Una vez de vuelta en la playa, ella se sentó junto
a Demi y ambas estuvieron leyendo una novela erótica en voz alta. Nick se
unió a Joe en la discusión que seguía a cada párrafo, pero bajo sus
carcajadas subyacía un deseo ardiente que fluía como la lava.
El sol comenzaba a ocultarse tras las montañas. Hubiera
deseado tener el poder de ponerlo tras el horizonte. Esperaba la oscuridad de
la noche para poder estar a solas con Miley. Deseaba estar a solas con ella para
hacerle el amor y explorar todos aquellos sentimientos tan poco frecuentes en
él.
-Ya es hora de reparar energías- dijo Joe-. ¿Vienes, Nick?
-Sí- contestó mirando a Miley.
Miley estaba preocupada por Demi. No creía que ninguno
de los dos hombres se hubiera dado cuenta, pero debía de estar sintiendo
bastante dolor. Quizá sólo otra mujer era capaz de notarlo en su risa, o en la
forma en que se revolvía en su silla y presionaba una mano contra su vientre
cuando pensaba que nadie la estaba mirando. Pero ella si la estaba observando.
Mientras los hombres reunían leña para encender el
fuego, Miley se inclinó sobre Demi y preguntó:
-¿Qué te ocurre?
-¿Por qué me preguntas eso?
-No finjas conmigo. Te duele algo.
-No, no es nada. Son sólo... punzadas.
-¿Y desde cuándo tienes esas punzadas?
-Desde hace poco- contestó Demi poniendo una mano
sobre el brazo de Miley-. Pero por favor, no montes un escándalo. He hablado con
muchas madres- y sé que es normal sentir este dolor. No te preocupes.
-No me preocuparía si estuvieras tranquilamente en
casa cerca de un teléfono y a pocas manzanas del hospital. Pero estando aquí
las cosas cambian. Ni siquiera podemos irnos, y no tenemos ningún tipo de
alarma o de sirena. Además en el manual pone muy claramente que no se debe
navegar de noche.
-Yo no necesito ir a ninguna parte- contestó Demi apretándole el brazo a Miley-. Me han venido muy bien estos días de descanso, Miley, y no voy a dejar que nada me lo eche a perder.
-Pero...
-Joe es fantástico, pero te he echado mucho de
menos, sobre todo en un momento como éste. Y no sabes cómo me alegro de que Nick y él estén hablando sobre sus problemas.
-Todo eso está muy bien, pero si vuelves a tener esas
punzadas no dejes de decírmelo. Tenemos un teléfono, podremos hacer algo.
-No creo que vaya a ser necesario. Además, ya sabes
cómo odio montar el espectáculo, sobre todo si yo soy el personaje principal.
Una hora más tarde, poco después de la cena, Miley se preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que pudiera escabullirse en la
oscuridad con Nick, cuando de pronto Demi gritó. Todos corrieron a su lado.
-Creo que... lo mejor será... que vuelva al barco.
¡Maldita sea!- exclamó doblándose sobre sí misma.
-¡Estás de parto!- exclamó Miley.
-No, no es verdad- contestó Demi con una
expresión desafiante-. Son sólo gases. Enseguida... ¡augh!
-Si eso ha sido un gas, vamos a tener que darte un
antiácido del tamaño de un bebé.
-No me hagas reír, Joe, me duele.
-Según tengo entendido el parto duele- contestó Nick mirándola.
- ¿El parto?- repitió Joe-. ¡Pero si sólo está de
siete meses! ¡El niño no está preparado todavía!
-Bueno son ya un poco más de siete meses... -dijo Demi.
-¿Es que estabas embarazada antes de que nos
casáramos?- preguntó Joe atónito.
-Un poco.
-¿Un poco? ¿Cuánto?- preguntó Miley.
-Seis semanas.
-¿Y no me lo dijiste?- gritó Joe.
-¡No quería que se enterara tu madre!
-¡Pero yo no se lo hubiera dicho!
-¡No podía estar segura!
-¡Oh, Dem!- exclamó Miley sintiéndose dolorida de
que su hermana no hubiera confiado en ella-. ¡Podrías habérmelo dicho!
-Tenía miedo de decírselo a nadie. -contestó Demi sintiéndose también dolorida-. No quería echar a perder la boda... o estas
vacaciones.
-Pero tu médico- añadió Miley-, tiene que saberlo.
