martes, 14 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 5

La mañana siguiente, once de las estudiantes femeninas de Hamilton High recibieron un e-mail, pidiéndoles que se reunieran en la biblioteca durante su período de almuerzo. Nueve de las chicas estaban saliendo con jugadores de fútbol. Una se había acostado con la mayoría del equipo. Y la onceava chica, una joven llamada Demi Lovato, era la novia de toda la vida del capitán del equipo de fútbol... y también era mi ex mejor amiga.
El e-mail dirigía a cada una de las chicas a que tomaran asiento en la mesa redonda, en la esquina trasera de la biblioteca, donde se les daría más detalles sobre un plan para poner fin a la rivalidad deportiva que había plagado a Hamilton High durante demasiado tiempo.
¿Y sabes quién envió el e-mail?
Yo.


—No veo por qué me tuviste que enviar un e-mail —dijo Mandy, echándose hacia atrás en su asiento y apoyando sus pies sobre la mesa. Llevaba unas sandalias blancas realmente lindas, y sus uñas de los pies pintadas de rojo brillante—. Podrías simplemente haberme llamado.


Puse una mano en el respaldo de la silla y la empujé hacia adelante.
Sus pies se deslizaron fuera de la mesa mientras que las patas delanteras de la silla caían al suelo de nuevo.


—Pensé que un e-mail en grupo parecía más oficial —dije—. Y es mucho más ordenado.
—Eres tan malditamente neurótica. —Mandy se pasó los dedos por sus tirabuzones castaños. 


Sabía que ella los odiaba, eran, al parecer, un dolor en el trasero para manejar.
Pero se veían tan adorables en ella—. Y no entiendo por qué no me vas a contar nada sobre este plan tuyo.


—Lo averiguarás pronto —dije, golpeteando mis dedos sobre la mesa delante de mí y mirando el reloj—. ¿Dónde están todas? El almuerzo comenzó hace dos minutos. No podemos ser sólo nosotras.
—¿De verdad esperas que todo el mundo venga?
—Sí.
—¿Por qué?
—Porque todas las demás tienen que odiar esto tanto como yo —dije, cruzándome de brazos—. No puedo ser la única harta de esta pelea estúpida.
—Estoy segura de que no lo eres —dijo Mandy—. Pero tú eres la única loca y lo suficiente controladora como para pensar que puedes hacer algo al respecto.


En ese momento, las puertas de la biblioteca se abrieron y un grupo de tres chicas entraron, todas llevando sus paquetes de almuerzo. Les tomó sólo un segundo localizar la mesa que había especificado en el e-mail, y se sentaron frente a Mandy y yo.


—Hola, Miley —dijo cada una de ellos.


Asentí con la cabeza en señal de bienvenida. Ignoraron por completo a Mandy. Ella no les hizo caso tampoco.


—Entonces, ¿qué es lo que pasa? —preguntó Selena Gomez, haciendo girar un mechón de pelo negro alrededor de un dedo con la manicura hecha.
—Tengo un plan para poner fin a la rivalidad —dije.
—Sí, claro. Eso es adorable. —Era su modo para sonar increíblemente hipócrita.
—Um, ¿gracias?


Las puertas se abrieron de nuevo y unas cuantas chicas más entraron con sus almuerzos, ocupando los sitios libres en la mesa. Le sonreí a Mandy, dándome cuenta de que mi plan podría funcionar. Sólo cuatro chicas más tenían que presentarse antes de que tuviera a todo el mundo en la lista de correo electrónico. Ella simplemente puso sus ojos en blanco hacia mí.
Una por una, el último grupo de chicas atravesaron las puertas de la biblioteca.
Demi fue la última en entrar, y lo admito, me sorprendió que hubiera decidido venir.
La había añadido a la lista de correo electrónico más por capricho que con la fe real de que se fuera a presentar. No habíamos hablado en un año y, sin embargo, allí estaba ella, tomando el asiento a mi lado y dándome una sonrisa como si nada hubiera cambiado. Sin embargo, Demi siempre había sido una persona mejor y más tolerante que yo.


—Oye —dije nerviosamente—. Um, es bueno verte.
—A ti, también.


Al otro lado de la mesa, Selena le estaba dando una mirada menos que acogedora, reservada especialmente para las novias de los jugadores de fútbol. No pude evitar encogerme. Las tensiones de la pelea se habían filtrado en las vidas de las chicas, también. Eso había sido lo nos separara a Demi y a mí, el año pasado.
La mesa estaba llena de charla. Me aclaré la garganta un par de veces, tratando de llamar su atención, pero nadie parecía escucharme.


