viernes, 10 de agosto de 2012

The DUFF ; Cap 28.

Me puse mi ropa interior y mis vaqueros a toda prisa, pero me llevó un minuto encontrar mi sujetador. Una vez que conseguí vestirme, me peiné y miré a Nick atrapado en mi caja de galletas.

—¿Me voy? —preguntó.
—No. —dije sin aliento. Iba a decirle que no quería que volviera a su vacía mansión.
—Quédate un rato. Está bien. A mi padre no le importa. Simplemente no podemos hacer eso....
—¿Qué más se puede hacer? 

Así que, como unos completos perdedores, jugamos al Scrabble las próximos cuatro horas y media. 
No había espacio apenas suficiente en el suelo de mi pequeño cuarto para alguien alto como Nick para estirarse sobre su estómago, pero se las arregló para sentarse enfrente con el tablero entre los dos con las palabras escritas de quijotesca y hegemonía. No es exactamente la noche del viernes más emocionante, pero lo disfruté mucho más que si hubiera ido al the Nest o de fiesta al Oak Hill.

Alrededor de las nueve, después de haberle ganado tres veces, al fin le ganaba en algo, Nick se puso de pie.

—Creo que debería volver a casa. —suspiró.
—Está bien. —me levanté Te voy acompañar hasta la puerta.

Estaba de tan buen humor que había logrado olvidarme de papá, hasta que lo encontré en la sala de estar. Olí el whisky antes de ver la botella en la mesa de café, y mis mejillas se pusieron rojas de vergüenza. Por favor, que no se dé cuenta, pensé mientras caminaba hacia la puerta principal con Nick. Supongo que debería haber comenzado a preocuparme cuando no había subido para ver de quien era el Porsche que estaba en la entrada. Es decir, no todos los días te encuentras delante de tu casa un coche como ese, por lo menos no delante de la mía.

Tal vez Nick no había pensado en eso tampoco. Era viernes por la noche, después de todo. Los padres pueden beber whisky los fines de semana, bueno los que no fueran alcohólicos en recuperación, pero Nick no sabía esa parte de la historia. Mientras mi padre actuara de forma normal, podría parecer como si no pasara nada.
Pero, por supuesto, nunca he tenido ese tipo de buena suerte.

—¡Cariño! —dijo mi padre. Se tambaleó sobre sus pies y miró la puerta principal, donde estaba yo con Nick— No sabía que estabas en casa. ¿Qué es esto? —entornó los ojos hacia Nick— ¿Un chico?
—Umm, papá, es Nick Jonas. —le dije, tratando de mantener la calma— Es un amigo mío.
—Un “amigo”... apuesto. —él agarró la botella de whisky antes de caminar inestablemente hacia nosotros, con los ojos entrecerrados mirando a Nick— ¿Te divertiste con mi pequeña niña en el dormitorio?
—Claro que sí. —dijo Nick, claramente tratando de sonar inocente— Estuvimos jugado al Scrabble. Su hija es muy buena con las palabras, señor.
—¿Scrabble? No soy idiota. Eso debe ser un código nuevo, para el sexo oral. gruño Papá.

Debí ponerme de color escarlata. ¿Cómo lo hizo? ¿Podía leer mi mente? No, por supuesto que no podía. No era más que un borracho haciendo acusaciones, y buscando culpables que sólo empeorarían las cosas. Así que me eche a reír como si fuera ridículo. Como si se tratara de una broma. Nick, siguió mi ejemplo.

—Claro, papá —le dije— Y la relación sexual es Yahtzee, ¿verdad?
—¡No estoy de broma! —gritó papá, moviendo la botella de whisky y derramando parte del contenido sobre la alfombra. Maravilloso. Yo tendría que limpiar eso.
—Sé lo que pasa. He visto como se visten tus amigas Miley. Eso influye en ti. —no pude mantener la sonrisa por más tiempo.
—Mis amigas no son putas —le susurré— Estás borracho, y no sabes lo que estás diciendo. —con un aumento de valentía, me adelante y le arrebaté la botella de su mano— No puedes beber más.

Por un instante, me sentí bien. Eso era lo que debería haber hecho desde el principio.
Había cogido el toro por los cuernos. Sentí que podía arreglar las cosas.

—Tengo que irme. —dijo Nick detrás de mí.

Empecé a darme la vuelta para despedirme, pero las palabras nunca salieron de mi boca.
Sentí la botella cuando me cayó de la mano y escuche como se rompía en el suelo, a mi lado. Miré al suelo, por un segundo ya que no entendía lo que había sucedido. Entonces el dolor en mi sien me sorprendió. Era como si me hubiera golpeado con algo, algo duro, algo contundente, algo así como la palma de la mano de mi padre. Estire la mano y frote mi cabeza en estado de shock, apenas sintiendo el dolor.

—¡Mira! —gritó papá— Los chicos no se quedan con las zorras, Miley. Las dejan. Y yo no voy a dejar que te conviertas en una puta. No mi hija. Esto es por tu propio bien.

