martes, 14 de febrero de 2012

SHUT OUT; Cap 4

Realmente esperabas que fuese de otra forma? —preguntó Mandy en el teléfono esa noche cuando le conté acerca de Liam y la novatada.
—Vamos, Miley. Esa rivalidad ha estado como, desde siempre. Promesas o no, no hay posibilidad de que esos chicos vayan a perder una oportunidad de torturar al equipo de fútbol.
—Alguien salió herido, Mandy. —dije con amargura— Mal esta vez. Y sin ninguna razón. Nunca habrá un ganador, así que, ¿cuál es el punto? No hay nadie. La pelea es estúpida.
—Quizás. Pero no sirve de nada quejarse acerca de eso. No es como si nunca fuera a acabar.


La primera vez que me hice amiga de Mandy Jiroux fue el año pasado, luego de que Liam y yo comenzáramos a salir, no estaba segura de qué pensar de ella. Escuché que ella había dormido con dos tercios de los chicos del equipo de futbol. Al comienzo pensé que era una especie de zorra—así era como todos la llamaban—pero nos volvimos amigas rápidamente. Más rápido que con cualquiera de las otras novias del equipo de fútbol.
No me mal interpreten: las chicas parecían simpáticas, pero no confiaba por completo en ninguna de ellas. No con mis secretos y no con mi novio.
Pero en una extraña forma, sabía que podía confiar en Mandy.
También sabía que ella estaba bien.
Esta pequeña estúpida guerra nunca terminaría por sí sola. Pero tenía que hacer algo.
Simplemente tenía que hacerlo.




—Lo siento por ser una perra —le dije—. Es solo que… está escapándose de las manos, ¿sabes? Es demasiado caótico. Demasiado fuera de control. E incluso antes de que ese chico saliera herido, estaba entrometiéndose en mi relación. Quiero decir, él simplemente se olvida de mí cada vez que la pelea aparece. Odio eso.
—¿Has tratado de decirle eso? —preguntó Mandy.
—Algo así…


Mandy suspiró.


—Miley.
—Lo sé, no tienes que sermonearme.
—Qué mal. Lo haré de todas formas. —Tomó una respiración profunda—. Necesitas decirle a Liam lo mal que todo esto te hace sentir. Sé que eres como la Pequeña Reina del Hielo y que te mantienes fría y distante y todo eso, pero él es tu novio. Necesitas relajarse por una vez en tu vida y simplemente hacerle saber que esto lastima tus sentimientos.
—Lo sé, lo sé. Es sólo que… es difícil. Quiero hacerlo, pero siempre me paralizo. Quiero decir, volvimos a estar juntos hace unas pocas semanas.
—Quizás ustedes dos terminaron porque tú no eras lo suficientemente abierta con él.


Eso estaba tan lejos de ser la razón por la que terminamos. Pero nunca podría decirle a nadie, ni siquiera a Mandy, la verdadera razón.


—Maldita sea, Miley. Sabes, tú eres la única persona que puede hacer que yo suene como una maldita tarjera de Hallmark. Sólo habla con él, ¿de acuerdo?
—Está bien.
—Bien. De todas formas, él probablemente será más amable contigo de lo que yo fui.
—Me gusta cuando eres cruel.
—Miau —dijo Mandy—. Oh, bebé.


Me reí. Ella era realmente la única persona que podía relajarme de esta manera. Si alguien más hiciera las bromas que ella hacía, me pondría muy incómoda. Aunque no con Mandy.


—Odio esto, Mandy. En vez de ser solo Liam y yo, últimamente ha sido Liam, yo, y todo el equipo de fútbol.
—Bow chika wow wow*. Eso suena como algo bueno para mí.
—Dios, Mandy.
—Lo siento. No pude resistirme —rió ella.
—Aunque sabes a lo que me refiero, ¿verdad? Es…


Plink.
Fruncí el ceño y me levanté de mi silla del escritorio, llevando conmigo mi celular a la ventana.


—Mandy, ¿estás ahí?
—Sí. Sólo dame un segundo, Mandy. —Cubrí el celular y me incliné contra el frío vidrio de la ventana, mirando hacia la semi-oscuridad abajo.


Plink. Plink.
Las piedrecitas golpearon el otro lado del vidrio, justo donde mi nariz estaba.
Entrecerré los ojos, tratando de adivinar la figura que estaba de pie en los arbustos junto al borde de mi casa. Las luz naranja de la farola cayó sobre el pelo color arena y una camiseta azul. Ambos eran inconfundibles. Liam tenía cerca de un millón de camisetas de las Panteras de Hamilton en sus cajones. Orgullo futbolístico y todo eso.
Puse el teléfono de vuelta en mi oído.