—Oigan, perras, cállense y dejen que Miley hable —gritó Mandy, y todas se callaron.


Hombre, a veces me infundía coraje. Al menos, así me sentí hasta que me di cuenta de que la Sra. Hillman, la bibliotecaria, nos lanzaba una mirada de desaprobación. Oops.
Me aclaré la garganta otra vez.


—Hola a todas —comencé—. Sólo quería hablar con ustedes acerca de toda esta pelea deportiva de los chicos. Creo que se ha salido de las manos. La gente está haciéndose daño, y ha estado causando problemas en mi relación. Estoy segura de que se encuentran en situaciones similares.


—Sí —resopló Susan Jenner—. Después de que los neumáticos de Luther se pincharan la semana pasada, se olvidó por completo de nuestra cita por mi cumpleaños para poder ir a arreglar a su "bebé".


—Por lo menos tu novio no tenía un labio partido y el ojo negro en las fotos de tu bienvenida el año pasado —se quejó Selena.


Un murmullo general de acuerdo burbujeó alrededor de la mesa.


—Exactamente —dije—. Estamos abandonadas durante el otoño debido a la rivalidad. Así que, naturalmente, hay que tratar de poner fin a esa situación, ¿verdad? ¿No es eso lo que todas quieren?


Otro murmullo de aprobación.


—Eso sería agradable —dijo Selena—. En teoría. Pero en realidad, ¿qué podemos hacer realmente para acabar con ella? Nada. Esos zoquetes no permitirán que otros clubes lideren hasta que se gradúen o consigan una muerte cerebral tan grave que olviden a qué golpear.


—Cállate, Selena, y simplemente dale a Miley una oportunidad —espetó Mandy.


Selena se burló con sorpresa.


—Oh, Dios mío, ¿Mandy puede hablar? Pensé que su boca sólo trabajaba para chup*r ****. Es un milagro.


—Te voy a mostrar un milagro, pequeña…


Agarré a Mandy por su camiseta y tiré de ella hacia abajo para sentarla.


—Ustedes dos, por favor sean civilizadas —aconsejé.


Selena volvió a sentarse, gruñendo para sí misma.


—De todos modos —dije—, no estoy de acuerdo con Selena. Creo que por fin he descubierto lo que podemos hacer para acabar esto de una vez por todas.


—¿Destruir con armas nucleares el vestuario?


—¿En serio?


—¿Podemos conseguir simplemente cancelar el calendario de fútbol?


—¿Cómo haríamos eso?


—Dale una oportunidad de explicarse —dijo Mandy en voz alta cuando una ola de ansiedad se apoderó de mí. Demasiadas voces hablando una sobre la otra. Ella guiñó el ojo y asintió con la cabeza para que continuara. Me conocía demasiado bien.
—Así que todos queremos detener la lucha —dije—. Eso está bien. Me alegro de que estemos en el mismo lado. El hecho es que todas hemos intentado todo lo que podíamos pensar por nuestra cuenta. Hemos rogado, suplicado, y luchado, y no ha servido de nada. No podemos controlarlos. Así que aquí lo importante es conseguir el control de la situación, necesitamos el poder. Y claro, no hemos sido capaces de conseguirlo por nuestra cuenta. Es por eso que solicité esta reunión. Porque juntas, creo que podemos conseguir el poder sobre, al menos, uno de los lados. Y con ése poder, podemos manipular esta guerra para conseguir lo que queremos.


—¿Cuántas veces ensayaste este discurso? —preguntó Selena.


La ignoré, tomando un bolígrafo y apretando la tapa de un lado a otro debajo de la mesa. De ninguna manera iba a decirle que había practicado esto en frente del espejo... dos veces.


—Muy bien, así que el asunto es conseguir el control de nuestros chicos, y de hacerlo todas juntas, como una fuerza unificada —continué—. Porque cuando era sólo fútbol americano contra fútbol, era un callejón sin salida y un ciclo de nunca acabar. Sin embargo, añadamos como extra a las chicas, y es posible voltear completamente la balanza. Encontrar nuestra influencia es la parte difícil, y como ustedes, yo no creía que fuera posible. Pensé que todas estábamos jodidas. Pero ayer por la noche, lo averigüé. Sé exactamente cómo podemos conseguir el control de los chicos y poner fin a esta guerra para siempre.


