jueves, 9 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 3

Sé que la mayoría de las escuelas tienen competencia con otras escuelas, pero así no es como fue en Hamilton High. No. Nuestras batallas más grandes se libraron en el frente interno.
Todo empezó cuando Trace era un alumno de tercer año en la escuela secundaria.
Ahí fue cuando el comité escolar decidió empezar un equipo de fútbol oficial patrocinado por la escuela.
No sé todos los detalles —estaba en el segundo año, y cualquier cosa que no involucrase ponis no se merecía mi tiempo—, pero en una ciudad pequeña como la nuestra, quitar la mitad de los fondos del equipo de fútbol para crear otro equipo de fútbol fue bastante escandaloso.
Aparentemente, los jugadores de fútbol se enfadaron por tener que compartir tiempo en la sala de entrenamiento, y las multitudes que normalmente llenaban los sitios en los partidos empezaron a disminuir debido a que más y más gente empezó a ir a ver a jugar al equipo de fútbol. Hostilidad se elevó entre ellos —y entre los entrenadores de los equipos—, y al final una completa guerra estalló.
Ahora pensarás que el drama desapareció con el tiempo, ¿verdad?
Como si después de que los equipos se graduasen y entrasen nuevos jugadores, moriría.
Este no es el caso.
Una década después, la competencia todavía pisaba fuerte. Cada otoño, cuando la temporada de deportes empezaba, la batalla bramaba de nuevo. Y la parte más tonta era, para empezar, que ni siquiera creo que los chicos supieran por qué había comenzado. Se lo pregunté una vez a Liam y simplemente se encogió de hombros.


—¿Realmente importa? —preguntó.


Para mí, una chica que tenía que compartir a su novio con la guerra cada otoño, sí que lo hacía. Pero para los jugadores no. Lo único que sabían era que se odiaban los unos a los otros. Eso era suficiente.


—¡ Imbécil! —gritó Liam a través de la cafetería al mismo tiempo que Kyle Forrester, el portero del equipo de fútbol, le enseñaba el dedo corazón.


Me encogí ante el volumen del espanto en mi oído, y le di un golpecito a Liam en el hombro.


—Oye, ¿te importaría bajar un poco el volumen? Me gustaría conservar mi audición un par de años más. —me destelló una rápida sonrisa y pasó un brazo por mi cintura mientras devolvía su atención a la mesa del equipo de fútbol.


Me alegro de que no se diese cuenta de la forma en la que me puse tensa.
Estaba sentada en la mesa del almuerzo, comiendo sándwich entre Liam y mi mejor amiga, Mandy . Aunque Mandy estaba demasiado ocupada coqueteando con Michael Conrad como para darse cuenta de las miradas que estábamos recibiendo por parte del resto del cuerpo estudiantil. Esto no era lo que necesitaba un lunes.
Ya me dolía la cabeza por quedarme despierta hasta muy tarde la noche anterior. Ese fue el fatídico desperfecto en mi horario del fin de semana —con Liam en las noches de los sábados, no pude hacer los deberes hasta el domingo. Con tres clases AP en mi matrícula, eso significaba un montón de deberes y noches estudiando. ¿Tener gente gritando insultos sobre mi cabeza al día siguiente, cuando todavía estaba exhausta?
Nada divertido.
Y también completamente lamentable. Golpeé mis nudillos contra la mesa en un rápido e inquieto ritmo.


—Oye, ¿podrías calmarte? En serio —le dije a Liam al mismo tiempo que uno de los amigos de Kyle nos gritaba: ―¡Que los jodan!.


Liam le lanzó una mirada antes asentirme en forma de disculpa.


—¿Estás bien? —preguntó.
—Estoy bien, simplemente me duele la cabeza.


Puso una mano en un lado de mi cabeza y alisó mi pelo, quitando algunas hebras negras de mis ojos.


—¿Algo que pueda hacer para ayudar?
—Bueno, puedes…


Y ahí fue cuando el globo de patatas molidas aterrizó en un asqueroso montón en la mesa, justo delante de mí.
Fueron lanzadas, indudablemente, por uno de los jugadores de fútbol de la mesa Kyle.


—Asqueroso —dije, retirando mi silla lejos de la mesa—. Liam, ¿puedes por favor poner fin a esto?


Pero no estaba escuchando. Estaba demasiado ocupado mirando furiosamente a la mesa del equipo de fútbol; una apariencia de profunda concentración en su enrojecido rostro. Por alguna razón, me recordó a un hombre de las cavernas considerando cómo hacer fuego. Sólo que Liam no quería fuego. Él quería una forma de conseguir venganza sin que lo que castigasen —o peor, que lo expulsasen—, en el proceso.
Me puse de pié justo cuando uno de sus mejores amigos, David, cogió una naranja y echó hacia atrás el brazo, apuntando a una de las cabezas de los jugadores de fútbol.


—¿A dónde vas, nena? —preguntó Liam, apartando la vista de sus enemigos y tratando de alcanzar mi mano.
—A la biblioteca —murmuré, zafando mi mano de un tirón de su agarre sin siquiera tener la intención. Solté un suspiro y moví mis hombros, teniendo intención de relajarme. Sólo era Liam, después de todo.


