lunes, 23 de abril de 2012

SHUT OUT; Cap 15

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La secundaria Hamilton tenía dos "Bienvenidas" por año, una para el fútbol en septiembre y otra para el baloncesto en enero. Cuando eres un estudiante de primer año resulta emocionante debido a que dos Bienvenidas significa dos oportunidades para bailar con chicos en un gimnasio oscuro, lo que, por alguna extraña razón, parece glamoroso cuando tienes catorce años, como tener un programa en la televisión mostrando las experiencias de la escuela secundaria, o eso espero.
Para los de último año, todo se hacía mucho menos que glamoroso, pero si tenías amigos con quienes pasar el momento, todavía podría ser bastante divertido.
Este año lo estaba pasando de una manera bastante decente, a pesar de mi torpe y poco romántica cena con Liam antes de baile. Yo había escogido un restaurante "Thai de Oak Hill", en una ciudad cercana, porque supe que servían una comida excelente y tenía una atmósfera agradable, tenue y romántica. Pero esa atmósfera se vio aplastada por la actitud de Liam. Apenas me había hablado, se encogía de hombros en respuesta a casi todo lo que le decía, y envió mensajes de texto a lo largo de toda la comida.


—¿Quién te está enviando mensajes? —pregunté alegremente.
—David. —gruñó.
—¿Con quién va a ir a la Bienvenida?
—Sólo.
—¿Por qué?
—Sabes la razón.


Fruncí el ceño y pinché un camarón de mi plato con el tenedor. Sí, sabía por qué David no tenía una cita. Se debía a que David no era realmente el tipo de "cita".
Básicamente era la versión masculina de Mandy. Ninguno de ellos pasaría voluntariamente una noche pegado a un miembro del sexo opuesto a menos que terminara en relaciones sexuales. Lo que, esta noche en particular, claramente no pasaría.
Cuando el camarero trajo la cuenta, Liam pagó por ambas comidas, aunque no pareció hacerlo con placer.
Una vez más, traté de decirme a mí misma que era algo bueno. Que su disgusto por la huelga de sexo era una buena señal. Que las chicas pronto conseguirían la victoria, la rivalidad estaría terminada y nos llevaríamos bien nuevamente. Me convencí de que debería estar feliz de que él estuviera enojado. Sin embargo, no se sentía bien.
Me dio la impresión de que Liam y yo estábamos jugando de cierta manera el mismo juego. Me estaba negando a las actividades sexuales y él se estaba negando… bueno, se estaba negando a todo lo demás. Al evitar la conversación y permanecer tan distante, me estaba dejando sentir frustración e insatisfacción, también.
Ya sea si me gustara o no, no me quejé por la manera en que nuestros caminos se separaron una vez que llegamos al gimnasio. Necesitábamos tomar un descanso el uno del otro, así que se marchó hacia sus compañeros de equipo para charlar, ninguno de ellos parecía entender que los bailes tenían el propósito de bailar, y encontré a Mandy en nuestro lugar habitual junto a la mesa de refrescos.


—Sigo sin poder creer que Selena esté llevando eso —dijo ella después de que estuvimos vagando un rato y comiendo pretzels por cerca de una hora— Alguien debió decirle que el amarillo no es su color. Oh, y creo que ese alguien debería ser yo. Ya vuelvo…


La agarré por el codo y la mantuve en su lugar.


—Déjala en paz.
—Aguafiestas. —Mandy tomó un sorbo de su Coca dietética y escudriñó nuevamente la pista de baile— Al menos Susan tuvo la sensatez de usar algo lindo. Oh, y el vestido de Mary es tan lindo. Me pregunto dónde lo compró. Probablemente es caro, sin embargo. Maldición. Y… oye, mira hacia allá.
—¿Qué? —Levanté la vista de la bandeja de pastelillos que había estado examinando sobre la mesa, tratando de decidirme entre chocolate con chocolate o chocolate con vainilla—. ¿Miro qué, Mandy?
—Tu "amigote" está parado allí —dijo, haciendo gestos hacia el otro lado del gimnasio oscuro.


Entrecerré los ojos, pensando en que vería parado allí a Liam. Pensando que me estaría mirando. Pensando que se acercaría, me tomaría en sus brazos, y me diría que lamentaba no tomarme en serio y que quería que la enemistad llegara a su fin, también. Pensando en que bailaríamos hasta la medianoche cuando finalmente nos echaran y por una vez no me importó quien estaba mirando y…


No.