—Mandy, tengo que irme. Liam está afuera. Te llamaré mañana.
—Diviértete —bromeó Mandy— No hagas nada que yo no haría.
—No hay nada que tú no harías.
—Ese es el punto.
—Buenas noches, Mandy.


Luego de lanzar el teléfono en mi cama, di vuelta el cerrojo y abrí la ventana, con cuidado de mover la pantalla a un lado antes de inclinarme en el cálido aire de Agosto.


—Eres tan cliché —susurré hacia Liam.
—Aunque el cliché funciona, ¿cierto?
—¿Qué quieres? —pregunté.
—Lo estoy demostrando.
—¿Demostrando qué?
—Viernes por la noche —me recordó Liam— Me dijiste que demostrara que tú significabas para mi más que una rivalidad. Estoy aquí para demostrarlo. —Sacó un pequeño bouquet de flores de detrás de él y me miró con ojos esperanzados, la luz de la farola se reflejaba en sus iris café—. Lo siento por hoy. Quiero compensártelo. ¿Ves?


Movió el bouquet un poco, asegurándose de que lo veía. No pude evitar reírme de él. Dios, podía ser tan lindo a veces. Un poco patético, pero en su mayoría lindo.
También fue lindo como abanicaba el tubo de desagüe, tratando desesperadamente de no apretar las flores y cayó torpemente a través de la ventana de mi dormitorio.
Me dio una sonrisa de lado mientras tomaba las flores y las ponía en un vaso en mi escritorio. Cuando miré de nuevo, Liam yacía en mi cama. Sus ojos estaban en mí, y sus brazos estaban doblados tras de su cabeza, mostrando sus tonificados bíceps. Me sonrojé y esperé que no notara que me acobardé. Su ego era lo suficientemente grande.


—Claveles —dijo, levantando ambas cejas y mostrándolos con su mejilla, todo arrogante—. Te gustan los pequeños claveles rosa, así que eso es lo que traje. ¿Orgullosa?
—Mucho —admití—. No creí que lo recordaras.
—Recuerdo todo lo que me dices. —Dio unos golpecitos con su dedo en su sien— Está todo aquí.
—Tiene que haber espacio suficiente para ellos ahí. Quiero decir, no tienes mucho más en esa caverna que llamas cráneo.
—Ja, ja, muy graciosa. —Puso sus ojos en blanco hacia mí—. Quizás elijo no estudiar para tener más espacio para los datos de Miley. ¿Has pensado en eso? Quiero decir, conocer tu color favorito y tu número de la suerte será mucho más útil que una tabla periódica o, ya sabes, multiplicación básica.


Me sorprendía que de verdad pensara que no fuera necesario.


—La verdad, la multiplicación básica es realmente importante para la vida diaria. Es…


Gimió.


—Era una broma, linda.
—Oh. —Moví mis piernas, nerviosa, y jugué un poco con mi cabello, sintiéndome avergonzada. Era dulce de su parte venir, pero tenerlo lanzándose hacia mí como ahora, me había sacudido. Tomé una respiración profunda y me dije a mi misma que me relajara un poco, que descansara —Bueno, gracias. Por las flores.
—De nada.


Podía decir por su sonrisa y el brillo en sus ojos que él quería que fuese a la cama con él, pero no me moví.
Con un suspiro, se levantó y caminó hasta mí. Una de sus manos se movió hasta mi cadera mientras la otra sacó cabello castaño de mi cara. Me forcé a quedarme quieta, de no moverme lejos como hacía a veces. No había razón para estar tan tensa a su alrededor. Cerré mis ojos, tratando de disfrutar su toque.


—Lo siento —murmuró—. No debería haber mentido, pero David y los otros realmente me molestaron cuando les dije que no lo haría. No podía salirme sin ser humillado. Aunque realmente no quería que ese chico se lastimara su rodilla. De verdad.
—Lo sé.


Por un minuto, me pregunté si los jugadores de futbol le habían hecho una novatada cuando era de primer año. Randy era demasiado orgulloso para decirme si era así, pero era posible. En ese caso, realmente no podía culparlo por querer venganza.


—Entonces, ¿estamos bien? —preguntó, pasando un pulgar por mi mejilla.
—Hmm. —Abrí mis ojos—. Quizás.


Se rió y se inclinó para besar mis labios, luego mi mandíbula, luego mi cuello. Dejé salir un pequeño gemido mientras su boca bajaba por mi clavícula. Mis hombros se relajaron y mis brazos lo envolvieron, mis manos descansando en su espalda.