Arrugó la nariz de asco ante mis palabras.


—¿A la biblioteca? ¿Por qué?
—Tengo que terminar algunos deberes —le di a su hombro un rápido y tranquilizador apretón para dejarle saber que no estaba enfadada. 


Aquel bochorno no era completamente culpa suya; Kyle había sido quien había empezado, en realidad—, antes de recoger mi bandeja y bordear la mesa, dirigiéndome al frente de la cafetería, así podría tirar mi comida apenas tocada y alejarme rápidamente de la locura.
O por lo menos, ese era el plan.
Chocar con Nick Jonas lo arruinó un poco.


En un minuto estaba limpiando mi bandeja y devolviéndola al estante, pensando en lo tranquila que estaría la biblioteca, y al siguiente me giré —sin revisar detrás de mí, por supuesto—, y choqué contra algo duro. Por un segundo estuve completamente aturdida; la parte superior de mí cabeza martilleando por el impacto contra algo muy sólido. Cuando mis sentidos volvieron, me di cuenta de que la cosa que mí cabeza golpeó fue la barbilla de Nick, y que la única razón por la que seguía en pie era porque uno de sus brazos se envolvió rápidamente alrededor de mi cintura, guardándome de caer hacia atrás dentro de los cubos de basura.
Sabía que era él sin ni siquiera levantar la vista. Me ruboricé, avergonzada por la forma en la que conocía su perfume. Odiando que me acordé de eso.


—¿Estás bien? —preguntó con su voz.


Me alejé de él, poniendo apresuradamente unos cuantos metros de distancia entre nosotros.


—Estoy bien.


Nick estaba todavía frotando su barbilla donde chocamos.


—Lo siento. No te vi.
—No pasa nada —le dije, fingiendo que no me importaba si me había visto o no—, pero no deberías permanecer tan cerca detrás de la gente. Recuerda tal vez las burbujas personales* la próxima vez o… o algo.


Sacudió la cabeza, medio riendo, y se pasó una mano sobre su alborotado pelo marrón. 


—¿Burbujas personales*, eh?


Casi me río también. Eso sonó realmente poco convincente.
Pero me forcé a mantener una expresión clara, a quedarme tranquila y distante. Nick Jonas no me haría sonreír. No le dejaría.


—Sí —dije fríamente—. Es como un radio de tres metros para la mayoría de la gente.


Sonrió; sus ojos marrones arrugándose en las esquinas.


—¿Te sorprendería si digo que apenas aprobé geometría?


—Oh —dije—. Bueno, un radio es la distancia de cualquier parte del perímetro de un círculo al centro directo de cualquier círculo. Es la mitad del diámetro. Así que si un círculo tiene seis metros de ancho medio, el radio mide tres metros y… —Y estaba divagando.


Moví mis pies y suspiré.


—Y yo tuve una A en geometría.
—No me sorprende —dijo—. Parece que debería haberte contratado como tutor, ¿eh?
—Dudo mucho que hubiese podido salvarte si el radio está más allá de tu comprensión —la broma salió antes de que me diese cuenta.
—Cierto —dijo, acercándose un poco más a mí—. Pero si hubiese sido lo suficientemente inteligente para contratarte, quizás hubiese sido lo suficientemente inteligente como para aprenderme el material.


Estaba luchando contra una sonrisa cuando vi a Liam acercarse por detrás de Nick.
Eso mató la sonrisa. Y de una rara forma, estaba agradecida. Me hizo sentir incómoda estar tan confortable con Nick.
Aunque tampoco quería estar presente en el drama que estaba a punto de desplegarse.


—Oye, perdedor —dijo Liam bruscamente—. Deja a mi chica en paz.


Calor inundó mis mejillas mientras la expresión de Nick se oscurecía y se daba la vuelta para enfrentar a Liam.


—Lo siento, no sabía que Miley fuese de tu propiedad.
—No te pongas así conmigo —dijo Liam—. Te patearé el trasero justo aquí y…
—Liam, para —dije entre dientes, poniéndome delante de Nick para mantenerme entre ellos— No hagas algo de lo que te arrepentirás después. Hay profesores alrededor.


Liam miró furiosamente a Nick, quien era por lo menos dos centímetros más alto.


—Si se está metiendo contigo, le daré una paliza.


Pero sabía que no era por mí. Si Nick hubiese sido otro chico —o jugase a cualquier otro deporte—, Liam no habría dejado su asiento. Realmente no era un novio celoso o posesivo la mayor parte del tiempo. Esto era al cien por cien sobre la competencia y sobre el hecho de que Nick jugaba al fútbol. Yo simplemente servía como una buena excusa para empezar una pelea.
Y desde luego eso no me gustaba.


