domingo, 28 de abril de 2013

The DUFF ; Cap 34.


—Oh Dios. —murmuré mientras Douglas y yo hacíamos un frenético intento por desenredarnos. Se arrastró fuera de mi cama y recogió su camiseta del suelo, su rostro estaba escarlata. Me agaché y cogí mi camiseta. — ¿Nick, que haces aquí? —Demandé.
—La puerta no estaba cerrada, —dijo él— No me oíste llamar… Ahora puedo ver por qué.

Sus oscuros ojos chocolate reflejaban sorpresa, convirtiéndose rápidamente en disgusto, y miraban directamente a Douglas.
¿Por qué estaba sorprendido?
¿Porque pensaba que nadie más podía retozar con la Duff?

—¿Pero qué estás haciendo aquí? —pregunté, sintiendo una súbita oleada de ira corriendo por mis venas. Me puse mi camiseta y me puse de pie.

—No me contestaste el teléfono. —murmuró Nick— Estaba preocupado, pero pareces estar muy bien. —fulminó con la mirada a Douglas por un momento antes de mirarme a mí de nuevo— Fue mi error.

Ahora era él el que parecía enojado.
Enojado y herido.
No lo entendía.
Miré a Douglas. Su camiseta estaba puesta y abotonada, y estaba mirando incómodamente a sus pies. 

—Oye, —dije. Me miró.— Volveré enseguida, ¿estás bien?

Él asintió.
Empujé a Nick hacia el pasillo con una mano y cerré la puerta detrás de mí con la otra.

—Dios Nick, —siseé, irritada mientras bajábamos las escaleras.— Siempre supe que eras un pervertido, ¿pero espiarme? Eso es un poco espeluznante.

Asumí que diría algo a eso. Algo arrogante y presuntuoso. O tal vez simplemente me fastidiaría, como siempre hacía. Pero solo me miró, había una expresión seria en su rostro. En absoluto no lo esperaba de Nick.
Silencio.

—Entonces, —dijo al final— ¿Tú y Booth están juntos?
—Sí. —contesté inquieta— Lo estamos.
—¿Cuándo ocurrió eso?
—La semana pasada… No es que sea asunto tuyo.

Otro golpe. Otro intento de hacer esta conversación normal. Pero no pico el anzuelo. 

—Cierto. Lo siento. —Sonaba tan incómodo. No parecía el tranquilo y confiado Nick al que estaba acostumbrada.

Otro silencio embarazoso.

—¿Por qué estás aquí, Nick?
—Te lo dije, —dijo él— Me preocupé. Me estuviste evitando durante la semana pasada en la escuela y cuando te llamé hoy, no respondiste. Pensé que tal vez te había pasado algo con tu padre. Entonces vine para asegurarme de que estabas bien.

Me mordí el labio inferior, una oleada de culpa se tendía sobre mí. 

—Eso es dulce, —murmuré.— Pero estoy bien. Papá se disculpó por lo de la otra noche, y está asistiendo a reuniones de A.A ahora, así que…
—¿Así que no ibas a decírmelo?
—¿Por qué tendría que hacerlo?
—¡Porque me importa! —gritó Nick. Sus palabras chocaron dentro de mí, aturdiéndome por un segundo— ¡He estado preocupado por ti desde que dejaste mi casa hace una semana! Ni siquiera dijiste porque te ibas, Miley. ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Solo asumir que ibas a estar bien?
—Dios. —Murmuré.— Lo siento. Yo no…
—¡Me estoy preocupando por ti, y tu estás jodiendo con ese pequeño pretencioso!
—¡Oye! —Grité— No metas a Douglas en esto.
—¿Por qué me estuviste evitando? —preguntó.
—No te estuve evitando.
—No mientas —dijo Nick— Estuviste haciendo todo lo que pudiste para mantenerte lejos de mí. Tú ni siquiera me miras en clase y prácticamente corrías a toda velocidad cada vez que me veías llegar. Incluso cuando me odiabas, no actuabas así. Tal vez me amenazaste con apuñalarme, pero tú nunca...
—Todavía te odio —Le gruñí— ¡Eres exasperante! Actúas como si te debiera algo. Lamento haberte preocupado, Nick, pero simplemente no puedo estar contigo nunca más. Me ayudaste a escapar de mis problemas por un tiempo, y aprecio eso, pero tengo que afrontar la realidad. No puedo seguir huyendo.
—Pero eso es exactamente lo que estás haciendo ahora —Siseó Nick— Estás escapando.
—¿Disculpa?
—No lo hagas Miley —dijo— Eres más inteligente que eso y yo también. Finalmente entiendo lo que quisiste decir cuando te fuiste. Dijiste que eras como Hester. Ahora lo entiendo. La primera vez que viniste a mi casa, cuando escribimos ese ensayo, tú dijiste que Hester estaba tratando de escapar. Pero todo atrapó a Hester al final, ¿cierto? Bueno, algo te atrapó finalmente, pero tú simplemente estas huyendo de nuevo. Sólo que él, Nick apuntó hacia mi habitación— Es tu escape esta vez. —Dio un paso más hacia mí, forzándome a estirar mi cuello aún más para ver su rostro.— Admítelo, Duffy.
—¿Admitir qué?
—Que estas escapando de mí, —dijo— Tu te diste cuenta de que estas enamorada de mí y te echaste para atrás porque te asustaste.

Me burlé como si fuese ridículo -deseando que fuese ridículo- y giré mis ojos, retrocediendo para enseñarle que no podía intimidarme, que no estaba en lo cierto.

