Selena aceleró el motor mientras me subía a la vieja camioneta de su madre. La señorita Teefey, antes Señora Gomez; volvió a utilizar su apellido de soltera después de su divorcio, podía tener un vehículo mucho más bonito. Cuando estaba casada con el padre de Selena, tenían un montón de dinero. El señor Gomez le había ofrecido comprarle un Lexus pero ella lo rechazó. A ella le encantaba el viejo y desvencijado Chevy, que adquirió durante el primer año de bachillerato. Su hija, por otro lado, lo odiaba. Especialmente desde el momento en que ese vehículo se convirtió en el único que podía conducir.
Definitivamente, Selena nunca hubiera rechazado el Lexus de su padre.
Desafortunadamente el señor Gomez había perdido todo lo que generosamente había poseído cuando concluyó el divorcio.
Ella estaba mirando a través del parabrisas hacia el caserón mientras me ponía el cinturón de seguridad. Tenía un pijama rosado decorado con ranas verdes debajo de su chaqueta, y su corto cabello sobresalía en todas direcciones. A diferencia de mí, Selena podía hacer que con aspecto desaliñado se viera linda y sexy. Y ni siquiera tenía que intentarlo.
—Hola. —le dije.
Me miró. Sus ojos repasaron mi cara en seguida, buscando algún signo revelador de problemas, y su frente se arrugó. Después de una corta pelea de miradas fijas, se giró y puso la camioneta en marcha, luchando un poco con la palanca de cambios.
—Está bien. —dijo mientras nos salíamos del camino de entrada— ¿Qué está pasando? Y no me digas que las cosas están bien porque levanté mi trasero a las siete de la mañana y muy bien podría retorcerte el cuello si no me das una respuesta sincera.
—Oh sí, porque las amenazas siempre son un buen recurso para animarme a hablar.
—No me vengas con esa mierda. —gruñó Selena— Solo estás evadiendo el tema, como siempre haces. Eso tal vez funcione con Demi, pero deberías saber muy bien que no funcionará conmigo. Ahora explícate. Empieza por contarme ¿por qué te estoy recogiendo en casa de Nick?
—Porque me quedé durante la noche.
—Claro, eso ya me lo había imaginado por mi cuenta.
Me mordí el labio, insegura de por que estaba ocultando la verdad. O sea, no era como si pudiera ocultarle la verdad a ella durante más tiempo. Ella podría averiguarlo todo pronto, así que ¿por qué no escupirlo ahora? Ahora que, de todas formas, Nick y yo habíamos terminado.
¿Estaba mintiendo, o realmente lo estaba ocultando a propósito ahora? ¿Después de todas estas semanas de secretos había desarrollado un hábito? ¿Y si lo hice, no era hora de dejarlo ya?
Ella suspiró y disminuyó la velocidad de la camioneta un poco.
—Dime la verdad, Miley, porque estoy muy confundida ahora. Confundida y molesta. Se supone que tú odiabas a Nicholas Jonas, y lo odiabas mucho.
—Lo odiaba —dije— Y todavía lo hago… o algo así.
—¿Algo así? Dios mío, deja de darle vueltas al asunto. Mira, las últimas semanas nos has abandonado a mí y a Demi. Apenas te vemos por que ya no haces ni una mierda con nosotras. Demi no lo dirá, pero ella piensa que ya no te gusta estar con nosotras. Está molesta, y yo también, por que nos has abandonado por completo. Siempre estas distraída y abstraída. ¡Y tú siempre le das la vuelta a nuestras malditas preguntas! Diablos, Miley, dame algunas respuestas… por favor. —la ira en su voz se rompió con una pequeña suplica de desesperación. Bajó la voz— Por favor, dime qué está pasando contigo.
Mi corazón me dolió cuando la culpa apretó mi pecho como una boa constrictor. Dejé salir un largo suspiro, sabiendo que no podía mentir más. Al menos, no acerca de esto.
—Hemos estado durmiendo juntos.
—¿Quién? ¿Tú y Nick?
—Si.
—¿Desde cuándo?
—Finales de enero.