No, no era Liam para nada. Era Nick. Nick era quien se encontraba del otro lado de la pista de baile, y no estaba mirándome. Estaba apoyado contra la pared, los brazos cruzados ligeramente sobre su pecho y le hablaba animadamente a una bella estudiante de segundo año, en un vestido tan corto que me pregunté si sería una camisa. Estaba coqueteando con ella, y la chica estaba acercándose lentamente más y más cerca, tocando su brazo cuando reía.


—No es gracioso —le dije a Mandy, obligándome a quitar los ojos de Nick y continuar mi debate mental de pastelillos. Me recordé que no había ninguna razón para sentirme molesta. Estaba con Liam. No debería interesarme por Nick para nada.


Sin embargo, no podía luchar contra esta molesta sensación en mi estómago. Ese sentimiento posesivo irracional sobre Nick. Solo quería acercarme y alejarlo de ahí, guardarlo para mí y esconderlo de todas las demás chicas.
Mierda. No se suponía que Nick estaría esta noche en mi mente. Me lo había prometido.


—Creo que es gracioso —bromeó ella— Liam puede que no, sin embargo.


Gruñí. Si tan solo ella supiera.


—Hablando de Liam, —continuó Mandy— probablemente deberías ir a buscarlo. Casi es la hora del anuncio de la Corte de Bienvenida.
—Sí. —Suspiré— Muy bien. Volveré.


Agarré uno de los pastelillos de chocolate con chocolate y me dirigí a buscar a Liam.
En serio, no había una razón importante para que lo encontrara, pero quería estar junto a él cuando anunciaran que ganó. Era simplemente el comportamiento de una buena novia. Debería estar ahí para sonreír, aplaudir y abrazarlo cuando el anuncio "inesperado" llegara, ya sea si le gustara o no.
Cuando finalmente llegué al otro lado del gimnasio, encontré a David apoyado contra la pared, sorbiendo una Coca a la que probablemente le había echado algo más.
Conociendo a David, algo fuerte.


—Hola —dije.
—Hola tú, Miley Cyrus —dijo. Levantó su Coca— ¿Te gustaría saludar a tu primo lejano, Jack?
—No, gracias.


David se encogió de hombros y tomó un trago de su Jack y su Coca.


—Entonces, ¿qué pasa?
—No mucho —dije— ¿Dónde está Liam?


Y en ese mismo instante… cuando los grandes ojos azules de David me taladraron y se alejaron tan rápido que apenas los vi, y su mano libre se metió enérgicamente en el bolsillo de sus jeans, justo en ese instante supe que algo estaba mal.


—¿David? —pregunté lentamente.
—Él está, uh, en el baño. Saldrá en un minuto.


Recordé cuando había estado con Mandy parada junto a la mesa de refrescos. Habían pasado unos buenos diez minutos desde que noté aquí a Liam con David, mucho más tiempo del que necesitaba en el baño.


—Gracias —dije, rodeando a David y dirigiéndome hacia el baño de los chicos.
—¿Qué? —David sonó aterrado cuando alcanzó mi brazo con una mano mientras luchaba por sostener la botella de Coca con la otra— Miley, espera un segundo. No puedes ir al baño de los hombres.


Eludí sus intentos de agarrarme. No iba a esperar para descubrir lo que estaba pasando.


—Miley, espera. Realmente no quieres hacer eso…


Y supe que estaba escondiéndome algo.
Tan rápido como mis tacones me lo permitieron, empujé a través de los estudiantes de primer año, hacia los baños. Empujé la pesada puerta de madera del baño de chicos, una puerta que se suponía que se debía mantener abierta en todo momento por un tope. Al instante de entrar en el diminuto vestíbulo, separado del resto del baño por una pared de mosaico, escuché los sonidos.
Un sonido de succión mezclado con una respiración jadeante y una risita femenina.
Bordeé la pared tan rápido como pude hacerlo, atreviéndome a ver quién se encontraba del otro lado. Aunque incluso entonces ya lo sabía.
Por supuesto, era Liam. Estaba con una rubia de piernas largas, o quizás sólo parecía de piernas largas debido a la manera en que Liam tenía su falda subida a la cintura, exponiendo un cordel de su tanga. Estaban apoyados contra la pared frente a los urinales, clásico, con su espalda presionada contra los azulejos y la frente de él presionada contra la suya. Se estaban manoseando de la manera más vulgar posible, y por la manera en que sus dedos estaba pasando sobre el cierre de su pantalón, parecía como si la escena estuviera a punto de convertirse en mucho más que simplemente "manoseo".