—Oh por Dios. Supéralo. Eres tan condenadamente dramático, Nick. Esto no es una maldita telenovela.
—Tú sabes que es cierto.
—Incluso si lo fuera —grité— ¿qué importancia tiene? Puedes dormir con cualquiera, Nick. ¿Entonces qué, si me alejé? ¿Entonces qué, si tengo sentimientos por ti? ¡Sólo fui un polvo para ti! Nunca te comprometerías conmigo. Nunca te comprometerías con nadie, pero especialmente no con la Duffy. Tú ni siquiera me encuentras atractiva.
—Tonterías. —gruñó. Sus ojos se posaron en mi rostro mientras se movía hacia mí, otra vez.

Estaba tan cerca. Mi espalda estaba pegada a la pared y Nick estaba solo a unas pulgadas de mí. Había sido sólo una semana, pero parecían siglos desde que habíamos estado en esta clase de proximidad. Un escalofrío corrió por mi espalda mientras recordaba la forma en que sus manos se sentían sobre las mías. La forma en la que él siempre me hacía sentir deseada, incluso llamándome la Duff. ¿Lo hacía? ¿Me hallaba atractiva a pesar del apodo? ¿Cómo? ¿Por qué?

—¿Entonces por qué me llamabas así? —susurré— ¿Sabes cuánto duele eso? Cada vez que me llamabas Duffy, ¿Sabes qué me hace sentir cómo una mierda?

Nick parecía sorprendido.

—¿Qué?
—Cada vez que me llamas así, —dije— me estás diciendo lo poco que piensas en mí. Lo fea que soy. Dios, como puedes posiblemente hallarme atractiva cuando me tiras abajo todo el tiempo. —siseé las últimas palabras con los dientes apretados.
—Yo no… Sus ojos mirando sus zapatos un momento. Podía decir que él se sentía culpable. —Miley, lo siento.. —miró a mis ojos de nuevo— Yo no quise... —su mano se acercó buscando la mía.
—No. —le corté, alejándome de él. Me deslicé y di un paso lejos de la pared. No iba a dejarme acorralar. No iba a dejar que él tuviera el poder aquí.— Sólo detente, Nick.

No importaba si una parte de él me hallaba atractiva. Eso no cambiaba las cosas. Yo era simplemente otra chica con la que él se había acostado. Una entre muchas.

—Yo no signifiqué nada para ti. —le dije.
—¿Entonces por qué estoy aquí? —dijo, girando su cara hacia mí.— ¿Por qué demonios estoy aquí, Miley?

Lo fulminé con la mirada. 

—Te diré por qué. Tus padres te dejaron solo, así que tú llenas tu vida con aventuras sin sentido. Con chicas con las que tú nunca tendrías algo serio; chicas que prácticamente te adoran, para que ellas no te abandonen. La única razón por la que estás aquí es porque no puedes aceptar la idea de que alguien más se haya alejado de ti. Tu sensible ego no puede manejarlo y es más fácil hacer que yo te extrañe que hacer que tus padres regresen a casa.

Él estaba sin palabras, sólo mirándome con su mandíbula visiblemente tensa, por unos segundos.

—¿Acerté, Nick? —Escupí— ¿Acaso te entiendo tan bien como tú piensas que me entiendes?

Me fulminó con la mirada por unos minutos, largos minutos, antes de retroceder un paso.

—Está bien. —murmuró— Si es eso lo que quieres, me iré.
—Si. —dije— Deberías.

Se giró y abandonó la casa. Oí la puerta delantera cerrarse y supe que se había ido. Para bien. Respire lenta y profundamente para aclarar mi cabeza y caminé hacia mi habitación, donde Douglas me estaba esperado.

—Hola. —suspiré, sentándome en la cama, a su lado.— Lamento esto.
—¿Qué ocurrió? —él preguntó— No había estado escuchando a hurtadillas, pero había habido muchos gritos. ¿Estás bien?
—Estoy bien. —dije— Es una larga y complicada historia.
—Bueno, si alguna vez quieres hablar de ello —Douglas me sonrió nervioso.— Tengo tiempo para escuchar.
—Gracias, —dije.— Pero estoy bien. Todos tienen ropa sucia, ¿cierto? —"Bueno, todos excepto tú, Toby."
—Cierto —estuvo de acuerdo. Se inclinó y me besó suavemente.— Lamento que nos hayan interrumpido.
—Yo también.

Me besó, pero no pude disfrutarlo. Solamente seguía pensando en Nick. Le había visto tan herido. Pero eso es lo que quería cuando lo dejé, solo un poco, ¿cierto? ¿Por qué me extrañara? Traté de olvidarlo, queriendo perderme en los brazos de Dogulas. Pero no pude.

No de la forma en la que me era posible perderme con Nick.

Me aparté, repugnada conmigo misma. ¿Cómo podía pensar en Nick cuando estaba besando a un chico como Douglas Booth? ¿Cuál era mi problema?

—¿Ocurre algo malo? —preguntó Douglas.
—No es nada. —mentí— Simplemente… Probablemente deberíamos comenzar la búsqueda para nuestras redacciones.
—Tienes razón. —Para nada parecía irritado u ofendido o rechazado. Modales perfectos.

Una sonrisa perfecta. El chico perfecto.

¿Entonces por qué no podía ser perfectamente feliz?


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No sé ustedes, pero este es uno de mis capis favoritos♥
Espero que les haya gustado y por favor comenten (:

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