Miley ya lo había apagado por él, pensó. La rodeó con los brazos y abrió los ojos lo justo para dar de lleno en su boca. Sintió que los labios de ella se abrían bajo su violento asalto, y un gemido se ahogó en su garganta haciendo estallar el freno que se había impuesto.
Miley sabía a fruta prohibida, a lujuria. El movimiento
sensual de sus caderas le revelaba que estaba lista para todo lo que él
deseara. Y deseaba manos que acariciasen, bocas que explorasen, cuerpos que se unieran
hasta el clímax final.
Buscó con los labios la miel de su boca caliente mientras
presionaba la pelvis con fuerza entre sus muslos. Ella jadeó y se adhirió a él
haciéndole perder el sentido.
Alcanzó el tirante del bañador que le había estado martirizando
durante horas y lo deslizó por su hombro sin dificultad. Presionó su
masculinidad contra los muslos de ella y dejó que sus labios vagaran por el cuello.
El corazón le latía con violencia mientras le bajaba el bañador y acariciaba un
pecho.
Miley arqueó la espalda dejando que él la palpara. Ambos
sentían el mismo deseo. Nunca se había sentido tan excitado por ninguna mujer.
Ella jadeaba mientras él se inclinaba sobre ella y besaba su pezón. Lamió la
punta erecta y sintió que ella se estremecía. Iba a ser maravilloso, pensó Nick, sencillamente maravilloso.
Deslizó el otro tirante del bañador. Ella se
estremecía y se presionaba contra él. Sintió su calor sobre el dorso de la pierna.
Poco a poco se fue dando cuenta de que iba a ser difícil continuar dada su
posición vertical. Entonces hizo una pausa.
Alguien, o algo, respiraba detrás de él echándole
el aliento. Levantó la boca de sus pechos. Andi estaba muy quieta en sus
brazos.
-Nick...
El calor que había sentido en el dorso de la pierna
fue subiendo par ella. Se le pusieron los pelos de punta.
-¿Quién está detrás de mí? -susurró.
-Un burro. Shhh... -lo hizo callar agarrándolo por
los hombros- No hagas movimientos bruscos.
Nick apoyó la frente contra la de ella y trató de
permanecer sereno. Al menos no estaba desnudo.
-¿Muerden? -preguntó.
-No lo sé.
-Esa respuesta no resulta muy satisfactoria.
-Quédate muy quieto.
-Para ti es fácil decirlo. -murmuró Nick- No te
está chupando la pierna.
-¿Te está chupando la pierna?
-Sí, seguramente le gusta la sal; pero te juro que hace
cosquillas,
-Voy a intentar algo. Quédate may quieto. ¡Shoo!
-¿Shoo? -repitió Nick mirándola.
-¿Se te ocurre algo mejor?
-Sí, voy a
darme la vuelta muy deprisa y a dar un alarido. Quédate detrás de mí. -Nick giró dejándola a ella detrás, pero se quedó de piedra al ver que no era uno,
sino cuatro burros- ¡Fuera de aquí! ¡A casa! -gritó dando manotazos.
Los burros trotaron un poco alejándose unos pasos y
permaneciendo luego quietos, mirándolo. Miley comenzó a reír.
-¿Qué te resulta tan divertido?
-Ya están en casa. Somos nosotros los invasores.
-Bueno, está bien... ¡Marchaos a otra parte!- gritó
sacudiendo un brazo.
-¡Shoo! -gritó Miley quitándose la falda de pañuelo
y sacudiéndola. Aquel truco pareció dar resultado. Los burros se marcharon por
entre los arbustos. Nick se aseguró de que se habían ido y sacudió la cabeza.
-¡Burros! -comentó mirando a Miley que comenzaba a subirse
los tirantes del bañador- ¿Te das cuenta de lo que ha estado a punto de ocurrir?
-Creo que sí. -sonrió ella- He visto todas las películas
sobre educación sexual en la escuela.
