miércoles, 8 de agosto de 2012

A Solas Contigo ; Cap 12.


Miley ya lo había apagado por él, pensó. La rodeó con los brazos y abrió los ojos lo justo para dar de lleno en su boca. Sintió que los labios de ella se abrían bajo su violento asalto, y un gemido se ahogó en su garganta haciendo estallar el freno que se había impuesto.
Miley sabía a fruta prohibida, a lujuria. El movimiento sensual de sus caderas le revelaba que estaba lista para todo lo que él deseara. Y deseaba manos que acariciasen, bocas que explorasen, cuerpos que se unieran hasta el clímax final.
Buscó con los labios la miel de su boca caliente mientras presionaba la pelvis con fuerza entre sus muslos. Ella jadeó y se adhirió a él haciéndole perder el sentido.
Alcanzó el tirante del bañador que le había estado martirizando durante horas y lo deslizó por su hombro sin dificultad. Presionó su masculinidad contra los muslos de ella y dejó que sus labios vagaran por el cuello. El corazón le latía con violencia mientras le bajaba el bañador y acariciaba un pecho.
Miley arqueó la espalda dejando que él la palpara. Ambos sentían el mismo deseo. Nunca se había sentido tan excitado por ninguna mujer. Ella jadeaba mientras él se inclinaba sobre ella y besaba su pezón. Lamió la punta erecta y sintió que ella se estremecía. Iba a ser maravilloso, pensó Nick, sencillamente maravilloso.
Deslizó el otro tirante del bañador. Ella se estremecía y se presionaba contra él. Sintió su calor sobre el dorso de la pierna. Poco a poco se fue dando cuenta de que iba a ser difícil continuar dada su posición vertical. Entonces hizo una pausa.
Alguien, o algo, respiraba detrás de él echándole el aliento. Levantó la boca de sus pechos. Andi estaba muy quieta en sus brazos.

-Nick...

El calor que había sentido en el dorso de la pierna fue subiendo par ella. Se le pusieron los pelos de punta.

-¿Quién está detrás de mí? -susurró.
-Un burro. Shhh... -lo hizo callar agarrándolo por los hombros- No hagas movimientos bruscos.

Nick apoyó la frente contra la de ella y trató de permanecer sereno. Al menos no estaba desnudo.

-¿Muerden? -preguntó.
-No lo sé.
-Esa respuesta no resulta muy satisfactoria.
-Quédate muy quieto.
-Para ti es fácil decirlo. -murmuró Nick- No te está chupando la pierna.
-¿Te está chupando la pierna?
-Sí, seguramente le gusta la sal; pero te juro que hace cosquillas,
-Voy a intentar algo. Quédate may quieto. ¡Shoo!
-¿Shoo? -repitió Nick mirándola.
-¿Se te ocurre algo mejor?
 -Sí, voy a darme la vuelta muy deprisa y a dar un alarido. Quédate detrás de mí. -Nick giró dejándola a ella detrás, pero se quedó de piedra al ver que no era uno, sino cuatro burros- ¡Fuera de aquí! ¡A casa! -gritó dando manotazos.

Los burros trotaron un poco alejándose unos pasos y permaneciendo luego quietos, mirándolo. Miley comenzó a reír.

-¿Qué te resulta tan divertido?
-Ya están en casa. Somos nosotros los invasores.
-Bueno, está bien... ¡Marchaos a otra parte!- gritó sacudiendo un brazo.
-¡Shoo!  -gritó Miley quitándose la falda de pañuelo y sacudiéndola. Aquel truco pareció dar resultado. Los burros se marcharon por entre los arbustos. Nick se aseguró de que se habían ido y sacudió la cabeza.
-¡Burros! -comentó mirando a Miley que comenzaba a subirse los tirantes del bañador- ¿Te das cuenta de lo que ha estado a punto de ocurrir?
-Creo que sí. -sonrió ella- He visto todas las películas sobre educación sexual en la escuela.
-Exacto. Y en esas películas siempre se hablaba de tomar precauciones. ¿Recuerdas?
-¿Es que no tienes nada? -preguntó Miley haciendo una pausa y mirándolo largamente.
-No. ¿Por qué iba a tenerlo? Se suponía que venía de vacaciones con la familia. Ni siquiera sabía que ibas a venir tú, y aunque lo hubiera sabido tampoco me habría traído nada. Nuestro último encuentro no fue precisamente muy romántico.
-Yo creía que los chicos siempre llevaban algo por si acaso.
-Pues no. Además, ¿crees que lo hubiera traído para venir a salvarte? ¿Qué clase de chico piensas que soy?
-¿Uno que espera mi agradecimiento?

Nick rió a su pesar y sacudió la cabeza.

