaba en lo cierto acerca de cómo había lucido el sábado por la noche. Incluso en sus pantalones elásticos y su camiseta de gran tamaño, Susan parecía una reina, su pelo negro tirado recogido en una cola de caballo simple en la cima de su cabeza, acentuando sus altos pómulos. Pobre Luther.


—En realidad —dijo después de un momento—. Yo estaba pensado: quizás las otras chicas se podrían sentir de la misma manera. Como si pudieran hacerse más confidentes si cada una de ellas oyera las historias de alguien más.
—Quizás —dige— Oh, nosotras podríamos mandar por e-mail nuestras historias la una a la otra a través de la cadena de correos que establecí. Eso podría ser…
—En realidad estaba pensando más por la idea de pijamadas —ella calló, girándose hacia mí— Con más de doce de nosotras, cualquier otra novia de jugadores de fútbol que se una. Estará atestado como el infierno, pero aún podrá ser divertido. Puedo ser la anfitriona de la primera, ¿este fin de semana? ¿Así como después del juego del viernes?


Vacilé. Las imágenes de almohadas siendo sacudidas y muebles atravesados vinieron a mi mente. Yo no era exactamente una experta en pijamadas, pero solamente podía imaginar el caos más de doce muchachas amontonadas en una habitación. Es decir, apenas podría dormir en una habitación con Mandy. ¿Doce muchachas? No era algo que pensara que en particular disfrutaría.
Pero las otras muchachas podrían. Susan me miraba con tal entusiasmo, con tal certeza de que esto ayudaría a las otras. Tuve que poner mis principios antes de mis propios problemas de control. Tenía que pensar en Liam y Pete, en los otros chicos que había salido heridos en esta contienda.
Sabiendo que probablemente me lamentaría más tarde, dije:


—Eso suena como una gran idea, Susan.


De modo que en la tarde envié un correo electrónico a todas las muchachas que habían prestado juramento en la biblioteca el martes pasado, dándoles instrucciones de estar en la casa de Susan sobre la Cherry Drive no más tarde de las nueve del viernes por la noche, una vez que el juego de fútbol se terminara. Después de una doble y triple confirmación del correo electrónico de ortografía y puntuación, escribí un postdata a Demi que ella debería expedir el mensaje a las novias de los jugadores de fútbol que ella había convencido a unírsenos. Luego pulsé enviar.


—¿Estás bien? —Nick preguntó cuándo apagué la computadora de la biblioteca de la cual había enviado el e-mail. Nuestro cambio era sobre comenzar, y esta vez, él había llegado temprano.
—Sí. ¿Por qué no lo estaría? —pregunté con un tono demasiado severa.


Nick encogió sus hombros.


—No sé —él dijo— Tú sólo luces realmente estresada.
—Siempre luzco estresada —le dije.
—Bien, deberíamos hacer algo por eso —dijo él, dándome una sonrisa mientras pasaba por delante de mí, llevando un montón de autobiografías.
—¿Oh, sí? —pregunté—. ¿Y cómo pensamos hacer eso?


Él miró sobre su hombro hacia mí.


—Podría pensar en unas cuantas maneras de hacerlo.


Me quedé boquiabierta, sobresaltada de que él estaba siendo tan sugestivo. La cara de Nick cambió a una expresión de horror y él caminó alrededor para afrontarme.


—Oh… no lo quise decir así —sacudió su cabeza y ajustó los libros en sus brazos— Iba a decir, como, el yoga o llevar un diario o lo que sea que hace la gente para desahogarse… Sí. Disculpa.


Pero me estaba riendo ahora. No podía ayudarle… él sólo parecía tan avergonzado.


—No te preocupes por eso. Seré gentil. —Las palabras salieron de mi boca antes de que recordara que estaba refiriéndome nuestra noche a lo largo del verano… la noche que estaba pretendiendo que nunca pasó.


Nick rió en silencio y me guiñó.




—¿Cómo sabes que no lo quiero rudo?