—¿Están aún despiertos tu papá y Trace? —susurró Liam después de que su boca subió de vuelta a mi oído—. ¿Te meterás en problemas por tenerme aquí?


—No —dije— Es el cumpleaños de Trace. Fueron a un barco de apuestas por la noche.


Liam se hizo hacia atrás, frunciendo sus labios.


—¿Por qué no me dijiste? Podría haber caminado por la puerta principal en vez de trepar por tu ventana.


Agaché la cabeza.


—Bueno, tú eras el que quería demostrar que lo sentía. Creí que trepar el tubo de desagüe era lo menos que podías hacer.


Se vio molesto por un momento, pero se recuperó rápidamente.


—Okay, probablemente tienes razón —dijo encogiéndose de hombros y con una pequeña sonrisa. Se inclinó y me besó de nuevo.


Nos quedamos de pie frente a mi escritorio, besándonos por un tiempo. Ambas manos de él estaban en mi cintura, y mis dedos estaban torcidos en su cabello. Luego de unos minutos, me alejó para poder recuperar el aliento.


—Te amo —dijo él, tocando la punta de su nariz con la mía.
—Yo también.


Presionó sus labios en los míos de nuevo, besándome por un largo tiempo antes de hacerse hacia atrás sólo un poco.


—Bebé —susurró contra mi boca—. ¿Quieres…?


Mis ojos se abrieron, viajando momentáneamente a la cama antes de encontrarse de nuevo con su mirada. Él estaba esperándome.
Suplicándome. Lo besé de nuevo, relajándome contra él, y presionando mis caderas un poco más cerca de las suyas.


                               * * *


Los momentos tranquilos era los mejores. Cuando nuestros latidos comenzaron a disminuir, y el único sonido era nuestra respiración. Era el sentimiento más íntimo en el mundo, dejar que alguien me sostuviera así. Esos eran momentos en los que recordaba lo mucho que nos amábamos, cuando finalmente podía relajarme por completo, cuando pensaba que quizás Mandy estaba en lo correcto y podía de verdad decirle a Liam cómo me sentía. Esos eran mis momentos favoritos que pasaba con él.


—Okay, mejor me voy yendo.


Bueno, esos momentos eran geniales cuando duraban más de cinco segundos.


—¿Qué?


Liam se desenredó de mí y empujó lejos la comodidad que se había instalado sobre nosotros. Lo miré mientras se bajaba de mi cama y se movía para abotonar sus jeans.


—¿A dónde vas? —Me senté y busqué mi camiseta en las sábanas. De pronto, me sentía demasiado expuesta, demasiado vulnerable.
—David quiere que me encuentre con él en el viejo estacionamiento de la Calle Quinta. Algunos futbolistas idiotas quieren comenzar una pelea por ese chico de primer año que se hirió. Creo que será una buena pelea.
—¿Me estás dejando par air a pelear con el equipo de futbol? —pregunté. Pasé mi camiseta sobre mi cabeza y me giré para mirarlo—. Pensé que estabas tratando de demostrar que yo estaba primero.
—Lo hice —dijo él—. Vine aquí primero, ¿verdad? Podría haberme ido directo a la pelea, pero vine a ver a mi chica. —Caminó hacia mí y se inclinó hacia abajo, besando mi mejilla.
—Y la pasamos bien, ¿verdad?
No, tú tuviste un buen…
—Te llamaré más tarde —dijo—. Estuve aquí más tiempo del que esperaba… no es que me esté quejando, pero David está esperándome. Te veré mañana. Te amo.


Trató de besarme de nuevo, pero me alejé.
Liam suspiró y negó con la cabeza.


—No seas así, Miley. —dijo él, y luego se giró y caminé fuera de mi cuarto.


Comencé a seguirlo. Salté fuera de la cama, pero me detuve en la puerta. Tomé una respiración profunda y me forcé a volver, me forcé a permanecer bajo control.
Pero un minuto después—mientras la puerta de entrada se cerraba de golpe y le sonido de Liam caminando hacia su auto en la esquina subía hacia mi ventana—, supe que esta era la última vez que sería dejada atrás por esta guerra. Debía hacer algo al respecto. Detener la estupidez. Sacar a Liam de la trampa en la que estaba. Por él.
Por ambos.
Y sabía exactamente cómo hacerlo.


Bow chika wow wow*: Hace referencia a un encuentro sexual.


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Este cap no me gusta mucho :S 
Ustedes entenderán... JAJA, ahí les va otro capitulo. 
Cambie de parecer, los pondré otro cap más. Los primeros capítulos no tendrán muchos momentos Niley, así que me iré lo más rápido posible(? Comenten, besos.
Ale.

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