—Dilo ya —instó Mandy. Sonreí.


—Es la única cosa a la que nunca podría decir que no. La única cosa por la que rogarían y suplicarían e intentarían persuadir. Hasta ahora, no me di cuenta de que podíamos usarlo a nuestro favor. Pero ayer por la noche, me di cuenta de que es nuestra mejor oportunidad. —Hice una pausa, tomé una respiración—. ¡Hagamos…. una huelga de sexo!


Y... silencio.
Un silencio de muerte.
Por lo menos cuarenta y tres segundos.
Como podría haber predicho, Mandy fue la primera en compartir su opinión, y al estilo de Mandy, ella la compartió en voz alta.


—¿Has perdido la cabeza?


La mesa retumbó con una desaprobación incómoda, provocada por la protesta de Mandy. Tomé una respiración profunda, apretando la tapa del bolígrafo cada vez más rápido. Tenía que hacerlas entender. Tenía que conseguir que estuvieran de mi parte, para demostrar que esta era la mejor opción.


—Piensa en ello —presioné, mi voz más alta— Los chicos sólo quieren una cosa. Son todos unos salidos. Si hay algo que podemos utilizar para conseguir el poder, es el sexo. Específicamente, negarlo.


—Puede que tengas razón —dijo Mandy—. Pero te estás olvidando un factor clave aquí. ¿Nos lo estaremos negando a nosotras mismas, también?


Selena puso los ojos en blanco.


—Jesús, Mandy. Eres una zorra.


—Que te jodan —estalló Mandy—. Sé que es un hecho que te tiraste a Justin en tu primera cita. No actúes tan alta y poderosa.


—Chicas —dije, un poco atemorizada—. La lucha entre nosotras no va a solucionar nada. Estamos aquí para crear paz, ¿recuerdan?


Selena le disparó a Mandy una mirada más malvada antes de reclinarse hacia atrás en su asiento y cruzar los brazos sobre su pecho, su labio inferior sobresalía como el puchero de una niña de cinco años de edad.


—Miren —dije—. Todas ustedes estuvieron de acuerdo en que querían era poner fin a esta estupidez, ¿verdad? Y esta es la manera de hacerlo. Los tenemos donde queremos, entonces nos negamos a darles lo que quieren. Cuando se dan cuenta de que no vamos a ceder, serán como masilla en nuestras manos. Y es cuando les damos el ultimátum.


Tienen que suspender la rivalidad antes de que los toquemos. Yo apuesto a que ellos entrarán en razón máximo en dos semanas.


De alguna manera, podía sentir los ojos de Demi en mí. Sonreí, tratando de no parecer incómoda.


—¿Es eso, ya sabes, ético? —preguntó Susan—. Quiero que la rivalidad acabe del todo, pero el sexo como un arma se siente un poco incompleto. Creo que ha habido todo un conjunto de episodios de Dr. Phil al respecto.


—Oh, vamos —dijo Mandy—. Cada chica tiene la prerrogativa de decir no. No hay ninguna razón para no ejercer ese derecho... incluso en grandes grupos. Además, el Dr. Phil es un charlatán.


—Susan, pagaste a una chica de primer año para hacer tus ensayos de Inglés —dijo Selena—. ¿Realmente consideras la cuestión ética?


—Oye, estoy ocupada. Tengo entrenamiento de baloncesto. No hay tiempo para leer El gran Gatsby o lo que sea. Además, yo la pago. Eso hace que sea ético.


—Esto es ético —dije, con la esperanza de volver al asunto—. En realidad no estamos usando el sexo como un arma, sólo estamos eligiendo no participar hasta que la rivalidad termine. No vamos a manipular ni nada. Estamos… boicoteando.


—Bueno, es un buen plan —dijo Susan—. Quiero decir, es probable que funcione.


—No sé. —La voz de Mary Grisham fue apenas lo suficientemente fuerte que la escuchara, por el bullicio de los susurros sobre la mesa. Ella era una pequeña estudiante de primero, con enormes ojos azules y cabello oscuro de color chocolate. La miré, sonriendo, instándola a continuar. Ella se movió nerviosamente en su asiento y dijo un poco más fuerte—. Yo, umm... No puedo realmente hacer nada —dijo—. Finn y yo no estamos acostándonos juntos, así que no…


—¿En serio? —dijo Mandy, embobada—. Tú y Finn han estado juntos, como, nueve meses, ¿verdad? ¿Y ni siquiera lo ha, hecho una sola vez?


