jueves, 9 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 2

—Papá—grité mientras bajaba las escaleras la siguiente noche—. ¿Dónde está Trace? Ya debería estar en casa—me detuve en la puerta, mirando a mi padre, o más exactamente al gran tazón de helado en su regazo.
—Hola cariño—dijo tratando de ocultar el tazón a mi vista y tristemente fallando—. Estoy seguro que Trace esta…
—Papá, ¿qué estás comiendo?
—Eh…


Caminé hacia él y le arrebaté el tazón de sus manos.


—No puedo confiar en ti—dije llevando el tazón a la cocina, pude escuchar las ruedas de la silla de papá chirriando en la alfombra girando en la esquina después de mí, mientras tiraba el helado de remolinos de chocolate restante en la basura.


—Oh vamos Miley.
—Escuchaste al Doctor Collins decir que tú deberías estar cuidando tu dieta.—Abrí la llave para enjuagar el tazón—. Necesitas perder algo del peso que has ganado desde el accidente o vas a tener más problemas de salud. Comer esto no te va a ayudar con eso, papá.
—Un tazón de helado no va a matarme—protestó.
—Eso no lo sabes.—Alcancé una toalla de papel y me giré para enfrentar a papá mientras secaba el tazón, la expresión en su rostro me desgarro un poco. Aquella que decía que sabía que estaba en lo correcto pero que no quería escucharlo. 


Esto no hubiese sido un problema hace cinco años, antes del accidente; su trabajo en la construcción y su amor por los deportes lo mantenían en muy buena forma. Pero todo eso cambió una noche de enero, su auto se deslizó en un camino congelado enviándolos a él y a mamá al carril contrario. Incluso después del funeral de mamá con toda la comida que nadie podía tocar, después de que empezó su nuevo trabajo como consejero en la escuela primaria, después de que empezó a sonreír de nuevo —aún estaba en la silla de ruedas— No más ciclismo. No más fútbol. Para algunos parapléjicos estas cosas eran posibles pero no podíamos darnos el lujo de ninguna clase de silla o bicicleta especial que mantuviera a papá activo. Así que era mi tarea vigilarlos. A él y a Trace. Sin mamá cerca, ellos necesitaban a alguien para cuidarlos. Esa era mi responsabilidad ahora, incluso si eso significaba ser dura algunas veces.


—Entonces porque Trace no ha regresado—pregunté de nuevo, mirando el cronometro del microondas—. Él suele llegar justo a las 5:32. Esta casi diez minutos retrasado.


Papá rió. Mis músculos se relajaron un poco al escuchar ese sonido. Incluso si fue mi neurosis lo que él encontró divertido.


—Miley, ¿estás realmente preocupada por él, por estar menos de diez minutos retrasado?—pregunto papá.
—Tal vez—admití.
—Bueno no deberías—dijo moviendo su silla de ruedas hasta la mesa de la cocina—, estoy seguro que estará en casa antes que Liam llegue. Liam viene a ver el juego,¿cierto?
—Si—respondí girándome para poner el tazón en uno de los gabinetes sobre el fregadero—, estará aquí a las seis.


Liam venía a mi casa todos los sábados en la noche, primero él y papá verían cualquier juego que estuviera en ESPN. Luego saldríamos por un par de horas antes que regresara a su casa. En el año y un tercio que habíamos estado juntos, nunca había faltado a una cita. Ni siquiera cuando estaba enfadada con él.
Detrás de mí escuché la puerta de enfrente abrirse y cerrarse. Me giré y pasé por delante de papá y entre a la sala.


—¿Dónde has estado?—pregunté mientras mi hermano se desataba las zapatillas y las tiraba a la pila de zapatos que estaba al lado de la puerta.
—Eh, ¿trabajando? ¿Dónde más estaría?
—Estas retrasado—le dije.
—No, no lo estoy.
—Sí, si lo estás—señalé su reloj—. Mira estás llegando diez minutos más tarde de lo habitual, me estaba preocup…
—Miley —dijo mi hermano, acercándose y poniendo sus manos en mis hombros de una forma despreciable, quería gritar—. Cálmate, estaba hablando con mi jefe después del trabajo.
—¿Sobre qué?—pregunté.
—No te preocupes por eso—dijo dándome un palmadita en la mejilla y rodeándome para entrar en la cocina—. ¿Alguien tiene ganas de ordenar pizza? Si Liam viene deberíamos pedir una grande.