—Oh, Dios mío.
—Miley —jadeó Liam, su boca a solo centímetros de la boca de "La Rubia". 


Odié que dijera mi nombre tan carca de sus labios. Odié que dijera mi nombre por completo. No le pertenecía para decirlo. Ya no más.
Me di la vuelta y corrí fuera del baño, regresando al gimnasio.


—¡Miley, espera!


No sé cómo Liam logró desenredarse de "La Rubia" tan rápido, pero repentinamente estuvo detrás de mí, agarrándome del brazo y dándome la vuelta para darle la cara.


—No me toques —dije, deshaciéndome de su agarre— Déjame sola, Liam.
—Miley, no te enojes.
—No quiero hablar sobre esto aquí —dije entre dientes, sabiendo que ya habíamos atraído la atención de varios mirones. En lo más profundo, quise gritar, ¿Cómo pudiste? ¿Qué carajo está mal contigo? Pero mis instintos me detuvieron antes de que pudiera decir algo tan dramático. En vez de eso, me quedé rígida, desconectada. Mandy me llamaba "Señorita Reina de Hielo", y de esa manera era como me sentí. Si emociones. Estaba a salvo de esa manera.


—Tú te lo buscaste, sabes. No tuve otra opción —espetó Liam, sin dejarme ir— ¿Qué se suponía que hiciera? ¿Seguir esperándote? Muy bien, ya lo hice.
—Liam, detente.


Pero no lo hizo. Estaba en un estado de rabia pura. Ya sea conmigo por haberlo descubierto o hacia él mismo por haber sido descubierto, no lo sé, pero mientras cerraba los ojos, él explotó.


—Lo prometiste —me recordó Liam. Estaba dolorosamente consiente de cuán alto estaba hablando— Cuando volvimos al final del verano, me prometiste que dejarías de ser tan mojigata. Que lo haríamos. Y entonces te vas y empiezas esa estúpida huelga de sexo, ¿y qué se supone que haga? ¿Seguir esperando?


Sentí mis mejillas arder, pero mi lengua se encontraba atascada en el paladar. No pude creer lo que él estaba diciendo. Diciéndolo en frente de todos.


—Oigan —gritó Randy, apartando su mirada de mí, sus ojos buscando al grupo a nuestro alrededor—. Sólo para que todas las chicas sepan… —sus ojos se enfocaron en mí nuevamente, más acerado y rastrero de lo que nunca lo había visto— Su líder es una hipócrita. Está haciendo que todas ustedes renuncien al sexo, pero en realidad, ella no está renunciando a nada. Miley es virgen. —Fue la mirada más rencorosa que nunca jamás me había dado.


Esperé escuchar un jadeo audible, como en las películas, pero no lo hubo. Los únicos sonidos eran el ritmo desvaneciéndose de una canción tecno y un chillido de respuesta cuando la profesora de Español, Sra. Romani, subió al escenario.


—¡Tiempo de anunciar a los ganadores de la Corte de Bienvenida de este año! —gritó alegremente, inconsciente de la humillación que me estaba enfrentado.


Me di la vuelta lentamente alejándome de Liam, esperando que sólo los estudiantes de primer y segundo año se hayan reunido para presenciar mi vergüenza. No mis amigos. No las chicas. No aquellas personas que conocía.
Pero por supuesto nunca tendría esa suerte.
Entre las caras mirándome estaban Demi, Selena, Susan, Mary, Mandy… y Nick.
Todos habían escuchado. Todos sabían que era una mentirosa.
Como si estuviera jugando "Red Rover" en el patio, me lancé a través de la pared de personas en frente de mí.
Red Rover, Red Rover, send Virgin right over.
Esta vez, Liam no me detuvo. Me había avergonzado por el resto de la noche. Corrí a pesar de mis tacones. A pesar de la multitud. A pesar del dolor chamuscando mis pantorrillas. Corrí fuera del gimnasio y atravesé el pasillo vacío y las puertas dobles azul y naranja que daban a los cálidos y acogedores brazos del estacionamiento.
Sólo que no era cálido o acogedor. Para nada. El estacionamiento estaba fresco, una brisa fría de septiembre soplando frente a mí, y se encontraba a oscuras y vacío.
Parecía el set de una película de terror. En la oscuridad con todos los coches abandonados, parecía el tipo de lugar en el que encontrarías un cuerpo muerto.
¿Y qué podía empeorarlo?
Liam me había traído.