Mary negó con la cabeza.


—¿Él es, como, gay? —preguntó Mandy.


—El hecho de que no se hayan acostado juntos aún no lo convierte en gay. —Sonó más duro de que lo que quería. Volví a mirar a Mary, después me dirigí al resto de la mesa—. Estoy segura de que algunas de los demás están en el mismo barco, ¿verdad?


Más silencio.
Tuve que dejar de contar después de diez segundos. No lo entendía.
Estas eran las mismas chicas que llamaban a Mandy puta por tener demasiado sexo. Pude ver sus ojos en Mary. Ver las burlas o las expresiones de desaprobación. Como si su virginidad fuera una cosa mala.


—Bueno, gracias por ser honesta —le dije a Mary cuando sus mejillas se volvían cada vez más rojas—. Es agradable que estés esperando. Conozco a un montón de chicas que mienten sobre ello, así que respeto tu honestidad.


—Eres agradable —murmuró María.


—Oh, cariño —suspiró Mandy—. Eso es lindo, pero no sabes lo que te pierdes.


Le di a Mandy un codazo en las costillas y dije en voz alta a Mary:


—Pero puedes participar todavía. Simplemente no hagas otras cosas. No, umm... No te pongas sobre él o toques su... —Me sentía como si mi cara estuviera en llamas. Respiré hondo y me obligué a seguir adelante—. Nada de nada. Ni cualquier cosa con la que él pueda disfrutar mucho. Si besarse es todo lo que hacen, no lo hagas. Encontrarás una manera. No tienes que tener relaciones sexuales para que funcione. Confía en mí.
—¿Pero no se enojarán? —preguntó una de las chicas.
—Sí, lo harán. ¿Y entonces no nos engañarán?
—No quiero eso.
—Ni yo. Entonces tal vez finalmente estaré libre para besar a ese chico de Oak Hill.
—Alto, alto, deténganse —dijo Mandy sobre la creciente ola de voces de pánico— Miren, tal vez no soy una experta, ya que no tengo una relación o lo que sea pero, ¿es algo que te preocupa realmente? Si es así, eso está muy jodido.
—Las chicas como tú son la razón por la que tenemos que preocuparnos —murmuró Selena.


Mandy se volvió para echarle una mirada de hielo.


—A pesar de lo que pienses de mí, nunca me he acostado con el novio de otra chica. Y yo nunca me acostaría con Justin; los lameculos quejicas no son mi tipo. —Miró al resto de las chicas otra vez—. En serio, si los bastardos las engañan, entonces no las merecen de todos modos. Si eso es un miedo genuino, entonces probablemente no deberían estar con ellos, para empezar.
—Miley —dijo Susan—, ¿y tú? ¿No tienes miedo de que Liam te engañe si haces esto?
No —dije. Aunque creo que soné un poco más segura de lo que me sentía—. No lo tengo. Él me ama. Algo como esto no va a cambiar eso. Además, esto ayudará a los chicos a largo plazo, también. Son víctimas aquí. Pero si no hacemos algo, algo para obligarlos a salir de la guerra, nunca van a terminar con ella. Esta es nuestra mejor opción, y un buen novio no utilizará el asunto de nada de sexo contra ti.
—En serio —dijo Mandy—. Quiero decir, me gusta el sexo probablemente tanto como a cualquier chico, e incluso sé que un poco de abstinencia no es algo para poner fin a una relación. Eso sería muy jodido.
—Para ti es fácil de decir —espetó Selena—. ¿Alguna vez, incluso, has tenido una relación, Mandy? Una de verdad. Una que continúa incluso después de ponerse la ropa de nuevo.


—¿Sabes qué? Que te jodan, Selena. No tengo que estar en una relación para saber que un hombre es un idiota si te deja tirada porque no abres las piernas. Y no importa lo que pienses de mí, no seré aquella a la cual los chicos acuden cuando quieren conseguir algo. Porque... porque voy a hacerlo. Lo que dijo Miley. Voy a seguir el juego. Nada de sexo.


Me quedé mirando boquiabierta a Mandy, asombrada.


—¿En serio?
—Sí. Estoy dentro.
—Yo también.