-Exacto. Y en esas películas siempre se hablaba de
tomar precauciones. ¿Recuerdas?
-¿Es que no tienes nada? -preguntó Miley haciendo
una pausa y mirándolo largamente.
-No. ¿Por qué iba a tenerlo? Se suponía que venía
de vacaciones con la familia. Ni siquiera sabía que ibas a venir tú, y aunque
lo hubiera sabido tampoco me habría traído nada. Nuestro último encuentro no fue
precisamente muy romántico.
-Yo creía que los chicos siempre llevaban algo por
si acaso.
-Pues no. Además, ¿crees que lo hubiera traído para
venir a salvarte? ¿Qué clase de chico piensas que soy?
-¿Uno que espera mi agradecimiento?
Nick rió a su pesar y sacudió la cabeza.
-¡Dios!
-Así que me hubieras hecho el amor sin usar nada, ¿no?
-Eso parece.
-Hmm... -sonrió Miley.
-¿Qué significa eso?
-Es agradable saber que Nick Jefferson no es tan
precavido como parece.
-Apreciaría mucho que mantuvieras este pequeño incidente
en secreto.
-Por supuesto.
-Gracias.
-¿Y qué vamos a hacer ahora? -preguntó ella.
-Irnos a la cama, por supuesto. Cada uno a la suya.
-Bueno, eso es evidente, ¿pero qué hay del resto de
la semana?
-Miley, estamos en un barco con otras dos personas, y
yo no sé tú, pero a mí no me gustaría hacer nada ahí dentro, con Joe y Demi a unos cuantos pasos, aunque tuviera preservativos. Las únicas puertas que hay
en el barco son las de los armarios y la del baño, así que la cuestión no
admite discusión.
-Desde luego la idea no es muy agradable.
-Y para ser sinceros, probablemente sea mejor así.
Sería un error.
-Yo no he sentido eso hace un momento. Si de verdad
quieres ser sincero, ¿por qué no admites que te sentías bien, Nick?
Sí se había sentido bien, y aún seguiría
sintiéndose bien si estuvieran juntos, pensó mientras la miraba.
-Te deseo, Miley. -contestó él con calma- Después de
lo que ha pasado no puedo fingir que no es cierto. Pero nuestros modos de vida
no encajan, y lo único que conseguiríamos es hacernos daño mutuamente. No creo
que eso contribuyera mucho a la armonía familiar, y tampoco creo que queramos
hacerles daño a Joe ó a Demi. Ninguno de los dos.
-Ah, ya veo. Nick el razonable, el responsable, ha
vuelto a tomar el control.
-No tanto.
-Bien. -contestó Miley volviéndose y subiendo a
cubierta- Buenas noches.
Nick la observó marcharse y juró en silencio.
Por primera vez en su vida lamentaba que su posición
le impidiera hacer lo que deseaba. Si hubiera estado solo, si nadie hubiera
dependido de él, habría buscado un modo de vencer los obstáculos. Le hubiera
hecho el amor a Miley Lombard.
***
***
-¡Eh, el mercado bursátil subió anoche! -anunció Nick despertando a Miley.
-¡Bravo! -murmuró ella- Eso es mejor aún que un orgasmo.
¿No crees, Nick, querido?
Se había ido a la cama la noche anterior llena de frustración,
y se había levantado en el mismo estado. Sin embargo el aroma del café y del tocino la apaciguaron en parte. Según parecía todo el mundo estaba levantado
menos ella.
Bajó de la litera y puso el neceser sobre la cama
de abajo. Luego recogió un bikini y se dirigió al baño a cambiarse. Había sido
una estupidez actuar de un modo tan impulsivo con Nick, pensó. La próxima vez,
se dijo a sí misma, se lo pensarla antes de dejarse arrastrar a un romance.