No puedo creer que te haya dejado venir a...
-Es que no se lo dije exactamente.
-¡Demi! - gritó Joe con el rostro rojo de ira.
-¡Tenía que venir! ¡Todos teníamos que venir! Además,
los niños primerizos siempre se retrasan.
-Bueno- intervino Nick-, ya nada de eso importa.
Lo importante ahora es ir al barco.
-Tienes razón- contestó Miley retomando fuerzas de la
serenidad que mostraba Nick-. Vamos.
-¡Oh, Dios mío!- exclamó Joe-, ¡se está desangrando!
-No te preocupes, Joe, es normal en estos casos.
-Para ti es fácil decirlo- añadió Demi doblándose
de nuevo sobre el vientre.
-Bueno- comentó Joe ninguno de los dos terminamos
aquellas clases sobre preparación al parto.
-Pues ahora vamos a tener un cursillo intensivo- respondió Nick-. Vamos.
Tuvieron que levantar a Denu entre los tres. Ella
seguía con contracciones y quejándose, pero consiguieron subirla a bordo por fin.
-¡A mi cama!- exclamó Nick-. Sujétenla mientras
yo la despliego.
Miley y Joe sujetaron a Demi hasta que Nick volvió
para ayudarlos. Demi estaba pálida, pero Joe estaba lívido como el papel.
-Joe y yo la pondremos en la cama- le dijo Nick a Miley-. Mi maletín está en la cama de arriba de esa litera. Dentro está el
teléfono. Llama al 911.
-¿Y qué les digo que queremos? ¿Otro barco?- preguntó Miley.
-¡No, en barco no!- exclamó Demi.
-Entonces un helicóptero- intervino Nick-. Eso
será más rápido.
-No creo que vaya a poder aterrizar en esa playa
tan pequeña- contestó Miley sacudiendo la cabeza.
-En ese caso tendrán que aterrizar en el techo del
barco- sonrió Nick-. Para algo tenía que servir que fuera tan grande.
Miley encontró el teléfono de Nick y decidió hacer
la llamada desde la parte posterior del barco de modo que Demi no pudiera
alarmarse si surgía alguna dificultad. Después de unos cuantos frustrantes
minutos por fin cortó la comunicación y volvió a donde estaban todos.
-¿Vienen ya?- preguntó Joe a gritos.
-No exactamente. ¿Pero qué diablos es esto? -preguntó mirando a Nick tumbado sobre la cama inconsciente mientras Demi estaba sentada en una de las sillas de cubierta.
-Nick se ha desmayado- contestó Joe frotándole
la espalda a Demi-. Demi dice que se siente mejor sentada que tumbada.
-¿Desmayado? ¿Pero está bien?
- Sí, claro. Le pasó lo mismo cuando estábamos en
el bachillerato y consiguió una cita con Myra Oglethorpe. A veces, cuando el
estrés es muy fuerte, le ocurre. Me imagino que ésa es la causa. Enseguida recuperará
la conciencia.
-Así que tiene un punto débil. -murmuró Miley.
-Sí, pero luego odiará que le haya ocurrido esto, y
precisamente ahora.
-¿De verdad te sientes mejor sentada?- preguntó Miley volviéndose hacia Demi.
-Sí- asintió-. Creo que Nick no soportaba verme
sufrir. Él... ¡ah! - gritó agarrándose a los brazos de la silla al sentir una
nueva contracción.
-Por cierto- dijo Joe mientras seguía dándole un
masaje a Demi-, ¿qué has querido decir con eso de que no venían «exactamente»? No me ha gustado mucho
esa expresión.
-No hemos tenido mucha suerte que digamos
escogiendo el momento del parto. Ha habido un accidente múltiple de coches
durante una tormenta de arena y no quedan muchos helicópteros sanitarios
libres. Les he dado nuestra localización aproximada, y les he dicho que
estábamos en un barco encallado en una playa. Han dicho que eso les haría más
fácil nuestra localización. Vendrán en cuanto puedan.
-¿Y mientras tanto?
-Me han preguntado si disponíamos de alguien con
experiencia en partos, y les he dicho que sí.
-Sí, inconsciente, pero sí. -comentó Joe.
-No sabía que Nick se había desmayado. Esperemos
que vuelva en sí; mientras tanto ve lavándote.