Me volví hacia mi derecha y vi a Demi observándome con sus ojos color avellana. Algo en ellos parecía escéptico, y me pregunté si la había entendido mal. Luego meneó la cabeza y el parpadeo de incredulidad se había ido.


—Estoy harta de esta lucha. Definitivamente, cruzó la línea. —Ella me dirigió una mirada significativa antes de añadir— Creo que una huelga de sexo es una gran idea, y puedo tratar de conseguir que algunas de las novias de los futbolistas estén dentro. Apuesto a que van a ayudar. Todas estamos hartas.
—¿En se… serio? —Le sonreí, medio en estado de shock—. Demi, muchas gracias.


Después de eso, un montón de gente parecía subirse al carro.


—Lo haré —dijo Susan—. Maldita sea, Miley, tienes algo de cerebro. Yo nunca habría pensado en esto.
—Estoy dentro. Hará de esta temporada más entretenida al menos.
—Creo que lo haré. Tal vez el sexo de final de la rivalidad será incluso mejor que la reconciliación sexual.


Agaché la cabeza para ocultar el rubor que estaba arrasando mi cara.
¿Cómo podían estas jóvenes ser tan abiertas sobre su vida sexual? Yo apenas hablaba de la mía con Mandy. Al infierno, ni siquiera podía decir las palabras de las cosas que estaba haciendo con Liam, sin encogerme.


—Tenemos que hacer un pacto o algo así —dijo Mandy—. Al igual que un juramento. Tenemos que jurar abstenernos de toda actividad sexual.


—¿Sobre qué vamos a jurar? —preguntó Susan—. ¿La Biblia?


—Eso es un poco inapropiado —argumenté como broma.


—Considerando que lo estamos jurando y todo.


—Aquí. —Demi colocó su mochila sobre la mesa y abrió la cremallera. Después de unos segundos de rebuscar, sacó una nueva edición de Cosmo y la arrojó sobre la mesa—. Trata el tema de consejos sexuales. Incluye una buena lista de todas las cosas que no podemos hacer. Podemos jurar sobre ella.


Mandy recogió la revista.


—Dulce —dijo ella, hojeando las páginas. Hizo una pausa y se estremeció visiblemente—. Ugh. No, no intenten eso. Confíen en mí, no es tan genial como parece.


Agarré la revista de Mandy, medio sorprendida y un poco temerosa al ver de lo que estaba hablando. La levanté para que todas la vieran.


—Bueno —dije—, por tanto todas vamos a hacer un voto. Expondré las reglas, y si están de acuerdo, ponen su mano sobre la revista y dicen, "conforme" ¿Lo tienen?


La mayoría de las chicas asintieron.
Puse la revista sobre la mesa, poniendo mi mano sobre la cara de la modelo en la portada.


—Por la presente juro que abstenerme de toda forma de actividad sexual. Esto incluye, pero no se limita, a cualquier cosa que involucre partes del cuerpo por debajo del cinturón. Eso incluye también la parte del cinturón. Ah, y la segunda base es ilegal, también. Nada, umm, debajo de la camisa. —Me obligué a continuar, a pesar de la forma en que este discurso hacía que mi rostro enrojeciera—. Me mantendré firme, incluso en los momentos más difíciles, y resistiré a la tentación hasta que la rivalidad llegue a su fin.


Deslicé la revista a Demi, todavía sintiéndome un poco ansiosa cuando nuestros ojos se encontraron. Pero no podía dejar que mi compostura flaqueara justo ahora. No con todas estas muchachas observando.
Me aclaré la garganta, como, por millonésima vez esa tarde.


—¿Estás de acuerdo? —pregunté.
—Conforme —dijo Demi solemnemente. Ella se la pasó a Susan.
—Conforme. Susan se la pasó a la chica de su derecha.
—Conforme.
—Conforme.
—Conforme.


Cuando se acercó a Mary, la vi dudar por un minuto. Me miró, respiró profundamente, y puso su mano sobre la revista.


—Conforme.


Luego se la pasó a Selena.


—Simplemente pásala si eres demasiado cobarde —se burló Mandy—. Me llamas zorra, pero eres más que reticente a abandonar el sexo que yo.


—Cállate —susurró Selena— Dame eso. —Tiró la revista hacia ella y puso la mano en el centro mismo de la portada. Sus ojos se encontraron con Mandy cuando dijo:


—Conforme.