El bikini negro quizá resultara un tanto provocativo,
pensó mientras se miraba al espejo. Llevaba un lazo en el centro, por delante,
y apenas permitía vagar la imaginación. ¿Pero qué mujer se compraría
deliberadamente un bañador que no resultara sexy?, se preguntó. Quizá la madre
Teresa. Miley Lombard no, desde luego. Nick tendría que enfrentarse a sus hormonas,
pensó con resolución mientras se dirigía a la cocina.
Joe levantó la cabeza al entrar ella. Estaba friendo tocino.
-Bien, bien. Aquí tenemos a Miles.
-Buenos días. ¿Es que todos...?
-¡Oh, Dios mío! -exclamó Nick sentado a la mesa
frente al ordenador- ¡Que alguien me dé una toalla, deprisa!
Miley agarró un trapo de la cocina y se lo tiró a la
cara con cierta rabia. El lo alcanzó y comenzó a secar el teclado del
ordenador. Demi saltó de la silla de capitán y se acercó a observar.
-¿Qué ocurre, Nick?
-Se me ha caído el café.
-Uh-huh... -murmuró Joe- ¿Te imaginas qué le ha podido
pasar? ¿Se te ocurre alguna idea, Miley? A propósito, llevas un bikini muy
bonito.
Demi miró primero a Miley y luego a Nick.
-¿Es bonito, verdad Nick?
-No me había fijado. -murmuró él.
-¡No se había fijado! -dijo Joe inclinándose
hacia Miley- Ha sido casualidad que nada más entrar tú haya derramado el café.
-Bueno, supongo que tendré que dejarlo secar. Espero
que funcione. -dijo Nick recogiendo el ordenador abierto y llevándolo como si
fuera un animal herido basta la cubierta.
Mi se miró el bikini.
-¿Es que es excesivo? Empiezo a sentir complejo.
Cada vez que aparezco, Nick tiene un accidente.
-Ya era hora de que Nick tuviera algún accidente. -contestó Joe- Necesita quedarse un poco boquiabierto. Bueno, y ahora, si
alguien quiere hacer los huevos, el tocino ya está listo.
-Yo los haré. -intervino Demi.
-No, los haré yo. Tú descansa. -dijo Miley abriendo
la nevera y sacando el cartón de los huevos- ¿Qué tal durmieron?
-Por desgracia tu sobrina ha estado dándome patadas
toda la noche, así que no he dormido mucho.
-¡Vaya! -exclamó Miley haciendo una pausa antes de
cerrar la nevera.
Se preguntaba si su hermana habría oído lo ocurrido
la noche anterior. Nick volvió a entrar.
-He dejado el ordenador en una silla en cubierta, pero
no de cara al sol. Supongo que de ese modo se secará antes.
-Por cierto, ayer por la noche oí burros rebuznando. -dijo Demi- Saliste a salvar a Miley, ¿no, Nick?
Miley se quedó helada. ¿Qué habría escuchado su hermana?
No grandes conversaciones, desde luego.
Gemidos, jadeos, pero no mucha conversación, pensó.
Se dio la vuelta con la espátula en la mano y contestó por él sin mirarlo:
-Sí, fue muy amable, Demz. Nunca había oído rebuznar
a un burro de verdad, y pensó que eran unos cuantos borrachos de juerga. Yo le
expliqué que eran burros sin domar. Es magnífico pensar que aún no ha muerto
por completo la caballerosidad.
-También es magnífico que mi hermano no haya muerto. -añadió Joe.
-Los huevos están listos.
Durante el desayuno hicieron los planes para aquel
día. Miley estaba sentada frente a Nick y enseguida notó que él trataba de
mirarla siempre a la cara cada vez que dirigía la vista en su dirección. Sin
embargo sus ojos brillaban, y aquel brillo le provocaba cierto cosquilleo en la
espalda cada vez que lo miraba. Sus hormonas, definitivamente, le estaban causando
problemas. Pero también a ella.