-¡Dios!
-Así que me hubieras hecho el amor sin usar nada, ¿no?
-Eso parece.
-Hmm... -sonrió Miley.
-¿Qué significa eso?
-Es agradable saber que Nick Jefferson no es tan precavido como parece.
-Apreciaría mucho que mantuvieras este pequeño incidente en secreto.
-Por supuesto.
-Gracias.
-¿Y qué vamos a hacer ahora? -preguntó ella.
-Irnos a la cama, por supuesto. Cada uno a la suya.
-Bueno, eso es evidente, ¿pero qué hay del resto de la semana?
-Miley, estamos en un barco con otras dos personas, y yo no sé tú, pero a mí no me gustaría hacer nada ahí dentro, con Joe y Demi a unos cuantos pasos, aunque tuviera preservativos. Las únicas puertas que hay en el barco son las de los armarios y la del baño, así que la cuestión no admite discusión.
-Desde luego la idea no es muy agradable.
-Y para ser sinceros, probablemente sea mejor así. Sería un error.
-Yo no he sentido eso hace un momento. Si de verdad quieres ser sincero, ¿por qué no admites que te sentías bien, Nick?

Sí se había sentido bien, y aún seguiría sintiéndose bien si estuvieran juntos, pensó mientras la miraba.

-Te deseo, Miley. -contestó él con calma- Después de lo que ha pasado no puedo fingir que no es cierto. Pero nuestros modos de vida no encajan, y lo único que conseguiríamos es hacernos daño mutuamente. No creo que eso contribuyera mucho a la armonía familiar, y tampoco creo que queramos hacerles daño a Joe ó a Demi. Ninguno de los dos.
-Ah, ya veo. Nick el razonable, el responsable, ha vuelto a tomar el control.
-No tanto.
-Bien. -contestó Miley volviéndose y subiendo a cubierta- Buenas noches.

Nick la observó marcharse y juró en silencio.
Por primera vez en su vida lamentaba que su posición le impidiera hacer lo que deseaba. Si hubiera estado solo, si nadie hubiera dependido de él, habría buscado un modo de vencer los obstáculos. Le hubiera hecho el amor a Miley Lombard.

                                                     ***


-¡Eh, el mercado bursátil subió anoche! -anunció Nick despertando a Miley.
-¡Bravo! -murmuró ella- Eso es mejor aún que un orgasmo. ¿No crees, Nick, querido?

Se había ido a la cama la noche anterior llena de frustración, y se había levantado en el mismo estado. Sin embargo el aroma del café y del tocino la apaciguaron en parte. Según parecía todo el mundo estaba levantado menos ella.
Bajó de la litera y puso el neceser sobre la cama de abajo. Luego recogió un bikini y se dirigió al baño a cambiarse. Había sido una estupidez actuar de un modo tan impulsivo con Nick, pensó. La próxima vez, se dijo a sí misma, se lo pensarla antes de dejarse arrastrar a un romance.
El bikini negro quizá resultara un tanto provocativo, pensó mientras se miraba al espejo. Llevaba un lazo en el centro, por delante, y apenas permitía vagar la imaginación. ¿Pero qué mujer se compraría deliberadamente un bañador que no resultara sexy?, se preguntó. Quizá la madre Teresa. Miley Lombard no, desde luego. Nick tendría que enfrentarse a sus hormonas, pensó con resolución mientras se dirigía a la cocina.
Joe levantó la cabeza al entrar ella. Estaba friendo tocino.

-Bien, bien. Aquí tenemos a Miles.
-Buenos días. ¿Es que todos...?
-¡Oh, Dios mío! -exclamó Nick sentado a la mesa frente al ordenador- ¡Que alguien me dé una toalla, deprisa!

Miley agarró un trapo de la cocina y se lo tiró a la cara con cierta rabia. El lo alcanzó y comenzó a secar el teclado del ordenador. Demi saltó de la silla de capitán y se acercó a observar.

-¿Qué ocurre, Nick?
-Se me ha caído el café.
-Uh-huh... -murmuró Joe- ¿Te imaginas qué le ha podido pasar? ¿Se te ocurre alguna idea, Miley? A propósito, llevas un bikini muy bonito.

Demi miró primero a Miley y luego a Nick.

-¿Es bonito, verdad Nick?
-No me había fijado. -murmuró él.
-¡No se había fijado! -dijo Joe inclinándose hacia Miley- Ha sido casualidad que nada más entrar tú haya derramado el café.
-Bueno, supongo que tendré que dejarlo secar. Espero que funcione. -dijo Nick recogiendo el ordenador abierto y llevándolo como si fuera un animal herido basta la cubierta.

Mi se miró el bikini.