Okay, eso definitivamente no fue accidental.
Pero Nick se alejó hacia las estanterías, abandonándome con mis ojos cerrados y apretados por la vergüenza. No era como si podría regañarlo por coquetear conmigo cuando, obviamente, yo había comenzado algo.
Agarré unos libros para niños y corrí escaleras arriba para guardarlos en su estante, poniendo un piso entero entre Nick y yo.
Lamentablemente, menos de diez minutos más tarde, Jenna me encontró huyendo hacia fuera.


—¿Qué estás haciendo? —preguntó, elevando una ceja hacia mí.
—Nada —dije, fingiendo alfabetizar de nuevo el anaquel en frente de mí—. Mi trabajo. ¿Por qué?
—Aquel anaquel está bien —dijo ella—. Pero Nick necesita tu ayuda abajo. Solamente facturé un manojo de libros y necesito de ustedes dos para guardarlos en su sitio.


Suspiré. Había esperado evitarlo por el resto de la tarde.
Debería haber sabido que eso no resultaría.
Comencé a andar hacia la escalera, pero Jenna llamó detrás de mí.


—¡Hey! ¿Miley?
—¿Sí? —Esperaba que ella cambiara de idea, que me asignaría hacer algo lejos de Nick.
—¿Esto, um … tu hermano te recoge esta noche?
—Sí. ¿Por qué?
—Por nada… Okay, ¿qué esperas? Apura, apura. Nick te está esperando.


Rodé mis ojos y seguí caminando. Oh, Dios, Jenna tenía algo por Trace. Y no tengo que saber qué. Nick me sonrió cuando alcancé la primera planta.


—¡Hey! —dijo— Ya he amontonado los libros devueltos aquí. —Él señaló hacia la carretilla—. Ahora solamente tenemos que guardarlos en su sitio.


Asentí, no confiando en mi misma para decir algo. Parecía que siempre que abría mi boca alrededor de Nick, decía cosas que no debía. Tenía un novio, después de todo.
Uno que yo realmente amaba. No sabía lo que pasaba con Nick, tampoco. No era normalmente del tipo que coquetea, ni mucho menos. Y ni siquiera me gustaba él. Ya no más.
También no entendía por qué él trabajaba en la biblioteca conmigo ahora mismo. ¿No tenía práctica de fútbol? ¿Amigos con quienes salir? ¿Otras muchachas para rechazar?


—¿Por qué estás aquí?


Maldición. Las palabras salieron de mi boca antes de que pudiera detenerlas. Nosotros acabábamos de empujar la carretilla contra la pared de la sección de ficción, y estaba agachada en el suelo, mirando hacia arriba a Nick mientras él me daba una copia de It de Stephen King que necesitaba ir en el anaquel inferior.


—¿Huh?


Muerdo mi labio, tomando el libro y poniéndolo sobre el anaquel, asegurándome que la columna iba con aquellos alrededor.


—Yo, yo me refiero a que… ¿Por qué estás trabajando hoy? ¿No tienes práctica de fútbol o algo?
—Oh —Nick se rió. 


Eso fue una risa profunda, madura. No como el cacareo ruidoso, embobado de Liam. No debería haber estado comparando a los dos. Dios, yo era una novia terrible.


—Bueno —Nick dijo, dándome otro libro de Stephen King—. Técnicamente tengo práctica, pero he hablado con el Entrenador Lukavics y estuvo de acuerdo con dejarme perderla por el trabajo los martes y los jueves.
—¿Por qué? —pregunté—. ¿No necesitas práctica? No estoy diciendo que eres malo y necesitas práctica, eres bueno en el fútbol, es decir, cuando te he visto jugar antes, fue, como, una vez cuando pasaba por el campo para ponerme en el puesto de comida durante el juego de fútbol, así que no vi mucho, pero… —suspiré. Era una idiota balbuciendo. Odiaba eso— Solamente quise decir, ¿no necesitas ir a practicar con los otros chicos?


Nick sonrió abiertamente hacia mí… una satisfecha y burlona sonrisa, como la que él me había dado cuando sabía que ganaba el cursi juego de las estrellas a lo largo del verano. Miré lejos, deseando dejar de pensar en esa noche.