-Espero que el tiempo no empeore. -dijo Demi mirando
al cielo nublado por la ventana mientras recogían la mesa.
-Se suponía que esta semana no iba a llover -contestó Miley-, pero puede que haga viento.
-En ese caso buscaremos un lugar a cubierto -dijo Joe- Me gustaría que me enseñaras un poco de yoga antes de irnos. Miley.
-¿De verdad?
-Soy un hombre polifacético -añadió- El yoga
siempre me ha intrigado. Quizá puedas enseñarme algo después de lavar los
platos.
-Yo los lavaré. -intervino Nick- Ve a hacer yoga.
-¿Y qué se supone que debo de hacer yo mientras
tanto? -preguntó Demi.
-Estar embarazada. -contestó Miley encogiéndose de
hombros- Ve a echarte un rato, te vendrá bien.
-Gracias, creo que lo voy a hacer.
-¿Acaso no he aumentado tu capital en los últimos
seis meses? -respondió Nick.
-Sí, pero empieza a preocuparme ese soniquete tan
repetitivo con el que te levantas todas las mañanas.
-Vamos, ven conmigo Joe. Te enseñaré el saludo al
sol.
-¿Al sol? ¡Pero si está nublado!
-Si lo saludamos quizá se despeje. Y no cuestiones
nunca a tu maestro, aprendiz. Recuerda, no eres más que una brizna de hierba al
viento en el centro de la humanidad.
-No eres la primera persona que tiene esa opinión de
mí.
Miley sólo estaba bromeando, pero hubiera deseado no
haber hecho ese comentario. No cabía duda de que cuando su padre le decía algo
parecido, él se lo había tomado en
serio. Y Nick no contribuía a mejorar su autoestima. Le hubiera gustado
bajarlo de su pedestal.
***
***
Nick no estaba preparado para ver a Miley hacer
yoga con aquel bikini que le había hecho derramar el café. Intentó no quedarse
mirando, pero el fregadero daba justo sobre la cubierta. No podía evitar verlos
por el rabillo del ojo. Acabaría inmóvil, pensó, como un tonto, con un plato en
las manos llenas de jabón mirando para fuera.
Miley y Joe miraban hacia el este, hacia el sol.
Era lógico si lo que estaban haciendo era saludarlo, pero eso significaba que
le daban a él la espalda. Y aquella preciosa espalda terminaba en un magnífico
trasero.
Muchos de sus movimientos le obligaban a inclinarse
hacia adelante ofreciéndole a él unas vistas que le paraban el corazón.
Su único alivio ante aquella excitación sexual era
mirar a Joe, que intentaba de veras aprender. Nick no se engañaba a sí
mismo. Si lo intentara, él no lo haría mucho mejor. Sin embargo la falta de
coordinación de movimientos de su hermano le hacía reír. No le sorprendió que Miley no se riera también de su torpeza.
Siguió observando y su admiración creció. Joe le
había pedido a Miley que le enseñara sinceramente, y Miley se lo había tomado en
serio. Los buenos profesores nunca ridiculizaban a sus alumnos, y Miley, desde
luego, era una buena profesora. Quizá hubiera encontrado por fin una vocación.
Según Demi, Miley se había pasado la vida buscándola. Nick se preguntaba si
se daría cuenta de su propio talento como profesora y si tendría pensado
dedicarse a ello. De pronto se acabé la lección, y ambos volvieron a la cocina.
Nick comenzó a fregar a toda prisa para
recuperar, el tiempo perdido.
-Ha sido fantástico. Hagámoslo todas las mañanas. -dijo Joe- Siempre he querido ser ágil, y el yoga es mejor que las lecciones
de baile.
-¿Fuiste a dar lecciones de baile? -preguntó Nick arriesgándose a mirar para arriba y comprendiendo de inmediato que había hecho
mal.
Miley estaba algo colorada y se le había revuelto el
pelo. Estaba justo como estaría si acabara de hacer el amor. Aquello le
excitaba y le hería.