Alcé la vista al ver una mano hacia mi brazo. Cerré los ojos a la espera de sentir sus dedos alrededor de mi antebrazo. Pero nunca lo sentí. Oí un ruido sordo, y papá gruñó de dolor.
Mis ojos se abrieron de golpe. Nick se trasladó lejos de mi padre que se masajeaba la mandíbula con una mirada de asombro en su rostro.

—¿Pero qué... estúpido? —dijo
—¿Estás bien? —preguntó Nick, delante de mí.
—¿Acabas de golpear a mi padre?

No podía dejar de preguntarme si estaba delirando. ¿Realmente había pasado? Era extraño.

—Sí. —admitió Nick.
—¿Cómo te atreves a tocarme? —dijo mi padre, teniendo problemas de equilibrio— ¿Cómo te atreves a acostarte con mi hija y después golpearme? ¡Hijo de...!

Nunca había oído a mi padre insultar a nadie antes.

—Vamos. —dijo Nick, ayudándome— Vámonos de aquí. Te vienes conmigo.

Me puso el brazo sobre los hombros y me estrecho contra su cuerpo caliente y me llevó hasta la puerta.

—¡Miley! —gritó papá detrás de nosotros— Será mejor que no entres en ese maldito coche y no se te ocurra dejar esta casa. ¿Me oyes, hijo de puta?

El trayecto hasta casa de Nick fue en silencio. Varias veces lo vi abrir la boca como si quisiera hablar, pero siempre la volvía a cerrar. Yo estaba en estado de shock, no podía decir nada. Mi cabeza me dolía mucho. No podía entender todo lo que papá había hecho.
Pero lo peor era la vergüenza. ¿Por qué? ¿Por qué Nick tuvo que ver eso? ¿Qué pensaría de mí ahora? ¿Qué pensaría de papá?

—Esto nunca ha pasado antes.. —le dije rompiendo el silencio cuando llegamos al camino de entrada a la casi mansión. Nick apagó el motor y me miró— Mi padre nunca me había hecho esto, ni siquiera me había gritado así.
—Bien.
—Sólo quiero que sepas que no es normal para nosotros —le expliqué— Yo no soy una chica maltratada. No quiero que pienses que mi padre es una especie de psicópata.
—Tenía la impresión de que no te importaba lo que pensara la gente. —dijo.
—Acerca de mí. No me importa lo que piensan de mí. —no sabía que era mentira hasta que las palabras habían salido de mi boca— Pero de mi familia y de mis amigos es diferente. Mi papá no es un psicópata. Solo ha tenido un mal momento. —pude sentir el bulto crecer en mí garganta, y trate de tragar. Necesitaba explicarme. Contarle lo que necesitaba saber— Mi mamá acaba de presentar una demanda de divorcio y sólo sé que no puede manejarlo.

El nudo no se iba. Cada vez era mayor. Todas mis preocupaciones y temores se habían estado dirigiendo a ese momento, y no podía luchar más. No podía mantenerlos embotellados. Las lágrimas empezaron a salir a borbotones por mis mejillas, antes de darme cuenta que estaba sollozando. ¿Cómo había sucedido esto? Se sentía como un mal sueño. 
Mi padre era el hombre más dulce que yo conocía. Él era ingenuo y frágil. Este no era él. Sentí que mi mundo estaba girando fuera de control. Y esta vez, no podía negarlo.

No lo podía ignorar. Y definitivamente no podía escapar de ello.

Nick no dijo nada. Se quedó sentado conmigo en silencio. Ni siquiera me di cuenta de que me había cogido la mano hasta después de que hubiera dejado de llorar. 
Una vez que respiré con normalidad y limpie las gotas saladas de mis ojos, él abrió la puerta y me ayudó a salir del coche, no es que yo lo necesitaba, pero aún así era agradable y me llevó hasta la entrada de su brazo, de la misma la forma en que me había sacado de mi casa, manteniéndome cerca. Como si tuviera miedo de que pudiera escapar en la oscuridad entre su coche y la puerta.
Una vez que estuvimos dentro, Nick me ofreció una bebida. Negué con la cabeza, y fuimos al piso de arriba como siempre hacíamos. Me senté en la cama y se sentó a mi lado. No sé qué pensaba, no podía dejar de preguntármelo y no podía preguntárselo.

—¿Estás bien? —preguntó, poniéndose enfrente de mí finalmente— ¿Necesitas una bolsa de hielo o algo?
—No. —dije. Mi garganta estaba dolorida por llorar, y mis palabras salieron roncas— No me duele.

Él se acercó y apartó el pelo lejos de mi rostro, sus dedos apenas me tocaron.

—Bueno, dijo en voz baja.— Por lo menos ahora lo sé.
—¿Sabes qué?
—De lo que estas tratando de escapar.

No respondí.