—Maldición —murmuré.


Entonces, lentamente, el hielo alrededor de mí se derritió. Estrellé mi puño en el muro de ladrillos del edificio de la escuela y ahogué un estallido de llanto cuando todas las emociones que había estado conteniendo quemaron a través de mí como una hoguera.


—¿Miley?


Miré a la salida, esperando encontrar a Liam viniendo detrás de mí de nuevo, a pedir disculpas o tal vez hacerme más daño.
En cambio, era Nick.


—Déjame sola —dije automáticamente— No quiero hablar.
—Lo sé —dijo. Se veía tan bien en su ropa semi-formal, pantalones de vestir negros y una chaqueta roja, y supe que su apariencia no era en lo que debería haber estado pensando en ese momento.
—¿Qué quieres? —pregunté.


Dudó. Lo miré pasar, nervioso, una mano sobre su cabello marrón recortado.


—¿Necesitas un aventón a casa?


Lo miré fijamente por un momento. Acababa de ver un culebrón épico que revelaba mi vida amorosa y una de las rupturas más públicas en la historia de la secundaria Hamilton, sin embargo todo lo que pudo decir fue: "¿Necesitas un aventón a casa?"
—No.
—Miley —dijo dubitativo.
—Caminaré.
—Vives a seis millas de aquí.
—¿Cómo lo sabes? —pregunté.
—Te llevé a casa después de la fiesta de Vikki este verano…


Lo miré fijamente en la tenue luz del estacionamiento, esperando que terminara ese pensamiento. Casi había sacado el tema una vez antes, en el ascensor de la biblioteca, pero nunca había cruzado ese territorio. Me pregunté si ahora lo haría, si sacaría ese tema a colación y yo conseguiría respuestas para lo que había estado esperando.
Nick se aclaró la garganta.


—Estoy listo para salir de aquí, de todos modos.


Suspiré. Probablemente lo mejor era no conseguir mis respuestas. No podía aguantar resultar más herida esta noche.


—¿Miley? Vamos. En serio, te llevaré.


Pensé en discutir con él nuevamente, pero me sentía tan cansada, tan enfadada y tan perdida para siquiera intentarlo.
Tenía razón; no podía caminar a casa, y ¿a quién le pediría un aventón?
Estaba segura de que Mandy y las otras chicas estaba enfadadas conmigo por haberlas engañado con respecto a mi vida sexual, y de ninguna manera dejaría que Liam me llevara a casa después de lo que había sucedido.


—Bien —murmuré— Un aventón a casa estaría bien… gracias.
—No hay problema —dijo— Mi coche está en la parte trasera del estacionamiento.


Mientras atravesábamos el estacionamiento, escuché una ronda de aplausos elevarse desde el interior del gimnasio, y estuve segura de que la Sra. Romani acababa de coronar a Liam como el "Rey de Bienvenida".


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HOLA! XD
Dios, cuanto odio a Liam aquí! hahaha :B
Espero que les haya gustado estas partes :)
Gracias a las que comentan! 
Las amo a todas, espero que estén súper bien :D

3 comentarios:

  1. Mm q mal lo que lepaso a miley k verguenza primero q vio k su novio la enganaba y despues lo q pasoo nooo ps me gustio sigela

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  2. QUE FEO LO DE MILEY!! lIAM ES UN IMBECIL!!! ESPEROO EL SIGUIENTE SII?? XFAA NO TE TARDES!

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  3. OMGGGGG!! TENIA MESES SIN COMENTAR TU BLOG :/PERO YA ESTOY DEVUELTA! YA ESTOY AL TANTO Y TBM ODIO A LIAM EN LA NOVE -.- GRRR QUEEE HDP! U.U POBRE MILEY U.U ESPERO QUE DEMI LA APOYE :) Y A VER SI NICK PONE PRIMERA Y ADELANTA UNA CASILLAS, Y POR LO MENOS LA VUELVE A BESAS JAJAJAJA :D SEGUILA PRONTO PORFIIISS ;:D ♥

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