Joe y Miley se quedaron mirándose el uno al otro,
y ella pudo observar cómo la duda se iba despejando del rostro de su cuñado
dando paso a la determinación. Entonces decidió que despertaría a Nick, aunque
sólo fuera para que fuese testigo de cómo Joe se hacía cargo de la situación.
Mientras Joe intentaba esterilizarse lo mejor que
podía en el fregadero de la cocina, Miley puso el ordenador de Nick en el
suelo, quitó la mesa y convirtió un grupo de bancos en una cama doble. Hablaba con Demi mientras lo hacía y controlaba la secuencia de las contracciones. Eran
bastante seguidas.
-Voy a buscar todas las almohadas que haya en el
barco, luego te subiremos encima. La verdad es que preferiría que te echaras
sobre la cama. Si no, Fifí va a caerse al suelo nada más nacer; y no está muy
limpio que digamos.
-¿Fifí?- repitió Demi consiguiendo sonreír a pesar
del dolor.
-O Gigi. Me figuro que le pondrás un nombre francés
para complacer a tu suegra.
-¡Oh, Miley!- exclamó Demi abriendo mucho los ojos-.
Me va a matar cuando se entere de esto. Quería hacer un vídeo del nacimiento.
-Con subtítulos, por supuesto.
-Miley! -rió Demi-, gracias a Dios eres... ¡oh!-
exclamó tapándose la boca antes de que saliera de ella un juramento.
-Yo te recomendaría que no te cortaras y que
juraras todo lo que quisieras. Confía en mí, tu bebé no va a aprenderse esos
tacos a pesar de las teorías de la señora.
-¿De qué teorías estan hablando?- preguntó Joe volviendo de la cocina con las manos en alto.
-Ya te lo contaremos luego. Ahora tienes trabajo.
Voy a por almohadas. Volveré enseguida.
-¡Tráete mi cámara!- gritó Demi mientras Miley desaparecía.
Cuando Miley volvió con almohadas, toallas y la
cámara, se encontró a Joe agachado junto a Demi. Le hablaba en voz baja con
las manos en alto intentando evitar ensuciarse. Demi, mientras tanto, le clavaba
las uñas en los hombros.
-Aguanta hasta que se te haya pasado- murmuraba-.
Ya está; ahora respira a bocanadas pequeñas.
-Te debo de estar haciendo daño- gritó Demi.
-En absoluto. Aguanta
-Ya está- contestó Demi dejando caer la cabeza y
relajando la mano-. Ya ha pasado.
-Arreglaré la cama- dijo Miley-, y luego trataré de
despertar a la Bella Durmiente.
-Sí. Yo me sentirla mejor si él estuviera conmigo-
dijo Joe.
Miley puso las almohadas haciendo un respaldo mientras
escuchaba a Joe ayudar a Demi con otra contracción.
-Si no terminaron el cursillo sobre preparación para
el parto, ¿cómo es que conoces las técnicas de respiración?
-Vi un programa en televisión- contestó él.
-Demos gracias entonces a la televisión- dijo Miley dejando la cámara sobre una repisa donde estuviera a mano y acurrucándose cerca
de Demi-. Y ahora vamos a ponerte encima de la cama, ¿quieres?
-Está bien. -contestó apretando su mano al sentir
otra contracción.
Miley se preguntó si su hermana tendría la
suficiente fuerza como para romperle los huesos, pero aguantó hasta que el
dolor cesó y por fin colocaron a Demi sobre la cama.
-Tendremos que quitarte el bañador, Dem.
-¿Pero y si se despierta Nick?
-Eh, hermanita, éste no es momento para...
-Te pondremos encima una sábana- intervino Joe-.
Es lo que hacen en los hospitales.
-Joe, te quiero. -dijo Demi con ojos llorosos-.
¿No lo amas tú también, Miley?
-Sí, claro, estoy loca por él. Te has llevado todo un
campeón, hermanita -contestó besándola en la mejilla-. Siéntate bien, te traeré
una sábana.
Miley volvió casi de inmediato, ayudó a Demi a
quitarse el bañador y la tapó con una sábana formando un hueco vacío bajo sus
rodillas dobladas. Y lo hizo justo a tiempo, porque nada más terminar, Demi gritó algo que nunca le había oído decir.
-¿Dem, te encuentras bien, cariño?- preguntó Joe.
-¡No me llames cariño!- contestó Demi pataleando-.