—En realidad trabajo aquí para ayudar a mis padres —dijo él mientras revisaba que todos los libros sobre el anaquel estaban en el orden correcto— Mi papá fue despedido, así que necesitamos un poco más de dinero alrededor de la casa. Mi mamá no quería, pero decidí conseguir un trabajo para ayudar a pagar las cuentas y las cosas hasta que papá pueda conseguir trabajo otra vez.


Levanté la vista hacia él, sorprendida.


—¿Así que el dinero que haces aquí es para tus padres? Espera, disculpa, eso no es asunto mío, supongo.
—Está bien —dijo él, dejando caer su mano. La tomé de mala gana, y él me levantó— Pero sí, esto irá. Ellos odiarán tomarlo de mí, pero es lo menos que puedo hacer para ayudar. No hago mucho aquí pues supongo que sabes eso, -pero planifico cobrar los cheques y deslizar el dinero dentro de la cartera de mamá cada dos semanas. Ella averiguará que hago eso, pero estamos apretados de dinero, así que realmente no se permitirá pelear conmigo.
—Dios, Nick, lo siento. No quería curiosear.
—Está bien —me aseguró— Todos tenemos momentos difíciles de vez en cuando, ¿cierto?
—Sí. Tienes razón.


No lo pude evitar pero pensé en Trace. Él había dejado de ir la escuela para venir a casa y ayudar a cuidar a papá y a mí después de que mamá murió. Y Nick hacía lo mismo dejando su tiempo, su práctica, para ayudar a su familia cuando ellos ni siquiera se lo habían pedido.
De repente me di cuenta que mi mano estaba todavía en la suya desde cuando él me había levantado unos segundos antes. Tiré mi brazo lejos y tropecé hacia atrás, por casualidad mi hueso de cadera chocó contra la casi vacía carretilla de libros.


—¡Ouch! Maldita sea. —Froté mi cadera, esperando que no se hiciera daño.
—¿Estás bien ahí? —Nick me miraba fijamente, pareciendo un poco divertido, con una ceja levantada como si estuviera a punto de reírse de mí.
—Estoy bien.
—Cuidado —bromeó—. Estas carretillas… Pueden ser peligrosas.
—¡Ja! ¡Já! —mascullé—. Está bien. Nosotros deberíamos volver a trabajar; nos estamos moviendo demasiado lento, y habrá otras cosas que guardar pronto.
—Okay, Jenna Junior.


Enterré mi cara en mis manos. Dios, él estaba tan en lo correcto. Sonaba justo como ella.


—Ugh, lo lamento.
—No lo estés —dijo, alcanzando alrededor de mí para agarrar a John Grisham de la carretilla—. Para serte sincero, Miley, no hay más nadie con quien me gustaría guardar los libros.


Cierto, pensé. Es un consuelo. Le gustaba lo suficiente para trabajar conmigo pero no lo suficiente para darme una verdadera posibilidad. No lo suficiente para llamarme. Trabajamos en silencio mientras guardamos en su sitio los restantes 16 -sí, los conté- libros. Cueste lo que cueste me dije a mi misma, sabía que no podía odiar a Nick, sobre todo ahora que sabía por qué trabajaba aquí. Lo cierto es, que él era un buen chico.


Un buen chico que simplemente… no me quería de la manera que lo quería a él.


Incluso aunque amara a Liam y no quería estar con Nick más, sabía que pasaría un tiempo antes de que superara su rechazo completamente. Eso estaba fuera de mi control.


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HOOOLAAA! :D como están? haha bueno, en resumen:
Denme una semana más (un poquito más) & les subo 3 caps de la otra nove, vale? :P
Mil gracias por leer! y claro a las que comentan♥(:
Ustedes hacen que yo siga escribiendo, THANK YOU AGAIN! haha...
Disfruten el cap, besos.
Ale.

1 comentario:

  1. ME ENCANTARON LOS CAPISS ESTUVIENON GENIALES!!! SEGUILAA PORFA! Y SOBRE TODO DE LA OTRA NOVE QUE ME SUPER ENCANTA! :D JAJA , BESOTESSS

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Y más por leer mis noves, un beso!