Selena se quedó quieta durante un largo momento. Entonces, después de que lo comprendió, pregunto.
—Si tú lo odias, ¿por qué has estado con él?
—Por que… me hace sentir mejor. Con todo el drama de mis padres y también todo lo de Lucas… yo sólo necesitaba distraerme. Quería escapar de todo eso… ya sabes, de una forma que no fuera suicida. Dormir con Nick parecía una buena idea en su momento.
Me quedé mirando a través de la ventanilla, sin querer mirar la expresión de su cara.
Estaba segura que estaría decepcionada. O, de alguna manera retorcida, tal vez estaría orgullosa de mí.
—Así que… ¿ahí es donde has estado el último mes? —preguntó— ¿Has estado con Nick?
—Si. —murmuré— Cada vez que las cosas parecían ser demasiado, él simplemente estaba ahí. Podía aliviar el estrés sin volveros locas a ti y a Demi. Parecía una buena idea. Y de repente era una adicta… pero todo me atrapó, y ahora todo apesta más que antes.
—OH, DIOS MÍO, ¿estás embarazada?
Apreté los dientes y me giré para mirarla de frente.
—No, Selena, no estoy embarazada. —¿hablaba en serio?— ¡Dios! Soy lo suficientemente inteligente para usar un condón y he estado en control de natalidad durante tres malditos años, ¿de acuerdo?
—Está bien, está bien. —dijo Selena— No estás embarazada… gracias a Dios. Pero si ese no es el problema, ¿por qué las cosas apestan más que nunca?
—Bueno, por ejemplo, por que tú estás enfadada conmigo… y me gusta Nick.
—Bueno, chica, te estás acostando con él.
—No, lo que quiero decir… —sacudí mi cabeza y me giré para mirar a través de la ventanilla otra vez. Las pequeñas casas suburbanas de Hamilton pasaron por delante de nosotras, simples y limpias. Rodeadas por sus inocentes cercas. Yo mataría por ser simple y limpia como esas pequeñas casas. En cambio, me sentía complicada, y sucia y manchada— No me gusta él. —le expliqué— Me molesta como el demonio el noventa y seis por ciento del tiempo, y a veces no hay nada que me gustaría más que ahorcarlo hasta la muerte. Pero al mismo tiempo yo… yo quiero que él esté feliz. Pienso en él mucho más de lo que debería y yo…
—Tú lo amas.
—¡No! —grité girando para encararla— No, no, ¡No! Yo no lo amo, ¿ok? El amor es raro y difícil de encontrar y toma años y años para que suceda. Los adolescentes no se enamoran. Yo no amo a Nick
—Bien. —dijo Selena— Pero tú sientes algo por él ¿verdad?
—Si.
Ella me miró antes de volver al camino, medio sonriendo.
—Lo sabía, o sea… todos esos chistes que hice sólo eran para tomarte el pelo, pero sabía que algo pasaba después de que lo besaras.
—Cállate. —murmuré— Esto apesta.
—¿Por qué?
—¿Por qué qué?
—¿Por qué eso es algo malo? Y que si sientes algo por él. ¿No se supone que eso debería ser grandioso y emocionante y hacerte sentir mariposas en el estómago o lo que sea?
—No. —dije— No es grandioso ni emocionante. Es terrible. Es insoportable.
—Pero, ¿por qué?
—Por que yo nunca le voy a gustar a él. —Dios, ¿es que no era obvio? ¿No podía sumar dos más dos?— Nunca se interesará por mí de esa manera, Selena. Estoy perdiendo mi tiempo por pensar en que eso pueda pasar.
—¿Por qué no le ibas a gustar a él? —preguntó ella.
¿Acaso tenía un millón de preguntas o qué?
—Detente.
—No, estoy hablando en serio, Miles. —presionó Selena— Estoy muy segura de que no puedes leer mentes o ver el futuro, así que no veo cómo sabes que nunca le gustarás. ¿Por qué no le gustarías?
—No me estás gustando mucho ahora mismo. —apunté.
—Lo superaré. —dijo— Bueno, tarde o temprano. Pero, en serio ¿qué es lo que impide que le gustes a Nick?