Y despierta a ese inútil de hermano tuyo. Ha llegado el momento. -Miley ahogó una
sonrisa y miró a Joe. Demi gimió en voz alta y luego comenzó a jurar-.
¡Odio a los hombres! -gritó respirando con dificultad-. Por lo que a mí
respecta pueden irse a la luna!
-Lo haremos, te lo prometo. -contestó Joe dándole
palmaditas en la rodilla-. En cuanto hayamos traído a otra preciosa niña a este
mundo.
-¡No pienso dejarla que haga el amor nunca! -gritó Demi desesperada.
-Entonces será una monja. -prometió Miley mientras humedecía
una toalla en el fregadero de la cocina y volvía para despertar a Nick. Le
mojó la frente y él gimió. Demi siguió jurando durante un rato, con cada
contracción. Seguramente había llegado el momento del parto-. Si me necesitan, solo llámenme.
Nick abrió en ese momento los ojos y la miró con
una expresión de confusión.
-¿Es Demi la que está chillando?
-Sí, el helicóptero no puede venir por el momento,
así que estamos haciendo de comadronas nosotros. Podrías ayudarnos.
-Me he desmayado -dijo cerrando mucho los ojos-,
¡maldita sea!
-¿Te encuentras mejor?
-Sí- contestó serio intentando ponerse en pie.
-Con calma. -dijo Miley al verlo titubear.
Acercó la silla en la que había estado sentada Demi y la puso justo debajo de él. Entonces él se sentó pesadamente.
-Eh, Dem, ¿qué tal estás?
-¡Dios, así que ahora voy a tener que aguantar a dos
Jefferson!
Joe se asomó por encima de sus rodillas y
preguntó:
-¿Qué hago, Nick?
-Dile que empuje. -contestó con voz temblorosa y
sudando.
-¡Empuja! -ordenó Joe con entusiasmo.
Demi siguió maldiciendo.
-¡Empuja, cariño! Así, eso es. ¡Ya viene!
Miley se dio cuenta de que Nick no tenía muy buen
aspecto, pero no tenía tiempo para atenderlo.
Recogió la cámara y se colocó a
los pies de la cama. Se arrodilló y buscó un hueco mientras Demi seguía maldiciendo y Joe traía con cuidado a su hija al mundo.
En el último momento se olvidó de hacer el vídeo y
las lágrimas inundaron sus ojos. El diminuto bebé comenzó a llorar, y Joe hizo lo mismo.
Finalmente bajó la cámara. Algunas cosas era imposible
captarlas. Joe levantó a la niña sin cortar aún el cordón umbilical y la puso
contra el pecho de Demi. Luego se inclinó para besar a su esposa en la frente,
y justo entonces comenzó a oírse el ruido de un helicóptero en la distancia. Nick gimió y se deslizó de la silla cayendo al suelo.
Cuando volvió a despertarse era un enfermero el que
lo miraba a la cara. Había vuelto a desmayarse.
Era un desastre. Intentó volver a sentarse.
-Calma -dijo el enfermero-, no se mueva demasiado
deprisa. Los padres siempre se desmayan en los partos.
-Yo no soy el padre, soy el tío.
-Así que pertenece usted a la clase de los sensibles.
No importa, no es algo de lo que deba sentirse avergonzado.
-Yo no soy de la clase de los sensibles.
Por fin se levantó y sacudió la cabeza como para
despejarse. El barco era un jaleo, todo el mundo se apresuraba de un lado a
otro lavando a la madre o a la niña para llevarlas en helicóptero al hospital
de Las Vegas.
Todos miraban a la saludable niña. Demi ya no sentía ningún
dolor y sonreía.
Nick sintió que por fin recuperaba sus fuerzas.
Había sido un verdadero milagro, pensó contagiándose
del espíritu de felicidad que reinaba entre los presentes.
Joe corría por el
barco dando palmaditas a los enfermeros en la espalda y prometiéndoles puros.
Su hermano había tenido una niña, pensó, y había sido él quien la había
traído al mundo. Y él mientras tanto no sólo no había sido de ayuda, sino que
había sido un estorbo. Resultaba humillante.
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¿Como estan? Lo siento si tardo en subir los capis, pero es que tengo demasiada tarea y trabajos >.<
En unos días ya subo el final de The DUFF, espero que les haya gustado el cap de hoy :)
Gracias por su paciencia, y no olviden comentar :D
Besos.