Fruncí el ceño y me incliné para erguir la pila de zapatos en la alfombra. ¿Por qué no podía Trace solo responder mi pregunta? Odiaba cuando me hacía sentir como una niña.
Yo, era ocho años menor que él, pero no era una bebé y once minutos podrían ser nada para él pero era tiempo suficiente para que cualquier cosa pasara. Tenía derecho a preocuparme. Mamá fue asesinada en menos de treinta segundos.


—¡¡Miley!! —gritó desde la cocina—. ¿Qué pizza quieres? Estoy pidiéndola ahora mismo.


Me puse de pie, habiendo alineado los zapatos y estando feliz de que al menos de que alguna parte de la casa estuviera en orden.


—Salchicha con jamón, pero recuerda que papá tiene que comer una ensalada.
—Oh, vamos—escuché a papá quejarse mientras Trace reía y empezaba a recitar su orden por el teléfono inalámbrico. A través de la sala, vi el Buick Pull en la entrada, siempre a tiempo, esa era una de las cosas que más amaba de Liam, estaba siempre a tiempo a diferencia de mi hermano, abrí la puerta para él mientras se dirigía hacia los escalones de la entrada.


—Hola nena—dijo apoyándose para besarme, dejé que sus labios frotaran por un momento los míos antes de echarlo hacia atrás.
—¿Aún enojada?—pregunto él.
—Enojada no, frustrada, ¿recuerdas?




Liam bajó sus dedos por mi brazo, bajando su voz así papá y Trace no escucharían.


—Puedo des-frustrarte si tú quieres.


Lo alejé de un golpe, todo me cuerpo se puso rígido.


—¿Estás seguro que no estarás muy ocupado limpiando tu parabrisas?
—Nunca estoy muy ocupado para ti, nena.
—Lo estabas la noche anterior.


Él inclinó la cabeza para un lado, batiendo sus largas y perfectas pestañas hacia mí.


—Tú me perdonaras. Sé que lo harás.
—Veremos—quise que sonara como broma, pero sonó frío.
—Siempre lo haces—dijo sobre su hombro, mientras paseaba en la cocina.


Sacudí mi cabeza, sabiendo que él estaba en lo correcto. Siempre lo perdonaba y estaba segura que siempre lo haría. Lo supe tan pronto como entró a la cocina, tan pronto como papá le sonrió, tan pronto como Trace lo palmeó en su hombro. Siempre perdonaría a Liam porque era parte de mi familia. Él lo había sido desde el primer momento que lo lleve a casa. Viéndolos mientras estaba en la puerta. Sabía que me había enamorado de Liam esa noche cuando caminó hacia mi padre como si ni siquiera hubiese notado la silla de ruedas y le estrechó la mano. Él hizo mi familia feliz, y después de todo hemos estado a través de los últimos años viéndolos sonreír así… bueno eso también me hace algo feliz. Me forcé a relajarme, soltarme un poco, mientras caminaba dentro de la cocina para sentarme en la mesa al lado de Liam, no había necesidad de estar en el borde ahora, no con mi familia, no con Liam.


—¿Así que como va el inicio de temporada?—Trace preguntó mientras se sentaba frente a Liam—. ¿Los idiotas del equipo de futbol ya los están jodiendo?
—Si— Liam suspiró apoyando su silla en dos patas hacia atrás y doblando sus manos tras su cabeza—. Pero da igual, también los estamos jodiendo.


Mordí mi labio.


—Liam, ¿puedes poner la silla en cuatro patas por favor? —pregunté—. De esa manera te caerás y dañaras la silla.
—Sí señorita Cyrus—dijo Liam, girando sus ojos mientras dejaba que la silla bajara y se pusiera en su posición correcta—. Pero, ¿es por mi o la silla por lo que estas preocupada?
—Me reservo el comentario. —Liam me miró con una falsa expresión de corazón roto.
—Mi último año—dijo Trace, ignorando mi deliberado cambio en la conversación— Nosotros le dimos a todos los novatos del equipo de fútbol una sumergida de cabeza en los baños.
—Viejo eso es estúpido—Liam se apoyó recto y sonriendo—. De hecho hay un plan para mañana que…
—Del cual no vas a ser parte—repliqué antes de que pudiera detenerme. Liam, Trace y papá se voltearon para mirarme fijamente—. Creo que no deberías estar involucrado en todo eso, Liam, es estúpido. ¿Qué clase de escuela tiene una rivalidad entre dos de sus propios equipos? Además, ¿qué tal si alguien sale herido?