—¿Por qué no me dijiste que tu padre tiene un problema con la bebida? preguntó.
—Porque no creí que fuera una buena idea. —le dije.
—¿Y qué va a pasar? Tienes dificultades en este momento.
—Él no ha bebido en dieciocho años. Sólo desde que recibió los papeles del divorcio. Va a mejorar.
—Tienes que hablar con él. Cuando este sobrio, tienes que decirle que tiene un problema.
—Sí. —me burlé— Y ahora pensará que estoy en su contra también. Mi madre le envió los papeles del divorcio.
—No estás en contra de él, Miley.
—Dime Nick, ¿por qué no te hablas con tus padres? —le pregunté— Estas siendo un maldito hipócrita, ¿no? ¿Por qué no lo dices que te sientes solo? Que deseas que vuelvan a casa. Es porque no quieren que les molestes, ¿verdad? No quieres que sepan cómo te sientes. Si le digo a mi padre que tiene un problema, él pensará que lo odio. ¿Cómo puedo hacerle más daño? Él acaba de perderlo todo.

Nick negó con la cabeza.

—No todo. A ti no. —dijo— Por lo menos deberías hablar con él e intentar que la relación mejore, porque luego será peor.
—Tal vez.

Los dedos de Nick masajearon mi sien. 

—No te estaré haciendo daño, ¿verdad?
—No, en absoluto. —en realidad, la forma en que me masajeaba estaba bastante bien.
—Me hizo más daño las cosas que dijo... —murmuré. Me mordí el labio inferior.— Tú sabes, nunca me han llamado zorra en mi vida, ni a dos de mis mejores amigas. Lo curioso es que estoy muy segura de que tiene razón.
—Eso no es gracioso. —murmuró Nick— Tú no eres una zorra, Miley.
—Entonces, ¿qué soy yo? —exigí repentinamente enfadada. Retire su mano de mi cabeza y me levante— ¿Qué soy? Estoy enrollada con un tipo que no es mi novio y miento sobre ello a mis amigos. Yo ni siquiera sé que pensar, no sé si esto es correcto o incorrecto. Soy una puta. Tu abuela y mi padre lo creen y tienen razón.

Nick se levantó, su rostro reflejaba que estaba enfadado. Me agarró por los hombros y me sostuvo con firmeza, me obligo a mirarlo.

—Escúchame. —dijo— No eres una puta. ¿Me estás escuchando, Miley? Lo que si eres es inteligente, atrevida y sarcástica, cínica, neurótica, leal, compasiva. Eso es lo que eres, ¿de acuerdo? Tú no eres una puta ni algo remotamente similar. Sólo porque tienes algunos secretos y problemas, no estás más confundida que el resto de nosotros.

Lo miré, atónita. ¿Estaba siendo sincero? ¿El resto del mundo estaba tan perdido como yo estaba? ¿Todos tenían sus secretos y sus problemas? Nick sí, por lo que seguramente el resto del mundo tenía sus imperfecciones, también.

—Miley, puta es sólo una palabra que la gente utiliza para hacer daño. —dijo con su voz más suave— Los hace sentir mejor acerca de sus propios errores. Usar ese tipo de palabras es más fácil que buscar la solución a la situación. Te lo prometo, no eres una puta.

Yo miraba, sus ojos chocolate cálidos y de pronto comprendí lo que estaba tratando de decirme. Había un mensaje oculto debajo de las palabras.
No estás sola. Puesto que lo conocía. Comprendía cómo se sentía estar abandonado.

Comprendía los insultos. Me entendía. Me puse de puntillas y le di un beso, realmente le di un beso. 
Era más que un precursor del sexo. 
No había guerra entre nuestras bocas. Mis caderas descansaban ligeramente sobre él. Nuestros labios se movían en armonía, suavemente, con perfección entre sí. 
Esta vez quería decir algo. 
Lo que fuera, yo lo comprendería con el tiempo, pero sabía que había una verdadera conexión entre nosotros. 
Sus manos acariciaban suavemente mi pelo, su pulgar toco mi mejilla, todavía húmedas por el llanto .Y no me sentí enferma o sometida a algo antinatural. En realidad, me sentía como la mayoría. Lo más natural en el mundo.
Me quité la camisa, y le saqué la suya por encima de mi cabeza. Luego me acosté en la cama. No hay prisa. Esta vez las cosas eran lentas y serias. 
Esta vez no estaba buscando una vía de escape. 
Esta vez se trataba de él y de mí. 
Acerca de la honestidad y la compasión y todo lo que nunca había esperado encontrar en Nick Jonas
Esta vez, nuestros cuerpos estaban conectados, no me sentía sucia o mal. 
Me sentía terriblemente bien.



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Las amo, Ale.

4 comentarios:

  1. Owwwwww *-*
    Pero que lindo como terminó, siempre supe que entre ellos habian sentimientos solo que ninguno quiere admitirlo porque? Por el pu** orgullo, dios, si no fueran tan bobos, te juro que amo tus nivelas!!!! <3

    Bue... besis, bye c:

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  2. ^ tiene razon su orgullo no les dejaba demostrar su amor ahora lo estan haciendo no con palabra pero lo demuestran hehe bueno los caps sube pronto cuidate.

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  3. Es normal que haya llorado por leer estos caps? :( llore, y encma me los dejas ahi nomas, jajaj besitos alex ♥

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  4. OMG LA AMOOOO POR QUE YA NO LA SEGUIS ESTA MORTAL LAMOOO

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