—Yo soy la DUFF.
—Perdón, ¿La qué?
—DUFF.
—¿Eso es solo un mote?
—Las siglas de designed ugly fat friend. —suspiré— La chica fea del grupo. Esa soy yo.
—Eso es estúpido.
—¿Lo es? —dije con voz rota— ¿Es realmente estúpido, Selena? Mírate, mira a Demi. Ustedes parecen como si hubieran salido de un anuncio de Teen Vogue. No puedo competir con eso. Así que sí, yo soy la maldita DUFF.
—No lo eres. ¿Quién te dijo eso?
—Nick.
—¡Me estas jodiendo!
—No.
—¿Antes o después de acostarte con él?
—Antes
—Bueno, entonces, él no lo dijo en serio. —dijo Selena— Él ha estado acostándose contigo, ¿cierto?. Así que debe encontrarte atractiva.
Yo bufé.
—Mira de quien estás hablando, Selena. Nick no es particularmente quisquilloso cuando se trata de sexo. Podría verme como un gorila y aún así no vacilaría en acostarse conmigo, pero salir conmigo es una situación totalmente diferente. Él ni siquiera saldría con una chica de la Skinny Squad...
—Realmente odio cuando nos llamas así.
— … ¿Pero yo? Él nunca sería el novio de una DUFF.
—En serio, Miley. —dijo Selena— Tú no eres una DUFF. Si alguna de nosotras es la DUFF, esa soy yo.
—Que graciosa.
—No estoy bromeando. —insistió ella— Sigo molesta contigo, así que ¿por qué me mostraría amable contigo? O sea, yo soy como el horrible Bigfoot. Mido más de un metro setenta. Muchos de los chicos tienen que mirar hacia arriba para ver mi cara y a ningún chico le gusta ser más bajo que una chica. Al menos tú eres linda y bajita. Yo mataría por tener tu altura… y por tener tus ojos. Tienes unos ojos mucho más bonitos que los míos.
No dije nada. Estaba segura que ella se había vuelto loca. ¿Cómo diablos podría ser ella la DUFF? Incluso con su pijama de ranas lucía como si estuviera recién salida del certamen Miss USA.
—Si Nick no puede ver lo adorable que eres, él no te merece. —dijo— Sólo necesitas superarlo. Sácate a Nick de la cabeza.
Sí, claro. ¿Superarlo con quién? ¿Quién me querría? Nadie. Pero no podía decirle eso a Selena. Eso podría iniciar otra estúpida pelea y ni siquiera habíamos terminado la primera todavía, así que solo asentí.
—Y… ¿qué hay del chico Booth?
La miré, sorprendida.
—¿Douglas? ¿Qué ocurre con él?
—Tú has sentido algo por él desde siempre. —me recordó— Y te vi encima de él en la cafetería ayer.
—Él me abrazo. —le interrumpí— Yo nunca estaría encima de él.
Ella puso los ojos en blanco. Dios, no nos poníamos de acuerdo en nada.
—Lo que sea, la cuestión es que te estabas acercando a Douglas pero de repente tú estás…
Le lancé una mirada de advertencia.
—… de repente te gusta Nick. —concluyó.
—¿Cuál es el problema? —le pregunté.
—No lo sé. —suspiró— Es sólo que… siento que me has ocultado muchas cosas. Como si hubieras cambiado mucho y demasiado rápido. Me siento excluida ahora.
Más culpabilidad. Grandioso. Ella estaba echándome todo encima, pero creo que me lo merecía.
—No es mucho lo que he cambiado. —le aseguré. — Todavía siento algo por Douglas… pero no tiene importancia. Sólo somos amigos. Me abrazó ayer porque consiguió entrar en la escuela que quería y estaba muy feliz. Ojala hubiera pasado algo más que eso pero no pasó. Y lo de Nick sólo es…, es estúpido. Y eso es todo. Podemos hacer como si nunca hubiera pasado. Eso sería lo mejor, de verdad.
—¿Qué pasa con tus padres? ¿El divorcio? No has dicho nada sobre eso desde el día de San Valentín.