—No me estaba metiendo con nadie —dijo Nick— Me acercaba aquí a agarrar un tenedor. —señaló al contenedor de la vajilla de plata que estaba al lado del estante de bandejas— Cuando me choqué accidentalmente con ella —utilizó la misma mano para señalarme— Sólo me estaba asegurando de que estaba bien. No sabía que eso era cruzar la línea. La próxima vez, la dejaré caer en los cubos de basura, si eso te hace sentir mejor.
—¿Siendo un sabiondo? —gruñó Liam.
—Liam, vamos —le exigí, tirando de su brazo—. Me estás avergonzando. Déjalo.


Liam se resistió por un segundo antes de finalmente ceder y dejar que lo alejase.


— Estúpido —murmuró después de que hubiésemos dado como tres pasos.
—Sí, lo es —dije, a pesar de que estaba segura de que teníamos diferentes razones para pensarlo.
—Liam, espera.


A pesar de mis esfuerzos por seguir arrastrándolo hacia adelante, Liam se dio la vuelta para enfrentar a Nick.


—¿Qué?


Eché un vistazo por encima de mi hombro y vi a Nick dar un paso hacia delante. 


No sé si lo has oído, pero Pete fue al hospital anoche. Se desgarró su ACL2* después de ese truco que tú y tus amigos pusieron ayer. No podrá jugar toda la temporada. Espero que estés orgulloso.


Me congelé. ¿Qué?
Liam se encogió de hombros. Nick se dio la vuelta y se alejó.


—Vamos —Liam me dijo—. La biblioteca puede esperar, ¿cierto? Vamos a sentarnos y…
—¿Qué truco?
—¿Eh?
—¿Qué truco pusieron tú y tus amigos? —preguntó.
—¿De qué está hablando Nick? ¿Cómo se desgarró Pete su ACL*?


Liam miró para otro lado, paseando sus ojos por un segundo antes de por fin dejarlos fijos en el suelo.


—Nada —dijo—. Quiero decir, no le hicimos nada al chico. Es culpa suya. Debería haber sabido que no debía correr a través del bosque cuando estaba tan oscuro, y…
—¿Nosotros? —Mis manos se cerraron en puños en mis costados—. Liam, hace dos días me prometiste que no ibas a involucrarte en esas cosas.
—Miley, relájate. No es nada grave —me aseguró.
—Me lo prometiste —murmuré. Quería gritar. Estaba lo suficientemente enfadada, pero mi voz no se elevaba—. Me prometiste que no te involucrarías. Ahora ese chico no podrá jugar toda la temporada por tu culpa.
—Juro que no es nada grave. Además, es culpa suya. Se hirió cuando intentaba escapar de nosotros.
—¿Qué ibas a hacerle si no escapaba? —Liam empezó a abrir la boca, pero sacudí la cabeza rápidamente—. No importa, no quiero saberlo. Ya no importa. Lo que importa es que un pobre alumno de primero está ahora en el hospital, y no importa cómo intentes excusarlo, me mentiste.
—Estará bien —dijo Liam, encogiéndose de hombros—. No veo por qué estás perdiendo los papeles.


Me lo quedé mirando. Después de más de un año, pensé que habíamos pasado esto.
Que habíamos pasado las mentiras y la rotura de promesas.
Una lesión dejó a mi padre sin poder volver a jugar deportes nunca más.
Racionalmente, sabía que la situación de Pete no era nada como lo de papá, pero para mí, no importaba. El hecho de que las acciones de Liam —las acciones del equipo de fútbol entero—, habían herido a alguien, habían arruinado la temporada de alguien, me ponía enferma. Esto era más grande que simplemente incitar o unos cuantos gritos a través de la sala del almuerzo.
Esto era peligroso.
Y Liam, la única persona en la que confié que entendería mis sentimientos sobre esto, pensaba que estaba "perdiendo los papeles". Esa era la peor parte de todo. Peor, incluso, que él hubiese roto su promesa.


—Me voy a la biblioteca —murmuré, yéndome a toda prisa y dirigiéndome hacia las puertas de la cafetería. Todo el lugar parecía de repente demasiado ruidoso, demasiado caótico.


Podía sentir al familiar pánico asentarse mientras luchaba por contenerme. Necesitaba salir de ahí.


—Vamos, Miley —le oí llamarme—. No te enfades. Lo siento, ¿ok?


Pero seguí andando.


Burbujas personales*:Se refiere al espacio personal.
ACL2*: Ligamento cruzado anterior.


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En unos días les subo otros 2 caps, ok? Lol.
Estoy un poco insegura de subirla... pero algo me dice que les gustará(?
Ja. Bueno, solo díganme si la sigo o no. Como siempre; comenten♥ :P Besos.
Ale.

4 comentarios:

  1. Me encanta,me puedes decir de donde la leíste?

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  2. me encanta encerio siguela pronto(:

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  3. o.O wooo siguela pronto
    sabia yo que se tenia que meter nick en la bonita historia hahhah ok no
    esta muy buena años de no comentar pero me cuesta mucho trabajo ok ya siguela

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  4. SEGUILAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! ESTUVIERON INCREIBLES LOS CAPISSS!!! ME ENCANTARON LOS CAPIS!!!SEGUILA PORFISSS SOBRE TODO LA OTRA NOVE QUE ME ENCANTA!!!! , BESOTESS

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Y más por leer mis noves, un beso!