-¿Es que es excesivo? Empiezo a sentir complejo. Cada vez que aparezco, Nick tiene un accidente.
-Ya era hora de que Nick tuviera algún accidente. -contestó Joe- Necesita quedarse un poco boquiabierto. Bueno, y ahora, si alguien quiere hacer los huevos, el tocino ya está listo.
-Yo los haré. -intervino Demi.
-No, los haré yo. Tú descansa. -dijo Miley abriendo la nevera y sacando el cartón de los huevos- ¿Qué tal durmieron?
-Por desgracia tu sobrina ha estado dándome patadas toda la noche, así que no he dormido mucho.
-¡Vaya! -exclamó Miley haciendo una pausa antes de cerrar la nevera.

Se preguntaba si su hermana habría oído lo ocurrido la noche anterior. Nick volvió a entrar.

-He dejado el ordenador en una silla en cubierta, pero no de cara al sol. Supongo que de ese modo se secará antes.
-Por cierto, ayer por la noche oí burros rebuznando. -dijo Demi- Saliste a salvar a Miley, ¿no, Nick?

Miley se quedó helada. ¿Qué habría escuchado su hermana? No grandes conversaciones, desde luego.
Gemidos, jadeos, pero no mucha conversación, pensó. Se dio la vuelta con la espátula en la mano y contestó por él sin mirarlo:

-Sí, fue muy amable, Demz. Nunca había oído rebuznar a un burro de verdad, y pensó que eran unos cuantos borrachos de juerga. Yo le expliqué que eran burros sin domar. Es magnífico pensar que aún no ha muerto por completo la caballerosidad.
-También es magnífico que mi hermano no haya muerto. -añadió Joe.
-Los huevos están listos.

Durante el desayuno hicieron los planes para aquel día. Miley estaba sentada frente a Nick y enseguida notó que él trataba de mirarla siempre a la cara cada vez que dirigía la vista en su dirección. Sin embargo sus ojos brillaban, y aquel brillo le provocaba cierto cosquilleo en la espalda cada vez que lo miraba. Sus hormonas, definitivamente, le estaban causando problemas. Pero también a ella.

-Espero que el tiempo no empeore. -dijo Demi mirando al cielo nublado por la ventana mientras recogían la mesa.
-Se suponía que esta semana no iba a llover -contestó Miley-, pero puede que haga viento.
-En ese caso buscaremos un lugar a cubierto -dijo Joe- Me gustaría que me enseñaras un poco de yoga antes de irnos. Miley.
-¿De verdad?
-Soy un hombre polifacético -añadió- El yoga siempre me ha intrigado. Quizá puedas enseñarme algo después de lavar los platos.
-Yo los lavaré. -intervino Nick- Ve a hacer yoga.
-¿Y qué se supone que debo de hacer yo mientras tanto? -preguntó Demi.
-Estar embarazada. -contestó Miley encogiéndose de hombros- Ve a echarte un rato, te vendrá bien.
-Gracias, creo que lo voy a hacer.
-¿Acaso no he aumentado tu capital en los últimos seis meses? -respondió Nick.
-Sí, pero empieza a preocuparme ese soniquete tan repetitivo con el que te levantas todas las mañanas.
-Vamos, ven conmigo Joe. Te enseñaré el saludo al sol.
-¿Al sol? ¡Pero si está nublado!
-Si lo saludamos quizá se despeje. Y no cuestiones nunca a tu maestro, aprendiz. Recuerda, no eres más que una brizna de hierba al viento en el centro de la humanidad.
-No eres la primera persona que tiene esa opinión de mí.

Miley sólo estaba bromeando, pero hubiera deseado no haber hecho ese comentario. No cabía duda de que cuando su padre le decía algo parecido, él se lo había  tomado en serio. Y Nick no contribuía a mejorar su autoestima. Le hubiera gustado bajarlo de su pedestal.

                                                          ***


Nick no estaba preparado para ver a Miley hacer yoga con aquel bikini que le había hecho derramar el café. Intentó no quedarse mirando, pero el fregadero daba justo sobre la cubierta. No podía evitar verlos por el rabillo del ojo. Acabaría inmóvil, pensó, como un tonto, con un plato en las manos llenas de jabón mirando para fuera.

Miley y Joe miraban hacia el este, hacia el sol. Era lógico si lo que estaban haciendo era saludarlo, pero eso significaba que le daban a él la espalda. Y aquella preciosa espalda terminaba en un magnífico trasero. 
Muchos de sus movimientos le obligaban a inclinarse hacia adelante ofreciéndole a él unas vistas que le paraban el corazón.
Su único alivio ante aquella excitación sexual era mirar a Joe, que intentaba de veras aprender. Nick no se engañaba a sí mismo. Si lo intentara, él no lo haría mucho mejor. Sin embargo la falta de coordinación de movimientos de su hermano le hacía reír. No le sorprendió que Miley no se riera también de su torpeza.
Siguió observando y su admiración creció. Joe le había pedido a Miley que le enseñara sinceramente, y Miley se lo había tomado en serio. Los buenos profesores nunca ridiculizaban a sus alumnos, y Miley, desde luego, era una buena profesora. Quizá hubiera encontrado por fin una vocación. Según Demi, Miley se había pasado la vida buscándola. Nick se preguntaba si se daría cuenta de su propio talento como profesora y si tendría pensado dedicarse a ello. De pronto se acabé la lección, y ambos volvieron a la cocina.
Nick comenzó a fregar a toda prisa para recuperar, el tiempo perdido.