—Todo está bien. —le mentí— El divorcio sigue su curso. Mis padres están bien.
Me miró escéptica antes de volver la vista al camino. Sabía que yo estaba harta de todo pero, por una vez, no me presionó más.
Finalmente, después de un largo momento habló otra vez. Afortunadamente había cambiado de tema.
—Está bien ¿Y dónde demonios está tu coche?
—En la escuela. —dije— La batería está muerta.
—Que mal. Creo que tendrás que ir con tu padre para arreglarlo.
—Si. —murmuré.
Si puedo encontrarlo sobrio por más de diez segundos.
Hubo un largo silencio. Después de unos minutos, decidí tragarme el poco orgullo que me quedaba.
—Lamento haberte llamado perra ayer.
—Deberías hacerlo. También me llamaste presumida animadora snob.
—Lo siento, ¿sigues enfadada conmigo?
—Sí. —dijo— Quiero decir, no tanto como ayer, pero… realmente me dolió, Miley. Demiz y yo hemos estado tan preocupadas por ti, pero tú apenas nos hablabas a ninguna de nosotras. Te preguntaba y preguntaba si querías salir y tú siempre me evitabas. Entonces te vi hablando con Douglas cuando se supone que deberías estar hablando conmigo, y… yo estaba celosa o algo así. No pienses mal, pero… se supone que yo debo ser tu mejor amiga ¿sabes?, me sentí como si me hubieras echo a un lado. Y ahora, lo que de verdad me molesta es que durmieras con Nick en lugar de, simplemente, hablar conmigo.
—Lo siento. —murmuré.
—Deja de decir eso. No lo lamentes solamente. —dijo— El lamentarlo no cambiará las cosas. La próxima vez, piensa en mí. Y en Demi, también. Te necesitamos, Miles. Y sólo recuerda que estamos aquí para ti y nos preocupamos por ti… por alguna extraña razón.
Yo le sonreí.
—Lo recordaré.
—Sólo no me abandones de nuevo, ¿está bien? —las palabras salieron en un débil murmullo— Aún con Demi, me sentía muy sola sin ti… y no tenía a nadie genial con quien estar. ¿Sabes cómo apesta tener a Nicole como tu chófer? El otro día casi choca contra un pobre señor en bicicleta. ¿Te conté esa historia?
Condujimos por Hamilton un rato, sólo gastando gasolina y poniéndonos al día con todo lo que nos habíamos perdido. Selena sentía algo por un jugador de baloncesto. Estaba mejorando en inglés. Nada demasiado personal. Selena sabía mi secreto ahora; al menos una parte de él, y ya no estaba enfadada conmigo… bueno no muy enfadada. Me aseguró que yo tenía mucho más que reparar antes de las cosas estuvieran realmente bien.
Condujimos hasta que su madre llamó a las diez, exigiendo saber dónde estaba su camioneta, y Selena tuvo que llevarme a casa.
—¿Le vas a hablar a Demi de esto? —preguntó ella tranquilamente mientras doblaba hacia mi calle— ¿Sobre Nick?
—No lo sé. —suspiré, decidiendo que guardar secretos, no era buena idea. Eso sólo había empeorado las cosas aún más— Mira, puedes contárselo, cuéntalo si quieres. Pero yo no quiero hablar de eso. Yo sólo quiero olvidarlo, si puedo.
—Entiendo. —dijo Selena— Creo que ella debería saberlo. Es decir, ella es nuestra mejor amiga… pero le diré que lo estás superando. Porque eso es lo que estás haciendo ¿cierto?
—Cierto. —murmuré.
No pude evitar sentirme ansiosa cuando ella llegó a la entrada de mi casa. Me quedé mirando hacia la puerta de roble, y a las ventanas cerradas que dejaban ver la sala, y a nuestro simple y limpio jardín con la cerca de puntas. Nunca me había dado cuenta bajo que máscara vivía mi familia. Luego pensé en papá.
—Te veré el lunes. —dije, mirando a lo lejos para que ella no viera la preocupación en mi cara.
Luego me baje de la camioneta y comencé a caminar hacia mi casa.
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