Chloe sonrió.
Para mi sorpresa, después de tanto desacuerdo, las once chicas en la mesa, aparte de mí, terminaron haciendo el juramento. Mandy fue la última, y ella me sonrió mientras juraba ser célibe. Sabía que sería un desafío para ella, más que nadie.
Pero al mirar a las demás, yo sabía que Mandy no podía ser sido la única chica a la que le gustaba el sexo. Otras tantas habían estado renuentes a aceptar de inmediato. Sin duda, algunas de las chicas tenían la misma razón que Mandy, aunque las demás se estuvieran mostrando reacias por miedo a perder a sus novios. Me preguntaba qué porcentaje era, cuántas de las chicas simplemente no querían renunciar al sexo en comparación con aquellas que tenían miedo de ser engañadas.
Y me preguntaba por qué Mandy era la única chica dispuesta a salir y decir que le gustaba el sexo. Tal vez, ¿porque las demás sabían que era llamada "puta" o una "prostituta" por gustarle tanto? Pero yo tampoco entendía eso. Al igual que Mandy, dijo, no era como si ella se acostara con novios de otras muchachas.
También quería saber por qué Mary había sido la única dispuesta a confesar lo contrario: su virginidad. Porque yo no creía, ni por un segundo, que ella fuera la única en la mesa que aún no había dado ese salto.
Cuando todas habían jurado sobre la revista, se la devolví a Demi.


—Puedes usarla para que las chicas de fútbol hagan el mismo juramento —dije.
—Claro. —Ella metió la revista en su mochila otra vez.
—Muy bien —dije—. Así que, aquí vamos. Estoy pensando en que todas deberíamos estar en contacto vía e-mail. Vamos a necesitar un grupo de apoyo para salir de esta, y mantenernos organizadas. Pero sin duda creo que estamos haciendo algo. Podemos ganar esta guerra.
—Por tu bien —dijo Selena, se puso de pie justo cuando la campana sonó durante el tercer período— espero que sí. Esto tiene que funcionar, Miley.
—Lo hará —le aseguré—. Sé que así será.


Las chicas empezaron a moverse en manada hacia la puerta. Comencé a girarme hacia Mandy, que seguía sentada en la mesa conmigo, entonces noté a Demi permaneciendo cerca de la puerta de la biblioteca.


—Oye —dije, caminando hacia ella. Tome mi bolígrafo de nuevo y ya estaba girando la tapa— Gracias por venir. Sé que todo esto es muy extraño. Las novias de fútbol y el estar alrededor mío y... lo que sea.
—Siempre vendré si quieres que lo haga, Mi. —Lanzó otra sonrisa y puso una mano en mi hombro, apretando brevemente. Luego se volvió y salió de la biblioteca.


Pensé que había perdido a Demi para siempre a causa de esta pelea.
Debido a que nuestros novios se odiaban mutuamente. Pero tal vez, me di cuenta, yo podía poner fin a la guerra y recuperar a una amiga al mismo tiempo. El pensamiento me hizo sonreír.
Mandy se relajó junto a mí.


—¿Estás lista para Biología Avanzada?
—Claro —dije, dando vuelta para enfrentarla—. Gracias, por cierto. Por haber estado de acuerdo con esto.
—Sí. Me debes una.
—Bueno, al menos la estúpida lucha terminará pronto —dije.
—¿Eso lo compensará?


Mandy puso en blanco los ojos.


—Miley, me importa un bledo los problemas entre los equipos. Sé que es estúpido, y sé que te afecta, pero realmente no tiene un impacto en mí, ya que no estoy realmente comprometida con ninguno de los chicos. —Se encogió de hombros—. No hice esto para poner fin a las peleas. Lo hice porque sé que es importante para ti. Y tú eres importante para mí.


Sonreí.


—Gracias, Mandy.


—Sí, sí —dijo, recogiendo su mochila bandolera—. También lo hice para herir a Selena, por lo que no fue totalmente desinteresado. Odio a esa perra.


Me eché a reír.


—Vamos —dijo— El Sr. Hall hará cargar con su mierda si llegamos tarde.


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Por cierto, Feliz Día del Amor y la Amistad

1 comentario:

  1. NUEVA LECTORA Y NUEVA SEGUIDORA DE TU BLOG :D ME ENCANTO ESTA NOVE :D ENCERIO, SEGUILA PRONTO, BYEE :)

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Y más por leer mis noves, un beso!