-Ha sido fantástico. Hagámoslo todas las mañanas. -dijo Joe- Siempre he querido ser ágil, y el yoga es mejor que las lecciones de baile.
-¿Fuiste a dar lecciones de baile? -preguntó Nick arriesgándose a mirar para arriba y comprendiendo de inmediato que había hecho mal.

Miley estaba algo colorada y se le había revuelto el pelo. Estaba justo como estaría si acabara de hacer el amor. Aquello le excitaba y le hería.

-Sí, dicen que es bueno para la agilidad y para el ritmo, y yo carezco de los dos. -contestó Joe.
-El yoga no te servirá para el ritmo, -intervino Miley- pero no creo que te falte ritmo a juzgar por tu forma de bailar ayer.
-He practicado mucho. Nick en cambio posee sentido del ritmo desde que nació. Tocaba la batería en el garaje de casa con un grupo de música cuando estábamos en el colegio.
-¿En serio? -preguntó echándole una de esas miradas que le provocaban un cortocircuito-. Siempre he oído que los bateristas son los más locos de todos los miembros del grupo.
-Yo era la excepción. -contestó Nick volviendo la vista a los platos.
-No le creas. -dijo Joe- Era un verdadero loco, sólo que papá lo convenció de su error y lo guió por el buen camino. Supongo que pensó que yo era irrecuperable y me dejó a mi aire. Por desgracia, yo no estaba llamado por el camino de la música ni de la batería, así que el grupo se deshizo.
-Comprendo. -contestó Miley acercándose al fregadero y agarrando un trapo de secar- No has adelantado mucho que digamos, batería. Te ayudaré.
-No importa. Tú has cocinado. Yo lo haré. -protestó oliendo su fragancia y rememorando los momentos de la noche anterior.

Le costaba respirar.

-Pero es que quiero hacer algo. -añadió ella tomando un plato.

«En ese caso ponte más ropa», pensó Nick. Sin embargo no fue eso lo que le contestó:

-Deberíamos recoger todo lo que hay en la playa si es que nos vamos a ir.
-Yo lo haré. -intervino Joe- Ustedes acaben con los platos.

De pronto, Joe se había marchado dejándolas solos, de pie, uno al lado del otro frente al fregadero.
Nick buscó algo de qué hablar. Se aclaró la garganta y dijo:

-Miley, si tuvieras un poco de compasión te pondrías algo de ropa encima. Algo feo y que no marque mucho la silueta
-¿Te molesta?
-Sí. -contestó sin atreverse a mirarla.
-Joe piensa que te vendría bien que alguien te engrasara los cables.
-Joe no tiene ni la más ligera idea de la presión que tengo que soportar -contestó sacudiendo la cabeza- No tiene ni idea de lo que podría ocurrir si no estuviera al tanto de todo en la Jefferson Sporting Goods, como hace él.
-O quizá es que se preocupa más por ti de lo que se preocupa por la empresa. -Nick se quedó mirándola atónito- No se te había ocurrido pensarlo, ¿verdad? Es nuevo para ti. Joe cuidando de ti, para variar. Bueno, batería, no pienso ponerme nada. Y recuerda, es por tu propio bien. Creo que iré a ver qué tal está Demi.

Antes de irse, Miley deslizó un dedo provocativo por su columna vertebral, giró sobre sus talones, y luego se volvió para tirarle un beso con la mano.
Nick cerró los ojos y suspiró.

-¡Ya está!- dijo Joe entrando de nuevo en la cocina-. ¿Todavía no has terminado con esos platos? Eres el fregón más lento del mundo, hermanito. ¿Dónde está Miley?

«Metida en mi pellejo», pensó.

-Ha ido a ver a Demi.
-Bien. Creo que yo voy a hacer lo mismo. A propósito, estás trabajando mucho con ese plato.
-¿Qué quieres decir?
-Que llevas con el mismo desde que entré aquí la primera vez, y ya entonces me pareció que estaba bastante limpio.

Joe se marchó en la misma dirección en que antes lo había hecho Miley.

1 comentario:

  1. HAHAHHA ME ENCANTO EL CAP ALEX♥
    SIGELAAAAAA PLISS c:
    UNA MARATON!
    UNA MARTON!!! :D

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