-Sí, dicen que es bueno para la agilidad y para el
ritmo, y yo carezco de los dos. -contestó Joe.
-El yoga no te servirá para el ritmo, -intervino Miley- pero no creo que te falte ritmo a juzgar por tu forma de bailar ayer.
-He practicado mucho. Nick en cambio posee
sentido del ritmo desde que nació. Tocaba la batería en el garaje de casa con
un grupo de música cuando estábamos en el colegio.
-¿En serio? -preguntó echándole una de esas miradas
que le provocaban un cortocircuito-. Siempre he oído que los bateristas son los
más locos de todos los miembros del grupo.
-Yo era la excepción. -contestó Nick volviendo la
vista a los platos.
-No le creas. -dijo Joe- Era un verdadero loco,
sólo que papá lo convenció de su error y lo guió por el buen camino. Supongo
que pensó que yo era irrecuperable y me dejó a mi aire. Por desgracia, yo no
estaba llamado por el camino de la música ni de la batería, así que el grupo se
deshizo.
-Comprendo. -contestó Miley acercándose al fregadero
y agarrando un trapo de secar- No has adelantado mucho que digamos, batería.
Te ayudaré.
-No importa. Tú has cocinado. Yo lo haré. -protestó
oliendo su fragancia y rememorando los momentos de la noche anterior.
Le costaba respirar.
-Pero es que quiero hacer algo. -añadió ella tomando
un plato.
«En ese caso ponte más ropa», pensó Nick. Sin
embargo no fue eso lo que le contestó:
-Deberíamos recoger todo lo que hay en la playa si
es que nos vamos a ir.
-Yo lo haré. -intervino Joe- Ustedes acaben con
los platos.
De pronto, Joe se había marchado dejándolas
solos, de pie, uno al lado del otro frente al fregadero.
Nick buscó algo de qué hablar. Se aclaró la
garganta y dijo:
-Miley, si tuvieras un poco de compasión te pondrías
algo de ropa encima. Algo feo y que no marque mucho la silueta
-¿Te molesta?
-Sí. -contestó sin atreverse a mirarla.
-Joe piensa que te vendría bien que alguien te
engrasara los cables.
-Joe no tiene ni la más ligera idea de la presión
que tengo que soportar -contestó sacudiendo la cabeza- No tiene ni idea de lo
que podría ocurrir si no estuviera al tanto de todo en la Jefferson Sporting Goods, como hace él.
-O quizá es que se preocupa más por ti de lo que se
preocupa por la empresa. -Nick se quedó mirándola atónito- No se te había
ocurrido pensarlo, ¿verdad? Es nuevo para ti. Joe cuidando de ti, para variar.
Bueno, batería, no pienso ponerme nada. Y recuerda, es por tu propio bien. Creo
que iré a ver qué tal está Demi.
Antes de irse, Miley deslizó un dedo provocativo por
su columna vertebral, giró sobre sus talones, y luego se volvió para tirarle un
beso con la mano.
Nick cerró los ojos y suspiró.
-¡Ya está!- dijo Joe entrando de nuevo en la
cocina-. ¿Todavía no has terminado con esos platos? Eres el fregón más lento
del mundo, hermanito. ¿Dónde está Miley?
«Metida en mi pellejo», pensó.
-Ha ido a ver a Demi.
-Bien. Creo que yo voy a hacer lo mismo. A
propósito, estás trabajando mucho con ese plato.
-¿Qué quieres decir?
-Que llevas con el mismo desde que entré aquí la
primera vez, y ya entonces me pareció que estaba bastante limpio.
Joe se marchó en la misma dirección en que antes
lo había hecho Miley.
HAHAHHA ME ENCANTO EL CAP ALEX♥
ResponderEliminarSIGELAAAAAA PLISS c:
UNA MARATON!
UNA MARTON!!! :D