—Oh vamos Miley —Trace se burló—. Es inofensivo, no es un gran problema.
—Tal vez no lo era cuando tú estabas en la escuela secundaria, pero la pelea se ha vuelto peor desde entonces. En esta época el año pasado, Liam y el equipo de futbol rompieron todas las ventanas del auto del portero. Pudieron haberse metido en problemas bastante serios—le conté a Trace, luego me giré de nuevo hacia Liam— No vas a participar, ¿cierto? Déjalo a David y a los otros si ellos quieren ser unos idiotas, pero tú no tienes que hacerlo.


Miley dudo por un momento, mirando entre Trace y yo. Le di una mirada bastante penetrante. Una advertencia sin palabras sobre que podría pasar si no se ponía de mi lado en esto.


—De acuerdo —dijo Liam—No seré parte de eso.
—Júralo.
—Lo juro.
—Eres muy amargada, Miley. —Trace refunfuñó.
—No la molestes—dijo papá—. Ella está cuidando gente, es dulce.


Dulce, pensé con amargura mientras el timbre sonaba detrás de mí, Dios eso era muy condescendiente como si fuera una niña pequeña demasiado delicada. No podían ellos ver cuán ridícula era esa rivalidad, cómo continuar tomando venganza solo haría que esto durara para siempre. Soccer, Futbol americano eran sólo juegos, ningún deporte era digno de tanto drama. Fui hacia la sala, abrí la puerta. El repartidor me entregó la pizza grande y la ensalada de papá.


Desde la cocina pude escuchar risas y aplausos mientras los chicos discutían el juego que estarían viendo esa noche. Apostando quien ganaría o perdería, el tema de torturar novatos terminado y olvidado. El tema de la rivalidad no surgió de nuevo sino hasta más tarde esa misma noche, cuando Liam y yo nos sentamos afuera en las escaleras del portón, el juego había terminado. Trace y papá ya estaban en cama.


—Siento lo de la otra noche—dijo Liam tranquilamente su brazo deslizándose sobre mis hombros, apretándome contra él—. Esos idiotas tenían que aparecer y arruinar todo.


Tuve que tragarme un suspiro de frustración, él aún no lo entendía, no entendía que huir y dejarme era la razón de la cual estaba enojada, no el hecho de que alguien había cubierto su auto de huevo, pero al menos lo estaba intentando, supongo.


—David tiene un plan para regresárselos—continuó—, uno bueno.
—No vas a ayudar, aunque—lo presioné—, sé que no debería haberte gritado enfrente de papá y Trace pero es en serio, no quiero que te involucres en eso.


Liam me dio una mirada sin esperanza.


—Liam y los otros chicos van a joderme por retractarme.
—Aww, ¿se van a meter contigo amorcito?—pregunté—. ¿Debería llamar a sus padres?
—Es en serio—dijo—, me llamaran imbécil.
—Pero si los ayudas yo te llamaré ****, así que no importa que hagas vas a ser alguna clase de genital—me reí de él, finalmente estaba lo suficientemente relajada para bromear. Eso había tomado toda la noche—. David y los otros chicos te tomarán el pelo un poco pero será peor de lo que te podría hacer—Liam me contempló por un segundo. 
—¿Qué me harías?
—Obviamente no puedo decírtelo, eso arruinaría la sorpresa.—Lo hurgué en el pecho—. Pero puedo decirte que no sería esto—miré alrededor para asegurarme de que no había autos viniendo, ningún vecino estuviera viendo por la ventana, nadie que viera. Luego lenta y tentadoramente, me incliné y presioné mis labios contra los suyos.
El beso fue largo y candente, pero antes que se volviera más intenso, me separé, dejando a Liam con una impresionada y hambrienta mirada en su rostro y dejando mis mejillas en llamas.


—Apuesto a que David no puede hacer esto —dije.
—Tal vez si pueda, tú no lo sabes.
—¿Cómo sabes que no lo sé?—Liam me miró con asombro y reí—. Estoy bromeando, nunca he dormido con David, tú eres el único neandertal con el que puedo tratar.
—Gracias me siento halagada.


Lo besé en su mejilla y descansé mi cabeza en su hombro.


—Es en serio no te metas con los jugadores de soccer, solo déjalo pasar, ¿por mí?  —Liam soltó un gran suspiro.
—De acuerdo, supongo.
—Te lo agradezco.


Sus dedos se entrelazaron a los míos, me acurruqué contra él. Ahora que parecía estar escuchando mis ruegos, estaba segura de que podríamos pasar este otoño; sobreviviríamos la rivalidad. Estaba segura que todo funcionaría. Caímos en un cómodo silencio, observando una de las últimas noches estrelladas del verano.


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Besos.

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